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La señora CAMPUSANO.-
Señor Presidente, desde el 23 al 28 de noviembre recién pasado se realizó el más grande congreso del Partido Comunista de Chile. Fue la culminación de un período preparatorio de cuatro meses, con miles de reuniones a lo largo de todo Chile para analizar éxitos, dificultades o debilidades de nuestro trabajo revolucionario en pro del futuro de los trabajadores.
Por su tribuna desfilaron decenas de obreros, campesinos, mujeres, jóvenes, intelectuales, artistas y escritores. Los hechos que transmitían sus palabras comprobaron la existencia de inmensas perspectivas revolucionarias, la posibilidad real de que el pueblo juegue un papel decisivo y se abra paso al poder para hacer la revolución.
El congreso de los comunistas -nadie puede negarlo- fue un acontecimiento en la vida política del país, particularmente por contribuir decisivamente en la aclaración de la manera como el pueblo chileno debe enfrentar las grandes tareas que se le plantean. El peso político de este partido de la clase trabajadora, la seriedad y decisión con que sus militantes enfrentan toda tarea que se proponen, la profundidad de los debates, en que participaron hombres, mujeres y jóvenes de todos los rincones de nuestra patria, representantes de todas las actividades de nuestra sociedad, no podían dejar de captar la atención de los observadores y comentaristas políticos y de todas las personas que sienten alguna inquietud por el futuro del país.
Este congreso del Partido Comunista encontró eco en todos los medios. Los trabajadores chilenos siguieron con emoción y esperanza sus debates, e hicieron llegar cientos de saludos y deseos de éxito, aun desde los puntos más apartados del país.
Los reaccionarios acusaron el impacto de otro modo. Por medio de su más autorizado vocero, "El Mercurio", dieron comienzo a una rabiosa campaña anticomunista que, estamos ciertos, a medida que se acerque la fecha de la elección presidencial de 1970 irá aumentando su volumen y, como siempre ocurre, recurriendo a los medios más bajos.
El XIV Congreso Nacional del Partido Comunista se vio honrado con la presencia de numerosas delegaciones de Partidos Comunistas y obreros extranjeros, que en sus intervenciones pusieron en evidencia la identidad esencial de las luchas de todos los pueblos del mundo. Ello reafirma en los comunistas chilenos la convicción del carácter nacional y al mismo tiempo Intemacionalista de nuestras luchas, puesto que el enemigo común fundamental, de ellos y de nosotros, es el imperialismo.
La idea principal que animó los debates de nuestro Congreso fue la de cómo afianzar y desarrollar la unidad del pueblo con miras a la conquista del poder político. El Partido Comunista ha dicho que ésta es la gran tarea revolucionaria del momento y también del futuro inmediato.
Desde el XIII Congreso Nacional, el anterior, transcurrieron cuatro años. Tal como expresa el informe central de nuestro secretario general, para el Partido Comunista fue un período de grandes combates, en que se vio enfrentado a grandes e importantes luchas sociales, ideológicas y políticas. A veces esas luchas fueron extremadamente difíciles; pero de ellas el partido salió airoso, más fuerte, más unido y más grande.
El marco de fondo del congreso anterior era distinto. El Gobierno del señor Frei estaba en sus comienzos. Se vivía un momento de euforia y gran confusión política. Había sectores del pueblo ilusionados con las promesas del Partido Demócrata Cristiano; otros caían en el desaliento; algunos asumían posiciones estrechas. Hubo algunas defecciones en el FRAP, y entre socialistas y comunistas surgían discrepancias en el enfoque de ciertos problemas.
Como panorama extremadamente confuso, y muy peligroso, caracterizó a ese momento político el informe de nuestro secretario general, compañero SenadorLuis Corvalán, al XIV Congreso. Y tal como se dice en ese informe, el partido no perdió los estribos: el XIII Congreso enfocó correctamente la nueva situación político- social que surgía, supo penetrar en los fenómenos que estaban en marcha y alumbrar el camino que desde entonces hasta hoy ha recorrido nuestra colectividad.
