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El señor FIGUEROA (Secretario).-
En seguida, corresponde continuar ocupándose en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados, informado por la Comisión de Obras Públicas, que autoriza a la Corporación de Mejoramiento Urbano para expropiar determinados inmuebles.
-Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 61°, en 12 de septiembre de 1968.
Informes de Comisión:
Obras Públicas, sesión 15°, en 8 de julio de 1969.
Obras Públicas (segundo), sesión 24°, en 5 de agosto de 1969.
Discusión:
Sesiones 19°, en 22 de julio de 1969 (se aprueba en general); 28°, en 12 de agosto de 1969.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
El Senado debe votar el artículo 10 del proyecto propuesto por la Comisión de Obras Públicas, que dice:
"Declárase de utilidad pública y autorízase a la Corporación de Mejoramiento Urbano para expropiar una faja de terreno en la ciudad de Santiago, cuyas características particulares son las que se individualizan en el Plano de la Dirección de Obras Municipales de Santiago, Departamento de Planificación y Estudio, Sección Tasaciones y Catastro, N° 4130 S5 M15, de octubre de 1966, que contiene la copia catastral de la manzana comprendida entre las calles Bandera-Santo Do- mingo-Morandé-Catedral."
El señor NOEMI (Vicepresidente).-
En discusión.
Ofrezco la palabra.
El señor PABLO.-
Solicito votar conjuntamente los artículos 10 a 13, pues tratan sobre una misma materia y fueron aprobados casi por unanimidad en la Comisión.
El señor AYLWIN.-
En la sesión anterior en que se debatió este problema, escuchamos diversas opiniones: algunos señores Senadores impugnaron estos cuatro artículos; otros los defendieron; otros los explicaron. Reconozco que a algunos estos preceptos nos tomaron de sorpresa.
Creo que al final se produjo cierto consenso acerca de la idea propuesta por el Honorable señor Allende, en el sentido de que esta materia, que parece justificarse, sea, sin embargo, objeto de un estudio específico en un proyecto también específico, a fin de que no aparezca como un injerto en un proyecto como éste, lo que podría dar la impresión de una tramitación subrepticia. Por el contrario, debe ser discutida claramente por el Congreso Nacional. Si éste juzga indispensable y conveniente la proposición de construir las dependencias del Congreso en el terreno señalado, y no en el que tenemos actualmente, con frente a Morandé, debe pronunciarse mediante un proyecto relativo nada más que a este asunto.
De acuerdo con esto, sin el ánimo de obstruir la moción, que la sé patrocinada por el señor Presidente del Senado, entre otros, soy partidario de no desglosar estas disposiciones, porque jurídica y técnicamente, en conformidad a nuestro Reglamento, no lo podemos hacer, sino de rechazarlas, sin perjuicio de que de inmediato sean presentadas como un proyecto independiente, tramitado en la Comisión respectiva, con los estudios del caso, para que en seguida se pronuncie el Senado.
El señor ALLENDE.-
En la sesión pasada defendí la idea de construir un edificio para el trabajo, fundamentalmente administrativo, de esta Corporación.
Aún mantengo ese criterio.
Solicité desglosar estos artículos porque en ese momento lo creí procedente; pero el proyecto volvió a Comisión. Comparto las observaciones del Honorable señor Aylwin. Cuando hice mi solicitud, creí que tendríamos un informe amplio o que, por último, se anunciaría un proyecto definitivo que representara una política sin cambios y que consagrara el criterio justo de dar las mínimas condiciones de trabajo, no a los Senadores, sino al personal que labora con nosotros; pero resulta que ahora tengo las mismas dudas que asaltan al Honorable señor Aylwin.
Hace algunos años, se compró un terreno y después se llamó a concurso para construir un edificio. Incluso se otorgó un premio para distinguir al arquitecto ganador, elegido por un jurado en que intervino principalmente el Colegio de Arquitectos. Ahora se pretende cambiar el terreno. Supongo que no entrará en cabeza humana que el mismo proyecto y los mismos planos puedan servir en un terreno diferente.
Me parece indispensable considerar los artículos a la luz de estos antecedentes, analizando, entre otros aspectos, las pérdidas que resultarían, los derechos adquiridos del arquitecto que se adjudicó la propuesta, a la que convocó nada menos que el Senado de la República. Por lo tanto, yo, que soy partidario de la idea de construir un nuevo edificio, no lo soy de aprobar estos artículos en la forma propuesta, y los votaré en contrario. Me parece que debe presentarse un proyecto definitivo, considerando antecedentes que ahora no se han tenido a la vista.
