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- rdf:value = " El señor SULE.-
Honorable Senado: El personal de la Tesorería General de la República y su organización gremial representativa se encuentran desde hace un tiempo a esta parte vivamente preocupados porque las autoridades gubernamentales dilatan la entrega de una solución a planteamientos de carácter económico y a una exigencia de orden administrativo, que justificadamente inquieta y moviliza a tan respetable sector de nuestra Administración Pública.
Sostienen los personeros más caracterizados de la Directiva Nacional de la Asociación de Empleados de Tesorerías, que los problemas que señalaré se vienen arrastrando desde hace largos años y que la falta de sensibilidad para darles adecuada solución ha creado una dramática condición general, que afecta la moral funcionaría de la totalidad de los empleados dependientes de ese servicio.
Falta de personal suficiente para atender multiplicidad creciente de labores.
Tal vez no exista dentro de los servicios y reparticiones fiscales de nuestra organización administrativa, un organismo que, por su responsabilidad, realice sus tareas, para el cometido que la ley expresamente le señala, en las condiciones de deficiencias en que lo hace la Tesorería General de la República. Esta circunstancia deriva de la escasa cuantía de su personal, formado en su inmensa mayoría por gentes honestas y capaces, que cumplen sus funciones en forma heroica y con dedicación extraordinaria, sin que hasta el momento se haya permitido incrementar a niveles suficientes la cantidad necesaria de empleados, para realizar en forma idónea y eficaz los múltiples quehaceres que el Estado espera de este Servicio. Las observaciones que formulo son de tal gravedad que, para que el Honorable Senado adquiera conciencia de su magnitud, voy a permitirme entregar a la Sala algunos antecedentes.
Por carencia de personal indispensable, el Fisco está dejando de percibir una suma aproximada a los dos mil millones de escudos, en el presente año presupuestario. De ellos, mil millones de escudos corresponden a las diez primeras comunas de Santiago, y la diferencia de la astronómica cifra citada proviene de las doscientas sesenta y ocho comunas restantes que configuran la división político-administrativa de nuestro país. Solamente en Santiago se mantienen al margen de la contabilización positiva un millón de boletines, por impuestos morosos, creados por una masa de doscientos cincuenta mil a trescientos mil contribuyentes. Si se piensa que en la actualidad esta labor es realizada en la capital por poco más de cincuenta recaudadores fiscales, tenemos que concluir que la falta de personal suficiente constituye el peor negocio que pudiera estarse realizando en beneficio de nuestra caja fiscal.
Los dirigentes gremiales de la Asociación de Empleados de Tesorerías, con quienes he conversado sobre esta materia, me han expresado que el financiamiento por el Estado de la cantidad necesaria de empleados para ese servicio queda compensado con creces por la impresionante recaudación que podría efectuar el nuevo personal de los valores que, por las deficiencias que anoto, deja de registrar la Tesorería General de la República. En este instante, la anormalidad funcionaría citada mantiene atrasada la confección de las demandas contra los contribuyentes en mora. No tiene dicho servicio sus inventarios al día, y la falta de personal ha determinado el desconocimiento exacto del monto de la deuda que los contribuyentes tienen con la Tesorería fiscal, quienes algo sospechan o intuyen acerca de la realidad de los hechos que estoy denunciando, relativo a que el Fisco es el peor de sus cobradores.
Si se observan las obligaciones de pago servidas por el sector empresarial de nuestro país, podemos deducir que ellas se mueven prioritariamente en el siguiente orden: a) compromisos bancarios; b) sueldos de empleados y obreros; c) servicios previsionales, y d) impuestos y contribuciones; estas últimas, con una altísimo porcentaje de personas naturales y jurídicas que debe integrar, además, valores correspondientes a intereses, multas y sanciones.
A la descripción de la naturaleza del problema suscitado, en el seno de esa agrupación funcionaría, es mi deber agregar aquí que este servicio, que tan fundamental labor del Estado tiene que desarrollar, se ve afectado constantemente por las nuevas leyes despachadas por el Congreso Nacional, las que, en una u otra forma, contribuyen a recargar el complejo trabajo de esa repartición.
La multiplicidad de funciones efectuados por los funcionarios de Tesorerías nos debe hacer meditar seriamente y llevarnos a la conclusión de que es indispensable requerir del señor Ministro de Hacienda la adopción de urgentes medidas que pongan fin a la crisis de administración que se advierte en este importante servicio del Estado.