Cuatro años atrás, el partido fue enfático en señalar que el Gobierno democratacristiano no se proponía "resolver los problemas básicos de la reestructuración nacional, sin lo cual es imposible dar satisfacción a las necesidades de las grandes masas".
Lo sucedido en esos cuatro años en el plano nacional, prueba la certeza de este enfoque. La famosa revolución en libertad quedó en puras palabras. En general, la ciudadanía ha comprobado dolorosa- mente que llegó al poder otro Gobierno, pero con los mismos fines de los anteriores: salvar el régimen capitalista.
La política del Partido Comunista elaborada para el lapso que va entre estos dos congresos nacionales se basó en un rico análisis del nuevo cuadro político surgido con la llegada al poder de la Democracia Cristiana. Consideró el deseo de cambios de la población chilena, la necesidad objetiva de esos cambios, las distintas presiones a que estaba y está sujeto el Gobierno, el carácter pluriclasista de la Democracia Cristiana y las contradicciones consiguientes en su seno, la fuerza del proletariado, la gravitación del FRAP y la capacidad de lucha de los trabajadores y del pueblo.
La política del Partido Comunista, tal como la definió su Decimotercer Congreso Nacional, fue firme, activa y no ciega. El pueblo no debía permanecer inactivo, sino combatir por sus reivindicaciones y por los cambios; abrir paso a la creación de una correlación de fuerzas favorables a los cambios, sin perder de vista a los enemigos principales: el imperialismo y la oligarquía, y manteniendo siempre como divisa la necesidad de alcanzar un Gobierno popular y revolucionario, capaz de realizar las transformaciones requeridas y marchar al socialismo.
En este período de cuatro años, no fue fácil la lucha de los comunistas ni la de sus aliados.
Se requería claridad política, firmeza de clase, tenacidad. Los militantes comunistas -lo corrobora la práctica- respondieron a estas exigencias del combate. "En todas partes, incluidas las organizaciones creadas o dominadas por la Democracia Cristiana, desplegaron una actividad tesonera en favor de las reivindicaciones del pueblo, promoviendo la unidad de acción con todos los trabajadores, pobladores, estudiantes, dueñas de casa, etcétera, al mismo tiempo que manteniendo en alto la lucha ideológica. Los militantes comunistas, hombres y mujeres, han trabajado en las masas con la línea del Partido, uniendo en el combate a los más amplios sectores populares, desarrollando las posiciones revolucionarias".
El XIII Congreso comunista comprobó que, en momentos difíciles y de gran responsabilidad, el partido se orientó y actuó como un solo cuerpo, llegando a desempeñar en repetidas ocasiones un papel decisivo en la solución de los problemas.
"Así fue, por ejemplo, cuando el Gobierno presentó un proyecto de reajuste de remuneraciones para 1968, que contenía graves atentados contra el derecho de huelga. Así ha sido en el proceso de la reforma universitaria, donde la actividad desplegada por nuestros militantes y por nuestros jóvenes comunistas ha sido decisiva. La lucha por la transformación de la universidad chilena, por colocarla a tono con los tiempos y al servicio de los cambios sociales, ha sido una preocupación permanente del Partido, una causa de largos años perseguida por los estudiantes".
Lo mismo podría decirse de la reforma agraria. A pesar de no solucionar el problema, pero considerándola un avance con relación a lo que había, el Partido Comunista apoyó la ley de 1967, como también apoyó la ley de sindicación campesina y la reforma constitucional sobre el derecho de propiedad. Al mismo tiempo, los militantes comunistas han estado impulsando el proceso de reforma agraria, la organización de los trabajadores agrícolas, la lucha por la tierra y la permanente lucha por la aplicación de la ley.
"En éstas y en todas sus actuaciones los comunistas se guiaron y guían por los intereses fundamentales del pueblo, dirigiendo siempre los fuegos contra los enemigos principales: el imperialismo y la oligarquía, a la vez que resistiéndose con todo el cuerpo a la orientación reaccionaria del Gobierno, como en el caso de los convenios del cobre y su política económica y laboral". Y también manifestando su repudio a todas las acciones para reprimir el movimiento obrero, que han ocurrido en algunas oportunidades, como en el caso de la masacre de El Salvador, de Puerto Montt, de Copiapó y de Santiago.
