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- rdf:value = " El señor IBAÑEZ.-
Reclamo por las groserías que acabamos de escuchar y por la suposición de intenciones, que no están permitidas por el Reglamento del Senado. El señor AYLWIN (Presidente).- Puede usar de la palabra el Honorable señor Montes.
El señor MONTES.-
Deseo participar en el debate y referirme también al contenido de las reformas constitucionales propiamente tales. Pero antes de hacerlo, quiero manifestar, como lo hemos señalado en otras ocasiones, no opiniones de orden jurídico -que, evidentemente, no estamos en condiciones de formular-, sino un juicio de carácter político dentro del cual tratamos de ubicar esta iniciativa.
Hemos escuchado a un Senador de la Derecha chilena dar las razones que lo inducen a impulsar la reforma constitucional que estamos estudiando. Su Señoría basa su argumentación en lo que hace el Gobierno de la Unidad Popular, y no sólo este Gobierno, sino todos aquellos que, de una u otra manera, han significado un paso adelante, un avance, en el desarrollo de nuestra sociedad en cualesquiera de sus frentes o actividades.
Deseo señalar que la Derecha de este país, sobre todo en el curso de los últimos 30 ó 35 años, ha adoptado de manera invariable, por corresponder a su posición política, a su definición de clase, actitudes similares frente a cada gran problema planteado en nuestro país, y que ha evidenciado la necesidad histórica de avanzar.
Sus representantes han estado siempre contra toda medida conducente a impulsar al progreso de Chile. No hacemos estas afirmaciones como una formulación carente de contenido, sino porque los hechos lo han demostrado fehaciente y crudamente en el curso de nuestra historia.
Tuvimos oportunidad de discutir en otra ocasión -y lo traigo nuevamente al tapete del debate, por estimarlo ejemplarizador- la actitud de la Derecha cuando asumió la Presidencia de la República el Frente Popular. En aquella época se produjo un alineamiento de fuerzas en dos amplios sectores, que podrían calificarse de Izquierda y de Derecha, para enfrentar los problemas de ese entonces. Por cierto, la Derecha mantuvo respecto de ellos, con las variaciones correspondientes a la situación particular de ese tiempo, la actitud que asume en la actualidad.
Cuando en 1939 llegó al Parlamento el proyecto relativo a la creación de la Corporación de Fomento de la Producción, mediante sus personeros más caracterizados, la Derecha dio una batalla sin cuartel contra dicha iniciativa, la cual, como lo demostró la práctica en los años posteriores, abrió camino al desarrollo económico e impuso -ésta es la verdad de las cosas- un nuevo rumbo político a las fuerzas sociales, sobre todo a las más progresistas de nuestra patria.
¿Qué voces se escucharon en el Senado de la República respecto del proyecto mencionado? Una vez más quiero repetir la intervención del señor Rodríguez de la Sotta, Senador conservador de esa época, y algo así como el "cabeza de serie" del equipo derechista que actuaba en esta Corporación. En sesión extraordinaria del martes 28 de marzo de 1939, y con relación al proyecto del Gobierno del Frente Popular, expresó lo siguiente:
"Pocas, veces, señor Presidente, el Senado se habrá visto en presencia de un proyecto más grave y de mayor trascendencia para la vida económica y financiera del país.
"Pocas veces también habrá vivido Chile una hora más grave y delicada que la presente.
"Por un vuelco terrible de nuestra vida política, ha caído el Gobierno en manos del Frente Popular, de esa combinación política cuya corta, accidentada y trágica historia fuera de Chile el mundo conoce muy bien. Y a esa terrible desgracia ha venido a sumarse la inmensa catástrofe sin precedentes en cien años de nuestra historia, el terremoto del 24 de enero, que asoló varias de las provincias más progresistas del país.
"¡Qué difícil tarea y qué enorme responsabilidad para nosotros, legisladores de oposición, que debemos armonizar nuestros sentimientos del más puro patriotismo y de la más honda solidaridad humana ante tantos y tantos hermanos en desgracia, con nuestro grave deber de legisladores, de políticos honrados y valientes que debemos velar antes que nada, por los más altos y permanentes intereses de la patria!"
Esas palabras del Senador conservador de aquella época, esos argumentos, se han repetido en forma sucesiva en períodos críticos de la historia de nuestro país, naturalmente no en la misma forma ni en los mismos términos ni con relación a problemas singulares o particulares; pero han tenido una persistencia y continuidad que, a nuestro juicio, es necesario destacar. "Por un vuelco terrible de nuestra vida política ha caído el Gobierno en manos del Frente Popular, de esa combinación política cuya corta, accidentada y trágica historia fuera de Chile el mundo conoce muy bien." ¡Terrible desgracia para los conservadores de ese entonces el hecho de que la Izquierda haya triunfado y elegido un Presidente y que el Frente Popular se haya instalado en el Gobierno de la República! Este concepto, señor Presidente, de una u otra manera, se ha reiterado más adelante.
Lo señalo ahora, porque si aquel Gobierno del Frente Popular significó un golpe para los privilegios de la época, en otros períodos de nuestra historia, y también hoy, la constitución de Gobiernos de avalizada ha permitido continuar por la senda marcada por la Izquierda chilena de aquel tiempo y que conduce al objetivo de lograr la superación de los problemas creados por aquellos que hoy día, mediante las palabras que hemos escuchado al señor Ibáñez en el Senado de la República, pretende justificar lo injustificable, lo que no fueron capaces de realizar, porque son representantes de una clase, de una modalidad, de un pensamiento político que no está por el desarrollo, el avance o el progreso, sino, sobre todo, por el mantenimiento de un "status" cuya primera premisa es la defensa de sus privilegios.
¡Fíjense, señores Senadores, cómo el señor Rodríguez de la Sotta argumenta contra el proyecto propuesto por el Gobierno de esa época!
"La primera razón para rechazar este plan de fomento propuesto por el Gobierno consiste en que es absurdo y contrario al simple sentido común contratar enormes empréstitos para desarrollar un plan de fomento que no se conoce, un plan de fomento que se va a empezar a estudiar por la Corporación que crea esta ley.
"Me parece que esto va contra toda lógica, contra el simple sentido común y que el camino que debió seguirse es el contrario: estudiar primero el plan de fomento, examinarlo en todos sus detalles, ver qué cantidad de dinero exigirá su realización y, en seguida, contratar los empréstitos necesarios para realizarlo."
Estas palabras parecieran tener poca trascendencia; pero en el fondo demuestran que entonces, como hoy, se usaba toda clase de argumentos y expedientes para oponerse a iniciativas que significan avance, desarrollo y progreso, y para justificar la actitud permanente de la Derecha chilena contraria a todo avance, a toda idea que de alguna manera tienda a limitar sus privilegios.
El señor Rodríguez de la Sotta agrega: "Sin ir más lejos, muchos de mis honorables colegas recordarán una operación que realizó años atrás la Caja de Crédito Agrario para fomentar la ganadería nacional. Compró a la República Argentina unas 400 vaquillas que se importaron al país, y este negocio constituyó un ruidoso fracaso. Antes de dos años no quedaba viva una sola de esas 400 vaquillas importadas de la República Argentina y el negocio representó una pérdida de muchos cientos de miles de pesos para la ;Caja y para la economía del país.
"En segundo lugar, señor Presidente, este plan de fomento de la producción, en la forma que lo propone el Gobierno, es inaceptable, por razones de orden económico.
"Nadie discute que debe fomentarse la producción nacional. Probablemente, yo fui uno de los primeros políticos que hablaron en este país de la necesidad de fomentar la producción nacional."
El señor HAMILTON.-
El Honorable señor Gumucio pertenecía en aquella época al mismo partido que el señor Rodríguez de la Sotta.
El señor MONTES.-
¿Cómo dice Su Señoría? No le entendí.
El señor HAMILTON.-
Digo que en esa época el señor Gumucio pertenecía al mismo partido que el señor Rodríguez de la Sotta.