El señor PABLO.-
Concuerdo en que no hay nada que ocultar respecto de este problema. Me parece que debe ser debatido ampliamente y a la luz pública; pero también es preciso tener en cuenta que estamos sólo a veinte días del término de la actual legislatura, por lo que es posible que un nuevo proyecto iniciado en estos momentos tenga mucha demora.
Las indicaciones presentadas fueron debidamente estudiadas por la Comisión de Policía y, con la sola excepción del Honorable señor Ochagavía, hubo unanimidad para aprobarlas y patrocinarlas en la Sala. Asimismo fueron consideradas por la Comisión de Obras Públicas, organismo que también les prestó su aprobación.
Inclusive, conversé con los sectores que, la semana pasada, expresaron su oposición. Ellos, aun cuando mantienen su criterio, están convencidos de la necesidad de abocarse al estudio del problema.
Por lo tanto, rechazar las indicaciones en esta oportunidad significa condenar sus preceptos a una tramitación demasiado prolongada. Este es el único motivo por el cual insistiría en que se votaran favorablemente.
Quiero hacer presente que existe urgencia en contar con nuevas dependencias para la Corporación. Su necesidad es obvia en especial en lo que dice relación a los servicios menores, Archivo, Oficina de Informaciones y otros. Personalmente, creo que demorar el problema no significa ninguna solución, mientras que aprobando estos artículos avanzaríamos.
Por tales motivos, pido a los señores Senadores acompañarme a la aprobación de estas indicaciones, máxime si se considera que las posiciones en torno de ellas ya se han hecho valer y no cambiarán con la presentación de un nuevo proyecto. De modo que, no existiendo otras objeciones que las señaladas, pido un pronunciamiento favorable.
El señor IBAÑEZ.-
A mi juicio, ningún Senador puede discutir la necesidad de dotar al Congreso de comodidades absolutamente necesarias para el buen desempeño de sus funciones. Todos sufrimos a diario las inconveniencias derivadas de las limitaciones del. edificio, su falta de espacio y su carácter vetusto. Por otro lado, mantiene una especie de tradición que es menester conservar en el país, pero dotándolo de ciertas comodidades indispensables para las recargadas labores parlamentarias de nuestra época. De modo que no disentimos de la idea de construir un edificio, modesto, que guarde proporción con las limitaciones del país y que amplíe las instalaciones existentes.
Sin embargo, no estamos de acuerdo en la oportunidad de llevar a cabo el proyecto.
Participo de las opiniones vertidas aquí en el sentido de que una iniciativa de esta naturaleza debe ser debatida ante la opinión pública y sin inhibiciones de ninguna especie. Llegado el momento que se juzgue oportuno, desde luego, estaríamos dispuestos a dar un apoyo franco y abierto en ese sentido. No creemos acertado que un proyecto de esta índole se tramite en forma un tanto sorpresiva, porque, justificadamente, se presentará a comentarios adversos a la labor de] Congreso. Estamos de acuerdo con el Honorable señor Allende en cuanto a que esta materia debe estudiarse en forma clara, minuciosa, completa, a la luz del día, con amplia publicidad. Estoy cierto de que, en tales circunstancias, será defendido por todos los señores Senadores.
Lo relativo a la oportunidad de llevar a cabo esta iniciativa para nosotros es lo principal y lo que más nos preocupa en estos instantes.
Reitero que no es necesario explayarse sobre las incomodidades que sufrimos todos en nuestra labor parlamentaria, día tras día, por las limitaciones materiales a que estamos sujetos; pero también sufren incomodidades, penurias y angustias muchos millones de chilenos. La situación del país está muy lejos de ser floreciente, no obstante las inversiones que se están realizando en la gran minería del cobre. Ignoramos si su ritmo, en las circunstancias actuales, se va a mantener, decrecer o aumentar, á pesar de esta inyección que viene desde fuera y que en cualquier momento puede cesar. Sin embargo, pese a tales recursos, los índices económicos acusan un estancamiento que tiene preocupados a todos los sectores del país, incluso al Gobierno mismo. Por lo tanto, no creo que en estos instantes al Ejecutivo le resulte simpática la idea de procurar recursos destinados a construir las dependencias que el Congreso tanto necesita. Por cierto, expreso esto sin espíritu mezquino ni animosidad contra el Gobierno. Me doy cuenta de que necesidades sumamente imperiosas deben ser satisfechas con antelación a las nuestras.
