-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588450/seccion/akn588450-ds80-ds81
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1617
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588450/seccion/akn588450-ds80-ds81-sp125
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588450/seccion/akn588450-ds80-ds81-sp124
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588450/seccion/akn588450-ds80-ds81-sp123
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588450/seccion/akn588450-ds80-ds81-sp122
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/temporal/1292
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/224
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/76
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/4403
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/322
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1219
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/temporal/1292
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/321
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2518
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/513
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/957
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/temporal/1107
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1617
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/323
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1005
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1933
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1964
- rdf:value = " El señor TEITELBOIM.-
Señor Presidente, el 3 de mayo la Cámara de Diputados de Chile aprobó dos proyectos de acuerdo que declaran su repudio a la agresión del imperialismo norteamericano en Vietnam, y piden, tanto al PresidenteNixon como a la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el retiro de las tropas norteamericanas en Vietnam.
Dicha rama del Congreso no pudo permanecer indiferente a los serios acontecimientos que se desarrollan en la península de Indochina. En la discusión que se produjo en esa oportunidad participaron los Diputados Mariano Ruiz Esquide, del Partido Demócrata Cristiano; Gladys Marín, del Partido Comunista; Gerardo Espinoza, del Partido Socialista, y Clemente Fuentealba, del Partido Radical.
El Diputado democratacristiano presentó un proyecto de acuerdo que fue aprobado prácticamente por unanimidad, con la sola abtención del Partido Nacional. En virtud de ese documento, la Cámara tomó la siguiente resolución:
1) Reiterar su enérgica condenación a la intervención armada de los Estados Unidos de América en Vietnam, como contraria a las más elementales normas morales y jurídicas que rigen la convivencia internacional.
2) Instruir al Presidente de la Cámara de Diputados para que, en nombre de ella, solicite al Presidente de los Estados Unidos de América el inmediato retiro de las tropas norteamericanas en Vietnam y en todo el sudeste asiático.
3) Solicitar al Ministro de Relaciones Exteriores que, ante los organismos internacionales que corresponda, denuncie esta intervención, así como todas aquellas que importan un desconocimiento del principio de la autodeterminación de los pueblos, llamando la atención que Chile siempre se mantendrá atento a denunciar cualquiera transgresión a estas fundamentales normas que rigen la comunidad internacional.
Una iniciativa semejante.
Por otra parte, la misma Cámara de Diputados aprobó igualmente, con la abstención lógica del llamado Partido Nacional, un proyecto de acuerdo presentado por los parlamentarios de la Unidad Popular, que en su aspecto resolutivo establece lo siguiente:
1) Respaldar plenamente la lucha del pueblo vietnamita y expresar su exigencia de que se ponga término a la agresión norteamericana.
2) Enviar un cable a la Cámara de Representantes de Estados Unidos y a las Naciones Unidas, pidiendo el cese de los bombardeos norteamericanos a la República Democrática de Vietnam, y exigir el retiro inmediato de las tropas norteamericanas de Vietnam.
3) Saludar la resolución del Gobierno chileno de establecer relaciones con la República Democrática de Vietnam.
Si tales acuerdos de la Cámara de Diputados chilena se tomaron hace cerca de una semana, hoy día, por cierto, la situación producida en la península de Indochina resulta muchísimo más grave, y tiene que preocupar e inquietar al mundo entero. Es la respuesta al fracaso de la llamada política de vietnamización, consistente en que vietnamitas maten a vietnamitas, fracaso demostrado en los espectaculares avances de los patriotas de Vietnam del Sur, que puede señalarse por la gran victoria coronada por la toma de la capital provincial de Quang-Tri. Ello significó para la política norteamericana el fin de todas las ilusiones en cuanto a que pudieran mantener la agresión en Vietnam confiando en el apoyo de los vietnamitas.
Una guerra emancipadora.
La verdad es que para los vietnamitas ésta es una guerra de liberación. Es como la lucha por nuestra independencia en los años 1810 a 1814, y luego de 1817 a 1818. Resulta evidente que los norteamericanos pueden contar con generales corruptos, los gobernantes de Saigón. Pero sin duda que estos generales, que ordinariamente mueren en la cama y no pelean directamente en los campos de batalla, han sido abandonados por los soldados del ejército títere, porque ellos carecen de toda moral de combate. En el fondo, son parte del pueblo vietnamita. Por lo tanto, no están dispuestos a seguir luchando contra su propia patria. No los alienta una pasión enaltecedora o un sentimiento inspirador que los mueva al heroísmo. Por el contrario, tal hecho los conduce más bien a la deserción.
