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- rdf:value = " El señor PENNA.-
Señor Presidente, a comienzos de este año, el señor Ministro de Minería, don Orlando Cantuarias, dio a conocer al país la noticia de que se habían nacionalizado las instalaciones mineras de propiedad de la empresa minera Bethlehem Chile Iron Mine Company. Se llamó a esto una clara decisión del Gobierno de traspasar a manos del Estado de Chile la gran minería del fierro.
Han pasado varios meses, y recientemente se empieza a despejar una serie de incógnitas que habían rodeado esta decisión del Gobierno de Chile.
Como se sabe, a través de este convenio, la Compañía de Acero del Pacífico compra a nombre de Chile las instalaciones de El Tofo y El Romeral, ambos minerales situados en la provincia de Coquimbo, a escasos kilómetros de la ciudad de La Serena, que tienen una producción conjunta de alrededor de 3 millones de toneladas anuales de mineral de hierro, de los cuales 2 millones 500 mil, aproximadamente, son del Romeral y 500 mil son del Tofo. Este último mineral está prácticamente agotado y, según opiniones optimistas, tiene reservas sólo para un año más.
Este acuerdo fue firmado en marzo de 1971 y concurrieron por parte de Chile el señor Ministro de Minería, don Orlando Cantuarías, y don Carlos Matus, en representación de la Compañía de Acero del Pacífico, y en representación de Bethlehem, don Eugene Buchanan.
El valor de compra se determinó en 22.352.740 dólares. De éstos, 1.063.338 dólares corresponden al precio de "El Tofo", incluidas las instalaciones del puerto de Cruz Grande; y las instalaciones de Guayacán se adquirieron en 2.094.032 dólares. El valor del resto, El Romeral, se determinó en alrededor de 18 millones.
Creo que en esta negociación, como nunca en la historia de Chile, los gringos de la Bethlehem se han "pasado por el aro" a los negociadores chilenos, porque ellos, en un contrato leonino, han puesto condiciones a Chile para devolverle sus riquezas básicas. Al examinar el convenio -tengo una copia fiel de él- se puede observa lo siguiente.
La firma del convenio fue al 31 de marzo de 1971, y en el contrato se estipula que el valor de libros que se establece para la negociación es a esa misma fecha. Por lo tanto, como las conversaciones se iniciaron dos o tres meses antes, los negociadores chilenos les dieron oportunidad a los gringos para arreglar los libros.
Distinta fue la tan criticada nacionalización pactada de Frei, que se hizo en junio de 1969, pero se puso como valor de libros el que tenía al 31 de diciembre de 1968, o sea, seis meses antes de iniciar las conversaciones.
En segundo lugar, se establece que las deudas que CAP tenga con Bethlehem al 31 de marzo tiene que pagarlas encima del valor de libros, y el dinero que tenga en caja o saldos a favor que tenga en Bancos siguen en manos de la empresa norteamericana.
Pues bien, el documento que da base al acuerdo dice:
"También se excluirán de la compraventa los bienes de capital, servicios de ingeniería y materiales -tanto para el plan de expansión como para las operaciones normales- adquiridos o contratados con terceros por o para Bethlehem y cuyo pago no se hubiere completado a la fecha del balance de término, sea que se trate de contrataciones en el extranjero o en el mercado local.
"CAP asumirá desde la fecha señalada la responsabilidad por el pago oportuno y total de esas contrataciones otorgando todas las garantías usuales que permitan a Bethlehem liberarse de tales compromisos y reembolsará a Bethlehem su costo en la misma forma en que ésta lo haya contratado o pagado. Además, se excluirán los bienes de capital y materiales pagados por Bethlehem que se encuentren en trásito a la fecha del balance de término. CAP adquirirá estos bienes pagando su precio en la misma forma que Bethlehem los haya contratado o pagado."
En el artículo 3º se establece, y esto es muy importante, que el precio definitivo, incluyendo las existencias de minerales en cancha, será determinado por una compañía de auditores. En este caso, fueron extranjeros los que actuaron como terceros designados por las partes.
Quiero hacer presente que en la nacionalización pactada, que fue tan criticada en el Gobierno de Frei, no se aceptó que fuera una compañía extranjera ni tampoco otra institución nacional que no fuera Impuestos Internos la que determinara el valor de libros, porque era la única institución chilena a la que le correspondía esta operación.