Es conveniente recordar algunos aspectos que caracterizan la labor de Tesorería en el país, las cuales, al ser analizados en detalle, nos conducen a la convicción de la plena justificación de este movimiento que, de no encontrar satisfactoria acogida en las autoridades, puede terminar en una paralización de labores con grave daño para el país. Tesorería maneja diariamente alrededor de ochocientas cuentas diferentes, y con la carencia de personal que anoto, tiene prácticamente inmovilizada la función recaudatoria, infligiendo grave deterioro al saneamiento de la caja fiscal.
Los funcionarios de la Tesorería General de la República se encuentran desmoralizados. Sabedores de que el paro de un solo día de trabajo les significa la automática pérdida de 45% de la asignación de estímulo incluida en sus remuneraciones, no trepidan hoy en desafiar esa amarga perspectiva, agotado casi ya el camino de las gestiones oficiosas, al acordar una huelga que dé solución definitiva al justificado, humano y patriótico problema administrativo que les agobia. Y tienen toda la razón, ya que prácticamente la misma planta mantiene un servicio con obligaciones de constante crecimiento, lo que ha traído consigo observaciones de superiores jerárquicos a personal responsable y honesto, por incumplimiento de algunas tareas materialmente imposibles de realizar por las razones expuestas. Voy a citar algunos ejemplos: en 1962 había 131.648 personas que declararon en nuestro país sus rentas dentro del plazo legal. En sólo 6 años, 1962 a 1968, 343.766 contribuyentes cumplieron igual obligación, atendidos prácticamente por el mismo personal.
Las cifras que doy a conocer indican para el breve período que he señalado un aumento de 261% de los contribuyentes, tomando como factor base cien, año 1962.
Represento en esta Alta Corporación a las provincias de O'Higgins y Colchagua, y he sido informado en la ciudad de Rancagua, capital de la provincia de O'Higgins, de un hecho que corrobora la afirmación que acabo de sostener. El servicio de Tesorerías de la ciudad señalada mantiene desde hace veinte años una planta de veinte funcionarios en esa localidad. En 1950, en el camino El Recreo, junto a Avenida Cachapoal, existían solamente tres propietarios rolados por el servicio. Actualmente reemplazan a los tres propietarios los nuevos mil contribuyentes pertenecientes a la población Rancagua Sur, las mil cuatrocientas sesenta personas naturales provenientes de la nueva población Manso de Velasco, a las que hay que añadir ciento ochenta propietarios de la población El Recreo y ciento sesenta y cuatro originados en Quinta Nanito. Hay que señalar que este análisis indica, en dos décadas, un aumento de 3 a 2.804 contribuyentes, en una área correspondiente sólo al 15% del total referido a la ciudad de Rancagua.
Las transformaciones urbanas que actualmente se realizan en la capital y otras ciudades del país contribuyen, en gran medida, a generar un aumento de la crisis administrativa que sufre la Tesorería General de la República, motivada por los antecedentes que estoy dando a conocer. Cada casona vieja que se demuele, acicateada por el progreso significa en la práctica un nuevo edificio que, si bien es cierto, nos enorgullece, no lo es menos que hace recaer sobre los funcionarios que me preocupan el peso del control de 40 ó 50 nuevos roles en reemplazo del solitario propietario eliminado por la nueva proyección urbana.
La Tesorería General de la República cuenta actualmente con una planta de 2.904 funcionarios. De este total 8 a 10% se mantienen permanentemente al margen de la actividad, por motivos que no son de responsabilidad de ese servicio. Este porcentaje de ausentismo funcionario deriva de los feriados legales, licencias médicas, número de funcionarios ocupados actualmente en el Departamento de Estudios y Escuela de Capacitación y otros que, en número de 200, realizan sus tareas en el Centro de Procesamiento de Datos. Ese sector mecanizado, producto de la tecnología aplicada a la vida administrativa, permite algunos reparos.
