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- rdf:value = " El señor MERCADO (Presidente).-
Puede continuar el señor Millas.
El señor MILLAS.-
Como decía al momento en que otorgué la interrupción a la colega señora Carmen Lazo, era mucho más lógico que asumiera la defensa de esta disposición un Diputado del Partido Nacional, expresamente el señor Amello. Como lo señala la declaración del 16 de marzo del Partido Nacional, ellos pueden ufanarse -lo han hecho en esa declaración- de que algunas disposiciones de este proyecto de reforma constitucional corresponden a ideas coincidentes con su pensamiento sobre esta materia. Y entre ellas -más que ninguna, quizás- esta modificación consistente en agregar este número 15 al artículo 44 de la Constitución que enumera las materias de ley.
Cuando el colega señor Gustavo Lorca, abandonando el tema sobre el cual nos ha ilustrado en el anterior Parlamento, en relación al Derecho Romano, aludía a su preocupación por la Revolución Francesa del año 1789 y por la Revolución Rusa del año 1917, de este siglo,...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor MILLAS.-
... en aquel momento, se reían mucho algunos colegas del Partido Demócrata Cristiano. Les parecía todo aquello atinente con el criterio que impera en sus filas, donde se observa un mejor conocimiento de hechos contemporáneos y una preocupación por los problemas actuales, de esta hora. Pero el señor Lorca quiso encontrar, para esta proposición de reforma constitucional, una inspiración en una época del desarrollo histórico de Chile. La buscó al comienzo de la República y habló de la tendencia al gobierno unipersonal, que él adjudicó al criterio Portaliano. Pero, en verdad, aunque se trata de una época antigua,...
Varios señores DIPUTADOS.-
¡Impersonal!
El señor MILLAS.-
...él está bastante equivocado, porque precisamente no se trata de una tendencia a gobiernos unipersonales, sino despersonalizados. Algo muy diferente a esta tendencia de las fuerzas de Derecha a unificar y a circunscribir en un solo ciudadano, en una sola persona el ejercicio supremo no sólo de las omnímodas atribuciones entregadas en el actual texto Constitucional, sino también, según se desprende de esta proposición de reforma constitucional, de la totalidad de las funciones legislativas. Ahora, ¿a qué se debe esta tendencia, que objetivamente se observa en esta época de capitalismo monopolista de Estado y se manifiesta en una serie de países, hacia los gobiernos unipersonales? Algo totalmente ajeno a aquella tendencia a una despersonalización del poder que se observa en los comienzos de la República en Chile y que pudiéramos decir que es absolutamente opuesta a ésta. Es indudable que si la potestad legislativa se saca del debate público, si no se permite que haya discusión parlamentaria, si sólo se coloca en manos de quienes redactan en secreto algunas disposiciones que pasan a tener fuerza de ley, las influencias poderosas y las presiones de aquellas fuerzas que disponen de un gran poder económico, tienen que pesar mucho más. Si no, que lo diga la experiencia de la legislación con decretos con fuerza de ley en Chile. El escándalo de los bonos-dólares. ¿De dónde provienen éstos, sino de una delegación de facultades, de decretos que salieron a escondidas de la opinión pública?
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor MILLAS.-
Y las franquicias verdaderamente indignantes y odiosas que favorecen a las empresas constructoras de Chile, ¿de dónde provienen? De una delegación de facultades y del decreto con fuerza de ley Nº 2, que es uno de los más grandes escándalos de nuestro país. ¿Qué ocurre? Que cualquier obrero de la construcción, que el más modesto de los trabajadores de una empresa constructora tiene que pagar impuesto a la renta; pero, en cambio, los potentados, los grandes monopolistas de la construcción, de acuerdo con el decreto con fuerza de ley Nº 2, quedaron exentos del pago de todo impuesto. Ellos se benefician con el 5% de las utilidades de cualquiera empresa industrial, minera o comercial del país; con todos los recursos para viviendas; con los aportes de los fondos habitacionales de las cajas de previsión, y, en cambio, no pagan un centavo de contribución. Son parásitos. Y esto ha significado que la construcción en Chile haya permanecido estancada durante los diez años de vigencia de este sistema inicuo que sólo se pudo implantar a través de la delegación de facultades.