El señor MONTES.-
Recapitulando un poco, estoy tratando de demostrar, mediante el recuerdo de algunos detalles, que argumentos de antes son válidos hoy día para comprender la línea gruesa, la posición fundamental de la política seguida por la Derecha chilena.
"Pero la cosa no es tan sencilla como parece;" -continúa expresando el señor Rodríguez de la Sotta- "no es soplar y hacer limetas; no es aumentar la producción sin ton ni son. Cuando hablé de aumentar la producción, agregué a la palabra "producción", la palabra "útil".
"Hay que aumentar la producción "útil".
"¿Y qué quiero decir con aumentar la producción útil? Que hay que aumentar la producción que tenga mercado, que tenga seguridad de ser vendida, porque si la nueva producción no tiene mercado ni puede ser vendida, no servirá de nada, será una producción inútil."
Vean, señores Senadores, cómo esa argumentación aparentemente lógica va conduciendo a la finalidad política perseguida en aquella época: negar al Gobierno del Frente Popular la posibilidad de realizar una obra de tanta envergadura y trascendencia para la historia económica de nuestro país.
El señor Rodríguez de la Sotta añade:
"Un amigo agricultor, hombre de trabajo esforzado y de gran sentido práctico, me decía:
"Yo no sé qué dirán los hombres científicos, que presumen de economistas, de financistas y de técnicos, y que, a fuerza de enredar las cosas llega un momento en que el demonio que les entienda. Pero a mí me parece que el Estado debería hacer algo parecido a lo que yo estoy haciendo en mi fundo. Al fin y al cabo, el país no es sino un fundo grande."
Leo esto, que aparece en un diario de sesiones del Senado y que expresa con claridad el criterio conservador de la época, porque de algún modo se pone a tono con los tiempos actuales.
Dice: ¡"Al fin y al cabo, el país no es sino un fundo grande"!
Ese era, precisamente, el contenido del pensamiento de la Derecha de aquel entonces para enfrentar los problemas nacionales.
El señor GARCIA.-
¡Ese es el pensamiento actual de la Unidad Popular, que quiere convertir a Chile en un fundo grande!
El señor MONTES.-
Señor Senador, quiero recordar, a raíz de la discusión producida en esa época -estoy tomando estas ideas porque me servirán de base en la argumentación que pienso desarrollar-, lo que señaló en esa oportunidad el Senador Lira Infante, representante asimismo de la Derecha chilena. Dijo:
"Debo, para censurarlo," -se refiere al proyecto que creaba la Corporación de Fomento- "aludir al hecho lamentable de que algunos de los elementos que actúan con influencia avasalladora en la dirección del Gobierno,"... Observen la idea, señores Senadores: "....algunos de los elementos que actúan con influencia avasalladora en la dirección del Gobierno,"...Hoy día tales "elementos" de nuevo entran en juego; pero el asunto se plantea de modo distinto, aun cuando en el fondo lo que se desea decir es lo mismo. El Frente Popular de aquella época estaba dirigido por determinados elementos que ten��an mucha influencia. Repito: esa idea no es nueva, pues ya se señaló hace más de 30 años y hoy de nuevo entra en juego.
