-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591856/seccion/akn591856-ds16-ds17-ds22-ds29
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2542
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/temporal/1107
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/323
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2542
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/318
- rdf:value = "
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Con la venia del señor Arnello, tiene la palabra el señor Maturana.
El señor MATURANA.-
Señor Presidente, en el orden de precisión de responsabilidades a que estaba refiriendo el señor Phillips, quiero decir, con mucha franqueza, que estando aquí presentes los partidos de la Unidad Popular, que tienen la obligación de darle respaldo al Gobierno; estando presentes nosotros, que constituimos un partido de oposición y estamos formulando nuestro pensamiento frente a la política económica del Gobierno, debió haber estado presente el Partido Demócrata Cristiano con una posición y con un pensamiento definidos. Creo que hoy día, en que estamos haciendo prácticamente una especie de juicio político de la realidad del país, es bastante conveniente que precisemos los límites, las actitudes y los alcances de las actitudes de los distintos sectores políticos que estamos participando en el Congreso, máxime cuando se trata de un partido cuya votación en el Congreso Pleno fue determinante para la elección del Presidente de la República y que ofreció al país un Estatuto de Garantías que, a su decir de aquella época, aseguraba la libertad de trabajo, el derecho de huelga, el fuero sindical; garantizaba la enseñanza particular sin restricciones; que en el país no hubiera bandas armadas, ya que se garantizaba que sólo las Fuerzas Armadas y las fuerzas policiales regulares podrían tenerlas, y que nadie fuera despojado, perseguido o molestado, respetándose integralmente el Estado de Derecho. Ese Partido, frente a una acusación constitucional como la que hoy día está conociendo la Honorable Cámara, debía haber estado presente, con una posición y un juicio frente a la realidad que el país está viviendo. Pudo, naturalmente, este juicio ser favorable o contrario a nuestra acusación; pero el país habría ganado, hubiéramos conocido una posición clara y definida al respecto.
Desgraciadamente, en la declaración de su Consejo General sólo aparece una palabra que, aparentemente, es novedosa en la política chilena: "no participar". Digo aparentemente novedosa, porque esta misma filosofía la habíamos conocido encubierta bajo otras palabras: "marginarse", en una acusación inmediatamente anterior; "abstenerse", en la primera acusación presentada. Es decir, "no participar", "marginarse" o "abstenerse" ha sido la posición del Partido Demócrata Cristiano frente a este gran debate nacional entre quienes son Gobierno y quienes constituimos un aspecto de la Oposición. Creo que son tres palabras diferentes; pero, en el fondo, hay una especie de escapismo de la responsabilidad; se elude enfrentar la realidad y asumir la propia responsabilidad. Habría sido interesante que así no ocurriera.
Pues bien, ¿cómo explica el Consejo de la Democracia Cristiana esta actitud? Hagamos una especie de balance de los "logros" que justifican esta actitud. Dice que 38 obreros podrán reingresar a sus puestos en la industria Sumar. Tengo entendido, según los datos que se escucharon en la Comisión de Acusación, que sólo en la industria textil hay comprometidos más de 1.500 trabajadores. Son solamente parciales los datos de que allí se dispuso; probablemente sea superior el número de casos. Pero el hecho es que en Chile está cuestionada la situación de 3 millones de trabajadores, que de alguna manera pueden pasar absolutamente al área social o estatal. Naturalmente, es una pobre garantía que 38 obreros tengan la posibilidad de reintegrarse al trabajo. Esto se hace más pequeño aun si durante toda la semana anterior a la acusación se ha dicho que se estaba defendiendo virilmente a estos 38 funcionarios porque eran militantes del Partido Demócrata Cristiano.
La declaración expresa, además, que confían en que en breve plazo el Gobierno presentará un proyecto de ley que fijará las áreas y determinará la participación de los trabajadores en las empresas estatizadas.
Nosotros, señor Presidente, al menos, no podemos olvidar que un Estatuto de Garantías, de rango constitucional, evidentemente, debía tener mucho mayor importancia que estas conversaciones o, en mejor de los casos, cambios de notas que puede haber habido entre el Presidente Allende y el Partido Demócrata Cristiano; y sin embargo, durante los 8 ó 9 meses de Gobierno del señor Allende hemos estado, escalonada y reiteradamente, escuchando a los parlamentarios de la Democracia Cristiana, en la Cámara de Diputados o en el Senado, que dicho Estatuto de Garantías ha sido quebrantado reiteradas veces.
