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El señor FIGUEROA (Secretario).-
En el primer lugar del Orden del Día, corresponde continuar ocupándose en los segundos informes de las Comisiones de Economía y Comercio y de Hacienda, recaídos en el proyecto de la Cámara de Diputados que amplía el régimen de franquicias de que gozan los departamentos de Iquique y Pisagua en virtud de la ley 12.937.
La Comisión de Economía propone un artículo 15 nuevo, que dice: "Libérase de impuestos, derechos y gravámenes que se perciban por intermedio de las Aduanas a la internación de cemento destinado a la construcción de viviendas económicas en los departamentos de Iquique y Pisagua".
Por su parte, la Comisión de Hacienda agrega a ese precepto el siguiente inciso: "El Instituto CORFO del Norte deberá, dentro del plazo de dos años, establecer, en la provincia de Tarapacá o en la de Antofagasta, una planta productora de cemento."
-Los antecedentes de este proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 66ª, en 20 de enero de 1966.
Informes de Comisiones de:
Economía (Primero), sesión 29ª, en 8 de agosto de 1967.
Hacienda (Primero), sesión 29ª, en 8 de agosto de 1967.
Economía (Segundo), sesión 39ª, en 31 de agosto de 1967.
Hacienda (Segundo), sesión 39ª, en 31 de agosto de 1967.
Discusiones:
Sesión 32ª, en 10 de 'agosto de 1967. (Se aprueba en general). 47ª, en 12 de septiembre de 1967.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Estaba con la palabra el Honorable señor Chadwick. Puede continuar Su Señoría.
El señor CHADWICK.-
Señor Presidente, en ausencia involuntaria de los señores Senadores representantes de la primera agrupación, intervine en sesión pasada respecto de este artículo.
En esta oportunidad, está presente en la Sala el Honorable señor Contreras Tapia, autor principalísimo de la indicación que originó el precepto que comentamos. Una deferencia elemental me induce a dejar a Su Señoría el uso de la palabra.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Estaba inscrito con anterioridad el Honorable señor Pablo.
Tiene la palabra el señor Senador.
El señor PABLO.-
Señor Presidente, nosotros votamos en contra de este precepto en la Comisión. Lo hicimos teniendo presente que el país es uno solo; que existen en estos instantes industrias de cemento establecidas que tienen exceso de producción y que, al autorizar la libre importación de un elemento tan importante como el señalado, entramos a crear un problema de cesantía en distintas regiones, incluso en la que yo represento, donde funciona una fábrica de cemento.
Soy, sí, partidario de una de las ideas expuestas aquí por el Honorable señor Chadwick: la de estudiar la forma de racionalizar esta industria.
Recuerdo haber leído el informe de la Comisión Económica para América Latina relativo al período 1949-1950. En aquella época se dejaba constancia de que en Estados Unidos, por ejemplo, la producción de cemento por industria no superaba un volumen de 400 mil toneladas. La razón es simple: en el costo del cemento influye muy grandemente el valor del flete.
En Chile, mientras Cemento Melón fue industria monopólica, no se tuvo en cuenta ese factor, al extremo de que esta empresa, en la actualidad, debe tener una producción cercana a 1 millón 200 mil toneladas. En el caso chileno, el costo del flete nunca se consideró mayormente, porque los usuarios debían pagarlo de todas maneras.
Hacemos votos fervientes por que en el norte del país pueda instalarse una industria de este tipo. El inciso segundo de esta disposición establece que, dentro del plazo de dos años, el Instituto CORFO del Norte deberá establecer una planta productora de cemento en la provincia de Tarapacá o en la de Antofagasta. En realidad, no sabemos cómo se financiará esta industria ni tenemos antecedente alguno acerca de si existen condiciones adecuadas para establecerla en esa zona.
Creí que en esta ocasión sería acompañado por el Honorable señor Chadwick para los efectos de rechazar esta disposición. Su Señoría no es miembro de la Comisión, pero en aquella oportunidad concurrió a ella, por estar interesado en el despacho de algunas normas que dicen relación fundamentalmente al régimen minero, acerca de las cuales conocerá el Senado en seguida.
El Honorable señor Chadwick, en la ocasión a que me refiero, y frente a la indicación del Honorable señor Gómez sobre este particular, manifestó en forma concreta que no es admisible, por ley, imponer la obligación de instalar una fábrica de cemento en Iquique, porque era posible que ocurriera lo que con la de Juan Soldado, en La Serena, que resultó un fracaso.
El señor CHADWICK.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor PABLO.-
Con mucho gusto, Honorable colega.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Con la venia del Honorable señor Pablo, tiene la palabra Su Señoría.
El señor CHADWICK.-
Señor Presidente, debo deplorar una vez más la práctica, bastante criticable, de acudir a los recuerdos personales, a veces tan inciertos que están expuestos a llevar a una verdadera tradición en la evocación a que se dejan conducir algunos señores Senadores.
