-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588167/seccion/akn588167-ds50-ds51
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3539
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/temporal/1292
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3539
- rdf:value = " El señor PABLO.-
La sencillez suele ocultar la trascendencia de los actos. Los hechos de mayor profundidad y significación en el espíritu del hombre no necesitan ni del ceremonial, ni de la propaganda, ni de los grandes aspavientos.
Por esta simple razón de humildad esencial o de sencillo deseo de servir, muchas de nuestras organizaciones surgen de la comunidad creadas por el hombre para la promoción del hombre sin otros objetivos que la materialización de las iniciativas de bien común o la realización de aquellas tareas que emanan del curso inagotable de las necesidades y aspiraciones de los pueblos que buscan el progreso.
El problema fundamental del hombre y de la sociedad de nuestros días sigue siendo, como al principio de los tiempos, aquel de los fines y los métodos que el desarrollo de la comunidad humana debe perseguir y practicar, para alcanzar las nuevas formas de dignificación; las nuevas dimensiones de la libertad económica, social y política; las nuevas relaciones de solidaridad; las nuevas prácticas de la justicia.
En consecuencia, uno de los temas que más preocupan a estadistas, científicos, profesionales y educadores; a la juventud y al pueblo todo, es el del desarrollo integral de las comunidades, expresadas en su sentido y dimensión regional, nacional, internacional o mundial.
El hombre económico, tanto como el hombre político, advierte hoy día, indistintamente, que los caminos del mundo que en este instante construimos sólo se pueden abrir dentro de la perspectiva de una comunidad de ideas, propósitos y acciones capaces de transformar las tareas, del cambio y del progreso en una empresa de integración y solidaria participación de los hombres de todos nuestros pueblos.
Desarrollo e integración son, por lo tanto, conceptos que se tocan e interrelacionan. Ambos implican un proceso dinámico de cambios; ambos requieren, para su eficacia, de las connotaciones de solidez y permanencia; ambos buscan el paso desde una fase menos humana a otra más humana, en el quehacer y en el vivir del hombre; ambos necesitan hacerse con rapidez y solidaridad.
El carácter social del desarrollo está dado en cuanto los fines y objetivos; la estrategia y los métodos de acción se determinan, en toda comunidad democrática, dentro de los términos del bien común, concebido como fin supremo de toda sociedad.
El sentido personalizador del desarrollo se advierte toda vez que la concepción filosófica, los métodos de acción, los medios y recursos, quedan supeditados al fin ético de dignificación de la persona humana y se someten, por lo tanto, al superior principio de respeto a la libertad del hombre y al objetivo de su pleno beneficio.
Si se resumen ambos puntos de vista, el desarrollo integral de los pueblos se entiende, en consecuencia, como el proceso que toca a la vida económica, social, cultural y política de las comunidades, para dar a ésta no sólo mejores niveles de vida, sino también los procedimientos de organización y relación humanas que hagan de la convivencia una forma concreta de liberación social.
Sólo a través de una armónica conjugación de esos factores se puede conseguir que el proceso se realice sin distorsión o sin peligro de error que pudiera tener gravedad incalculable.
El mero desarrollo económico es insuficiente, sin duda alguna, si los avances del proceso de producción, distribución, comercialización y consumo no se acompañan con los mejoramientos esenciales de las condiciones sociales, culturales y políticas del hombre.
El desarrollo social, a su vez, requiere de toda una gama de inversiones comúnmente no rentables a corto plazo, o simplemente no recuperables que sólo pueden realizarse si existe algún respaldo o garantía de la mayor eficiencia y rendimiento del proceso económico.
De modo similar, podemos decir que el desarrollo cultural es piedra base en la conquista de las metas económicas y de la transformación social acelerada. El cambio de cultura supone cambios de conciencia, de normas y pautas de conducta y, por ende, de posición del hombre frente a sus relaciones con el mundo social y físico que le es propio.
El desenvolvimiento político garantiza la validez, vigencia y eficacia de la institucionalidad, que; por medio de las normas sociales y jurídicas, debe constituirse en el marco legítimo del uso del poder y la autoridad, y del ejercicio del derecho.