No podemos olvidar tampoco que el 30 de diciembre el señor Presidente de la República dijo que enviaría al Congreso un proyecto de nacionalización de los bancos, y hasta hoy día, en que se ha estatizado más del 60% de la banca privada, no ha llegado al Congreso dicho proyecto.
No podemos olvidar que la Democracia Cristiana entregó funcionando una ley de reforma agraria que establecía la garantía de la unidad básica, es decir, de lo que no era latifundio, y que tenía 80 hectáreas. Ha sido de tal manera barrenado, roto y atropellado este estatuto del propietario de la unidad básica, por haber sido despojados propietarios de hasta 15 ó 20 y aún 4 ó 5 hectáreas, que la propia Democracia Cristiana ha presentado un proyecto para reducir a 40 hectáreas lo que entregó como garantía al agricultor de Chile, porque la realidad le estaba demostrando que no se respetaba la unidad básica de 80 hectáreas.
Esto nos hace pensar que hay un exceso de optimismo, un "querer" que las cosas como se quiere que sean, para evitar tener que enfrentar duramente una realidad que a veces aparece espinuda.
Ahora, si se quisiera hablar del "éxito", discutible que se ha obtenido mediante estas reuniones, creo que está muy claro en la opinión pública que no se consiguió ni por discursos encendidos, ni por artículos de diarios, ni por intervenciones de los parlamentarios, sino que, precisamente, por una acusación constitucional que nosotros presentamos y que el Gobierno, pese a que declaró, a través de sus órganos de publicidad, que era un mero eslabón de una escalada sediciosa, al entrar a negociar con un partido político de la importancia de la Democracia Cristiana, ha tenido que reconocer que no era un procedimiento sedicioso, sino que era constitucional, y que el camino recorrido era ilegal, desde el momento que estaba ofreciendo retomar una senda que, indudablemente, había cerrado a través de la acción del Ministro señor Vuskovic.
Naturalmente, este ausentismo de pensamiento político de la Democracia Cristiana frente a la actitud económica del Gobierno, en cierta manera clarifica el aspecto político del país. Por una parte, tenemos a la Unidad Popular, solidaria, responsable de su programa, incluso con muchos sectores dentro de ella tratando de llevarlo más rápido, más lejos y con mucho mayor intensidad de lo que incluso se enunció en dicho programa. Frente a esa actitud, como partido de Oposición, sin claudicaciones, sin debilidades, sin transacciones, sin componendas, nosotros. La verdad de las cosas es que junto a nosotros hemos encontrado, en una actitud muy similar, a la Democracia Radical, que también ha estado denunciando los mismos hechos que nosotros hemos denunciado.
Creemos que, así como en el Derecho Público chileno no se conciben sino partidos de gobierno y partidos de oposición, no es concebible un tipo de oposición extraña y ambigua, que yo llamaría oposición plañidera; una oposición que se queja porque no se le permite participar en la socialización del país, en la estatización del país. Es incuestionable que, cuando se hace ese planteamiento, se deja de ser, clara y definitivamente, oposición, para empezar a caminar, de alguna manera, como partido de gobierno.
Es perfectamente licitó que alguien entre o ingrese al Gobierno; pero debe entrar claramente como partido de gobierno, para que la opinión pública sepa dónde está y lo juzgue como partido de gobierno. Pero, cuando se está en la oposición, debe estarse a la intemperie, al riesgo, al peligro, al atropello, como partido de oposición, precisamente para compartir el destino político de quienes constituyen oposición.
En esta forma, con la actitud política definida de la Unidad Popular, con la actitud opositora definida que nosotros hemos asumido, el país sabe a qué atenerse. Por eso, cuando la Diputada señora Lazo decía, desde los bancos del frente, ¿porqué no vamos a una elección?, nosotros le contestábamos que con mucho gusto iríamos a una elección, porque creemos que es la única manera como la oposición realmente puede decidir. Si se quiere ir al socialismo, se debe presentar un proyecto de reforma constitucional y, en caso de no ser éste aceptado por los partidos de oposición, consultar al pueblo, realizar un plebiscito para, de ese modo, definirse.
La señora LAZO.-
¿Me concede una interrupción, colega?
El señor MATURANA.-
Con el mayor gusto le daría una interrupción; pero no tengo más remedio que devolver la palabra al Diputado señor Arnello, porque estoy haciendo uso de una interrupción.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591856/seccion/akn591856-ds16-ds17-ds22
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591856