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- rdf:value = " El señor FUENTES, don César Raúl (Vicepresidente).-
A continuación está inscrito el señor Schnake.
Puede usar de la palabra Su Señoría, por la vía de la interrupción.
El señor SCHNAKE.-
Señor Presidente, en uso de la interrupción que me ha concedido el compañero MinistroChonchol, yo quisiera puntualizar, a esta altura del debate, algunos hechos que creo útil ir viendo, para que esto no se transforme realmente en un diálogo de sordos, en una cosa improductiva que, en definitiva, se preste a interpretaciones que no quisiéramos nosotros mismos dar.
Se ha llegado a esta sesión especial, por quienes la pidieron, llenos de muchas inquietudes y preguntas. Las fundamentales se referían a que, a través de los Centros de Reforma Agraria, el Gobierno de la Unidad Popular estaba pretendiendo la estatización del campo y, con eso, violando el espíritu de la Ley de Reforma Agraria, terminando con la libertad de los campesinos, con sus posibilidades de desarrollo, etcétera.
El compañero Ministro y todos los que en su misma onda han hablado han sido enfáticos en declarar que nada es más contrario al espíritu que anima al Gobierno, al establecer los Centros de Reforma Agraria, que querer estatizar precisamente el campo. Esta no ha sido una mera afirmación, sino que, además, se ha fundado prácticamente en el examen del reglamento de Centros de Reforma Agraria, que constituyen precisamente todo lo contrario de la estatización del campo. La Unidad Popular es profundamente contraria a crear una suerte de capitalismo de Estado, y como más de alguna alusión en este sentido se ha hecho a mi Partido, los socialistas queremos decirlo muy claramente. Nada es más contrario al espíritu del Partido Socialista que crear una suerte de capitalismo de Estado, que es la mejor manera tela je de ninguna naturaleza de los funcionarios fiscales. El campesino mismo decide su propia existencia, su propia manera de integrarse al proceso de la reforma agraria.
En cambio, en forma sana, en forma justa, que respalda precisamente el espíritu que tuvo la Ley de Reforma Agraria mucho más que hasta ahora, las instituciones del Estado como CORA, SAG y las demás, solo pasan a desempeñar el justo papel que les corresponde: el de asesorar y entregar su capacidad técnica a los campesinos para que ellos conduzcan el proceso. Al mismo tiempo, se obliga al Banco del Estado a otorgar los créditos directamente a los campesinos, sin que tengan que pasar por el "papá" CORA, sin que la CORA diga si necesitan más o menos y empiece a "brujulear" políticamente para que los campesinos usen el crédito de una u otra manera. Y todo el proceso se basa en los planes de explotación realizados por los propios campesinos y no por los funcionarios de CORA, INDAP o de cualquiera otro organismo, sentados en sus escritorios.
De manera que para que esto no sea un diálogo de sordos, los que han planteado estas inquietudes tendrían que reflexionar con alguna honestidad. Un parlamentario democratacristiano me decía en privado, hace algunas horas: "Después de escuchar al compañero Chonhol, realmente le encuentro mucha razón en lo que está planteando, y sería bueno que conversáramos más a fondo el problema". Sería muy útil que reflexionaran un poco, porque al parecer esta inquietud la trajeron sin haber leído siquiera el reglamento de los Centros de Reforma Agraria. Esa sería también la manera de no seguir induciendo a engaño a campesinos que han llegado hasta aquí creyendo que las cosas eran diferentes, y tendrán que irse de esta sesión con la convicción de que era realmente muy distinto lo que el Gobierno estaba haciendo de mantener el régimen capitalista y no de sustituirlo.
Y ¿en qué nos basamos para hacer esta afirmación? En los títulos y en la lectura del propio reglamento de los Centros de Reforma Agraria. Para que haya una estatización del campo, para que él Estado tome bajo su tuición absoluta y exclusiva el problema del campo, es necesario que en forma física, en forma real, los funcionarios fiscales, los funcionarios del Estado, estén manejando el campo, estén conduciendo los centros de reforma agraria, estén manejando las asignaciones y el proceso, mismo de la asignación definitiva de la tierra, y que ellos, con su intervención, estén usufructuando y dirigiendo este proceso.
Pues bien, en alguna medida bastante importante, esto estaba sucediendo a través del paternalismo que la CORA ejercía precisamente en los asentamientos. Nada se saca con decir que se es dueño, cuando en la práctica no se es. Nada sacaban los campesinos con creer, por el hecho de ser asentados en un período meramente transitorio, que eran dueños, como asentados, de la tierra, en circunstancias que legalmente no lo eran, que legalmente era la Corporación de la Reforma Agraria la dueña de estos terrenos y que, en la práctica, era esta Corporación la que dirigía cada uno de sus pasos a través de los salarios que les pagaba, a través de los créditos que les otorgaba, a través del control de su contabilidad, realizada -aunque lamentablemente nunca expuesta públicamente- por la propia Corporación de la Reforma Agraria. Al crearse los Centros de Reforma Agraria, en esta etapa transitoria, el propio campesino pasa a ser el que dirige sus destinos, el que se incorpora a las tareas de conducción en la producción de la tierra, el que va conformando la manera como este centro, que es, en alguna medida, un conjunto de asentamientos pero sin ese paternalismo expresado antes, debe realizar sus propias actividades, sin tutelaje de ninguna naturaleza de los funcionarios fiscales. El campesino mismo decide su propia existencia, su propia manera de integrarse al proceso de la reforma agraria.
En cambio, en forma sana, en forma justa, que respalda precisamente el espíritu que tuvo la Ley de Reforma Agraria mucho más que hasta ahora, las instituciones del Estado como CORA, SAG y las demás, solo pasan a desempeñar el justo papel que les corresponde: el de asesorar y entregar su capacidad técnica a los campesinos para que ellos conduzcan el pro-ceso. Al mismo tiempo, se obliga al Banco del Estado a otorgar los créditos directamente a los campesinos, sin que tengan que pasar por el "papá" CORA, sin que la CORA diga si necesitan más o menos y empiece a "brujulear" políticamente para que los campesinos usen el crédito de una u otra manera. Y todo el proceso se basa en los planes de explotación realizadas por los propios campesinos y no por los funcionarios de CORA, INDAP o de cualquiera otro organismo, sentados en sus escritorios.
De manera que para que esto no sea un diálogo de sordos, los que han planteado estas inquietudes tendrían que reflexionar con alguna honestidad. Un parlamentario democratacristiano me decía en privado, hace algunas horas: "Después de escuchar al compañero Chonhol, realmente le encuentro mucha razón en lo que está planteando, y sería bueno que conversáramos más a fondo el problema". Sería muy útil que reflexionaran un poco, porque al parecer esta inquietud la trajeron sin haber leído siquiera el reglamento de los Centros de Reforma Agraria. Esa sería también la manera de no seguir induciendo a engaño a campesinos que han llegado hasta aquí creyendo que las cosas eran diferentes, y tendrán que irse de esta sesión con la convicción de que era realmente muy distinto lo que el Gobierno estaba haciendo.
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