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- rdf:value = " El señor PABLO.-
No, señor Presidente. Mañana puede efectuarse otra sesión. El Honorable señor Allende ha hablado más de hora y media, y yo quiero hacer uso de mi derechos.
Sinceridad democrática del señor Allende.
El problema en debate es un poco más de fondo, ya que el Honorable señor Allende ha planteado un poco superficialmente su participación en un movimiento de carácter continental.
El ha hecho profesión de fe de sus convicciones democráticas. Ha dicho que no es guerrillero, que está reumático, que no puede combatir. Pero lo cierto es que debe haber alguna consecuencia entre lo que se afirma y se hace en las conferencias internacionales, sobre todo en un hombre honesto -creo que el Senador Allende lo es-, y aquello que posteriormente se niega acá.
Recuerdo sus discursos de ayer, de 1963 ó 1964, cuando destacaba sus creencias democráticas y, sin embargo, loaba al régimen de Cuba, que, según se ha reconocido aquí esta tarde, no tiene ni Constitución Política ni Oposición. También se declaraba afecto a la masonería y, pese a ello, alababa a un país en que, de acuerdo con lo que me manifestaron Senadores de otras bancas que visitaron la Isla, se ha barrido con los templos masónicos.
El señor ALLENDE.-
Falso, de falsedad absoluta.
El señor PABLO.-
Así me informaron algunos Senadores que estuvieron en Cuba y que, por respeto a ellos y por encontrarse ausentes, no nombraré.
El señor ALLENDE.-
Nómbrelos, porque yo también he estado en Cuba.
El señor PABLO.-
Asimismo, considero que Su Señoría fue incompleto y tal vez inexacto, a mi modo de ver, en el foro realizado en la televisión hace algunos días.
Pedí la versión completa de ese foro. En él, se preguntó al Honorable señor Allende derechamente si mantenía o no su fe en los principios democráticos. Y precisamente para desvirtuar la posibilidad de que los telespectadores creyeran que estaba auspiciando la guerrilla en Chile, mi Honorable colega leyó lo siguiente: "Tengo aquí el informe de la delegación cubana a la Primera Conferencia de OLAS, que dice: "El pretender acusar a Cuba de hacer la revolución en los distintos países de América, equivale a desconocer lo que es una verdadera revolución. Queremos para América Latina una revolución que será más grande que la propia revolución cubana. Sabemos lo que es una revolución. La revolución no se dirige desde afuera, la hacen los pueblos de cada país y la dirigen los revolucionarios dentro de cada país". Y por último, para usted, señor Silva Espejo, leo esta parte: "Las condiciones del desarrollo económico y social de cada país tienen sus particularidades; no puede concebirse una táctica revolucionaria idéntica en Chile, Uruguay, Costa Rica, a la que podríamos elaborar para Brasil, Colombia, Venezuela, Guatemala, Perú. Es evidente que el desarrollo de la revolución en los diferentes países requiere un análisis particular de cada uno de ellos. Hablar de la lucha guerrillera en Chile o en Uruguay, es tan disparatado y absurdo como negar esa posibilidad en Venezuela, Colombia, Bolivia, Brasil, Guatemala o Perú". "
Esta transcripción no figura, por lo demás, en la síntesis de "Clarín", y creo que se cuidaron muy bien de omitirla. Se procura figurar o aparentar que la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) no pretende la lucha armada para alcanzar el Poder en países como Chile, Uruguay o Costa Rica. Han escogido bien a las tres naciones, porque indiscutiblemente son las que aparecen con una mejor trayectoria democrática.
Sin embargo, de Chile se sabe, además, que no se puede hacer la guerrilla porque "las Sierras Maestras" aquí no son adecuadas, no proveen el alimento necesario, hay frío, hielo en invierno, y los guerrilleros, naturalmente, son hombres de carne y hueso. Y en Uruguay no hay montañas.