El derrumbe de una estrategia.
Así, hemos visto el derrumbe de los frentes de batalla establecidos laboriosamente por el imperialismo norteamericano, por el general Abrams, por los asesores yanquis, por las tropas norteamericanas. Uno de sus portavoces, en un momento dado, llega a confesiones que el cable transmite y que, por lo claras y cínicas, resultan abismantemente decidoras. Expresa: Debemos ser prácticos. Es muy posible que tengamos que marcharnos, y en esta situación habrá barcos en la retirada sólo para los soldados norteamericanos. No se descarta, entonces, según dicha declaración, que las tropas vietnamitas del Gobierno de Saigón, al verse abandonadas, ataquen a las tropas norteamericanas. O sea, a las tropas de sus amos, junto a los cuales teóricamente han luchado hasta el momento.
El desplome de toda la estrategia de la vietnamización ha llevado al Presidente Nixon a una acción gravísima y desesperada que pone de nuevo al mundo ante el peligro de la extensión de la guerra, llevándola más allá del Vietnam, Laos y Camboya. Efectivamente, anoche el Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, anunció el bloqueo con minas de los puertos norvietnamistas. Mediante un anuncio hecho por la televisión, indicó también que habría ataques aéreos y navales contra objetivos militares de esa misma región. En verdad, el Gobierno de los Estados Unidos ya había comenzado varios días antes, por intermedio de sus agentes, a colocar minas para bloquear los puertos de Vietnam del Norte, como lo reconoció el propio Presidente en su aparición televisada anoche.
Palabras de paz, hechos de guerra.
Naturalmente, el Mandatario norteamericano agregó palabras de paz, en circunstancias de que los bombardeos a Vietnam del Norte están provocando innumerables bajas, muchísimas muertes, y debe sonar a sangriento sarcasmo para los heridos o para los deudos de los caídos en esta agresión salvaje, que se envuelva con ofertas de paz esta nueva escalada terrorífica de la guerra. Naturalmente, es una amenaza para la paz mundial, que puede tener gravísimas consecuencias en el orden internacional.
Por otra parte, el Presidente Nixon ha ordenado a las fuerzas de los Estados Unidos que impidan la llegada de suministros bélicos a Vietnam del Norte mediante la operación de minar las bahías de ese país y de bombardear las comunicaciones ferroviarias del mismo con naciones vecinas. De esta manera, Nixon da comienzo a una nueva fase de la guerra en el sudeste de Asia. Ello puede entrañar riesgos de confrontaciones imprevisibles con los pueblos y fuerzas solidarios de la causa noble del Vietnam, que nosotros compartimos por entero.
Ante esta situación, el Ministro de Defensa de la Unión Soviética, el Mariscal Andrei Grechko, reafirmó también ayer el apoyo y la asistencia de su país a Vietnam del Norte y, por cierto, a los patriotas del Sudvietnam. Grechko, en una orden del día a las tropas del Ejército que comanda, señaló que su país estaba comprometido a oponerse a los círculos imperialistas agresivos que no hacen caso de las lecciones de la historia. Por supuesto, la declaración nombra directamente a los pueblos heroicos de Vietnam como depositarios de la ayuda soviética contra el imperialismo. Es verdad que el pueblo vietnamita ha dado la lección del heroísmo y su sentido patriótico, y es verdad también que ha contado con la ayuda solidaria de la Unión Soviética en términos que han hecho posible que ese pueblo no afronte con las manos desnudas e inermes la agresión, sino que pueda contestar a ella e incluso derrotarla.
Un ajedrez inhumano.
Pero este juego sangriento estaba previsto, porque él Presidente Nixon, ya el 26 de, abril, en Washington, en un discurso también televisado y que, según el Times, de Londres, fue una mezcla de desafío y de optimismo, trató de decir al pueblo norteamericano que su juego en el Vietnam tendría éxito y que él rechazaría todos los posibles avances militares del pueblo vietnamita.