En defensa de nuestra decisión, todo lo que nos atañe debe ser motivo de un estudio muy cuidadoso, a fin de mantener el prestigio con que el Congreso debe aparecer frente a la opinión pública.
A nuestro juicio, el momento económico del país no hace aconsejable una inversión de esta naturaleza, aunque sea modesta. Puede que, dentro del volumen inmenso de los gastos fiscales, la construcción de un edificio para el Congreso no represente un desembolso muy grande, pero él será un símbolo ante la opinión nacional.
Sobre este punto, deseo llamar la atención de mis Honorables colegas: si esta iniciativa se impulsa en los actuales momentos difíciles que vive el país, con razón o sin ella se descargarán sobre el Congreso ataques muy violentos.
No quiero extenderme en mis planteamientos, pues no deseo que mis palabras se interpreten como dirigidas a atacar la política del Gobierno. Estoy haciendo consideraciones, exclusivamente, en mérito del interés y prestigio que el Congreso necesita tener para el ejercicio de sus altas funciones. Desde este punto de vista, nos parece inoportuna la iniciativa; no obstante ello, no tenemos inconveniente en declarar en forma muy clara y en voz muy alta que es necesario dotar al Congreso de adecuados servicios; que, incluso, hay urgencia de mejorar algunas de sus instalaciones. Sin embargo, creemos que todo ello debe ser pospuesto en espera de días mejores, de una situación económica más holgada, que permita satisfacer esas necesidades del Congreso junto con las muchas otras de la nación.
El señor PABLO.-
Creí que la mayoría de las dudas planteadas por algunos señores Senadores ya se habrían disipado.
No deseo ocultar en absoluto lo que representa el proyecto. Lo creo necesario e indispensable, pues estimo que el Congreso no puede seguir funcionando en la forma como lo ha hecho hasta ahora.
Tengo formada mi opinión. He visitado todas las dependencias del actual edificio.
Cuando en este país se crea un Ministerio de la Vivienda, a nadie extraña la inversión de fondos en la construcción o adquisición de un edificio para que esa Secretaría de Estado funcione debidamente. Ello se hace no obstante la urgencia de construir viviendas.
Estoy dispuesto a asumir la responsabilidad respecto de esta iniciativa. Creo que al proceder en la forma propuesta no se está eludiendo un debate ante la opinión pública. No es ése mi propósito.
He firmado las indicaciones junto con otros señores Senadores. Si se estima del caso, procederé a retirarlas para presentar mañana mismo un proyecto que debe ir a Comisión; pero el problema se planteará cuando tal proyecto llegue a la Sala en los mismos términos que ahora, pues algunos Senadores creen que el asunto debe ser pospuesto y, en cambio, otros concuerdan en la urgencia del mismo.
La iniciativa no significa crear nuevos impuestos, pues su realización aprovecha tributos existentes. Pero si se estima que es una mala presentación ante el país, estoy dispuesto a asumir la responsabilidad, porque en esto interpreto a la Comisión de Policía, que prácticamente por unanimidad resolvió proceder en esta forma.
Sin embargo, luego de escuchar la intervención del Honorable señor Ibáñez -quien, a pesar de oponerse a esta iniciativa, reconoce la necesidad de que el Congreso cuente con nuevas dependencias-, preferiría presentar mañana un proyecto separado.
El señor IBAÑEZ.-
Evidentemente que la presentación por parte del señor Presidente del Senado de un proyecto específico sería mucho mejor.
Nosotros -vuelvo a decirlo- no ocultaremos nuestras ideas respecto de algo que juzgamos necesario y urgente. En este sentido, estoy adelantando nuestra posición para cuando se discuta ese proyecto.
El señor ALLENDE.-
Estamos todos de acuerdo.
El señor IBAÑEZ.-
Lo único que reparamos es la oportunidad en que se presenta esta iniciativa. No nos oponemos a la idea de construir un nuevo edificio. Llegado el momento, haremos valer nuestras razones a favor de ella. Por ahora, nuestro planteamiento es bien categórico: no nos parece oportuno hacerlo en estos momentos.
En todo caso, celebramos y agradecemos la actitud del señor Presidente del Senado, que está dispuesto a retirar las indicaciones para presentar un proyecto en el que se pueda discutir abiertamente esta materia.