Como consecuencia de todo esto, el campesino, en forma masiva, comenzó a organizarse y a participar activamente en las luchas reivindicativas. El Congreso comprobó que la alianza obrero-campesina se ha iniciado de hecho, lo que es un fenómeno nuevo en la historia de Chile. El Congreso fue unánime en destacar que la mujer chilena ha alcanzado una creciente participación en la vida política, en la organización y combates de los trabajadores y del pueblo. Un número cada vez mayor de mujeres comprende que la solución de los problemas del hogar y del niño, de la carestía y la vivienda, de la desigualdad que las afecta, está vinculada a la transformación revolucionaria de la sociedad. El Congreso ha apreciado el importante crecimiento de la presencia activa de la mujer en la vida del partido.
Otro hecho importante fue destacar cómo los pobladores elevan su nivel de organización; se multiplican las Juntas de Vecinos, que adquieren creciente autoridad en su radio de acción; se incrementa la lucha en demanda de viviendas, urbanización, atención de la salud, escuelas y jardines infantiles y por la liquidación del odioso sistema de reajustabilidad.
La defensa del derecho a disponer de un hogar decente moviliza a miles de familias que, organizadas en los "Comités de los sin Casa", despliegan una intensa lucha revolucionaria. El Congreso escuchó atentamente los relatos de este combate del pueblo a lo largo de Chile y renovó su decisión de desarrollar esta lucha.
Los niveles de organización y combatividad a que ha llegado la juventud fue otra de las convicciones importantes de nuestro Congreso. "La gravitación que la juventud alcanza en la vida social y política es hoy más grande que nunca. La mayoría de los jóvenes chilenos se pronuncia por los cambios, toma resueltamente el camino del combate, expresa su repudio al régimen capitalista y condena los crímenes del imperialismo". En nuestro partido no hay conflicto de generaciones. Por el contrario, el Congreso recibió con emoción el homenaje de la joven generación comunista y su reafirmación de lealtad a sus principios.
Con satisfacción, los delegados dieron cuenta de que ya no son solamente los escritores y artistas quienes actúan junto a los trabajadores. A la lucha social se incorporan numerosos profesionales y técnicos que en el país no encuentran empleo suficiente para sus capacidades, se transforman en asalariados, reciben el influjo del socialismo y de la revolución científico-técnica.
El Congreso comunista dijo que el movimiento social en Chile se ha ampliado-igual que sus posibilidades- con hombres, mujeres y jóvenes provenientes de distintas capas, quienes, junto con abrir nuevas posibilidades, llegaron al movimiento popular trayendo consigo -este fenómeno natural debe tenerse muy en cuenta- tendencias y posiciones extrañas ; tendencias y posiciones que nada tienen que ver con las de grupos que se sitúan al margen de las masas y recurren al terrorismo, favoreciendo los propósitos de la reacción y del imperialismo, y que el Partido Comunista desde largo tiempo ha condenado.
La lucha de los comunistas durante estos años, en el plano ideológico, no sólo ha sido dirigida contra las tendencias de Derecha y el reformismo burgués, sino que ha debido enfrentar las tendencias sectarias izquierdizantes.
El partido y las juventudes comunistas han llevado con éxito esta lucha, y rechazan "todo entendimiento y concesión con ellos".
La solidaridad con los pueblos del mundo que luchan contra el imperialismo y, particularmente, con los pueblos cubano y vietnamita, ha estado presente en la actividad diaria de los comunistas, porque ella no sólo fortalece la causa de la humanidad progresista, sino nuestra propia causa.
Los pueblos del mundo, y el nuestro, ya tienen claro que el imperialismo es su peor enemigo. Por eso, los comunistas consideramos que uno de los más grandes deberes revolucionarios de la hora presente es cerrar filas contra el imperialismo y entregar la más amplia solidaridad a los pueblos víctimas de sus agresiones.
"Y esa lucha es y será tanto más efectiva -concluyó el Congreso- cuanto más unidad haya en el campo antimperialista, y, ante todo, en el movimiento comunista."
Estos principios han guiado y guían la lucha del Partido Comunista.