El señor Lira Infante continuó diciendo:
"... que algunos elementos hayan obrado y sigan obrando con criterio partidista y estrecho en frente a una situación dolorosa que debió unir en un solo y mismo movimiento a toda la ciudadanía para aunar los comunes esfuerzos en forma de hacer más fácil la obra de la reconstrucción que se impone." Agrega:
"Naturalmente, no podría dejar de acompañarla en el rechazo de aquella disposición del proyecto que consulta la facultad que se atribuye a la Junta de Reconstrucción de expropiar los predios de la zona devastada, porque, establecida así en forma tan amplia y genérica, es enteramente inaceptable, contraria al precepto constitucional y a las sanas normas que deben regir en esta delicada materia. "Librar a la acción de la Junta por atinada y prestigiosa que se la suponga, la tarea de expropiar terrenos en forma incondicional, importaría delegar en un organismo secundario atribuciones que corresponden privativamente al Congreso Nacional: importaría dejar entregado el derecho inalienable de los actuales propietarios de ¡a región afectada, a permanecer dueños de su sitios, al simple querer de la mayoría de esa Corporación, ¡o que, por ser altamente inconveniente y arbitrario, no puede ser aceptado." Más adelante añadió: "A decir verdad, no hay lógica en proceder en dicha forma, porque el país debe consagrar todos sus esfuerzos a reconstruir la zona destruida sin distraerlos en obras de otra índole, menos apremiantes y de muy dudoso beneficio. Sin perjuicio de que se estudie y prepare un plan verdadero de fomento que tienda a desarrollar aquellas industrias que puedan colocar sus productos en mercados ciertos, asegurados de antemano, no se ve razón para que se acumulen dificultades en la solución de un problema que las encierra en demasía."
Quiero hacer notar lo siguiente en esa intervención del señor Lira Infante.
"Hay algo que es previo y fundamental en esta política de fomento de la producción, sin atender a lo cual serán inútiles los esfuerzos y dineros que se gasten para impulsarla; me refiero al factor "confianza", base y condición indispensables para la buena marcha de los negocios."
He querido recordar estas palabras, porque en la televisión, en la prensa y en la radio, sobre todo en el último tiempo, se ha venido repitiendo tal argumento del señor Lira Infante, Senador derechista del año 1939, como base fundamental por parte de la Derecha: "...me refiero al factor "confianza" base y condición indispensables para la buena marcha de los negocios".
Y en seguida pregunta:
"¿Cómo conciliar, entonces, el anhelo tan pregonado por los hombres de Gobierno, de darle más vigor, con la campaña que se venía llevando a cabo en los campos para introducir, con la complicidad de las autoridades, la anarquía y el desorden en sus labores?
"Digo tardíamente, porque más difícil que extirpar las malezas que estorban y malogran el desarrollo de los cultivos agrícolas; será la tarea de desarraigar del espirita de los labriegos la semilla del odio de clases que torpemente se ha sembrado entre ellos, mediante la campaña a la cual trata de poner término un reciente decreto del Ministro del Trabajo."
Adviertan, señores Senadores, el lenguaje utilizado y las ideas que aquí se expresan, y que más adelante desarrolla de modo más amplio reflejando claramente el recóndito pensamiento derechista del señor Lira Infante, dice:
"Cumplieron su deber las sociedades agrícolas del país al representar al Presidente de la República las graves perturbaciones que se producían como consecuencia de las iniciativas de funcionarios públicos tendientes a imponer en forma obligatoria y arbitraria la sindicalización de los obreros campesinos, medida profundamente desquiciadora y que en ningún momento es aconsejable, mientras no se adapte cuidadosamente nuestra legislación social a las modalidades propias e imposibles de ser modificadas del cultivo de la tierra. "La actual organización sindical es", según la autorizada opinión del Presidente de esas sociedades, "una creación artificial y sin miras de mejoramiento de la clase asalariada campesina, y trae, como es de conocimiento general, una agitación de perniciosas consecuencias, sin beneficio para la producción ni para los obreros"."
Advierta el Senado cómo, sin repetirse la historia de la misma manera, éstos fueron los argumentos planteados durante el Gobierno de Frei por la Derecha de este país, y los que ahora utiliza en contra del de ¡a Unidad Popular: "¡Cumplieron su deber las sociedades agrícolas del país al representar al Presidente de la República las graves perturbaciones que se producían como consecuencia de las iniciativas" de llevar al campo la sindicación de los obreros agrícolas!
Además, se sabe que quienes ayer apoyaron a un Gobierno, que no fue nuestro y que nosotros combatimos, hoy atacan la gestión de la Unidad Popular.
Quiero dejar expresa constancia en mi argumentación de lo ocurrido en una exposición agrícola y ganadera realizada durante la Administración anterior. En ella los más recalcitrantes derechistas y terratenientes de Chile vejaron a numerosos Ministros dé Estado. Por esa acción manifestamos nuestro profundo desacuerdo, porque respecto de los fenómenos producidos en el país nosotros anteponemos, sobre todo, una apreciación de clases.