El señor NOEMI (Vicepresidente).-
Si le parece a la Sala, como los artículos han sido objeto de enmiendas, se podrían retirar las indicaciones.
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
No, señor Presidente.
El señor BALLESTEROS.-
Fueron aprobadas por la Comisión.
El señor ALLENDE.-
Tienen que ser rechazadas.
El señor PABLO.-
Deben rechazarse.
El señor NOEMI (Vicepresidente).-
Después de las explicaciones del Honorable señor Pablo, si le parece a la Sala, se procedería a rechazarlas.
El señor ALLENDE.-
Estamos de acuerdo.
El señor PABLO.-
Si en la Sala hay algún señor Senador que vote a favor de la iniciativa, yo tendría que acompañarlo. Es decir, el acuerdo debe ser unánime.
El señor ALLENDE.-
Votemos y rechacémoslas.
El señor NOEMI (Vicepresidente).-
Si hay acuerdo unánime en la Sala, se procedería a su rechazo.
El señor OCHAGAVIA.-
Pido votación.
El señor NOEMI (Vicepresidente).-
En votación.
- (Durante la votación).
El señor FIGUEROA (Secretario).-
¿Se aprueban o no los artículos 10, 11, 12 y 13?
El señor OCHAGAVIA.-
Deseo fundar el voto, señor Presidente.
Como lo manifestó el Honorable señor Pablo, cuando se sometió a la consideración de la Comisión la materia en debate, el Senador que habla manifestó su disconformidad respecto de ella. Aunque sea en el momento de votar estos artículos, quiero dar las razones por las cuales me opuse.
La idea -no sólo para el Congreso y el Senado, sino para la propia ciudad de Santiago- significa una obra de grandes proporciones, que en este momento respaldan los Senadores autores de las indicaciones.
Reconozco que se ha buscado un procedimiento que pareciera no crear problemas de financiamiento, pues se recurre a ciertos excedentes de algunas cuentas. La idea no es reprochable en este aspecto.
Por otra parte, el Honorable señor Ibáñez ha hablado de la situación en que se encuentra el edificio del Congreso Nacional. En el poco tiempo que llevo como Senador, he tenido oportunidad de apreciar su condición sumamente precaria, en especial en lo relativo a las dependencias del personal.
Sin embargo, la razón de mi rechazo, que mantengo hasta ahora, es la expresada por el Honorable señor Ibáñez. A nuestro juicio, una obra cuyo costo *se aproxima a los 20.000 millones de pesos -estoy dando una cifra un poco en el aire, porque no existe ningún estudio al respecto- no se compadece con las necesidades económicas que el país tiene en este instante. A pesar de las razones que se han dado, me parece que hay problemas de mayor prioridad, que requieren una solución más pronta, antes que las comodidades del Parlamento.
No deseo referirme a la crítica que muchas veces se formula al Congreso Nacional por la forma como aprueba este tipo de iniciativas.
Me parece que otros señores Senadores ya expresaron que es necesario resolver este problema en un proyecto separado, que se discuta ampliamente y previo un estudio completo del programa y el financiamiento.
Se argumenta que ya se adquirió un terreno, que en la actualidad se utiliza como garaje, para el cual se ha elaborado un proyecto muy completo y, según entiendo, técnicamente bien concebido. Pero, a mi modo de ver, el ambicioso plan que se plantea no se compadece con la realidad económica por que atraviesa el país.
Habría sido mi deseo, señor Presidente, acompañarlo en esta iniciativa, pero creo que, por desgracia, cuando una persona ocupa el sitial en que Su Señoría se encuentra, se ve dominada por el afán de realizar proyectos de la magnitud de éste, que reconozco, y a veces tiende a subestimar apreciaciones como las hechas por el Senador que habla.
Naturalmente, una obra como ésta significaría progreso, pero creo que el país nos reprocharía su construcción frente a la actual situación económica.
El señor REYES.-
Igual que el señor Presidente, estimo perfectamente posible renovar esta indicación, considerando la totalidad de los antecedentes que aquí se han solicitado.
A mi juicio, la idea no sólo es de imperiosa necesidad para el desarrollo del Parlamento, sino también para el buen cumplimiento de nuestras funciones. Por eso, aun cuando me correspondió, conjuntamente con el Honorable señor Allende, participar en una iniciativa de menor alcance, me parece posible conciliaría con esta indicación, que, evidentemente, es de mayor jerarquía y satisface en mejores condiciones nuestras apremiantes necesidades. Además, creo que, por el hecho de no implicar nuevos impuestos, la iniciativa tiene mayores posibilidades de ser aprobada no sólo por los parlamentarios sino también por la opinión pública y, más importante aún, por el propio Gobierno, quien dio el pase para este tipo de financiamiento.
