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La señora CARRERA.-
Señor Presidente, el Partido Socialista tiene un problema de fondo respecto de esta reforma constitucional.
Nuestra colectividad política no acepta que se intente cogobernar al país por medio de enmiendas de nuestra Carta Fundamental, lesionando en esta forma el sistema presidencial que nos rige, consagrado por la Constitución de 1925 y reforzado por la reforma constitucional que presentó el Gobierno democratacristiano y que aprobaron por unanimidad los representantes de su partido.
Críticas a la política y reforma agrarias democratacristianas.
Además, tenemos grandes críticas a la reforma agraria democratacristiana y a la política agraria de esa colectividad.
En primer lugar, era una política encaminada a la modernización del campo a costa de altos créditos para los terratenientes y con una reforma agraria tendiente a formar una capa intermedia campesina que se encargara de sofocar la creciente inquietud de los trabajadores agrícolas. Por ejemplo, como tuve oportunidad de denunciarlo en esa época, en 1969 se destinaba al sector campesino, a la gente que trabajaba la tierra, el 30% del crédito general del país. Pues bien, el 87%, de ese crédito se otorgaba a los latifundistas y el 13% era prestado por CORA o INDAP. Este ejemplo demuestra en forma muy clara para nosotros cuál era la política agraria de la Democracia Cristiana: en el fondo, un reforzamiento del latifundio, al que se otorgaba una gran cantidad de crédito, en tanto que sólo una pequeñísima parte de él se concedía a los verdaderos campesinos.
Por otra parte, la reforma agraria de la Democracia Cristiana, que actualmente debemos usar, tenía numerosos defectos. Por ejemplo, sólo permite expropiar el casco; no animales, maquinarias ni herramientas. Además, sólo podían ser asentados los trabajadores que hubieran estado más de tres años en el predio, lo que produjo, durante todo el proceso llevado a cabo por la Democracia Cristiana, una gran cesantía, pues había predios se formularon muchas denuncias al respecto, y algunas las hice yo donde había sólo quince obreros permanentes, pero también laboraban en él personas que no eran trabajadores permanentes, sino pequeños propietarios de las inmediaciones del fundo, etcétera, que a veces llegaban a 200 ó 300. Como decía, esto produjo una gran cesantía en el campo, que se hizo notar con gran fuerza.
En tercer término, la reforma agraria democratacristiana creaba nuevas grandes diferencias sociales en el campo. Hay muchos asentamientos por ejemplo, en este momento me viene al recuerdo el Asentamiento de Pupilla, cerca de Santa Cruz donde hay asentados, obreros asalariados permanentes y obreros temporales. De modo que las diferencias sociales en el campo volvían a producirse como en la época del latifundio.
La participación del campesinado en la planificación, ejecución y control de la política agraria era nula, y dejaba reservas excesivas. Además, dicha reforma fue aplicada con una timidez increíble, a pesar de que quienes la pusieron en ejecución fueron los promotores de esa idea. Apenas se expropiaron 600 predios, de los cuales, según declaraciones del propio señor Moreno, el 80% lo fue a petición de los propios dueños de fundos.
El señor HAMILTON.-
Mil doscientos, señora Senadora, que abarcaban más de tres millones de hectáreas.
La señora CARRERA.-
En todo caso, según declaración del propio señor Moreno, el 80% de las tierras fueron expropiadas a pedido de los propios dueños de los fundos. No puedo extenderme más en mi intervención, pero debo decir que existen pruebas de lo que estoy afirmando, que se produjo en muchos casos.
Críticas a la reforma constitucional propuesta por el Senador Moreno.
Entre las críticas a la reforma constitucional que ahora prepone el señor Moreno, podemos señalar las siguientes.
En primer término, no remedia ninguno de los defectos de la reforma agraria anterior. En seguida, las asignaciones individuales o a cooperativas, en el plazo de dos años, a campesinos qué hayan trabajado permanentemente en el predio, nos vuelve a la condición anterior de una gran cesantía en el campo. Las familias campesinas son cerca de 300 mil y los trabajadores activos en el campo alcanzan a unos 600 mil ó 700 mil. El número de los trabajadores permanentes no alcanza a más del 8% de los campesinos de este país. De modo que si antes de la reforma agraria de la Democracia Cristiana el 2% de los propietarios de la tierra tenía el 70% de los terrenos cultivables de Chile, ahora un 8% de los propietarios de la tierra tendrá ese mismo 70% A nosotros no nos interesa una reforma agraria que cambie de 2% a 8% el número de los propietarios de la tierra. Consideramos que lo correcto debe ser una reforma del agro para todos los campesinos chilenos, en la que estén presentes los intereses de todos ellos y no sólo un porcentaje.
El señor HAMILTON.-
¿Qué forma de asignación de tierras le gusta a la Senadora?
La señora CARRERA.-
Ya le voy a contestar, señor Senador. No se inquiete.
