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- rdf:value = " El señor ALTAMIRANO.-
Señor Presidente, el Gobierno, por intermedio delpropio Jefe del Estado y de los Ministros de Relaciones Exteriores y de Hacienda - presentes estos dos últimos en la Sala- , ha expresado más de una vez cuál es y cuál ha de ser el criterio cardinal que presidirá nuestra conducta con relación a los demás Estados y a los diversos organismos internacionales.El Gobierno ha manifestado en repetidas ocasiones que nuestro país aspira a tener, mantener y establecer reaciones con todas las naciones del mundo que respeten nuestro derecho de autodeterminación.Igualmente, el Gobierno ha dicho - y hoy lo ha ratificado mediante las palabras del señor Ministro de Hacienda- que Chile se mantendrá en todos los organismos internacionales - sean de carácter político, como las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos; sean de índole financiera, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco ínter- americano de Desarrollo, el Banco Mundial- , siempre que se acepte su derecho de autodeterminación.Por eso, no existe la contradicción que con tanto empeño el Honorable señor Lorca ha pretendido encontrar entre diversas intervenciones del Senador que habla y de otros parlamentarios de la Unidad Popular - especialmente los Diputados José Cademártori, comunista, y Carmen Lazo, socialista- y la actitud que mantenemos ahora.A nuestro juicio, Su Señoría está incurriendo en un grave error de perspectiva y enfoque al tratar este tema. Seguimos manteniendo las mismas críticas contra la política de ciertos Gobiernos, así como mantenemos las mismas objeciones sobre la política que siguen determinados organismos internacionales, políticos o financieros, que rechazamos de igual forma.Ayer, Honorable señor Lorca, condenamos la política imperialista de los Estados Unidos; hoy también la condenamos. Sin embargo, no incurrimos en contradicción al mantener relaciones con ese país mientras respete el derecho soberano que nos asiste para dirigir nuestras propias posiciones políticas.Ustedes - entiendo que no son ni se han hecho comunistas- , que después de haber condenado la política del Gobierno soviético establecieron relaciones con la Unión Soviética, no han incurrido en contradicción. Y nada habría obtenido yo con leer infinidad de párrafos y artículos de democratacristianos contrarios a la política del Gobierno socialista de la Unión Soviética o a la de Gobiernos de otras naciones socialistas.Lo mismo sucede con estos organismos internacionales. Hemos condenado las actuaciones de algunos, y mantenemos en su plenitud las observaciones que hemos formulado, por ejemplo, en contra de la Organización de Estados Americanos o en contra de un organismo financiero internacional como es el Fondo Monetario.Distinto sería que la política de este Gobierno pretendiera desafiliarnos por el hecho de no compartir la concepción política que preside a esos organismos internacionales, sean políticos o financieros. Tan así es que nadie pretendía ver inconsecuencia en uno de los más grandes revolucionarios latinoamericanos - me refiero a Ernesto Ché Guevara- cuando concurría a Punta del Este a la Conferencia Interamericana de Ministros de Hacienda, según me parece, en que se estableció la llamada "Alianza para el Progreso". El comandante Ernesto Ché Guevara, al concurrir a esa reunión, iba a plantear sus posiciones, a formular sus críticas, a ratificar las observaciones que los revolucionarios, que los pueblos libres de América Latina tienen en contra del imperialismo americano y de tales organismos.La posición del señor Ministro de Hacienda en el Fondo Monetario Internacional, como la de cualquiera de nuestros Embajadores frente a los países en que estén acreditados o la de nuestros representantes ante los organismos internacionales a los cuales concurramos, será de defensa de la política a que se ha referido el Honorable señor Lorca en el detallado recuerdo que hizo de anteriores intervenciones nuestras.Reitero que no existe la inconsecuencia que Su Señoría cree ver en nuestras actuaciones.Concretamente, el Fondo Monetario Internacional, en lo político, en lo económico y en lo financiero, sigue una política ortodoxa, liberal y tradicionalista.A este respecto, debo destacar que, por no tener el tiempo ni la acuciosidad necesarios - tal vez el Honorable señor Lorca lo ha tenido- , no me he preocupado de hurgar en las repetidas condenaciones que algunos personeros de la Democracia Cristiana - en este momento puedo señalar concretamente a don Radomiro Tomic- han hecho respecto del Fondo Monetario Internacional.