Ahora bien: el común de la gente identifica el desarrollo con la expresión del desarrollo económico, que es aquel cuya finalidad se traduce en el mejoramiento de los niveles de vida de la población.
Es normal que así ocurra, porque toda comunidad busca una constante de crecimiento basada principalmente en cambios de sus modos de producción y en la expansión de su capacidad de empleo; en el uso completo de los recursos productivos de la economía dentro de una tecnología dada; en un proceso de renovación referido tanto a los términos de la productividad por unidades de inversión como a los términos, siempre cambiantes, de las demandas que emanan de las necesidades de la población. Asimismo, se examina cada vez con mayor detenimiento y con nuevos criterios todo el proceso de distribución del ingreso, y se tiene presente, como cuestión fundamental, que el desarrollo de la economía debe ser la resultante de un crecimiento armónico de los diferentes sectores productivos.
El proceso adquiere, de este modo, dos connotaciones esenciales: una primera condición, cuantitativa, que está referida necesariamente a los aumentos de la productividad, a la creación de nuevas fuentes de trabajo, al crecimiento o fortalecimiento de los mercados, al crecimiento demográfico; y una segunda condición, cualitativa, que toca principalmente a los problemas de una distribución equitativa de la renta y a una justa retribución de los factores productivos.
Si tomamos en cuenta que los mecanismos básicos en la generación y sostenimiento de los procesos de desarrollo son aquellos que se refieren al aumento de la tasa de acumulación de capital o del ahorro destinado a servir de fuente de financiamiento; a la incorporación de recursos ociosos, sean éstos recursos naturales o humanos, capacidad instalada en industrias y servicios, etcétera; a políticas gubernamentales como la tributaria, crediticia, cambiaría, de fomento a las inversiones y distribución del ingreso; al mejoramiento en el comercio exterior mediante la revisión de los términos del intercambio, la diversificación de las exportaciones, la creación de los mercados regionales, los controles al retorno de divisas y a la fuga de capitales; a la política educacional con relación al desarrollo de la capacidad empresarial y a la formación educacional y técnica, tendremos que concluir obligadamente que cualquier proyecto global de desarrollo, para el país o algunas de sus zonas, debe tener en cuenta, de modo preferente y principal, un adecuado diagnóstico de la realidad socioeconómica de la comunidad en la cual se pretenden realizar los programas de desarrollo; y, consecuencialmente, debe realizar la proyección de dichos mecanismos a través de las técnicas modernas del planeamiento y la administración.
Hago estas consideraciones de orden general porque, como representante en el Senado de una de las zonas que mayor vigor y dinamismo ha demostrado en el proceso general de transformación socioeconómica del país, he visto con especial satisfacción cómo han surgido en esas tierras iniciativas de valor inapreciable, auspiciadas por un organismo prácticamente desconocido en el ��mbito de las instituciones nacionales, pero no por eso menos importante para el destino de la zona: CIDERE.
Promover en forma integral y en todos sus aspectos el desarrollo de la región del Bío - Bío no es objetivo fácil de cumplir.
Empresarios, expertos en desarrollo, profesionales y técnicos de todo tipo vinculados principalmente a las actividades económicas de la zona y movidos por el interés de cumplir el objetivo señalado, decidieron constituirse en una corporación civil de derecho privado que denominaron Corporación Industrial para el Desarrollo Regional del Bío - Bío (CIDERE, Bío - Bío), con sede en Concepción, y a cuya existencia y labor quiero referirme en estos instantes.
Los problemas de retraso cultural, de inferioridad económica, de marginalidad social que se advierten en la región del Bío - Bío no habían sido, hasta hace algunos años, suficientemente examinados.
Los detalles específicos o las particulares caracterizaciones de la vida económica y social de la zona no habían entrado aún al campo de un estudio sistemático y planificado que tradujera en proyectos concretos lo que, hasta ese tiempo, eran simples perspectivas o aspiraciones de los distintos sectores de la población.
