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- rdf:value = " El señor PALMA.-
Señor Presidente, estimo que el análisis que estamos haciendo respecto de la iniciativa que nos ocupa, debería ser más a fondo.
En verdad, ninguno de los Senadores presentes - yo en primer lugar- acepta como criterio general que la prensa nacional se haya transformado, como está aconteciendo en los últimos tiempos, en factor de difamación en todos los niveles - o por lo menos en algunos periódicos, especialmente en el proceso que se lleva adelante- en contra de los políticos.
Es cierto que en Chile, sobre el particular, y en la misma medida en que ha habido libertad de prensa, existe una vieja tradición, porque desde "El Hambriento" - en tiempos de Joaquín Prieto y Diego Portales- , hasta el día de hoy, muchos periódicos han dicho las cosas más increíbles respecto de los políticos. Quien lea "El Epistolario" de Portales o escritos de esta índole, podrá apreciar cuanto se dijo acerca de cada una de las personas que investían cargos similares a los de quienes en la actualidad nos consideramos personajes intocables. Lo que expresaba en su oportunidad respecto del Presidente de la República uno de los principales diarios del país, en la primera ina de las ediciones dominicales, era algo que hoy día parecería escandaloso, increíble, inconcebible.
Era lógico esperar que, con el transcurso del tiempo, y en la medida del aumento del grado cultural, el proceso de utilizar la prensa para difundir ideas y no para difamar hubiera progresado en el país; sin embargo, no ha ocurrido así.
En el último tempo sobre todo, parece que se han creado ex profeso diarios destinados a hacer de la difamación una especie de periodismo muy especialísimo. No sé si será comercial o no; pero es bastante especial.
Al respecto, es indudable que la actitud de los parlamentarios debe ser de repudio a esa' clase de periodismo. Una cosa es plantear ideas, analizar tesis, y otra totalmente distinta jugar con la honra y dignidad de las personas y calificarlas en forma verdaderamente increíble, como suele acontecer.
Estimo que el proyecto tiene una justificación teórica, si lo miramos desde el punto de vista del objetivo perseguido - según el informe- , en el sentido de que, pasada una elección presidencial, y como una de las primeras medidas del nuevo Gobierno, y por una vez, haya una iniciativa destinada a pacificar los espíritus, como dice el proyecto, y, para cura-
plir tal finalidad, amnistiar a quienes hayan delinquido por razones políticas en el plano periodístico, especialmente durante las campañas presidenciales y en el período inmediatamente anterior a ellas, porque es en esas oportunidades cuando las pasiones suelen ser arrolladuras.
Si la iniciativa tuviera esa finalidad - lo declaro francamente- , apoyaría la idea de pacificar los espíritus mediante la amnistía a todos los periodistas que hubieran delinquido por motivos políticos, cualquiera que fuese su ideología, hasta el momento del ascenso al Poder del nuevo Mandatario. Ello podría tener una justificación de carácter moral: el deseo de un Presidente de la República de crear .un clima que le permitiera iniciar sus labores en condiciones razonables.
Sin embargo, es difícil aprobar el proyecto en debate, por la forma como está presentado.
El informe señala que se presentó el 17 de junio de 1970. Es decir, nada tiene que ver con el objetivo - que parece razonable- perseguido por el nuevo Gobierno de tranquilizar los espíritus, porque indudablemente en vísperas de una campaña presidencial no podía esperarse una pacificación de los ánimos. En realidad, la finalidad perseguida por algunas personas era resolver problemas atinentes a periodistas muy determinados.
Por otra parte, éste no es un proyecto que se justifique por las razones que aquí se dan. Ninguna de las gestiones judiciales iniciadas ha perdido actualidad, porque las han corroborado los hechos, porque no se ha demostrado la justicia de las razones que asistían a los periodistas para informar de la manera como lo hicieron. En consecuencia, si aprobáramos la iniciativa tal como está planteada, de acuerdo con los antecedentes consignados en el informe, estaríamos diciendo: "Señores, lo que estos caballeros hicieron en su oportunidad estuvo bien hecho, porque acontecimientos posteriores justificaron las cosas que ellos decían".
¿Es posible que en este instante, sin disponer de todos los antecedentes del caso, podamos tener un juicio como ése? Indudablemente que no.
El señor FUENTEALBA.-
Eso no lo dice el informe, señor Senador: es la opinión de los autores de la moción.
El señor PALMA.-
Tiene razón, Honorable colega.
Por tales razones, estimo imposible aprobar el proyecto sobre la base del espíritu de los autores de la moción. Sí sería factible - estaría dispuesto a darle mi apoyo- acoger una iniciativa destinada a sanear la situación, al 4 de noviembre de 1970, de todos los periodistas que tuvieran problemas relacionados especialmente con la aplicación de la ley de Seguridad Interior del Estado - a la que tanto se ha recurrido después del 4 de noviembre- y con la ley sobre Abusos de Publicidad, a la que también se ha echado mano. En todo caso, esta circunstancia la justificaría una actitud del Ejecutivo similar a la que tuvimos respecto de una iniciativa recién despachada por el Senado.
Dentro del espíritu que anima al proyecto, estaría llano a apoyar una disposición genérica tendiente a resolver los problemas de los periodistas en cuanto a situaciones relacionadas fundamentalmente con la política, aun cuando algunos de ellos hayan transgredido los límites morales al hacer uso de las herramientas periodísticas de que disponen para referirse a asuntos de orden político.
A mi juicio, es inexplicable que, sin que nadie se haya desdicho - a la inversa, justificando sus actuaciones- , amnistiemos en este instante a algunos periodistas y dejemos pendientes muchas situaciones del todo similares producidas entre la fecha de presentación del proyecto y el 4 de noviembre, día en que asumió el mando el nuevo Presidente de la República.
Al declarar que estaría dispuesto a contribuir a la pacificación de los ánimos mediante el otorgamiento de una amnistía genérica a los periodistas hasta el 4 de noviembre, lo hago pensando que se trataría de una ley que aplicaría sólo una vez un Gobierno recién iniciado, y no que esto pudiera ser un método utilizado con cierta periodicidad para resolver la infinidad de problemas que se pueden presentar en el transcurso del tiempo.
Reitero que rechazaré el proyecto, en atención a sus términos actuales, haciendo presente que aprobaría una idea de carácter general.
"
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