Por lo expuesto, prefiero no dejar al señor Presidente en su soledad y voto que sí.
El señor JULIET.-
Voto que sí, y lamento que el señor Presidente no haya tratado de demostrar a los señores Senadores el estado del edificio del Congreso.
Cuando era Presidente de la Cámara de Diputados, me tocó llevar a periodistas y a Diputados al entrepiso del edificio. Ni la Dirección de Obras Públicas puede garantizar su estabilidad. El archivo ha debido ser trasladado de allí, porque no resisten las vigas, e inclusive existe el riesgo de un grave accidente. En esta misma Corporación hay un hacinamiento de oficinas que no responden a la urgencia con que el Senado debe realizar muchas de sus funciones.
Creo que nunca será oportuna la época para este propósito. Desde que nací estoy oyendo la expresión "oportuna". En mi concepto, hay que abordar el problema, porque afecta a un Poder Público y a la seguridad que nosotros debemos tener en el momento de ejercer nuestra labor o mientras permanecemos en el edificio.
Por consiguiente, junto con apoyar al señor Presidente y felicitarlo por esta iniciativa, anuncio que lo acompaño en ella y en lo que viene.
El señor GARCIA.-
Voy a fundar mi voto.
Mi posición al respecto es similar a la explicada por el Honorable señor Allende.
Por las expresiones del señor Presidente y las explicaciones que tuvo la amabilidad de darnos personalmente, yo me he convencido de que hacen falta edificios para los servicios de esta Corporación. Pero, ¿qué sucede? Que si uno lee con calma el proyecto, se encuentra con que no se trata ya de otro edificio para las dependencias del servicio, sino para el Congreso Nacional; es decir, parece dar a entender que se trata de otro edificio para el Parlamento: "construcción de edificios y dependencias". Por eso, cuando se redacte el nuevo proyecto, si esta indicación fuera rechazada, convendría particularizar qué se va a construir, para así poder nosotros darle nuestros votos favorables.
Por otra parte, el artículo 12 se refiere a la adquisición de un bien raíz para la Biblioteca, lo cual da la impresión de que es un inmueble distinto del señalado en el artículo 11. Lo prudente sería construir un solo edificio para las dependencias y para la Biblioteca.
También podría abaratarse el proyecto sobre la base de vender el terreno de que es dueño el Congreso Nacional y dejar los quinientos mil escudos destinados al plan extraordinario de adquisiciones para después de terminada la construcción del edificio, porque éste tendría prioridad.
En consecuencia, si el señor Presidente considerara atendibles mis observaciones, podrían refundirse ambas disposiciones en un artículo que dijera: "edificio para las dependencias del Congreso y para su Biblioteca". Además, todos los recursos señalados en el proyecto podrían consignarse en otro artículo. De este modo cumpliríamos con el propósito de hacer algo modesto, adecuado y que solucione el problema que actualmente tiene el Senado, sin que ello signifique un desembolso extraordinario de dinero.
Si no me equivoco, existe otro bien raíz, que también podría ayudar al financiamiento de esta obra. Así, con costos bajos y obras modestas, podríamos lograr lo que nosotros necesitamos.
Por las razones expuestas, voto que no.
El señor BALLESTEROS.-
Rectifico mi voto.
Voto que sí.
El señor ISLA.-
Después de escuchar las palabras del Honorable señor Juliet, he decidido cambiar mi pronunciamiento.
Voto que sí.
El señor JULIET.-
Muchas gracias, señor Senador.
Al parecer, Su Señoría ha procedido así porque fue Vicepresidente de la Cámara de Diputados.
Lamento que el Honorable señor Lorca, quien fue un gran Presidente de esa rama del Congreso, no haya procedido igual que Su Señoría.
El señor LORCA.-
Rectifico mi voto.
Voto que sí.
El señor JULIET.-
Me alegro, señor Senador, por su calidad de ex Presidente de la Cámara de Diputados.
-Se aprueban los artículos (12 votos contra 10 y 1 pareo).
El señor PABLO (Presidente).-
Se suspende la sesión por 20 minutos.
-Se suspendió a las 18.6.
-Se reanudó a las 18.31.
El señor PABLO (Presidente).-
Continúa la sesión.
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