
-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/592025/seccion/akn592025-ds10-po1-ds98-ds102
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/592025
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/592025/seccion/akn592025-ds10-po1-ds98
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/temporal/1107
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3847
- rdf:value = " El señor LORENZINI.-
El problema consiste en lo siguiente. Estamos dentro de un proceso general de cambios, en que queremos pasar del sistema de propiedad capitalista al de una propiedad en que los trabajadores sean los dueños de las empresas.
El Ministro nos decía esta mañana que podía darse la imagen de que defendíamos a los señores Sumar y Compañía. Nosotros no estamos defendiendo absolutamente a ningún capitalista. Comenzamos la reforma agraria para que los trabajadores fueran dueños de la tierra, y estamos trabajando actualmente en conjunto con ustedes, en la medida en que coincidamos para hacer que los trabajadores sean los dueños de las industrias.
Ahora bien, ¿qué ha sucedido en la industria Sumar? Que el interventor ha tomado una posición de prepotencia tal vez explicable para una persona que acaba de hacerse cargo de un organismo de esa naturaleza y ha creado luchas intestinas entre los trabajadores. Esto empezó porque un grupo de obreros trató mal e insultó a otro trabajador, y hubo palabras para acá y palabras para allá. Existió el acuerdo de hacer un paro en defensa de los compañeros despedidos, cosa que siempre han hecho los trabajadores, y ustedes y nosotros permanentemente hemos defendido.
¿Qué sucedió después? Que el encargado, señor Pérez de Arce, sencillamente despidió a 40 trabajadores. Entre los despedidos hay dos dirigentes sindicales, los compañeros Toro y Jara, sin haber sido sometidos a proceso jurídico previo alguno, atropellando las pobres y tristes leyes que a través de los años hemos logrado arrancar para defender a los trabajadores. Entre estos 40 trabajadores hay gente que tiene diez, quince y veinte años de trabajo en la industria.
Primero se adujo, por un señor Inspector del Trabajo, que eran despedidos por necesidad de la empresa; posteriormente, se les dijo que no era por eso, sino por abandono del trabajo, por el paro que habían hecho en señal de protesta. Ustedes y nosotros hemos defendidos los paros legales, o ilegales cuando son justos y está en juego el derecho al trabajo de la gente. Ahora, no puede ser por necesidad de la empresa, porque el interventor ha contratado para la planta de poliester 142 operarios nuevos; para la de algodón, 190 operarios nuevos; para la de nylon, 126 operarios nuevos, lo cual hace 458 operarios nuevos, además de un número aproximado, no tengo la cifra exacta, de 60 empleados.
En esta forma, en este proceso de cambios en que los trabajadores van a ser dueños de su destino y van a participar en la conducción de la empresa, lo único que se ha hecho es cambiarles de patrón. Antes tenían un patrón, el señor Sumar, y ahora tienen de patrón un señor interventor. Para ellos no ha cambiado nada. ¡Tanta sangre derramada en Chile, tanto esfuerzo, tanto sacrificio, tanta entrega para llegar a un cambio de la estructura capitalista que ni a ustedes ni a nosotros nos gusta! No puede terminar en una situación de esta naturaleza, de inseguridad para los trabajadores, en que ellos han pedido algo que, incluso, tenían en la industria capitalista, que era seguridad; ahora ni eso lo tienen: están entregados a los vaivenes de la política. Los trabajadores deben ser los dueños, los que mandan y los que conducen. Ustedes lo han dicho y nosotros también. Entonces, esto es inconcebible. Incluso, entiendo que un funcionario nuevo sacó un auto, lo chocó, lo hizo pedazos y lo arreglaron; entiendo que ésas son cosas que suceden a nivel emotivo en una fábrica determinada. Pero los parlamentarios, los Ministros, las personas que tienen que conducir estos cambios, no pueden permitir este matonaje, este sectarismo, esta falta de respeto por la persona humana.
Yo voy a exponer algo sin comentario; creo que cada uno puede hacer el que quiera. No creo que haya que avergonzarse de la familia para creer en la nación, ni de la nación para creer en la comunidad latinoamericana, ni de nuestro carácter de latinoamericanos para creer en la hermandad total del mundo. Las organizaciones tienen símbolos. Chile tiene un símbolo que es la bandera, la bandera de la patria, de la cual se pueden decir muchas cosas en películas y en libros; pero, en el fondo, responde a un sentimiento profundo, algunas veces desvirtuado, algunas veces mal enseñado. Y a mí me parecen inconcebible gestos como el de esta funcionario, con conocimiento del Comité de la Unidad Popular de la empresa, quo sencillamente puso una bandera toda rayada. Lo dicho de que los trabajadores no, quieren que la empresa vuelva a poder del capitalismo, porque desean ser ellos los dueños, es lo que dicen en el fondo, es algo en lo que participan todos los trabajadores. Pero esto de haber puesto la bandera de la patria para crear un clima de lucha interna, de vejación de los símbolos nuestros, es una cosa inconcebible.
Ustedes y yo hemos puesto siempre la bandera cuando nos hemos tomado las fábricas, las industrias y departamentos; hemos puesto la bandera como un símbolo de que el pueblo pedía soberanía y no quería ser atropellado por fuerzas de Carabineros, cosa que generalmente se respetó. Recientemente, en Sagrada Familia, el Teniente de Carabineros les quitó a los trabajadores la bandera que habían puesto en la puerta del fundo, porque no eran del grupo de la UP; la pescó y la tiró encima de las moras.
No quiero hacer comentarios sobre lo que significa este hecho, pero indica que no vamos por el buen camino para hacer los cambios de estructura.
Nosotros queremos un diálogo con ustedes, no sólo en el sentido de la filosofía de las palabras, sino sobre la construcción de un Chile nuevo. Pero no podemos permitir que el camino hacia esa construcción esté jalonado de gente despedida de su trabajo, con temor, con miedo, como sucede en la fábrica Sumar. No es ése el hombre nuevo que queremos tener. Por eso, pido a los colegas...
El señor GUASTAVINO.-
¿Me conceda una interrupción?
El señor LORENZINI.-
... y le voy a dar una interrupción al colega de los bancos marxistas, que se preocupen de este problema, porque nosotros iremos hasta las últimas consecuencias para defender a los trabajadores. Y si el Estado se transforma en un patrón capitalista, explotador y negrero, tendremos que luchar hasta las últimas consecuencias yo no estoy hablando de sedición ni de golpes de armas, sino de las herramientas legítimas de los trabajadores organizados en organismos como luchamos otrora contra los capitalistas.
Le doy una interrupción, colega Guastavino, pero que sea corta, porque nos queda poco tiempo.
El señor GUASTAVINO.-
Señora Presidenta,...
El señor TUDELA.-
No puede conceder interrupciones, porque está haciendo uso de ellas.
El señor LORENZINI.-
!Ah! Estoy haciendo uso de una interrupción, colega.
"
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3219
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3847
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3900
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion