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- rdf:value = " El señor FUENTEALBA.-
En un tiempo más discutiremos esas modificaciones. No son una panacea, ni constituyen el anhelo del Gobierno de Chile en su totalidad, por lo menos el de los Senadores de estas bancas. Pero hemos hecho el esfuerzo.
Creemos que hay que revisar el sistema interamericano; estamos de acuerdo en ello. Estimamos que estos tratados, como el de Río de Janeiro, deben ser revisados, porque evidentemente contienen también cláusulas o disposiciones que pueden constituir un peligro para Chile.
No me estoy colocando en el terreno en que pretende situarme el Honorable señor Ampuero. En ningún momento. Estoy diciendo -ése es mi razonamiento fundamental- que el problema de la reanudación de relaciones con Cuba es de orden constitucional, de orden legal y, sobre todo, un problema que involucra una negociación diplomática, la cual, a su vez, lleva envueltas delicadas cuestiones de tipo internacional, que lógicamente requieren que haya un Gobierno que actúe, pero no por ley. '
Otras consideraciones.
El Honorable señor Teitelboim, al comienzo de su exposición, expresaba que respecto de este asunto la intervención del Congreso era indispensable y que la ley o la Constitución Política de ninguna manera habían privado al Congreso Nacional de su facultad de legislar sobre la materia.
Se ha sostenido de manera clara que el rompimiento de relaciones con Cuba está viciado legalmente, jurídicamente.
Por nuestra parte, afirmamos que la dirección de las relaciones internacionales corresponde al Presidente de la República. Precisamente, todas las cuestiones tan delicadas envueltas en este caso particular nos están dando la razón y demostrando la necesidad de que sea una persona, el Jefe del Estado, quien conduzca toda esta negociación.
Nadie podría aseverar en este recinto que, por el hecho de haber establecido Chile relaciones con la Unión Soviética y los países socialistas sin autorización del Congreso Nacional y sin autorización de ley, esas relaciones se encuentran viciadas.
Con el argumento expuesto por los Honorables señores Teitelboim y Ampuero, uno podría llegar a pensar que el establecimiento de relaciones con la Unión Soviética y los países socialistas de la órbita soviética está viciado porque no fue autorizado por una disposición legal; que careciendo el Presidente de la República de la facultad exclusiva de establecer relaciones diplomáticas con nadie, ha debido dictarse una ley.
Nosotros sostenemos lo contrario. De acuerdo con la aplicación invariable de ese precepto constitucional y con el criterio que siempre ha imperado en estas materias, nadie había puesto jamás en duda que ésta es una facultad del Presidente de la República.
Respecto del problema de fondo -las relaciones con Cuba-, afirmo que en definitiva es un problema extraordinariamente delicado y serio, que exige por lo menos una condición previa y fundamental: que haya siquiera un gesto, una indicación, una declaración del Gobierno cubano tendiente a borrar los denuestos e improperios que ha lanzado a través de tantos discursos en contra del Gobierno de Chile y del Presidente de la República y que abra verdaderamente una puerta para que esa negociación pueda llevarse a cabo sobre la base del respeto a la independencia y dignidad de nuestro país, tantas veces pisoteado por el Primer Ministro cubano.
Esa es nuestra posición.
"
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