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- rdf:value = " El señor NOEMI (Vicepresidente).-
Continúa la sesión.
Tiene la palabra el Honorable señor Hamilton.
El señor HAMILTON.-
Vamos a entrar a la discusión general del proyecto que establece un estatuto para la televisión chilena, bajo un clima que se ha tratado de crear en forma artificial alrededor de nosotros. En una acción sin precedentes hasta ahora -y, me atrevo a sostener, sin fundamento- el personal de los canales universitarios ha recorrido las calles de Santiago haciendo manifestaciones de protesta por la iniciativa en debate. En el mismo sentido han actuado en los canales que trabajan, sin la autorización de las universidades responsables ni de los directores de los respectivos canales, proyectando en las pantallas carteles en que manifiestan esa oposición precisamente en las horas de mayor sintonía, no obstante que este proyecto de ley sólo les otorga claros beneficios y ninguna desventaja. Dichas manifestaciones comenzaron al iniciarse la discusión del proyecto aquí en el Senado, a pesar de que recibimos a sus representantes y de que en la Comisión de Gobierno acogimos muchas de sus aspiraciones y planteamientos.
Por vía de ejemplo, deseo referirme a la actitud que han tenido los trabajadores del Canal 13, de la Universidad Católica de Chile, en relación con esta materia.
Durante la larga tramitación de este proyecto, celebramos numerosas' reuniones con representantes de las universidades y de sus canales de televisión. En el ejemplo que cito, se sostuvieron diversas reuniones con el Rector de la Universidad, con el Vicerrector Académico, con el Director responsable del Canal y con otros altos ejecutivos de él. Esa Universidad formuló tres proposiciones concretas, las que fueron incorporadas al proyecto mediante indicaciones presentadas por mi intermedio. No obstante ello, en forma realmente insólita, dichos trabajadores han mantenido la actitud descrita y, además, han acordado hoy día realizar un paro por una hora. Tal actitud contrasta con la posición asumida por los trabajadores del Canal Nacional de Televisión, quienes, requeridos por dirigentes de otros canales para adoptar el mismo temperamento, resolvieron no proceder en esa forma, no asistir a ningún tipo de manifestaciones y llamar a personeros que les expliquen los alcances del proyecto y los fundamentos de la oposición hacia él, antes de tomar acuerdo y pronunciarse sobre la petición que les hicieron. Desconozco la resolución que adoptaron o van a adoptar al respecto. Señalo sí que la actitud de esos trabajadores es responsable, digna y consecuente.
Hago esta aclaración previa, porque rae parece necesario decir que ninguna de las enmiendas que hemos introducido al proyecto han sido motivadas por esas manifestaciones, y que no nos sentimos presionados en ningún sentido. En esta materia, tan importante para la comunidad nacional, hemos procedido con absoluta independencia y responsabilidad, buscando sólo lo que estimamos mejor para Chile y los chilenos.
Entre los medios de comunicación de masas, como expresamos en los fundamentos de la moción que dio nacimiento al proyecto, "la televisión es, sin duda alguna, el que ha producido un efecto más profundo en la población, al afectar incluso los hábitos del grupo familiar y orientar las actividades y aspiraciones de todo el cuerpo social".
Por eso nos ha parecido que el legislador no podía seguir ignorando la existencia, desarrollo y efectos de la televisión en nuestro medio, y que constituía para él un imperativo ineludible dictar las normas adecuadas para cautelar debidamente los intereses nacionales que ella compromete.
Hasta fines de 1964, cuando se inició el Gobierno del Presidente Frei, sólo existía la televisión universitaria, que trasmitía únicamente en Santiago y Valparaíso; sólo tenía una autorización provisional que le impedía hacer propaganda comercial y que los canales estaban obligados a violar a diario; sin financiamiento adecuado ni estatuto legal que la rigiera. En la edición de "El Mercurio" de 10 de agosto de 1966 se recoge tal observación en los siguientes términos: "Hasta el momento la única norma concreta que rige sus actividades es un decreto dictado en 1961, cuyas disposiciones han resultado inaplicables y que se encuentran suspendidas en su aplicación mediante un simple acuerdo verbal con funcionarios de Gobierno."
