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- rdf:value = " El señor GIANNINI (Presidente accidental).-
Puede continuar Su Señoría.
El señor MOMBERG.-
Señor Presidente, quería plantear, entonces, una idea para que fuera trasmitida al Ministro de Agricultura, porque creo que sería una probable solución a este problema del trigo.
Muchos servicios y empresas están bonificados en este momento en el país. Están bonificados los ferrocarriles para mantener precios bajos; LAN, para mantener precios bajos; la industria automotriz, para fabricar o armar automóviles; está bonificada la industria pesquera para mantener esta producción tan importante y están bonificados varios rubros que tienen incidencia en el rendimiento industrial. Evidentemente, estas bonificaciones son todas aceptables. Ahora bien, yo propondría una idea concreta para que sea transmitida al Ministro de Agricultura.
El precio del trigo, hoy día, en mi provincia, es de 45 escudos el quintal métrico puesto en el ferrocarril. Hay una pequeña diferencia, pera- no importa. Creo que a través de mi idea se puede conseguir lo siguiente: bajar el precio del trigo de 45 a 40 escudos. ¡Paradójico!
¿Dónde está el problema? Estimo que habría que bonificar, de una vez por todas, al agricultor. ¿De qué manera? Entregándole los fertilizantes que necesita totalmente gratis. En principio, la idea puede parecer un poco descabellada. Pero voy a explicar cómo se podría hacer esto.
Si el fertilizante es el que incide directamente en la mayor productividad y recibe una bonificación del 50% como ocurría en el gobierno anterior, simplemente, se trataría de entregar el otro 50% que está pagando ahora el agricultor.
¿Cuál sería la idea? Regalar este abono. Lo único que se puede hacer con él es abonar la tierra, porque no sirve para ninguna otra cosa, nada más que para echarlo al suelo. No es lo mismo que regalar trigo, harina o cualquier otro producto que en un momento determinado puede usarse para hacer negocio. Pero, en este caso, no habría posibilidad de negocio de ninguna naturaleza, porque no sirve nada más que para echarlo al suelo.
Yo digo lo siguiente. Si un agricultor tiene una sola cuadra para sembrar trigo, sabe que necesita tres quintales de abono; no puede echarle cuatro, porque resulta que la productividad sería tan grande que lo ahogaría. No tendría razón echarle dos, ya que tres es lo que necesita.
Ahora, ¿qué es lo que hace una persona si el Gobierno le regala tres quintales de abono? Recoge los tres y no cuatro, porque no necesita el otro restante, ¿Cuál es el objeto de pagar flete por el saco restante si no necesita más que tres? Ninguno. Tampoco le conviene guardarlo en la bodega, ya que le ocupa espacio. No puede regalárselo al vecino, porque éste tiene las mismas franquicias. Entonces, ¿va a perder el flete de un saco si no necesita más que tres? No; se lleva los que le sirven, nada más.
¿Qué significaría esto? Regalar el abono, si estuviera bonificado, en este momento, en un 50%, significaría que el Gobierno tendría que regalar nuevamente el otro 50%, lo cual se podría suplir. ¿Cómo?
Con la mayor producción de trigo; en veo de 10 millones de quintales, la producción aumentaría automáticamente a 16 millones de quintales de trigo. Entonces, el aumento de 6 millones permitiría bajar el precio del trigo de 45 a 40 escudos, que es el precio oficial, el cual la misma ECA lo está pagando para entregárselo, a los molineros. Habría una parte de financiamiento.
Ahora, yo pregunto otra cosa.: ¿sabe Su Señoría, señor Presidente, cuánto cuesta importar seis millones de quintales de trigo, cuántos dólares significa una enorme cantidad de millones de dólares que el país ahorraría y que, al tenerlos, permitiría traer elementos para la industrialización, elementos que se necesitan, no elementos que ahora puede producir el país, sino otros. Yo creo que se puede producir con este incentivo: bajando el precio actual del trigo y regalando los abonos, que no sirven absolutamente para nada más sino para echarles en la tierra. Y no se puede echar de más ni de menos. Creo que así puede financiarse el regalo de este elemento clave que no sirve para otra cosa. Esos dólares que me ahorro al no comprar esos seis millones de quintales de trigo, ¿por qué no lo ocupo para la industrialización, donde me rendirían más, toda vez que existe un déficit presupuestario de dólares? Creo que es digna de estudio esta idea, aunque, incluso puede parecer descabellada.
Por otra parte, si a través de esta idea mía podemos cosechar 18 millones de quintales de trigo en vez de 10 millones, con sólo regalar los abonos, ya hemos conseguido una mayor productividad. Pero no sólo hemos conseguido eso, sino también otra cosa que es sumamente importante. Hoy día, en las provincias agrícolas que están produciendo trigo, donde la hectárea debería rendir, bien abonada y fertilizada, cuarenta quintales, se está produciendo diez. ¿Por qué solamente diez por hectárea? Porque nadie puede, en un momento determinado, pagar tanto por esos abonos; nadie tiene crédito suficiente pava adquirirlo; nadie llene plata para comprarlo al contado. Y un agricultor que tiene un pedazo de suelo o un arado, pasa a veces grandes apuros para comprar semillas, y sólo cosecha malamente diez o doce, quintales de trigo por hectárea, en circunstancias que un terreno fertilizado como la técnica lo requiere podría producir 35 quintales, lo que vendría a significar para él una mayor productividad y mayor facilidad para cosechar.
Entonces, al festilizar la tierra ganamos una cosa que considero sumamente importante. Cuando el suelo se está nutriendo de este elemento vital que se llama anhídrido fosfórico, de esas materias orgánicas que a través de la siembra se van consumiendo y que se reponen nuevamente con el empleo del abono, ¿no estoy protegiendo mi propio suelo, que es mi patrimonio?
Creo ventajoso que el Gobierno tome en cuenta mi proposición, porque tiene la obligación y la responsabilidad de mantener este patrimonio que se llama suelo, así como a través de la nueva ley sobre reforestación que conserva las plantaciones forestales para evitar la erosión de la tierra. De la misma manera tiene que cuidar todas las áreas de siembras, lo que se obtiene solamente si se devuelve a la tierra todo el elemento soluble que la planta recoge del suelo, y hay que devolverlo a través de los abonos en la forma que lo he explicado...
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