Aquella actitud han pretendido repetirla hace dos días. Pero el tiro les salió por la culata: el Presidente de la República puso en su lugar a los "momios" y terratenientes, a los mismos que en el año 1939 veían en la posibilidad de que los obreros del campo se organizaran en sindicatos una cosa terrible y demoledora para la economía del agro, y los mismos que después se opusieron con igual tesón, con la misma actitud cerrada que caracteriza a la oligarquía vacuna de este país, a la posibilidad de modificar la norma constitucional relativa al derecho de propiedad. Y la opinión pública tuvo oportunidad de ver en el Congreso Pleno, que cuando prácticamente la unanimidad de los parlamentarios chilenos, que tienen o tenían un pensamiento de avanzada, se pusieron de pie para aprobar la enmienda constitucional del derecho de propiedad como una forma indispensable y necesaria para el desarrollo de nuestra sociedad -con ello marcaron una especie de hito en la historia social chilena-, sólo un pequeño grupo representativo de esa Derecha, representativo del pensamiento de esa oligarquía vacuna, se negó a aprobar la modificación constitucional que abría el camino a la aplicación de la reforma agraria, a la posibilidad de barrer, de eliminar, de hacer añicos uno de los principales obstáculos que se ha interpuesto siempre al progreso de la sociedad chilena.
Así como hace más de 30 años el señor Lira Infante argumentaba en contra de la posibilidad de que los trabajadores del campo se organizaran en sindicatos,...
El señor JEREZ.-
Los "labriegos".
El señor MONTES.-
Sí, así como ayer se negaba tal derecho a los "labriegos", como se llamaba con criterio paternalista y feudal al campesino de esa época, hoy día, con toda clase de argumentaciones, aun cuando no sean verdaderas ni correspondan a la realidad, extrayendo algunas veces calumnias y mentiras de una especie de recóndito y siniestro vericueto de su mentalidad atrasada, tratan de descalificar la acción de un Gobierno como éste, que puede cometer muchos errores, que puede no dar siempre en la cabeza del clavo frente a cada problema que se le presenta, pero que en su línea gruesa, en su acción general, en la dirección y orientación de su política, está haciendo -y nadie puede desconocerlo- lo que siempre ha sido necesario hacer en este país para barrer los obstáculos que se han opuesto al progreso nacional y entrar definitivamente por una senda revolucionaria que posibilite el cumplimiento de los más altos y nobles ideales de nuestra sociedad.
Agrega en otra parte el señor Lira Infante:
"De aquí que sea perjudicial al interés público el intento de sindicalizar a los obreros campesinos, tanto más condenable cuanto más inspirado es por el odio a sus patrones que se trata de infiltrarles.
"Mientras no cesen en esta campaña tan dañina ciertos destacados elementos de la Izquierda que ejercen influencia preponderante en la acción del Gobierno y que realizan labor constante de agitación, hablando de reparto de tierras y de otras necedades, no podrán dar resultado favorable los propósitos de armonía social de que hace mención Su Excelencia el Presidente de la República en su nota contestación al memorial de las sociedades agrícolas."
Casi, casi calcado de lo que se repetía ayer y hoy por los sectores más- reaccionarios del país!
¡Fíjense los Honorables colegas cómo continúa hablando el señor Lira Infante en esa ocasión, en 1939!:
"Es un hecho público y notorio que los elementos más exaltados del régimen imperante buscan y aprovechan toda oportunidad para excitar las pasiones populares en contra de los que militan en filas adversas a las suyas;"...
Si parece que realmente hubiera sido dicho ayer, que lo hubiéramos escuchado en la televisión hace pocos días, que lo hubiéramos leído recientemente en el diario de la Derecha!
"... Aprovechan toda oportunidad para excitar las pasiones populares en contra de los que militan en las filas adversas a las suyas;". . .
