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- rdf:value = " El señor PALMA.-
Me parece del todo interesante el enfoque que en las últimas intervenciones se ha dado al papel que las Fuerzas Armadas deben jugar dentro de nuestra vida cívica, porque ellas siempre han sido el pilar fundamental de nuestras instituciones, como esperamos que lo sigan siendo. Pero su participación no se ha limitado en los Gobiernos anteriores a asuntos propiamente militares, como se ha pretendido insinuar aquí.
En efecto, durante el Gobierno pasado, por ejemplo, personal de las Fuerzas Armadas asumió el control de todas las actividades en determinadas regiones del país con ocasión del terremoto. Lo mismo ocurrió cuando debimos enfrentar problemas tan serios en el Norte como la carencia de agua y, en un momento determinado, las dificultades de alimentación de la población, o como cuando en el Sur del territorio surgieron problemas relacionados con la reforestación y los incendios de bosques, aspectos tan ligados con la ecología y que comienzan a preocupar profundamente a los chilenos. Las Fuerzas Armadas desempeñaron en forma permanente una importante función a través de un organismo que trabajó en contacto permanente con el Presidente de la República.
Confiamos en que, dentro de esta línea, se mantendrá y acentuará la participación de aquellas instituciones, porque las condiciones del proceso social y económico del país van cambiando y es evidente que todos los sectores están obligados a participar en mayor medida y a aportar sus conocimientos. Pero también confiamos en que no se buscará, mediante una política como la que aquí se ha descrito un objetivo de concientización, para llevar a los institutos armados a participar en un proceso político que puede conducirlas a cumplir papeles tan lamentables como los que han desempeñado las instituciones de otros países - de todos los de América del Sur, para ser más exactos, con la sola excepción de Chile - en diversas oportunidades.
El señor GARCIA.-
Y las de Uruguay.
El señor PALMA.-
Tal vez las de Uruguay.
Por eso, estoy entre quienes aplauden que en el momento actual se procure mejorar la situación de las Fuerzas Armadas, porque ello forma y debe formar parte de la política general que el país exige en el presente.
Creemos que la iniciativa es justa en lo global, aunque, por cierto, no satisface todas las necesidades de los institutos castrenses. Desde luego, el solo hecho de aplicarse dos políticas distintas en la materia de reajustes - una para el primer semestre del año en curso y otra para el segundo - indica que no se ha podido enfrentar el problema con la amplitud con que debió haberse hecho. Además, demuestra que el Ejecutivo está perfectamente consciente de que en el segundo semestre del año en curso el proceso inflacionario habrá alcanzado un ritmo tan acelerado que, realmente, las Fuerzas Armadas requerirán un reajuste de 81.40%, como el que se dará a algunos funcionarios como resultado de la aplicación de la ley en proyecto. No creo que pueda considerarse carente de base esta afirmación. Por el contrario, en el curso de los últimos meses estamos viendo una verdadera estampida inflacionaria, cuyo ritmo el país no puede prever en estos momentos. Si comparamos lo que aconteció en los últimos meses de 1970 con lo acaecido en igual período el año pasado, encontraremos algunos datos que es verdaderamente importante considerar a propósito de los reajustes.
En efecto, en octubre de 1970 el crecimiento mensual de los precios fue de 0,3%; en octubre de 1971, de 1,7%. En noviembre de 1970, el aumento fue de 0,6%; en el mismo mes de 1971, de 2,7%. En diciembre de 1970 la variación fue de 0%, según declaraciones del Instituto Nacional de Estadísticas, en tanto que en diciembre de 1971, según ese mismo organismo, fue de 2,8%. En enero de 1971, ya consolidado el Gobierno del Presidente Allende, el crecimiento de los precios alcanzó a 1,4%. En el mismo mes de 1972 llegó a 3,7%, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas.
¿Cuál será el crecimiento de los precios durante el mes en curso si consideramos el monto de las alzas que se han acordado oficialmente, al margen de aquellas del mercado negro? Realmente, no lo sabemos. Pero sí puedo completar este informe con los siguientes antecedentes: entre noviembre de 1970 y noviembre de 1971 el alza del costo de la vida fue de 18,9%. Y entre enero de 1971 y enero del año en curso - me salto los datos intermedios -, la variación del índice de precios ya había subido en 25%, puesto que entre diciembre y diciembre de uno y otro año había alcanzado a 22,17c, como todos recordamos. Es muy probable que entre febrero de 1971 y febrero del año en curso - ya estamos a 23 -, la variación supere el 30%. Con cualquiera de los indicadores que nos quedemos podremos encontrarnos con los siguientes datos y consecuencias: si se mantiene para los meses restantes la misma tasa de inflación que ha habido este año, que en el mes en curso ya ha sido casi duplicada, el alza del costo de la vida en el año llegaría a 55%. Si se mantiene la tasa media de diciembre de 1971 a enero de 1972, llegaría a 47%. Y si se mantuviera la que hubo entre noviembre de 1971 y enero de 1972 - la que, como ya sabemos, se ha disparado durante el curso de este mes -, llegaríamos a una inflación de 44%. En estas circunstancias, es perfectamente explicable que a las Fuerzas Armadas, que, ciertamente, han estado postergadas desde muchos puntos de vista en materia de sueldos y salarios, se les deba dar estos reajustes especialísimos, caracterizados por ser mucho más altos en el segundo semestre que en el primero. De seguro que los economistas que asesoran a los Ministros de Hacienda y de Economía estarán muy conscientes de que el proceso de inflación que el país está comenzando a vivir en forma verdaderamente acelerada podría desembocar en una situación similar a la existente en la etapa previa al funcionamiento de la Misión Klein-Saks.
Por estas razones, concurriré a la aprobación general del proyecto, pero participo de la observación del Honorable señor Carmona en el sentido de que es absolutamente necesario modificar la fórmula de financiamiento que aquí se propone, que presenta dos características extraordinariamente curiosas, las cuales deseo destacar.
En primer lugar, se trata de un financiamiento basado fundamentalmente - diría que en un 90% - en los impuestos indirectos. No olvidemos todo lo que se ha dicho y lo que se dice en el programa de la Unidad Popular en contra de este tipo de tributos.
La segunda característica - a mi juicio, curiosa - del financiamiento es que contribuyen a él las mismas personas que resultarán beneficiadas con los reajustes. ¿Quiénes son en este país los que viven en casas D.F.L. 2 o se benefician con las ventajas de ese sistema?
El señor VALENTE.-
¿Cómo financiaban ustedes los proyectos de reajustes?
El señor PALMA.-
Aumentando los impuestos directos en proporción inmensamente mayor que lo que lo ha hecho este Gobierno durante los dos años que lleva en el Poder.
Digo que resulta curioso que todo el financiamiento del proyecto, que, con pequeñas modificaciones, obedece al planteamiento original del Ejecutivo, afecte a los propios beneficiarios del reajuste. ¿A quiénes afectan las modificaciones al sistema D.F.L. 2? Principalmente, en comparación con otros sectores del país, a los oficiales, capitanes, tenientes, sargentos, suboficiales en general, porque ellos son, precisamente, los que más se han favorecido con las franquicias de aquel sistema.
El señor FERRANDO (Vicepresidente).-
Ha terminado su tiempo, señor Senador.
El señor VALENTE.-
Los impuestos no afectan al personal de las Fuerzas Armadas.
El señor PALMA.-
¿Cómo puede una persona como Su Señoría hacer esa afirmación, cuando sabe que todo impuesto incide en los precios?
El señor FERRANDO (Vicepresidente).-
Ha terminado su tiempo, señor Senador.
El señor PALMA.-
Termino señalando que, respecto del financiamiento, propondremos fórmulas totalmente distintas, que no recaigan sobre los beneficiados con los reajustes, a fin de evitar que se les trampee el beneficio que se les otorga.
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