Lo que me parece más trágico es que se está jugando con muchas vidas humanas y con la autodeterminación de los pueblos, con ciego desprecio por los sentimientos de paz y de respeto hacia las naciones, todo en medio de una macabra campaña electoral. Porque, al fin y al cabo, las elecciones de noviembre, en las cuales debe elegirse al nuevo Presidente de los Estados Unidos, obsesionan hasta el delirio a ciertos políticos para quienes el fin justifica los medios. Richard Nixon, que llegó a la Presidencia de los Estados Unidos hace cerca de cuatro años prometiendo poner fin a la guerra del Vietnam, hoy pretende conseguir un segundo período en la Casa Blanca sobre la base de no poner fin a esa guerra, sino de realizar una nueva escalada, de recrudecer la agresión, a fin de evitar su desastre electoral.
Esto constituye una especie de ajedrez terrible que pone al desnudo la verdadera faz moral o inmoral, podríamos decirle una política para la cual los pueblos no constituyen sino peones en el tablero, que pueden ser sacrificados en cualquier momento y llevados al holocausto en el altar de los pequeños intereses de una gran potencia como los Estados Unidos y de los pequeños hombres que pueden llegar a gobernarlos.
La opinión comunista.
Frente a esta situación, los chilenos se están movilizando. Ayer el Partido Socialista, en el teatro Roma, realizó un acto de solidaridad con Vietnam, ocasión en que usó de la palabra su Secretario General y colega nuestro, el SenadorCarlos Altamirano. Hoy día el Partido Comunista hizo una declaración al respecto, que quiero dar a conocer. En ella expresa lo siguiente:
La Comisión Política del Partido Comunista denuncia el carácter de provocación y desafío contra toda la humanidad que revisten las decisiones anunciadas ayer por el Presidente de Estados Unidos, sobre intensificación de la guerra en Vietnam y bloqueo ilegal de la República Democrática de Vietnam, estado soberano y pacífico al que se agrede brutalmente sin mediar siquiera declaración previa de beligerancia.
La prolongada lucha de los patriotas vietnamitas por su independencia y la ofensiva de estos días ponen en evidencia el fracaso de la política intervencionista norteamericana de exportar la contrarrevolución y someter a los pueblos de Indochina a su dominación colonial. En tales circunstancias, las resoluciones desesperadas de Nixon significan un nuevo paso en la escalada agresiva. De hecho colocan al borde de una guerra mundial.
El Partido Comunista llama a la clase obrera y a todas las fuerzas democráticas a movilizarse urgentemente para contribuir a que se detenga la aplicación de esa política demencial. ¡Hay que salvar la paz! ¡Debe evitarse una hecatombe que pone en peligro la vida de todos los pueblos!
Esa es la opinión del Partido Comunista y, a mi juicio, también representa a la mayoría de nuestro pueblo en su afán de paz y también de respeto por la soberanía de las naciones.
Una civilización subterránea.
Estamos viendo que de nuevo se repite la historia de David frente a Goliat; que un pequeño país, un pueblo, es capaz de enfrentar a la potencia imperialista más fuerte de la Tierra e incluso derrotarla.
Queremos expresar nuestra solidaridad plena con ese pueblo, donde los Estados Unidos se han embarcado en la más larga guerra de su historia y donde han perdido más hombres que en las dos guerras mundiales. Pero, al fin y al cabo, junto a la indignación, tenemos que señalar también la admiración hacia ese pequeño pueblo que desde hace dieciocho años en verdad, sin pausa ha sido obligado a compartir el trabajo de la tierra, la producción en los arrozales, con el fusil, la granada, la sangre y, la muerte.
En estos días, se han recordado los dieciocho años transcurridos desde la gran victoria del pueblo de Vietnam sobre el viejo colonialismo francés. Precisamente, el día 8 de mayo de 1954, un cable procedente de la ciudad de Hanoi decía escuetamente: A las 5.40 de la tarde de ayer cayó Dien Bien Phu. El General De Castries se ha rendido. Esa guerra tomó mucho tiempo, y el caduco patrón colonial francés fue abatido en la península Indochina. Pero inmediatamente el hueco que dejó fue ocupado por los imperialistas norteamericanos. Ellos creyeron que, como eran una potencia más poderosa que Francia, estaban en situación de aplastar al pueblo que había vencido al colonizador galo. Sin embargo, ante el fracaso, todavía no pueden salir de su estupor, de su desconcierto y de su sentido de humillación.
