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- rdf:value = " El señor
OCHAGAVÍA.-
Señor Presidente, en la sesión en que se inició el debate de este proyecto, que es de iniciativa del Honorable señor Lorca, me permití formular algunas observaciones de orden general con relación al destino del impuesto que establece la ley Nº 17.382 sobre el valor aduanero de las mercaderías que se internen por la provincia de Chiloé. Como saben los Honorables colegas, parte de ese gravamen debe invertirse en la construcción de caminos transversales en los sectores rurales de esa provincia que represento en el Senado.
He tenido, con el Honorable señor Lorca, algunas diferencias de apreciación sobre esta materia. Tuve el agrado de trabajar con él en la redacción de esa ley, que como lo manifestó el propio Senador señor Lorca, corresponde a una iniciativa del que habla.
Cuando se destinó a la construcción de caminos transversales parte de los recursos que se obtienen actualmente mediante el impuesto que grava a las mercaderías internadas por la provincia de Chiloé, se pretendió favorecer a los campesinos de la zona. Nos parece un hecho positivo entregar esos fondos a las municipalidades a fin de que la Dirección de Vialidad, en virtud de la legislación vigente, aporte una cantidad equivalente al doble de aquéllos.
La carencia de caminos en importantes sectores de la provincia impide la explotación de su principal riqueza: la agricultura.
Discrepo de los planteamientos formulados por el Honorable señor Lorca para satisfacer la petición que le ha hecho la Junta de Alcaldes. En una sesión anterior manifesté que es normal que los municipios, especialmente los de las comunas rurales, den preferencia a la realización de obras de adelanto dentro del sector urbano, es decir, donde son más visibles; ello en razón de que los alcaldes tratan de abordar tareas fáciles de apreciar. Sin embargo, considero injusto marginar a los sectores que carecen de caminos de los beneficios de preceptos que posibilitan su construcción, aun cuando esa tarea constituya una obligación estatal, que no ha sido encarada debidamente. Por eso, estimo que parte importante de los recursos destinados a tal fin debe entregarse para que una provincia tan pobre como Chiloé pueda explotar sus riquezas.
En seguida, el Honorable señor Lorca expresó que el costo de dichas obras, por concepto de pavimentación y otros, es demasiado grande como para que tenga valor práctico la distribución de seis millones de escudos entre las 13 comunas de la provincia.
Considero inadecuada dicha apreciación, por cuanto no pretendemos que los caminos transversales de la provincia sean pavimentados. Si ni siquiera tenemos vías pavimentadas en el último tramo del Camino Longitudinal: el de Castro a Quellón.
El señor LORCA.-
Divida siquiera por cuatro, señor Senador. Son 25 millones. El kilómetro de camino ripiado debe tener un valor equivalente a la quinta parte. Entonces resultan cinco o seis millones.
El señor OCHAGAVIA.-
Me parece ligera la apreciación del Honorable señor Lorca relativa al costo de un kilómetro de camino pavimentado, por cuanto se trata de construir huellas, sendas, que se inician con el destronque. Después debe hacerse el enripiado, pero si no se inicia por esa etapa, no puede ser la cuarta parte del valor. Y Su Señoría que conoce, por lo menos...
El señor LORCA.-
Muy poco.
El señor OCHAGAVIA.-
En realidad, no pensaba decir eso; pero ya que el señor Senador lo anota, debo decirle que la gente que vive en Chiloé, sumida...
El señor LORCA.-
Ellos conocen la zona mejor que yo, y están de acuerdo con el proyecto. ¡Es un pequeño detalle!
El señor OCHAGAVIA.-
No se trata de un problema político, sino de amor propio de los alcaldes, quienes, cualquiera que sea su tendencia doctrinaria, desean realizar algunas obras para satisfacer su aspiración de favorecer a la comunidad. Y los caminos son obras que deben realizarse con la erogación fiscal.
Si actualmente existe un régimen de excepción para la provincia de Chiloé, la cual se encuentra en situación desmedrada; si algunos excedentes produce el impuesto establecido por la ley 17.382, es de toda justicia entregar parte de ellos para la construcción de caminos que permitan la salida de los productos agrícolas de la zona.
Digo estas palabras sin ánimo de polemizar con el Honorable señor Lorca, pues creo que en esta materia está inspirado...
El señor GUMUCIO.-
Fue duro en los conceptos.
El señor OCHAGAVIA.-
Parece que Su Señoría pretende sembrar la discordia, pero yo no lo seguiré en ese terreno, ya que está muy lejos de mi ánimo producir divisiones, no diré en el aspecto político, sino en lo regional.
El señor LORCA.-
Su Señoría es más papista que el Papa. Los recursos obtenidos durante 1971 en virtud de la ley de la cual somos autores la mayoría de los Senadores de la provincia, y que fue promulgada en noviembre de 1970, se encuentran en Tesorería. Y el Honorable señor Ochagavía pretende que continúen empozados y desvalorizándose en esa repartición. Los alcaldes de las diferentes comunas solicitan dichos fondos para ocuparlos en otros fines; pero Su Señoría es partidario de que los dineros sigan sin usarse. ¿Hasta cuándo? Cuando les reciban 100 mil escudos o 200 mil escudos en Chaitén para botar unos troncos. Ellos sólo desean que los recursos no sigan desvalorizándose y perdiéndose.