Esta resolución de OLAS fue comentada en Chile por un distinguido periodista, organizador del foro en que participó nuestro Honorable colega, don Carlos Jorquera, presente en la tribuna en estos momentos. Este artículo, escrito desde La Habana y aparecido en la revista "Punto Final", lo tenía guardado desde hace algún tiempo. Además, leí las entrevistas a Fidel Castro, realizadas por el mismo Carlos Jorquera y por Augusto Olivares y las informaciones aparecidas en la revista "Marcha", en Uruguay. He conservado algunos periódicos de entonces y me referiré a ellos.
Dice el artículo de Carlos Jorquera:
"La Conferencia de la OLAS no concedió un salvoconducto especial al movimiento popular chileno para que continuara discurriendo por la vía electoral, bajo la ilusión de que, al final del camino,. se encontrará con el poder político.
"En un instante de la Conferencia, sin embargo, pudo pensarse que existía el ánimo de establecer esta excepción (y hacerla extensiva a Uruguay), sobre todo cuando se conoció la posición de la delegación de Cuba en una frase de su informe: "Hablar hoy de la lucha guerrillera en Chile o en Uruguay es tan disparatado y absurdo como negar esta posibilidad en Venezuela, Colombia, Bolivia, Brasil, Guatemala o Perú". En párrafos anteriores, este informe sostenía: "No puede concebirse una táctica revolucionaria idéntica en Chile, Uruguay o Costa Rica, a la que podríamos elaborar para Brasil, Colombia, Venezuela, Guatemala, Perú o Bolivia". Se trata, pues, de la cita hecha en el Foro por el Senador Allende.
Agrega:
"Estos conceptos motivaron debates de elevado contenido ideológico y abrieron oportunidad para aclarar uno de los temas más interesantes: la diferencia entre el concepto de lucha armada y el de lucha guerrillera.
"Si en algunos documentos o intervenciones de dirigentes revolucionarios, estos conceptos se emitían para significar una misma cosa, a partir de esta Conferencia de OLAS quedaron perfectamente delimitados. Por lo tanto, y en lo que se refiere concretamente a Chile y Uruguay, la excepción dice relación directa con la "lucha guerrillera" y no con la lucha armada.
"En torno de estos conceptos, la Conferencia aprobó dos premisas fundamentales: a) El proceso de la conquista del poder político en América Latina sólo puede desarrollarse a través de la lucha armada, entendiéndose América Latina en un conjunto, puesto que hay una sola gran estructura política que abarca todo el continente, de manera que los poderes nacionales son meras delegaciones de esta su-perentidad, radicada en Estados Unidos; b) Por lo tanto, ningún país está marginado de este cuadro político continental y, en consecuencia, no existen procesos aislados; ninguno puede decir que tiene una "vía propia" para capturar el poder político. En palabras más simples, la lucha de uno es la lucha de todos los países latinoamericanos.
"Ahora bien, la forma en que esta concepción se exprese en cada país dependerá de las características de éstos. En la mayoría prevalecerá la lucha guerrillera, pero habrá otros en que situaciones particulares harán posible una prelación revolucionaria distinta. En todo caso, se trata de problemas de hecho, que corresponde resolver a los revolucionarios de cada país. "
O sea, cuando preguntaban al Honorable señor Allende si defendía la vía democrática para conquistar el poder, Su Señoría daba como ejemplo una cita de OLAS cuya interpretación y debate interno el señor Senador conoce. Y la vía armada o la guerrillera son derroteros antidemocráticos para la conquista del poder, los cuales hemos negado dentro del sistema tradicional chileno.
Por ser políticos, todos, aspiramos al poder, pero ya desde hace cien años, con pequeñas interrupciones, hemos creído conducente para nuestro sistema de vida que primero debe ganarse la voluntad popular para ostentar el mando en el país, Sin embargo, desde ya se nos dice con la aprobación del Honorable señor Allende, padre material de OLAS, que en Chile debe proceder también la lucha armada para conquistar el poder; lucha armada para llegar al mando; lucha armada para tomar posesión de las instituciones de la nación.
"