Hacía falta una organización, de tipo regional, que utilizara de modo práctico y positivo los estudios hechos a partir de la creación de la Oficina de Planificación Regional; los informes de organismos internacionales especializados; la capacidad de elaboración o de creación de la inteligencia entrenada de la zona; la capacidad de organización y administración de empresas, y la de participación de los sectores laborales, todo ello para producir un movimiento cada vez más vigoroso en torno de objetivos de desarrollo regional con un contenido económico y social suficientemente claro y categórico:
1) Acelerada expansión y diversificación de la producción;
2) Mejoramiento de la productividad;
3) Industrialización sustitutiva de importaciones;
4) Afluencia tecnológica;
5) Movilización de recursos internos y externos;
6) Expansión del comercio exterior, y
7) Cooperación e integración regional.
Sobre estas bases se hacía necesario formular, de modo explícito, los planes o proyectos de desarrollo de carácter global o sectorial.
Son integrantes del área regional las provincias de Arauco, Bío - Bío, Concepción, Malleco y Ñuble. En ellas, como conjunto, la vida económica reúne prácticamente todas las expresiones de la producción del comercio y del consumo, actividades que se han centralizado principalmente en Concepción y sus comunas vecinas, creando un gran centro de desarrollo de carácter industrial y comercial.
En esa unidad geopolítica y económica, CIDERE encuentra un campo suficientemente ancho como para poner en marcha proyectos de envergadura regional y nacional, y una realidad tan diversificada como para dar multiplicidad y variedad a sus iniciativas que buscan un desarrollo armónico de los distintos grupos humanos y de las diferentes realidades económicas de la zona.
CIDERE enuncia sus funciones principales de la siguiente forma:
a) Realizar o promover estudios generales o específicos de problemas regionales y de asuntos de interés para la región;
b) Colaborar en la formulación de planes de desarrollo específicos para la zona, así como en planes de desarrollo de carácter general, para la misma;
c) Analizar los planes que se adopten para el país en general, considerando su influencia sobre la zona y la participación que pudiera corresponder al sector industrial universitario, formulando las observaciones que estimare pertinentes;
d) Tomar contacto y mantener relaciones con instituciones nacionales y extranjeras que, de manera directa o indirecta, puedan contribuir a la realización de los fines de la Corporación;
e) Propender a la creación de organismos que colaboren al desarrollo regional;
f) Formular proposiciones tendientes a encauzar las actividades e investigaciones de otras entidades hacía, los fines más útiles para la zona;
g) Colaborar en la búsqueda de fuentes y formas de financiamiento para obras de desarrollo regional;
h) Proporcionar a los organismos del Estado la mayor información posible, que pueda ser de utilidad para el mejoramiento de la región, e
i) Prestar su colaboración a cualquiera iniciativa, concordante con su objeto, que pueda traducirse en beneficio para el país.
En cumplimiento de estas funciones, CIDERE ha planificado y realizado su acción con un rigor científico y una eficacia poco comunes, estableciendo para sus proyectos a lo menos cinco fases o etapas, que se pueden describir como:
1).- Identificación de ideas beneficiosas para él desarrollo socioeconómico de la región;
2).- Determinación de la factibilidad de las mismas;
3).- Promoción y apoyo para hacer efectiva su materialización;
4).- Asistencia técnica para quienes acometen su materialización, y
5).- Fomento de la exportación o comercialización de los productos que se obtengan.
El espectro de sus intereses o su campo de acción abarca los problemas del agro, del litoral, de la minería e industria extractiva, de la industria manufacturera, del aprovechamiento industrial de productos o subproductos de la flora regional, de la capacitación profesional y técnica, etcétera.
Sólo en la programación del año 1972, CIDERE incluyó 19 proyectos de importancia innegable, todos los cuales han sido acometidos, porque se ajustan a criterios básicos de operación o factibilidad.
Preferentemente se busca que cada proyecto haga aprovechable alguno de los recursos naturales de la región; que su materialización requiera una baja inversión por cada nueva plaza de trabajo originada; que su tecnología esté debidamente adecuada al medio local o regional; que permita, en lo posible, absorber mano de obra no calificada, ubicada en zonas rurales; que pueda ponerse en marcha a corto plazo; que los costos de operación estén circunscritos a los valores de la mano de obra y de los recursos naturales que entren a utilizarse, y, finalmente, que estén ubicados, preferentemente, en zonas rurales.
Sabido es que nuestros pueblos son débiles en acumulación de capital y generosos en la oferta de mano de obra.
La tecnología foránea, mientras más excelsa o refinada, significa una más alta inversión y un menor grado de ocupación para el recurso humano ocioso, razón por la cual toda estrategia integral de desarrollo debe considerar, al mismo tiempo, la aplicación, en cada zona, de aquella tecnología más sencilla que permita adecuar la capacidad económica, el recurso humano y la técnica a un proceso de integración gradual en el que el objetivo fundamental es permitir la mayor apertura de los campos ocupacionales con mínimo de inversión y las más altas tasas de rentabilidad posibles.
De esta manera, se cumple el objetivo social de incorporar grandes masas marginales al mercado y con ello encontrar el gran desarrollo al fortalecerse y dinamizarse el proceso de producción a través del consumo.
De entre las principales realizaciones del año recién pasado, vale la pena destacar:
a) Centro educacional.
Ya es una realidad, en Talcahuano, el Centro Educacional Rey Balduino de Bélgica, casa de estudios destinada a la alta capacitación técnico profesional, para cuadros medios de trabajadores industriales.
La donación de 1.800.000 dólares, del Gobierno belga al pueblo chileno, fue administrada por CIDERE, y el costo por metro cuadrado de edificación resultó 40% más bajo que el de la construcción educacional del país.
Allí, provenientes de distintos lugares de la zona, se educan unos 900 adultos al año, en jornadas diurnas y nocturnas.
b) Crianza de ranas comestibles.
Es una industria del agro que, por las condiciones del medio y su sencilla tecnología, ha permitido establecer, en 1972, ocho criaderos, técnicamente asistidos por CIDERE, que ha difundido, en la región, las técnicas elementales de crianza, faenamiento y comercialización.
c) Cultivos en coberteras.
El mejoramiento de la productividad de los suelos hortícolas y la creación de fuentes de trabajo invernal para numerosísimos horticultores, son dos de los objetivos que se cumplen con los programas desarrollados en la zona, siguiendo la tecnología creada por CIDERE. El cultivo invernal intensivo, apropiadamente protegido de la intemperie, es hoy una técnica que se aplica en lugares como Chillancito, Arauco, Santa Juana, Monte Aguila, Coelemu, San Pedro, Florida, Chigua- yante y Curapalihue.
Las toneladas de alimentos que se producen en numerosos predios dedicados al cultivo de hortalizas han permitido satisfacer, en parte, la creciente demanda de la zona y vigorizar el proceso económico en las zonas agrícolas próximas a los grandes centros de consumo.
d) Compostación de aserrín de madera.
Numerosos predios agrícolas de Cabrero, Concepción, Chillán, Victoria, Yumbel y Yungay han llegado a cuadruplicar sus rindes en cosechas de cultivos hortícolas, al aplicar humus proveniente del aserrín tratado por procedimientos traídos a la región por CIDERE. Esa técnica permite la compostación del aserrín a bajo costo y en corto tiempo, y significa una fuente de trabajo para mano de obra no calificada, mediante el aprovechamiento de un subproducto normalmente desperdiciado hasta ahora.
e) Deshidratación de vegetales silvestres.
La Corporación desarrolló un modelo de deshidratadora artesanal que se instaló en 27 puntos diferentes de la región, dando trabajo a numerosos grupos familiares rurales.
Estas pequeñas plantas, destinadas al procesamiento de especies silvestres como el hongo llamado comúnmente callampa de pino y la rosa canina, conocida como mosqueta o coral han producido un efecto inmediato en el desarrollo socioeconómico de los lugares en que fueron instaladas y han llegado a decuplicar los ingresos de los grupos que las operaron.
En el caso de la recolección y deshidratación de la rosa mosqueta, se tuvo presente que esta planta silvestre cubre unas 12.000 hectáreas y llega a rendir, como promedio, unos 800 kilogramos por hectárea, lo que crea un campo ocupacional para unos 1.500 recolectores, cuya labor produce un ingreso global diario de 500.000 escudos, aproximadamente.