Y. quiero agregar un antecedente, que incluso podría favorecer la argumentación del señor Senador: el Partido Socialista acusó constitucionalmente a un Ministro del Gobierno dé don Jorge Alessandri - el señor Vergara- porque durante esa Administración firmó las llamadas Cartas de Intenciones, que, en opinión de esa colectividad, comprometían la soberanía nacional y obligaban a Chile a seguir una política altamente lesiva para sus intereses. En ese momento no estábamos acusando constitucionalmente al Fondo Monetario Internacional - mal podíamos hacerlo; habría sido absurdo intentarlo siquiera- , sino a un Ministro chileno, y más que a un Ministro, a un Gobierno que, a nuestro juicio, comprometía el derecho soberano del país a dirigir su política económica, financiera, crediticia, de cambios y de remuneraciones. En efecto, como bien lo deben saber los Senadores de la Democracia Cristiana- especialmente el Honorable señor Lorca- , las Cartas de Intenciones, tras el hipócrita propósito de expresar opiniones, en el fondo envolvían un compromiso. Nos comprometían a seguir determinada política en el aspecto crediticio. Nos obligaban a mantener cierta posición en torno del sistema cambiario y a devaluar la moneda en forma permanente. Establecían límites y porcentajes muy concretos respecto de los reajustes; el Gobierno se obligaba a no efectuar determinados aumentos de sueldos y salarios, y, en cambio, de acuerdo con la política reaccionaria, liberal y ortodoxa que seguía el Fondo Monetario Internacional, y que sigue - no creo que haya cambiado la política de ese organismo, Honorable señor Lorca- , permitía la libertad de precios: mientras presionaba, y en cierta medida obligaba a nuestro Gobierno a estabilizar los sueldos y salarios, autorizaba el alza de los precios.
Nos hemos manifestado en forma permanente, y continuaremos haciéndolo, en contra de esa política liberal, ortodoxa y negativa para el interés nacional, que obligaba a una devaluación quincenal de la moneda, y atentatoria contra los intereses de los trabajadores.
En su intervención, el Honorable señor Lorca preguntó en forma repetida si ha cambiado la conducta del Fondo Monetario Internacional, e inclusive si han variado las actuaciones de la Organización de Estados Americanos y del Banco Interamericano de Desarrollo. Pienso que no ha cambiado la posición, la conducta, el criterio que preside a estos organismos. Pero sí ha cambiado algo muy importante en Chile: el Gobierno. Y. ello significa que jamás suscribiremos Cartas de Intenciones tan lesivas para la soberanía nacional y para los intereses de los chilenos, de la clase trabajadora de nuestro país, como las suscritas en el pasado. Aún más: iremos a esos organismos a plantear, con la mayor honestidad y franqueza, nuestras posiciones, como lo han hecho, por lo demás, los países socialistas. Cuba, concretamente, procedió siempre en tal forma. Esa nación, como debe saberlo el Honorable señor Lorca, no se desafilió voluntariamente de la Organización de Estados Americanos ni de ninguno de dichos organismos internacionales, ni rompió relaciones con ningún Gobierno del mundo; fueron los Estados latinoamericanos los que, bajo la presión norteamericana, rompieron sus relaciones con Cuba. Fue la Organización de Estados Americanos la que separó a Cuba de la familia latinoamericana.
Si mañana se pretendiera coartar el derecho que tenemos a expresar nuestro pensamiento y a fijar nuestra posición en tales organismos, puede tener la absoluta seguridad el Honorable señor Lorca de que no seguiremos en minuto más en ellos.
Por último, la condenación que hacemos a la política que siguen ciertos Gobiernos no nos obliga a romper relaciones con ellos. Tampoco la Administración democratacristiana debió romper relaciones con algunos países por tal motivo. Mucho más allá, estableció relaciones. Y no creo que el Honorable señor Lorca ni Senador alguno de la Democracia Cristiana, por esa razón, hayan pasado a ser comunistas, afiliándose al comunismo en términos nacionales, continentales o mundiales. Igualmente, el hecho de que nosotros mantengamos relaciones con esos organismos, sean de carácter político, financiero o cultural, cuyos criterios no compartimos en la gran mayoría de los casos, no significa que debamos desahuciar los contratos o convenios que hemos suscrito con ellos. Estamos obligados, sí, a expresar con honestidad y franqueza nuestra posición ante tales organismos, en defensa de nuestro pueblo y de las naciones oprimidas, que muchas veces se ven lesionadas por la conducta de la Organización de Estados Americanos, en el plano continental, y en el mundial, por las actuaciones del Fondo Monetario Internacional, que, como he repetido tantas veces, mantiene un criterio ortodoxo que han condenado y criticado personeros de la propia Democracia Cristiana.
En consecuencia, no hay tal contradicción entre lo que dijimos ayer y lo que sostenemos hoy. Ella existiría si mañana en esos organismos ocultáramos nuestro verdadero rostro y desfiguráramos nuestra posición de Gobierno popular que pretende hacer cambios reales y profundos en la estructura social de Chile y constituir verdaderamente una sociedad socialista.
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