El objetivo tenido en vista al introducir la mecanización en Tesorería parece haber fracasado en Chile. Su mantención es cara, ya que el arriendo del equipo I.B.M. es pagado en dólares y moneda nacional, no mejora el rendimiento de la percepción tributaria, su empleo es sólo para diez comunas de Santiago, y requiere, como he dicho, de la atención de cerca de 200 funcionarios. Soy de los que piensan que para un país de las características económicas del nuestro, la automatización es un factor de mayor costo en la administración del Estado. No podemos estar adoptando modelos y sistemas que nos impresionan por su alta eficiencia en otras naciones de mayor desarrollo y que, trasladada su aplicación a la realidad nacional, encuentran los inconvenientes a que me he referido. Y voy a precisar mi pensamiento. En los Estados Unidos, estas máquinas computadoras tienen un valor inmensamente más bajo que en Chile, y están destinadas a servir a un país de alto desarrollo.' En cambio, en nuestro país, su aplicación tropieza con que tiene que producir una comercialización igual o superior a la norteamericana, en medio de un sistema económico que se caracteriza por el permanente y periódico deterioro de su signo monetario.
La directiva gremial, sabedora de gran parte de las verdades señaladas, exige un aumento de las plantas de empleados, del 25% del actual personal. Este porcentaje no es el verdaderamente satisfactorio. Pero la solución de este planteamiento puede contribuir a paliar en gran medida las irregularidades que me preocupan.
Hay numerosos otros problemas que forman parte del memorándum, cuyo contenido esencial ha sido dado a conocer a mis Honorables colegas por la propia directiva nacional de estos servidores del Estado, entre los que quiero destacar el que se refiere a la cancelación del porcentaje de productividad ofrecido por el señor Ministro de Hacienda a esa respetable entidad, según se me informa, en entrevistas celebradas en el curso del año recién pasado; materia que junto a la que me preocupa, esperamos los Senadores radicales ha de encontrar de parte del Ministro del ramo una acogida satisfactoria, que dé término a las causas de malestar, a la desmoralización imperante y a las justificadas inquietudes que afectan a tan leales colaboradores de nuestra Administración Pública.
Me voy a permitir dar por finalizada mi intervención, lo que realizo interpretando el pensamiento de los Senadores radicales y, especialmente, la preocupación compartida por la directiva nacional de mi partido, solicitando el asentimiento de la Sala para que mis observaciones sean trasladadas al señor Ministro de Hacienda, requiriéndole la urgente solución a los problemas que afligen a los funcionarios de la Tesorería General de la República, agregándole que la inquietud ha rebasado los límites administrativos del citado servicio hacia otros sectores de la actividad nacional, y dejando constancia expresa de la carta referente a esta misma materia que la Asociación de Comerciantes de Quinta Normal me ha hecho llegar en estos días. Dicha comunicación dice lo siguiente:
"Distinguido señor:
"Esta Asociación se hace un deber en dar a conocer a usted el clamor de miles de comerciantes de esta comuna, Las Barrancas y Renca, por el malestar que sienten al concurrir a las Tesorerías Comunales, en donde, a pesar de que el personal de estos servicios se esmera por entregar una eficiente atención a cada uno de quienes llegan a estas oficinas para cubrir pagos de multas, tributos municipales, venta de estampillas, de patentes, etcétera, siendo desafortunadamente por la falta de funcionarios que existe casi imposible el que -a pesar que se cuadruplique- se efectúe esta atención en forma más satisfactoria, como estimamos son sus deseos.
"Es así como a diario, en la época principalmente de pago de patentes comerciales diversas, que se efectúan conforme a la ley dos veces al año (semestralmente), deben hacerse interminables colas que desde las 6 A. M. hasta pasado las 14 horas están esperando ser atendidas. Insistimos que este hecho anormal se debe a la falta de funcionarios, lo que es público, notorio y molesto para quienes deben obligadamente concurrir a entregar sus tributos al Fisco.
"Por las razones expuestas, y, aún más, tomando en consideración el hecho que en innumerables casos deben los comerciantes dejar cerrados sus locales; mantenerse horas de horas de pie soportando una lluvia o frío intenso, en otras oportunidades un calor insoportable; abandonar completamente sus labores de casa ;a soportar las dolencias que le producen las enfermedades a que están aquejados, nos permitimos pedir a usted el estudio, a la brevedad, y la petición a quien corresponda, del aumento de funcionarios para la Tesorería de Quinta Normal, Las Barrancas y Renca, o, en su defecto, la debida autorización para que personal idóneo de instituciones que agrupan al comercio legalmente establecido, puedan entregar en esta oportunidad su concurso a fin de lograr una rápida y expedita atención a todos los comerciantes de los nombradas comunas.
"Agradecidos de su atención, con sumo afecto le saludan muy atte. Ss. Ss."
Firman don Carlos Castillo Tapia, presidente, y don Luis Irribarra Irribarra, secretario.
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