El Partido Comunista, desde que se fundó -lo prueba la historia-, ha demostrado ser, a la vez que decididamente patriota, defensor consecuente de cuanto conviene a la nación, pues los intereses de clase del proletariado y los intereses nacionales de nuestro pueblo no pueden ser contrapuestos. Forman un todo indivisible.
El padre del movimiento obrero chileno, y fundador del Partido Comunista de Chile, resumía esta idea de los comunistas con una sencilla y significativa frase: "Quiero a todas las patrias porque no quiero que nadie odie la mía".
El Congreso condenó el antisovietismo, convencido de que toda tendencia o conducta dirigida a menoscabar el papel histórico de la Unión Soviética favorece al enemigo, va en perjuicio de la causa de nuestro pueblo y del interés de todos los pueblos del mundo.
Y, por supuesto, esto nada tiene que ver con la campaña reaccionaria de agentes del imperialismo que nos acusan de un tutelaje moscovita. Cualquiera persona, atenta a los hechos diarios, podrá comprobar fácilmente que los comunistas elaboran su línea política sobre la base de nuestra realidad, de nuestra experiencia, guiándose por su ideología y tratando de asimilar las experiencias útiles que emanan de la práctica revolucionaria de otros pueblos.
Los cuatro meses que duró la discusión del temario del Congreso son prueba de la rica elaboración de nuestros planteamientos políticos, formulados por miles de militantes del partido.
Las diversas intervenciones en el Congreso de nuestro partido destacaron el desarrollo cuantitativo y cualitativo del Partido Comunista. Por ejemplo, se dijo que desde el anterior Congreso a esta fecha el número de nuestros militantes se ha duplicado. Y ello sucede porque la mayoría de los trabajadores ve en el Partido Comunista su propio partido, el que los interpreta, los orienta y los conduce al combate; el que siente ligada su existencia a los intereses del proletariado.
El Informe Central al Congreso destacó una serie de hechos interesantes: "Hemos crecido, tenemos muchos militantes nuevos, lo que demuestra el aumento de nuestra influencia y constituye una fuerza pujante que ayuda a nuestra permanente lozanía y a la renovación y multiplicación de nuestros cuadros. Tenemos también un número impresionante de afiliados de larga experiencia: 660 militantes con 40 años en el partido; 2.783 son militantes hace más de 30 años; 5.388 desde hace más de 20. Todos ellos han luchado en los duros períodos de clandestinidad que ha vivido nuestro partido.
"Esos viejos combatientes dan a nuestro Partido la madurez y solidez que lo caracterizan.
"Del total de nuestros militantes, el 67% son obreros, sin considerar a aquellos que tienen la categoría jurídica de empleados. El 7,7% son campesinos, sin incluir a los obreros agrícolas. En el 20% restante se incluyen artesanos, pequeños comerciantes e industriales, empleados y, desde luego, nuestros intelectuales y profesionales, que han abrazado la causa de la clase obrera. Esta familia comunista se agrupa en varios miles de células que viven y combaten confundidas en intereses con el pueblo, desde uno a otro extremo del territorio chileno.
"El pueblo chileno apoya a este partido y lo distingue por su desinterés, por su espíritu de sacrificio, porque sus militantes y dirigentes no son oportunistas ni utilizan su actuación política para acomodarse. Y sus miles de afiliados son héroes anónimos, los que hacen las cosas, los que están al frente de las huelgas, de las tomas de terrenos, en la movilización del pueblo y el alerta contra los peligros del golpe de Estado, etcétera.
"El XIV Congreso mostró un partido compacto, sano, libre de corrientes intestinas, ajeno al caudillismo, un partido políticamente fuerte, ideológicamente más maduro, "armado de un conocimiento cada vez más profundo de la realidad nacional, capaz, junto a sus aliados, de gobernar el país".
Se destacó y estimuló el progreso alcanzado por las Juventudes Comunistas, convertidas hoy en la primera organización juvenil.