Señor Presidente, el comportamiento frívolo del señor Hamilton ha hecho que muchos señores Senadores sientan desagrado real cuando asisten a una sesión seria con él. Por eso, comprendo que algunos Senadores les hayan puesto el apodo de chiflota. Aunque no sé bien su significado, me parece que es algo desagradable.
El señor HAMILTON.-
Es un juego, señora Senadora.
¿Por qué no contesta mi pregunta?
La señora CARRERA.-
No se inquiete, señor Senador. Le voy a responder inmediatamente.
Señor Presidente, a pesar de las interrupciones frívolas del señor Hamilton, continuaré mi intervención sin detenerme.
Se pretende retrotraernos al latifundio.
El tipo de asignación individual que el Honorable señor Moreno pretende introducir con su reforma constitucional nos llevaría a una forma de propiedad que nos retrotraería al latifundio. Además, si se implantara una propiedad de tipo cooperativo inferior como la que el señor Moreno pretende llevar a cabo con su iniciativa que nos ocupa, también significaría que un pequeño número de campesinos serían los dueños de la tierra, mientras que la gran mayoría, el 92% de los trabajadores del agro chileno, tendrían que ser asalariados de aquellos dueños de cooperativas.
Por eso, nosotros auspiciamos una propiedad colectiva, pero de todos los campesinos, con un estudio hecho en colaboración con ellos mismos acerca de la forma más adecuada de tenencia de la tierra y que atienda, repito, al interés de todo el campesinado de nuestro país.
Aparte ello, el tipo de cooperativa o la asignación individual no permite en manera alguna la capacitación de los trabajadores del agro, por la cual los mismos democratacristianos dicen preocuparse tanto.
La reforma constitucional que estamos tratando podría conducir seguramente ése es el botón demagógico que están tratando de presionar, pero no les ha dado resultado a interesar a ese 8% de campesinos que quedarían dueños de la tierra en desarrollar y aumentar un afán de lucro, en desmedro de la planificación de la producción y del posterior desarrollo de nuestra agricultura.
Considero conveniente también decir algunas palabras respecto de la inexpropiabilidad absoluta de los predios de menos de 40 hectáreas básicas o físicas.
La disposición respectiva tiene graves inconvenientes. Deja fuera de la posibilidad de expropiar a los predios abandonados y a aquellos que los mismos propietarios desean que se expropien. Además, deja sin expropiar a los minifundios. Estamos de acuerdo con el Ejecutivo en que éstos puedan ser expropiados. Asimismo, al hacer inexpropiables fundos de 40 hectáreas físicas, se coloca en situación de privilegio a aquellas zonas de excepcional riqueza de la tierra, como es el caso de aquellas en que, según la tabla de conversión de la reforma agraria auspiciada por la Democracia Cristiana, basta poseer a veces tres o cuatro hectáreas para alimentar a una familia. Así ocurre en Arica, en Peumo y en otros lugares privilegiados. En este sentido, se estaría concediendo un privilegio a los predios ubicados en esas zonas.
También deseo decir algunas palabras sobre el Nº 18, nuevo, que el proyecto de reforma agraria propone agregar a la correspondiente norma de la Constitución.
De aprobarse ese inciso, el transporte y comercialización de toda clase de productos quedará exclusivamente en manos privadas.
Esta parte de la reforma está encaminada a dejar a nuestros conciudadanos en la indefensión cuando grupos de transportistas o de comerciantes quieran presionar, para cualquier efecto, con el hambre de la población, con las necesidades primordiales del pueblo, pudiendo dejarlos sin alimentos u otro tipo de artículos indispensables. El Gobierno no puede aceptarlo, y el propósito que he señalado no está sólo en la imaginación de los parlamentarios de Izquierda, pues ya lo vimos en el paro sedicioso con que se intentó derrocar al Gobierno en octubre del año pasado.
También nos oponemos al artículo transitorio que se refiere a la devolución de los predios expropiados después del 12 de junio, por ser contrario al interés de los campesinos y, además, por ser impracticable. Esa norma es una verdadera provocación al campesinado.
Además, deseo insistir en que, al pedir una asignación rápida de los predios, el señor Moreno está cayendo en una falsedad frente a los trabajadores del agro, porque él sabe que asignar los fundos es un trámite engorroso y difícil y que él mismo, en su oportunidad, apenas pudo expropiar poco más de cien fundos. Sin embargo, pretende que ahora se asignen a ese 8% de campesinos chilenos más de 3 mil 600 fundos en pocos meses y que, si no se puede hacer ese trámite, pasen ipso facto las tierras expropiadas a poder de ese 8% de los trabajadores agrícolas de Chile. En realidad, considero que esta actitud significa engañar y meter en una trampa al campesinado de nuestra nación y, también, el desarrollo de la agricultura.
Muchas gracias.
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