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- rdf:value = " El señor FUENTES, don César Raúl (Vicepresidente).-
A continuación, puede' hacer uso de la palabra el Diputado señor Tavolari.
El señor TAVOLARI (de pie).-
Señor Presidente, en esta tarde, nuestra Cámara de Diputados quiere rendir homenaje a un hombre que escapa a la institución a la cual perteneció toda su vida, por la labor que desempeñó.
Tal vez, esta tarde, si hubiese que escribir lo que significa la democracia chilena, habría que grabar las palabras de cada uno de los representantes de las distintas tiendas políticas que aquí se levantan: hombres de ideas diferentes, de conceptos muy distintos.
Hablo, en este momento, en representación de la Izquierda Cristiana y del Partido Socialista. Por un concepto u otro, en nuestras filas no tenemos hombres que militan en la Masonería. Sin embargo, nos sentimos obligados, moralmente, para decir, así en voz alta, que estamos al lado del recuerdo de ese hombres extraordinario, que conocimos personalmente.
Hay un hecho, que para mí golpea. Recuerdo que un Rector de la Universidad de Chile pretendió llevar a cabo una política, que se llamó: "la Universidad puertas afueras". Y este Parlamento chileno, escribiendo negativamente en sus página -porque también las escribe oscuras le cercenó el presupuesto a la Universidad, al Ministerio, para que no se pudiera realizar este plan tan extraordinario, que había soñado este hombre que ocupaba la Rectoría del Instituto Superior de Cultura, como era la Universidad de Chile.
Y todas estas entidades que, se llamaban Universidades Populares y que se habían creado a través de Chile, se vieron privadas, de la noche a la mañana, de un presupuesto. Esto fue trágico para cientos y miles de muchachos que llegaron a fines de año sin poder rendir sus exámenes, sin la posibilidad de obtener un título acorde con lo que ellos entimaban que era lo legítimo, puesto que se habían matriculado en una institución dependiente de la Universidad de Chile. En ese tiempo, Aristóteles Berlendis ocupaba el cargo de Jefe de la Enseñanza Comercial. Fue él, a través no sólo de entrevistas, sino de su participación personal, quien resolvió el problema de estos miles de muchachos, hombres y adultos que asistían, en las noches, a estas universidades; y, además, consiguió que estos jóvenes pudieran continuar sus estudios, para lo cual logró un presupuesto que permitía que ese año terminase en forma normal.
¡Cómo no recordarlo, cómo no agradecerle, aunque en forma muy postrera, esa actitud suya, cuando, en esa oportunidad, tuvimos alguna responsabilidad frente a ese estudiantado!
Por eso, he escuchado, con mucha atención, las palabras de mi colega Jáuregui. El sabe perfectamente, porque pertenece a la masonería, lo que estos hombres quieren y desean. Nunca nos hemos puesto en una posición frontal, torpe y tonta frente a gente que piensa. ¡Ojalá que la cultura y el pensamiento superior siempre tuviesen ese respeto de los demás! ¡Ojalá que el ejemplo de la masonería, a través de lo que significó su aporte a la independencia de Chile y que con una cultura mínima todos conocemos, fuese reconocido no solamente en el país, sino en toda América y el mundo!
Podemos no estar de acuerdo en algunos conceptos; pero no podemos dejar de reconocer a los hombres cuando se levantan a planos superiores para pensar, para concebir lo que es el hombre, para tener un respeto de lo que es el ser humano, para opinar de lo que es la libertad, para creer sinceramente en lo que representa el hombre como tal. ¡Y éste sí que es un avance! Por eso, a través de las discusiones, a través de nuestras palabras en los debates en esta Cámara, cada uno se retrata como es. No estamos de acuerdo con esa violencia torpe y tonta que muchos quieren desatar, en un momento dado, en el país. ¡Amamos la libertad! ¡Amamos la independencia! ¡Estamos orgullosos de ser un país que, aun cuando ubicado en el confín del mundo está cumpliendo una función y está desarrollando una tarea!
Por eso, cuando caen hombres como Aristóteles Berlendis, no nos interesa ir a ver su domicilio, su calle ni su número; nos interesa saber que ha caído un hombre que ha desarrollado toda una trayectoria en el país; un hombre que estuvo muy cerca de nosotros, aun cuando en otros aspectos haya estado lejos. Fue un hombre al que podemos rendirle un homenaje sin tener vergüenza y, al contrario, sintiéndonos orgullosos. Por eso, se le rindió homenaje en los bancos de la Derecha; en los de la Democracia Cristiana y se lo pueden rendir también desde ese punto de vista, los marxistas.
¡Qué tremendamente satisfactorio es, como chilenos, levantarnos para decir algo de un hombre que desarrolló esa tarea y esa labor! ¡Y qué orgullo para los masones haber tenido un Aristóteles Berlendis en sus filas!
Por eso, señor Presidente, en nombre de la Cámara, en nombre de nuestros Comités, queremos hacer llegar el pésame no solamente a la familia, a la masonería, al Partido Radical, sino, tal vez, tengamos que enviar un pésame a todos los chilenos, a nuestro pueblo, que tuvo en él a un maestro; un hombre que nació en Valparaíso, un hombre que tuvo un alto concepto de lo que significa el honor, la obligación, la responsabilidad. Por todo eso, queremos darle a Chile el pésame por la muerte de Aristóteles Berlendis.
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