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- rdf:value = " El señor PALMA (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor García.
El señor GARCÍA.-
Para rechazar estas disposiciones, el Honorable señor Bulnes tuvo en vista que ellas eran excesivamente reglamentarias y, usando la misma expresión, daban rigidez a un problema respecto del que debe haber mucha amplitud para poder resolverlo. Por esa sola razón votó en contra.
Después de las expresiones que hemos tenido oportunidad de oír y de intercambiar ideas con el Honorable señor Bulnes, retiraremos la oposición que planteamos en la Comisión y votaremos favorablemente, en la misma forma en que actuó ese organismo.
Pero deben tenerse en cuenta algunas cosas. En 1966, cuando se fundó nuestro partido, dijimos que había que establecer una nueva política laboral, que significara dar a los trabajadores efectiva oportunidad para participar responsablemente en el desarrollo de las empresas e incrementar sus salarios en razón de las utilidades de ellas. Los programas, las ideas, tienen a veces el momento oportuno para concretarse. Por eso, y aun cuando creemos que corresponde más bien a una ley que a una reforma constitucional, votaremos el precepto en la misma forma en que lo hizo la Comisión.
Sin embargo, queremos dejar ciertas constancias y formular algunas advertencia en lo relativo al manejo de las empresas, algunas de las cuales reseñaré en seguida, como ejemplo.
En primer lugar, la necesidad de mantener en el país un régimen de economía de mercado, para que se desarrolle un espíritu competitivo entre esas mismas empresas. Eso las hará más eficientes. No olvidemos que las empresas privadas constituyen hoy día, en realidad, un acusador testimonio frente al desastroso resultado de las empresas que han caído en manos estatales. Sólo los altos niveles de eficiencia de las empresas privadas y sus normas de justicia han hecho que mucha gente retroceda frente a la empresa estatal.
Queremos también destacar que en estos últimos tiempos, tal vez en los últimos treinta años, la administración de las empresas privadas medianas y grandes ha salido de manos de quienes aportaron el capital. Durante ese tiempo las han administrado profesionales, los que tomaron a su cargo su delicada y compleja gestión. Por lo tanto, cuando se propone incorporar a los trabajadores a la gestión de las empresas, debe recordarse que se trata de una situación que ya existe y cuyo carácter progresivo se ha acelerado en el curso de los últimos años. Por consiguiente, lo que procede es estimular la ampliación de este proceso, extendiendo la propiedad de las empresas mediante incentivos que permitan a quienes laboran en ellas adquirir o cuotas de capital o todo el capital si es necesario, en forma personal y directa.
Procede, además, poner atajo a los burdos engaños marxistas, como es, por ejemplo, el sostener que por el solo hecho de que una propiedad sea del Estado, ésta pasa automáticamente a la propiedad de los trabajadores. Tal afirmación no es efectiva.
Es un engaño, sino una burla.
El señor TEITELBOIM.-
¿Qué documento está leyendo Su Señoría?
El señor GARCÍA.-
Estoy leyendo unos apuntes sobre integración de empresas que tenía, porque es la oportunidad de hacerlo.
Procede, por último, impulsar al máximo las posibilidades de participación en cada uno de los niveles en que se lleve a cabo la gestión de la empresa. No se podrá conseguir jamás una buena gestión empresarial sin una participación creciente en los diferentes niveles de la gestión laboral y, por lo tanto, sin una identificación estrecha con el destino de la empresa por parte de todos los que trabajan en ella.
Con todo, y atendida la extraordinaria complejidad que reviste un programa de esta naturaleza, complejidad inconcebible para quienes no conocen las gestiones de la empresa, se hace indispensable subrayar que los diversos grados de participación sólo pueden alcanzarse en la medida en que cada cual actúe dentro de la órbita de sus capacidades, esto es, en forma de que cada participante pueda responder plenamente de la eficiencia de las funciones que le señalen.
Y si tengo algunos minutos más, señor Presidente, diré...
El señor MONTES.-
El señor Ibáñez no está de acuerdo con eso.
El señor GARCÍA.-
¡Por favor, señor Senador, déjeme hablar! ¡Tengo paciencia, pero no mucha!
Dentro del esquema de necesaria y acelerada evolución social que, repito, sólo la empresa privada hace posible, corresponde, por último, ampliar las oportunidades de formación profesional, para que el personal de esas empresas pueda llegar a desempeñar cabalmente hasta las más altas funciones directivas. No es éste un proceso fácil, porque precisamente las más escasas y, por lo tanto, las más difíciles de hallar son las capacidades directivas. La Unión Soviética lo ha entendido así, al pedir con insistencia su asociación con grandes consorcios norteamericanos, porque no tenía la capacidad empresarial que es absolutamente necesaria para el manejo de las empresas.
Está muy claro que existe escasez de capitales para atender al desarrollo de los pueblos. También hay claridad en que se necesita tecnología. Pero lo que no está perfectamente claro es que en un proceso creativo se necesita tener personal que lo lleve a cabo. Y este escollo de no tener personal preparado para la dirección de las empresas, porque lo compone un número limitado de personas, aparte el problema de su disponibilidad, se presenta no sólo en Chile, sino en todo el mundo.
Creer que sin esa formación se pueden manejar las empresas es lo que las hace caer en la ruina. Y los resultados de tal creencia quedan a la vista, nítidamente, con la gestión de los interventores o dirigentes colocados por la Unidad Popular en las sociedades que el Gobierno ha usurpado. Para la designación de esos dirigentes, la Unidad Popular, lejos de valorar su competencia profesional, ha establecido un régimen de redondilla de partidos, que se asemeja mucho a la ruleta rusa, aunque en realidad no es tanto lo que se asemeja, porque en ese régimen están todas las balas cargadas.
Finalmente, de esta exposición se infiere lo siguiente: que existen sistemas eficaces de incorporación de los trabajadores a la propiedad, de participación de ellos en niveles adecuados y de responsabilidad en las funciones de la más alta dirección de las empresas. Si todas estas formas de participación se conciben y ejecutan en debida forma, como por ejemplo en la Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar, donde ya la imitad del capital ha pasado a manos de los obreros y el manejo de la empresa se realiza por gente muy eficiente, el resultado que se obtiene es el de una buena integración. Eso es lo que perseguimos.
En consecuencia, votaremos afirmativamente.
El señor PALMA (Presidente).-
Solicito el acuerdo de la Sala para empalmar esta sesión con las siguientes a que se ha citado a la Corporación.
Acordado.
"