Por eso, la experiencia ha indicado que es un buen sistema la delegación de facultades, a fin de que se acentúe la dominación y se acrecienten los privilegios del gran capital monopolista. Para los trabajadores, para la clase obrera, para el pueblo, para el pequeño o mediano comerciante o industrial, esto representa una amenaza muy seria.
No es que se pretenda, simplemente, incorporar a la Constitución la norma que, como se ha dicho, ha regido hasta ahora a través de ciertos abusos o de ciertas interpretaciones del texto constitucional. No. Aquí se trata de una innovación profunda. Si revisamos el texto propuesto por el Senado -y que va a votar luego la Cámara- encontramos que en él prácticamente todo, absolutamente todo pasa a ser materia respecto de la cual puede legislar el Presidente de la República. Por lo tanto, el Parlamento pasa a ser nada más que un Poder llamado, una vez al año, a otorgar facultades absolutas. Y debería cerrar sus puertas, si acaso las otorga, porque, en verdad, sería inoperante.
Es tan tremenda esta disposición que vamos a votar, que en la Cámara anterior, donde había mayoría absoluta del Partido de Gobierno, de la Democracia Cristiana, muy superior al quórum constitucional, y se contaba, incluso, con los parlamentarios del Partido Nacional, que se sumaban para aprobar estas reformas constitucionales, la proposición que ahora vuelve desde el Senado no tuvo acogida. Porque cuando discutimos estas mismas cosas de que estamos hablando ahora, cuando se supo en los sindicatos obreros, en las municipalidades, en el pequeño comercio de Chile, la posibilidad de que por mero decreto se pudiera atentar, en cualquier momento, contra todas las conquistas, sin ningún debate público, esto conmovió a innumerables colegas del Partido Demócrata Cristiano y no hubo quórum constitucional. Y, con excepción de aquella disposición relativa a la disolución del Congreso, ella fue la única, además de la mencionada, que no encontró el quórum constitucional requerido en esta Cámara, y con razón, señor Presidente, porque aquí se trata de cosas serias. No se trata simplemente de aquellas facultades que se han otorgado hasta ahora y que, por lo demás, han servido para poco, han dado lugar a leyes deficientes o a escándalos como los que he vuelto a denunciar esta tarde. ¿De qué ha servido que en mayo del año pasado esta Cámara otorgara al Presidente de la República señor Frei, las facultades para resolver en definitiva todos los problemas relacionados con las remuneraciones, con el régimen institucional, con los derechos, con las atribuciones, con los mecanismos orgánicos de las Fuerzas Armadas de la República? La verdad es que la tendencia, la tentación a eludir el debate sobre leyes directas y concretas que tiendan a dar soluciones efectivas y de fondo a los problemas implica caer en legislaciones fáciles, que a veces no resuelven problema alguno; y creemos que el país lo ha experimentado claramente en relación al tema a que me estoy refiriendo. En efecto, ¿cuántas leyes de esas que se dictaron como decretos con fuerza de ley han tenido que ser modificadas por 10 ó 15 disposiciones legales, para enmendar disparates contenidos en ellas? Recuerdo que hace dos períodos, en el Parlamento antepasado, cuando eran todavía relativamente recientes aquellas facultades otorgadas al Presidente de la República de ese entonces, estuvimos también aquí, durante todas las legislaturas ordinarias y extraordinarias, despachando, por sobre todo, disposiciones legales para enmendar errores gravísimos contenidos en algún decreto con fuerza de ley dictados, como se acostumbra cuando hay esta delegación de facultades, a veces a medianoche, cuando iba a vencer el plazo para ejercitarlas, en el último minuto, y entregados por funcionarios, que habían hecho correcciones en el último instante sobre el texto que había firmado el Presidente o los Ministros.
Esta es la historia de la delegación de facultades en nuestro país; pero ahora se trata de algo mucho peor, ahora se quiere establecer en la Constitución la autorización para delegar facultades en términos extraordinariamente amplios...
El señor MERCADO (Presidente).-
¿Me excusa, señor Millas? El señor Figueroa le solicita una interrupción.
El señor MILLAS.-
Se la concedo de inmediato.
"
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