Este país, al parecer perdido en medio del sudeste asiático, subdesarrollado por el colonialismo, maltratado por la destrucción continua, por la agresión salvaje sin fin, viviendo la vida más cruenta, ha desarrollado una verdadera civilización subterránea donde ciudades enteras desenvuelven su vida dentro de cuevas. La vida sigue bajo la metralla; pero continúa en el fondo de la tierra, allí donde se han trasladado las fábricas, las escuelas y las viviendas. La superficie parece sólo una inmensa selva, segada a ratos por el obús, por la metralla, por los bombardeos aéreos.
Uno que pide la bomba atómica.
Resulta un mito, una ilusión trágica, una falsía de la historia, suponer que sería posible cortar en dos el cuerpo de un país y dejar que los vietnamitas del Sur se sintieran extraños a sus hermanos del Norte. Es como si esto pretendiera hacerse respecto de Chile. Por cierto, no es viable.
El Ejército Popular de Liberación del Vietnam del Sur, recogiendo la epopeya de sus hermanos del Norte, con su asistencia y su ayuda, ha hecho huir a la desbandada a las tropas títeres saigonesas y a sus asesores norteamericanos. Nuevos y vastos territorios del país vietnamita han sido liberados, y el Gobierno revolucionario provisional se ha instalado en Quang Tri. Los patriotas están atacando la antigua, milenaria capital imperial del país, Hue. Desde todos los frentes acosan al adversario. El desorden, el caos en la huida de las tropas títeres y de sus asesores norteamericanos, evoca para algunos periodistas ciertos cuadros de la retirada de Dunkerque.
La democracia troglodita.
Y frente a esta situación, en que triunfa el valor indómito de los patriotas vietnamitas, que cuentan con la solidaridad activa de todas las fuerzas de avanzada de la Tierra, de todas las fuerzas justas, frente a esto se alza una voz, que yo quiero estimar solitaria, en este país, la voz del DiputadoCarmine, que pide a diferencia de lo que sostuvo la Cámara por unanimidad, con la abstención de los Diputados nacionales que en Vietnam se lance la bomba atómica. Vemos, por lo tanto que algunos paladines de la democracia troglodita y de los derechos humanos al revés se desnudan en público y revelan sentimientos de canibalismo realmente patológicos. Pero es evidente que el pensamiento, el sentir de la mayoría de los chilenos, está cabalmente interpretado por la resolución de la Cámara.
Nuevos y grandes peligros en el horizonte vietnamita.
Quisiera, señor Presidente, que en el Senado de la República se tomara una resolución parecida a la que adoptó la Cámara de Diputados de Chile, en el sentido de manifestar su apoyo a esa lucha; de pedir, como lo solicita el documento emanado de la otra rama del Congreso Nacional, el retiro de las tropas norteamericanas de Vietnam; pero también de condenar esta nueva escalada de la guerra que coloca al mundo frente a peligros inmensos, ante los cuales, sobre todo en esta época de intercomunicación, evidentemente todos los países de la Tierra se sentirán de alguna manera tocados o implicados.
Termino manifestando nuestro sentimiento de apoyo encendido y lleno de admirativa fraternidad hada el gran pueblo del Vietnam y nuestra condenación más enfática a la determinación de atizar el fuego de la guerra en esa parte del mundo. Y estamos ciertos de que los hijos de los triunfadores de Dien Bien Phu hace dieciocho años, no sólo tomarán a Hue, la antigua capital imperial, sino que liberarán a todo Vietnam, a toda la península indochina, para poder ellos realizar, en otra época y en otro plano, el sueño de emancipación que se logró coronar en Chile y los otros países de la América española en los albores del siglo pasado.
No estoy -lo sé- en situación, por la naturaleza misma de la hora de Incidentes, de hacer una proposición formal en esta materia, pero me gustaría que en la sesión de mañana, señor Presidente, ella pudiera formalizarse dentro del Senado, para que se adoptara aquí una resolución semejante a la que, como dije, tomó la Cámara de Diputados.
Muchas gracias.
El señor FERRANDO (Vicepresidente).-
Ha terminado el tiempo del Comité Socialista.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Ha llegado a la Mesa una indicación para publicar in extenso la reciente intervención del Honorable señor Teitelboim.
El señor FERRANDO (Vicepresidente).-
Queda para el Tiempo de Votaciones de la próxima sesión ordinaria.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588450
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588450/seccion/akn588450-ds80