Entiendo que esta misma frase la elijo hace diez minutos el Honorable señor Ibáñez en este mismo hemiciclo. Es exactamente la misma idea. Puede que cambie una que otra palabra; pero, en el fondo, es la repetición del concepto, de la idea, del juicio que el señor Lira Infante, Senador conservador, expresaba en 1939. Todavía hoy, sin capacidad ni imaginación para elaborar nada nuevo, continúa la Derecha, por boca de su Senador el Honorable señor Pedro Ibáñez, echando mano a los mismos miriñaques gastados, con olor a naftalina. Continúan reptiendo argumentos añejos, pasados de moda, porque la actuación que tuvieron hace 30 años no difiere en nada de la que adoptan y mantienen hoy día, ajenos y contrarios a todo cuanto signifique siquiera dar un paso hacia adelante en lo que respecta al progreso del país.
Agrega, luego, el señor Lira Infante: "Algunos agitadores políticos -dice editorialmente un prestigioso diario de la capital-" (se refiere a "El Mercurio") "han recorrido a escondidas de los propietarios agrícolas, predios vecinos a esta capital y de otras zonas del país, impo-H-cnd'j normas a los funcionarios del Trabajo; han procedido a constituir sindicatos que, conjuntamente con su constitución, han sido enrolados en los registros de agrupaciones políticas. De esta suerte, bajo la apariencia de cumplir disposiciones legales, se ha efectuado exclusivamente obra de propaganda y de agitación política en los campos, que puede presentar graves peligros para el futuro de la producción agrícola del país."
Esta -siguiendo en el desarrollo de la idea que quiero expresar al Senado y dejar sentado bien en claro- es parte de la argumentación de alguna gente de esa época, y parece ser que la hubiera escuchado ayer, porque, evidentemente, los caballeros de las bancas de enfrente continúan echando mano a iguales argumentos, ya que, en el fondo, están defendiendo lo mismo. No quisieron ayer las organizaciones sindicales en el campo. ¡No, eso era peligroso! ¡Cómo los "labriegos" se iban a organizar en este país! Y acusaban entonces, al igual que ahora, al Gobierno de la época de utilizar funcionarios para hacer labor política escondidos en los campos, en las sombras de la noche, para soliviantar al campesino chileno. Es el mismo argumento que ahora emplean. Es la misma forma anquilosada de presentar las cosas, utilizando para ello el gran poder de que disponen, a fin de meter o tratar de meter en la cabeza de la gente las ideas que defienden. Tal vez de alguna manera tengan éxito, porque, al fin y al cabo, en todo proceso de cambios que viva una sociedad, lo más difícil de modificar es, precisamente, el pensamiento, la conciencia de la gente, pues ello depende de las condiciones materiales en que la vida de esas personas se desarrolla. El cambio se produce mucho después de verificarse la modificación en la realidad, en los hechos materiales. Y entonces, como está claro, esta misma tradición la utiliza a veces la Derecha de este país, los sectores más reaccionarios, en provecho de su criterio adverso a la modificación del "status", a la remoción de las estructuras que ellos han creado para defender o amparar sus intereses de clases, que no se emparientan en nada, naturalmente, con los de la nación.
Continúa señalando el señor Lira Infante:
"Mientras subsista este estado de cosas, realmente intolerable, es absurdo pretender que pueda lograrse con simples leyes, el fomento de la producción, porque ésta requiere, como he dicho, más que capitales y créditos, como base fundamental, el factor irreemplazable de la "confianza", sin el cual nada puede intentarse con éxito feliz en el campo de los negocios, ni de ningún otro."