Por otra parte, en la Superintendencia de Servicios Eléctricos esperaban una decisión innumerables peticiones de universidades, diarios, radios y diversas empresas comerciales privadas para operar canales de televisión en diferentes puntos del país, sin que se hubiera definido la política conforme a la cual debía resolverse acerca de ellas.
Justo es reconocer que, pese a las críticas fundadas que puedan hacerse a las programaciones de la televisión universitaria y que sus autoridades máximas han sido las primeras en reconocer, la falta de un financiamiento estable y ajeno en medida importante a la publicidad comercial ha impedido en alguna forma a las universidades dar a sus programaciones un sentido artístico, cultural, educacional, etcétera, propiamente universitario, como se esperaba de ellas. Con todo, ellas fueron las que abrieron paso a este medio de difusión y, en condiciones tan adversas, pudieron desarrollarse, progresar y alcanzar el grado en que hoy día se encuentran.
El 26 de julio de 1965, los rectores de las universidades chilenas plantearon al Presidente de la República la necesidad de una definición en esta materia. Este requerimiento, basado en la necesidad de definir la política por seguir y de tomar las decisiones respecto del porvenir de la reciente industria electrónica nacional, movió al Jefe del Estado a designar una comisión, a fin de que propusiera una política al respecto. Dicha comisión quedó integrada por el Senador que habla, entonces Subsecretario del Interior; por el entonces Diputado democratacristiano una de las personas que dentro de nuestra colectividad se había preocupado de la materia- y hoy día Senador, Honorable señor Alberto Jerez, y por el Subsecretario de Educación de la época y en la actualidad Ministro del Interior, doctor Patricio Rojas.
Los fundamentos de la política propuesta por esa comisión, aceptados por el Presidente de la República y ratificados por todos los rectores de las Universidades que tienen la responsabilidad de la televisión, han sido llevados a cabo durante esta Administración y constituyen también las bases de la iniciativa que estamos debatiendo.
Entonces definimos los objetivos que debía cumplir este medio de difusión.
Nos propusimos unir todo el país, y hasta ahora veinte provincias están cubiertas por la Televisión Nacional, y en el futuro cercano el país entero, de un extremo al otro y de la cordillera al mar, estará integrado por este medio de comunicación.
Nos propusimos promover las grandes iniciativas que interesen a todos, los chile-nos y fomentar y extender la cultura y la educación en todas sus formas y manifestaciones, y los programas de Televisión Nacional de Chile, en constante superación y sin alcanzar aún el nivel deseado, están cumpliendo en medida importante con esos propósitos.
Nos propusimos entretener sana y alegremente, y la programación de la Televisión Nacional, en ese sentido, ha captado una alta sintonía, sin recurrir a manifestaciones que fomenten valores negativos o nocivos en su efecto sobre la comunidad.
Nos propusimos informar con seriedad y objetividad acerca de todo lo que ocurre en Chile y en el extranjero, y los programas noticiosos de la Televisión Nacional generalmente han sido aceptados como veraces e imparciales. En este sentido, hemos estado conscientes de que la red nacional de televisión no pertenece al Gobierno, a un sector del país ni a un partido político; es de todos los chilenos. Por ello, tiene la obligación de servirlos, reconociéndoles eficientemente el derecho a la información objetiva, al sano esparcimiento y a la promoción de los valores nacionales, la educación y la cultura.
Nos propusimos crear una empresa del Estado para que se extendiera la televisión a todo Chile, y los primeros pasos de la que posteriormente sería la Televisión Nacional de Chile Ltda., se dieron a través del Ministerio de Educación Pública, a disposición del cual la ley puso en diversas oportunidades los fondos necesarios para poner en marcha el programa, encomendar los estudios preliminares, importar los equipos, realizar los proyectos y hacer las instalaciones en diversos puntos del país. Al mismo tiempo, dicho Ministerio, como misión propia, ha elaborado y sigue elaborando programas educacionales y preparando personal técnico especializado en esta materia.
El señor JEREZ.-
¿Me permite una interrupción, Honorable colega?
El señor HAMILTON.-
Pero una tarea del dinamismo que exige el entregar a todo el país el servicio de televisión, no podía operar ni desarrollarse dentro de la estructura tradicional de un Ministerio, sino que requería de la formación de una empresa ágil, dinámica y de alto nivel técnico, con autonomía, al menos relativa, del poder político, para cumplir con sus objetivos.
Así nació Televisión Nacional de Chile Ltda...
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