"Las JJ. CC. se han identificado plenamente con la línea política del Partido, que aplican en forma viva y responsable en diversos sectores de la juventud. Gracias a esto y a la audacia, a las iniciativas constantes, al entusiasmo revolucionario y a la combatividad que despliegan, han conquistado las posiciones que tienen, y el cariño del Partido, de los trabajadores y del pueblo".
La razón de los éxitos del partido fueron explicadas, en muy diversas intervenciones de los delegados, por su posición proletaria, por la actividad permanente entre las masas, por nuestra dirección colectiva y por nuestra democracia interna.
Comprendiendo esto, el enemigo, al mismo tiempo que gasta millones y millones de escudos, desarrolla una gran actividad para confundir al pueblo, para destruirnos, para aislarnos de las masas, para hacernos entrar en contradicción con los aliados. En la larga vida del partido, nos hemos acostumbrado a estos métodos. Desde su fundación, por expresar precisamente los intereses de los trabajadores, recibió, sin tregua, los embates del enemigo de clase.
La vida ha demostrado que no hay campañas ni medidas represivas, por intensas que sean, que destruyan al partido de la clase obrera. Siempre las raíces de nuestro Partido terminan penetrando más profundamente en el corazón y la conciencia del pueblo.
Durante el Congreso, escuchando las diversas intervenciones de los delegados del país, quedó de manifiesto, una vez más, que los problemas que más afectan al pueblo -bajos salarios, carestía de la vida, inflación, falta de viviendas, cesantía, insalubridad, etcétera- no tienen solución en el marco actual de la sociedad.
El informe del Secretario General del Partido Comunista dijo que "si más de la mitad de la población chilena tiene ingresos por debajo de sus necesidades vitales, es porque un grupo de privilegiados, que sólo representan al 10%, se apropia de más del 50% de la renta nacional".
"Si los trabajadores) industriales que laboran en las fábricas que ocupan más de ¡50 obreros ganan bajos salarios, es porque de cada 100 escudos nuevos que se generan, 85 se llevan los capitalistas.
"Si en el campo todavía reina la miseria, es porque los terratenientes se apoderan de más de la mitad de la producción creada por el trabajo de los campesinos.
"Si los artesanos, los pequeños y medianos industriales, agricultores y comerciantes viven agobiados por el peso de los impuestos y la falta de créditos, es porque los grandes capitalistas de tipo mono- pólico tributan poco, gozan de franquicias tributarias o son premiados con la devolución de impuestos y se acaparan los recursos crediticios de los bancos.
"Por consiguiente, para resolver los problemas y hacer justicia, hay que destruir tales relaciones de propiedad y crear otras nuevas.
"Ni la Derecha, ni el actual partido gobernante, ni forma política alguna que deje en pie los cimientos en que se funda el sistema actual, pueden dar satisfacción a las necesidades que impone el desarrollo histórico."
Por lo tanto, continúan en pie los grandes objetivos de poner término a la dominación imperialista y al poder económico y político de los monopolios y de los terratenientes. Sectores cada vez más grandes del pueblo lo comprenden así y - actúan en consecuencia.
Habiendo fracasado todas las formas políticas reaccionarias o reformistas, el informe central, al igual que las intervenciones de los delegados, puso el acento en que se debe hacer lo posible para que el país no vuelva a caer en experiencias inservibles.
El fracaso del reformismo demócrata- cristianó reafirma en miles y miles de chilenos la convicción de que ningún agrupamiento político que deje en pie los cimientos del sistema actual puede abrir paso a la solución de las necesidades del pueblo. Por ello, el Partido Comunista rechaza terminantemente -como claramente expresan las resoluciones del Congreso- los intentos de llevar a la Izquierda a formar un bloque con el continuismo democratacristiano y su candidato señor Tornic.
En ese evento se recalcó que la tarea principal consiste hoy en lograr que el problema del poder sea resuelto a favor de las clases interesadas en una profunda transformación de la sociedad. Para ello, como es sabido, el Partido Comunista pone el acento en la unidad de todas las fuerzas que están por los cambios. Se comprobó que, mediante un proceso más o menos prolongado de coincidencias políticas y de acciones comunes, tiende a convertirse en una realidad el entendimiento de todas las fuerzas antimperialistas y antioligárquicas que son la mayoría nacional. A ello -se recalcó- se agrega un hecho significativo y valioso. Se pronuncian a favor del socialismo todos los partidos y movimientos que constituyen la Izquierda, lo cual está llamado a facilitar el desarrollo ininterrumpido del proceso social, a pasar de las tareas revolucionarias de hoy a las tareas revolucionarias de mañana.