Quien haya tenido la mala suerte de pasar un rato desagradable escuchando frente a una aparato de televisión la exposición del Honorable señor Ibáñez, verá que el señor Senador ha desarrollado su argumentación contraria al Gobierno popular poniendo énfasis en una idea central : que en este país no hay confianza y, por lo tanto, existe incertidumbre. Ya ni siquiera hablan de falta de confianza. Utilizan otro término: hay incertidumbre. Y ésta -señalan- es producto del desgobierno, del caos, de la actuación del Gobierno de la Unidad Popular. Tratan, entonces, de dar la impresión de que el obstáculo, la dificultad en la solución de los pequeños y grandes problemas que se presentan a diario a los chilenos, obedecen en alta medida a ese factor de incertidumbre provocado por esta Administración. Así van ambientando la idea de que es necesario remover este Gobierno para terminar con la incertidumbre. Aquí hace falta, según ellos, un Gobierno que realmente dé confianza. No éste, sino otro. La estrategia de esos sectores se orienta en una línea general que tiene varios afluentes y que puede seguir distintos caminos, incluido el de la asonada, la posibilidad de que en Chile tome el poder lo que ellos llaman un "gobierno fuerte". Algunos representantes de la Derecha, con relación a este problema, han dicho que en Bolivia determinados sectores de la sociedad de ese país, de sus Fuerzas Armadas, derrocaron al Gobierno progresista del Presidente Juan José Torres. Y piensan: "¿Por qué no podría ocurrir lo mismo en Chile? Esta argumentación la han dado políticos responsables de la Derecha. Es absolutamente claro, entonces, que ese camino no se descarta; que, en la aplicación de la línea política general de los elementos de la Derecha, dentro de la cual cabe, también, la acción de la ultraderecha, subsiste esa posibilidad. No está descartado -repito- ese camino. No han renunciado ni renunciarán a él.
Proseguía manifestando en ese entonces el señor Lira Infante:
"No podría, por lo demás, excusarme de recoger para hacerlas públicas, las voces de protesta que me llegan de las provincias que represento, por la campaña de sindicalización forzosa que se ha llevado acabo en ellas bajo la dirección de inspectores del Trabajo, y con la intervención compulsiva de carabineros."
Destaco esta idea del señor Lira Infante: "Campaña de sindicalización forzosa y con la intervención compulsiva de carabineros." La destaco porque estos últimos días hemos escuchado por lo menos un par de argumentos relativos a este tipo de materias. Recientemente un Senador derechista habló aquí de "trabajo forzado". No entendimos muy bien a qué se refirió, porque no se explicó con claridad. Y también el Presidente del Partido Nacional, un nazi de antiguo origen, llamado Sergio Onofre Jarpa, dio ayer o anteayer una conferencia de prensa en la que manifestó algo muy grave. Hace más de treinta años, un Senador conservador dijo que la campaña de sindicación era forzosa, para tratar de meter esa idea en la cabeza de la gente. Y agregó que actuaban inspectores del Trabajo, con intervención compulsiva de carabineros. Pero el Presidente del Partido Nacional, el nazi Onofre Jarpa, ha dicho algo todavía más grave...
El señor GARCIA.-
De nuevo uno de los que fueron socios de Hitler insulta a una persona que no está presente y que no se puede defender.
El señor IBAÑEZ.-
¡Cómo se atreve un totalitario como el señor Montes a calificar de nazi a una persona honorable!
El señor MONTES.-
Señores Senadores, esa persona ha dicho que los edecanes que acompañan al Presidente de la República están realizando labor política, que están actuando en esas actividades, lo que es contrario a la Constitución y la ley. Esto tiene realmente un significado, tiene una base precisa.
El señor GARCIA.-
Eso es falso.
El señor MONTES.-
¿Falso? ¿Qué es falso? ¿Que el señor Jarpa dijo eso? Si es así, tanto mejor. Si se desautoriza lo que ha dicho en la conferencia de prensa el Presidente del Partido Nacional, está muy bien. Pero ocurre que la prensa lo ha publicado, y eso significa que Sergio Onofre Jarpa no deja de ser lo que es. Porque estos errores que ahora comete se deben a que un poco en el fondo de su almita afloran esos antiguos quereres, aflora el nazi, que lo hacen decir las barbaridades que expresan a veces y que incluso asustan a sus propios compinches.
El señor VON MÜHLENBROCK.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor MONTES.-
Con mucho gusto.
"
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