El señor OCHAGAVIA.-
Deseo contestar al Honorable señor Lorca que la culpa de que se estén perdiendo los recursos no es ni de la ley ni de los alcaldes, sino del hecho de que no se estén entregando en la zona los elementos que el Servicio de Equipos Agrícolas Mecanizados debe proporcionar para la construcción de caminos transversales.
La distribución de los seis millones de escudos, en que se estima el rendimiento del impuesto para el presente año aun cuando se divida por doce, proporcionará 500 mil escudos a cada comuna. Si a ellos agregamos el doble, que corresponde a la erogación fiscal...
El señor LORCA.-
Su Señoría no conoce la ley. Los recursos no pueden repartirse en forma caprichosa, sino en la forma como lo establece la ley.
El señor OCHAGAVIA.-
Sólo estoy dando un ejemplo. Por lo demás, conozco la ley, pues soy coautor de ella, y el Honorable señor Lorca reconoció públicamente que este artículo es de iniciativa del Senador que habla. Me he limitado a hacer una observación a propósito de la crítica formulada por Su Señoría, quien manifestó que la petición se la plantearon los alcaldes, porque los recursos están empozados. Sin embargo, la disposición propuesta por el señor Senador permite a las municipalidades concertar con la Dirección de Obras Públicas diversas obras de adelanto. A mi juicio, la más importante de ellas es la construcción de sendas en el sector rural.
Los antecedentes que he expuesto me impulsan a discrepar totalmente de la posición de los alcaldes. Estimo que debemos exigir a la Dirección General de Obras Públicas la entrega de maquinarias, a fin de que las municipalidades hagan los aportes correspondientes y se evite que éstos continúen desvalorizándose. Más aún, en el momento en que las municipalidades procedan a entregar esos recursos, de inmediato el Fisco deberá entregar un aporte equivalente al doble. De este modo se contará con dineros para iniciar las faenas en esas sendas, muchas de las cuales han sido financiadas por los) campesinos. Recuerdo que mediante una ley anterior solicitamos condonar deudas por este concepto, porque no nos parece justo que los campesinos de una de las zonas más pobres del país afronten gastos que debe realizar el Estado.
Deploro que la solicitud del Honorable señor Morales Adriasola, para conocer exactamente el rendimiento de la ley, no haya sido satisfecha, pues de haberlo conocido y de acuerdo con la tabla de distribución para las diferentes comunas, hubiéramos podido informar al Honorable señor Lorca acerca de la suma que tiene empozada cada municipio.
Si las maquinarias necesarias se encuentran en la provincia, ¿por qué la comuna respectiva no puede hacer los aportes del caso? Hago esta pregunta al Honorable señor Lorca por estimar importante su respuesta. ¿Por qué no puede darse curso a los depósitos que en estos momentos se encuentran en los municipios, los cuales deberán ser triplicados con los aportes que debe hacer el Estado, y que pueden significar equis horas de destronque?
He formulado estos interrogantes, cuya respuesta es de mucha importancia para mí. No sé si el Honorable señor Lorca tiene interés en contestarlos, porque pareciera querer despachar la ley sin Otra argumentación.
El señor LORCA.-
En primer lugar, el Servicio de Equipos Agrícolas Mecanizados no tiene maquinarias en las 13 comunas. Es decir, las únicas favorecidas en esta materia son las de Castro y Ancud, que han contado con tales elementos.
En segundo lugar, los fondos de que dispone cada una de ellas para el año en curso no pasan de 150 mil escudos en algunos casos, y de 200 mil escudos o 300 mil escudos en otros, cantidades muy exiguas para que las reciba el Estado.
Por último, tales recursos no constituyen beneficio alguno, porque no se dispone de maquinaria para hacer las huellas.
El señor OCHAGAVIA.-
La respuesta del Honorable señor Lorca reafirma lo que yo he señalado. El manifestó que los recursos que se encuentran en las municipalidades no pueden ser usados por falta de maquinarias del Servicio de Equipos Agrícolas Mecanizados. Tal vez aquí podamos concordar en un aspecto. Los comités de pequeños agricultores de Chiloé han hecho aportes y han conseguido las maquinarias indispensables. Por lo tanto, no creo en la imposibilidad de trasladarlas ya que ellos han aportado sumas muy inferiores de Ancud a Quemchi, de Quemchi a Dalcahue, de Dalcahue a Castro, de Castro a Chonchi, de Chonchi a Quellón, para pasar en seguida a la isla de Quinchao u otras, porque en la Isla Grande está concentrada la mayor parte de la población.
A mi juicio, el hecho de que no haya maquinarias constituye un incentivo para lograr que el Estado las proporcione. Por eso, salvo que se me den otros argumentos, debo manifestar que soy contrario a la disposición, y estoy dispuesto a enfrentar a la Junta de Alcaldes de la provincia para explicarles las razones de mi actitud. No me parece argumento suficiente para postergar la construcción de caminos en el sector rural de la provincia de Chiloé el hecho de que el Estado no haya entregado las maquinarias requeridas, ya que tales obras constituyen la necesidad más apremiante de dicha zona.
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