Por otra parte, se comprobó que la actividad de la Derecha tradicional en la escena política se ha intensificado. La oligarquía financiera desea gobernar directamente, sin intermediarios. Ha llegado a la convicción de que las reformas, con la madurez que han alcanzado en nuestro país las contradicciones sociales, aunqueconcebidas para salvar al sistema, por la fuerza del movimiento popular chileno han permitido incorporar otras capas sociales y otros sectores del pueblo a la senda de la revolución.
El señor GORMAZ (Presidente accidental).-
Ha terminado el tiempo del Comité Comunista.
El turno siguiente corresponde al Comité Nacional.
La señora CAMPUSANO.-
El Honorable señor Altamirano me cedió el tiempo del Comité Socialista. ¿Podría posponer su turno el Honorable señor Ibáñez?
El señor CONTRERAS.-
Se trata de que la señora Senadora concluya su intervención sin interrupciones.
El señor IBAÑEZ.-
No tengo inconveniente.
¿Cuánto tiempo ocupará, señora Senadora?
La señora CAMPUSANO.-
Diez minutos.
El señor IBAÑEZ.-
Muy bien.
El señor GORMAZ (Presidente accidental).-
Con la venia del señor Senador, puede continuar Su Señoría.
La señora CAMPUSANO.-
Para conseguir la constitución de un nuevo Gobierno oligárquico, el Partido Nacional pone en práctica una política inescrupulosa dirigida a engañar al país. Pese a que apoyó todo lo reaccionario del Gobierno, quiere presentarse como protector de las capas medias y hasta de sectores proletarios de la ciudad y del campo. No obstante su demagogia, es evidente que el retorno al poder de la Derecha tradicional representaría la intensificación de la explotación imperialista y monopolista y el reforzamiento de las posiciones de la oligarquía terrateniente.
El país ha vivido momentos difíciles ante el peligro de golpe de Estado. La inmensa mayoría de los trabajadores y del pueblo se han pronunciado contra tales tentativas. En la decisiva movilización de masas para cerrar el paso a los golpistas, la clase obrera se demostró como la principal y más grande fuerza democrática.
El Congreso del Partido Comunista advierte al país que este peligro no ha pasado, y que es indispensable seguir poniendo una valla infranqueable a los designios golpistas.
Con relación a las Fuerzas Armadas, el Congreso comunista reafirmó su posición. No tenemos un criterio unilateral respecto de ellas. "Son instituciones del Estado, pero ello no basta para caracterizar la actitud de todos sus integrantes. Por eso, si bien rechazamos la solución militar, no establecemos un muro divisorio entre civiles y militares en la lucha por la solución de los problemas de nuestra patria".
Sin embargo, nadie puede decir cómo se desarrollarán los acontecimientos. De ahí que nuestro partido llame al pueblo de Chile, a la clase obrera a tomar plena conciencia de los acontecimientos y a disponerse a enfrentar los que ocurran, cualquiera que sea el giro que pudieran tomar. "Sean cuales fueren las circunstancias en que se dé la lucha, lo fundamental es y será siempre la presencia del pueblo, el combate de las masas y el rol dirigente que debe jugar la clase obrera".
El Congreso de los comunistas subrayó, prácticamente en todas las numerosas intervenciones, el hecho de que la clave para resolver la cuestión del poder a favor del pueblo está en la unión de sus fuerzas, en la construcción de la unidad popular.
La lucha por la unidad popular ha sido y es una actitud revolucionaria permanente de los comunistas, dentro y fuera de las contiendas electorales.
También quedó comprobado el hecho de que la unidad popular avanza, aunque son muchas las dificultades que ha tenido y habrá que vencer.