El precio determinado por los auditores fue de 22,3 millones de dólares. Y en el artículo 4º se establece que el 65%, o sea, 14,3 millones de dólares, debe pagarse en siete años. Esta es, prácticamente, una compra al contado, en términos internacionales, que con sus intereses representa 21 millones de dólares para pagar estos 14,3 millones.
En seguida, el interés anual es de 5,75%, pero en caso de retardo sube a 7,75%. Además, se establecen, a mi juicio, cláusulas escandalosas que hieren la nacionalidad chilena, como los artículos 5º y 17 del convenio, que dicen a la letra:
"Si se elevara la tasa vigente de impuestos que grava dichos intereses o se establecieran nuevos tributos sobre los mismos intereses, los porcentajes de interés señalados se aumentarán en la medida necesaria para absorber la mayor carga que afectare al acredor".
O sea, tiene una condición especial. Si al 5,75% de interés, que por una ley de la República afecta la tasa de todos los intereses ganados en Chile, se le pusiera un 1% de interés, prácticamente este interés que está ganando la Bethlehem, en este caso, sube a 6,75%, mayor que el que pone el Gobierno chileno, lo que, a mi juicio, es atentar contra la integridad nacional.
Y el artículo 17 dice, a la letra:
"El retardo por más de 90 días en el pago de una cuota del precio de venta y/o de sus intereses o en el pago de alguna otra obligación que emane del contrato de compraventa y de su documentación complementaria dará derecho a Bethlehem para exigir el total de sus créditos como si fueran todos de plazo vencido."
Yo creo que los gringos de la Bethlehem zapatearon encima de los chilenos, puesto que, una vez firmado el contrato el 31 de marzo, se han negado a adquirir para sus plantas en Estados Unidos una sola tonelada de fierro, pese a que había un compromiso con el Banco Central en que ellos se comprometían a adquirir 1.500.000 toneladas. Después del 31 de marzo, no ha entrado ni un solo barco a la dársena de' Cruz Grande; ahí están las pilas de mineral, esperando que alguien las embarque por Guayacán, que es el puerto de embarque del mineral El Romeral, y tampoco se ha embarcado ni una sola tonelada rumbo a Estados Unidos.
El Tofo está prácticamente paralizado, y la CAP está preparando el ambiente entre los trabajadores para convencerlos de que El Tofo paralizará definitivamente y el personal deberá ser distribuido en otras faenas mineras.
Como dije al principio, se ha agotado el mineral en El Tofo y, sin embargo, se ha pagado por las instalaciones en un mineral agotado, donde hay una planta eléctrica instalada en 1908, y un ferrocarril de corriente continua, que no es de trocha angosta ni ancha, una trocha especial, y que sirve nada más que para venderlo a precio de fierro viejo, y una dársena donde entran solamente barcos de 30 mil toneladas, en circunstancias que en el mercado mundial hoy se trata de abaratar los costos de transporte utilizando barcos de 100 mil toneladas. Una dársena con capacidad para barcos de 30 mil toneladas "no tiene razón de ser en este tiempo.
Por último, señor Presidente, la Bethlehem hizo a Chile un traspaso de sus contratos con Japón. La verdad es que no sabemos en qué condiciones, porque parece que se los vendió. Esto significaba que Japón estaba comprometido a comprarle a la Bethlehem, en virtud de estos contratos que ha adquirido el Gobierno chileno, alrededor de un millón de toneladas anuales. Sin embargo, Chile ha estado, todo este tiempo, tratando de renegociar directamente con las compañías japonesas. Y las informaciones recogidas en el diario especializado "Japón Commerce Tron and Steel", no son halagadoras.
Creemos, señor Presidente, que es conveniente que se dé una explicación al país, porque del estudio del convenio, a nuestro juicio, se deduce que no se han resguardado suficientemente los intereses de
Chile y, especialmente, de los 7 mil trabajadores y sus familias que laboran en la minería del hierro, sobre los cuales se cierne, en este momento, el fantasma de la cesantía.
El afán electoralista de aquella época anterior al 4 de abril, les imponía presentar ante el país una decisión nacionalizante a cualquier precio, y no se dieron siquiera el tiempo, ni el estudio suficiente, para defender los intereses profundos del país.
Nada más.
"
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