El destino industrial que hoy se da a la rosa mosqueta permite que ella compita en el mercado internacional, abriendo para el país un nuevo rubro de exportación, que produce un ingreso de unos 300.000 dólares, los que vienen a favorecer nuestra débil economía, dentro de la zona.
Otros rubros de agro-industrias que se han ensayado en la zona son la destilación de aceites esenciales y de óleo-resina. Ellas han llegado a producir Eº 30.000 por hectárea de eucaliptos y Eº 50.000 por hectárea de pino, respectivamente.
El simple expediente de aprovechar la hoja del eucalipto que se explota regularmente en la zona o el de resinar pinos adultos durante los tres años precedentes a su explotación, permite hacer aprovechables esos subproductos antes no utilizados y ocupar gran cantidad de mano de obra ociosa, aplicando sencillas técnicas con una muy baja inversión, que resulta altamente productiva.
El aprovechamiento de los yacimientos de ágatas, de roca basáltica de la zona precordillerana, de esquistos bituminosos en Lonquimay, de kieselguhr en la provincia de Arauco, de quiastolitas o piedras cruces (semipreciosas) en la localidad de Laraquete, son algunas de las iniciativas que están en vías de realización en el campo de la industria extractiva y minera.
La producción de tanino curtiente obtenido de corteza de pino, la obtención de ácido piroleñoso y alquitrán de madera, el aprovechamiento del maqui como colorante, la fabricación de mantequilla de avellanas, etcétera, son algunas de las empresas que están en proceso de experimentación, estudio o investigación dentro del campo del aprovechamiento industrial de los recursos naturales del sector agrario.
Hacer que las tierras de la región vuelvan a tener la fertilidad de antaño y se detenga el proceso de degradación por erosión que sufren los suelos de la hoya del Bío - Bío, es otro de los objetivos que está en vías de cumplirse, aunque sea de modo experimental, gracias a los esfuerzos de CIDERE.
Con la acción concertada de diversos organismos nacionales para la aplicación de un plan específico de conservación de suelos y aguas en la región, y con el apoyo del Centro de Geografía Aplicada de la Universidad de Estrasburgo, CIDERE ha mantenido la preocupación de los sectores vinculados al agro, en torno de un plan integral de recuperación de terrenos para la agricultura.
La fabricación de herramientas, de termómetros clínicos y el mejoramiento de las técnicas en la fabricación de ladrillos, son otras tantas experiencias que tienden a diversificar las fuentes de trabajo, con absorción de mano de obra en escala considerable y con aplicación de tecnologías adecuadas a la zona.
Sería largo seguir enumerando avances, éxitos y servicios prestados por CIDERE a la comunidad.
Sólo he querido hacer resaltar, en esta oportunidad, el ejemplo que da una corporación que no persigue fines de lucro y que, por lo tanto, ofrece, en sus actividades, un gratuito y permanente beneficio a toda una región. Si se le mira desde este punto de vista, resulta fácil comprender que las realizaciones de CIDERE en cualquiera de los campos mencionados, tienen el valor de un verdadero ejemplo en materia de participación y de aporte para el desarrollo autónomo de las distintas regiones geoeconómicas de la nación y constituyen una experiencia realmente trascendente para Chile.
La existencia de esta corporación y su labor que naciera con las características del silencio y la humildad provincianas se deben a la fe, la constancia, el tesón, el desinterés y espíritu comunitario de hombres y empresas industriales, del área social o privada, del área textil, minera, agrícola, pesquera, de comunicaciones, educacionales y de servicio público.
Para servir a Chile, están estos chilenos.
Por eso es justo que en esta sala, como en cualquier rincón de nuestra patria, se diga, con énfasis y claridad, que, sin boato público, sin figuración ni propaganda, sin ánimo de vestir oropeles, existe en Concepción una institución que surgió como muchas de las obras trascendentes en medio de la sencillez y del silencio.
CIDERE reúne a los hombres que en la región del Bío - Bío quieren construir y aportar y vivir la solidaridad de modo real y permanente.
A ellos, mi felicitación y mi homenaje.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588167
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588167/seccion/akn588167-ds50