Las resoluciones del XIV Congreso Nacional del Partido Comunista resumen nuestra posición sobre la unidad de la siguiente manera:."La razón histórica, la única solución para resolver la cuestión del poder a favor del pueblo, es la unión de sus fuerzas. La unidad popular es la senda de la revolución chilena y la lucha por su concertación y consolidación ha sido y sigue siendo una actitud revolucionaria permanente de los comunistas.
"Bregamos por una unidad combativa que se exprese en todas las batallas, grandes y pequeñas. Nos esforzamos por constituir una alianza sólida, forjada en torno a un programa común, al margen de caudillos mesiánicos. Concebimos la unidad popular alrededor de la clase obrera y consideramos al mismo tiempo que las demás clases sociales y capas progresistas y sus expresiones políticas deben tomar y asumir las responsabilidades correspondientes.
"Estamos por que cada uno de los partidos y sectores de la izquierda contribuya al esfuerzo común unitario desde su respectiva posición ideológica, con sus propios perfiles, realizando una constante y fecunda confrontación de ideas, lo que contribuirá a desalojar los factores de dispersión. Las diferencias obedecen a razones sociales e incluso históricas y el enemigo trata de magnificarlas en su beneficio.
"La unidad que concebimos requiere de la observancia de lealtad recíproca, de la búsqueda incesante de la unidad de acción, de la actuación en conjunto sobre la base del intercambio de opiniones, de la adopción de resoluciones colectivas, de la prescindencia de agrupamientos que enfrenten a unos contra otros en el seno de la unidad popular."
Atribuimos gran importancia al hecho de que en la tribuna de nuestro Congreso se hicieron presentes para entregar su opinión sobre los problemas del país y de la unidad popular de todos los partidos y movimientos que integran la Comisión Coordinadora de las fuerzas populares. El Partido Comunista valora altamente sus aportes.
Insistiendo en este aspecto en el acto de clausura, el Secretario General -compañero Senador Luis Corvalán-, refiriéndose a la unidad popular, dijo:
"Pero las cosas no son tan sencillas. Nosotros, claro está, consideramos que el mejor candidato es el camarada Pablo Neruda y que sería un gran Presidente de la República. Haremos lo posible por que nuestros aliados así lo comprendan. Pero el hecho es que el Partido Radical piensa seguramente lo mismo en cuanto a su candidato, el Partido Socialista en cuanto al suyo y el MAPU y la API por lo consiguiente respecto de sus abanderados.
"Y la cuestión consiste en que tenemos que entendernos. No podemos llevar cinco candidatos, ni cuatro, ni tres, ni dos. Debemos proclamar un solo candidato de la Izquierda. Lo contrario sería suicida.
"Se dice que el candidato debe estar proclamado antes de que termine el año. De nuestra parte no hay ni habrá inconveniente para ello. Corresponde también a nuestros deseos. ¡Qué mejor regalo de Pascua y Año Nuevo le daríamos al pueblo, o, mejor dicho, el pueblo se daría a sí mismo!"
El carácter de fuerza principal, motriz de la revolución chilena, que hoy día asume la clase obrera quedó evidenciado en el XIV Congreso. La reafirmación de su papel ha corrido y corre a parejas con el desarrollo de sus luchas reivindicativas y con su capacidad de identificarse de manera concreta y efectiva con las aspiraciones de todas las capas progresistas de la población.
La organización del proletariado en los últimos años ha mejorado notablemente. No sólo resistió bien los intentos por dividirla por medio del paralelismo sindical, sino que consiguió importantes victorias en el fortalecimiento y ampliación de la unidad sindical en la Central Unica de Trabajadores.
Numerosos delegados recalcaron la madurez revolucionaria adquirida por grandes sectores de campesinos. La organización campesina ha surgido impetuosamente.
El Congreso XIV del Partido Comunista puso fin a su trabajo con un acto multitudinario realizado en el Parque Cousiño. Fue una gran fiesta de la familia comunista, realizada después de un profundo trabajo en que la línea política del Partido -que, como dice el discurso de clausura del Congreso, "no es producto de lucubraciones de escritorio, sino fruto de la experiencia adquirida de la práctica revolucionaria de las masas y del estudio y la reflexión vinculados a la vida"- fue reafirmada y enriquecida.
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