No es enteramente efectivo lo manifestado por el Honorable señor Pablo. En realidad, recordó que en el departamento de La Serena se realizó una experiencia muy desgraciada con una fábrica de cemento, y advertí al Honorable señor Pablo que, a juicio de quienes han estudiado este problema, la causa radica en la carencia de yacimientos con materia prima necesaria para el movimiento de una industria de tal naturaleza. Fue un error de magnitud inconcebible; pero, sin embargo, se cometió. Pero eso no significa que yo haya estado en contra de la idea sustentada por los señores Senadores por Tarapacá y Antofagasta, especialmente por quienes están más vinculados a la primera de ellas, en el sentido de crear una industria de cemento en la zona norte. Y no podía estarlo, porque el inciso segundo que se agrega al artículo 15 del proyecto, por muy perentorio que aparezca redactado, por muy exigente que sea en el plazo de dos años que señala, no dará lugar, como todos sabemos, a ninguna acción para obtener de la Corporación de Fomento, por intermedio del Instituto CORFO Norte, la construcción de la planta, si no se cumplen los requisitos técnicos adecuados para una producción económica.
El señor PABLO.-
Queda en claro que mi Honorable colega, en el fondo, dijo lo que he dado a conocer aquí. Y no veo por qué Su Señoría lo considera tan deleznable.
No me extrañó que el Honorable señor Chadwick, que hizo una denuncia tan grave en la Corporación en el caso de los depositarios, materia respecto de la cual trajo antecedentes para probar la ley anterior, con posterioridad cambiara de punto de vista en este hemiciclo y votara por que la cobranza judicial tuviera una posición independiente.
El señor CHADWICK.-
¿Me permite una interrupción?
El señor PABLO.-
No se la voy a dar, señor Senador.
El señor CHADWICK.-
¡Está haciendo afirmaciones personales que son maliciosamente falsas!
El señor PABLO.-
Pero hay algo más. En la sesión anterior hice referencia a que mi Honorable colega. . .
El señor CHADWICK.-
¡No sé por qué plantea el debate en términos personales !
El señor PABLO.-
¡Porque Su Señoría me ha contestado en esa forma y ha dicho lo que es de todos sabido!
El señor CHADWICK.-
¡No hay razón para que se sienta tan incómodo y se exprese de manera ofensiva!
El señor PABLO.-
¡No me siento incómodo !
La semana pasada, con ocasión de las interrupciones que aquí se produjeron, el Honorable señor Chadwick manifestó que, si asumiera el poder un gobierno socialista, iniciaría de inmediato un plan de construcciones. Por mi parte, dije que, sin embargo, en Cuba, Fidel Castro tenía que explicar por qué no se construyen viviendas en su país. Entonces, desde esas bancas, me hicieron presente que no disparara a la bandada y trajera el discurso del Primer Ministro cubano. Pues bien, esta tarde lo he traído.
El señor CHADWICK.-
¡ Está hablando de todo un poco!
El señor PABLO.-
Ese discurso es de fecha 29 de agosto de 1966.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Ruego a los señores Senadores guardar silencio.
El señor CURTI.-
No hay orden en la Sala, señor Presidente.
El señor CHADWICK.-
¡Nos vamos a trasladar a la Guerra del Pacífico!
El señor PABLO.-
Se trata de una exposición que comenzó a las 10 de la noche y terminó a las 3 de la madrugada, en la cual, entre otras cosas, Fidel Castro dijo lo siguiente:
"Muchos problemas pueden ser atendí-dos, pero un problema que a nosotros nos angustia, porque nos piden algo que no tenemos, nos piden algo que de la única forma que pudiéramos resolverlo es hacienda la fórmula de Mandrake el Mago, sacándola de un sombrero para dársela al que nos pide la casa."
El señor CHADWICK.-
¿Me permite una interrupcióNº
El señor PRADO.-
Escuchemos a Fidel Castro.
El señor CHADWICK.-
¡ Hablemos del Huáscar, mejor!
El señor PABLO.-
"Hay algunas personas que nos han dicho: miren, yo estaba esperando la oportunidad de verlo; dichosa oportunidad, más que oportunidad, suele ser el oportunismo de verme, porque cómo se puede resolver este problema. Yo lo puedo resolver fastidiando a otro. Cuando encontramos alguien que tiene necesidad real de la vivienda, porque viven cuatro en un cuarto, cinco en un cuarto, entonces hay un fondo de viviendas de las que se construyen, todas las que quedan desalquiladas. Si cualquier de nosotros va a resolver ese problema disponiendo de una de las viviendas que está en el fondo de viviendas, es posiblemente quitándosela a otro que se la iban a dar y que en vez de cuatro son cinco en una habitación.
"Todavía en nuestro pueblo desgraciadamente, todavía quedan una cantidad de hábitos del pasado que de veras mucha gente se imagina al hombre público, al funcionario administrativo, al gobernante, como quieran llamarle, una especie de criado de oportunidad, una especie de criado. A nosotros muchas veces nos gusta ir a un lugar, una obra de construcción, una fábrica, una granja, ver todos los problemas que nos interesan relacionados con la marcha de ese centro. A veces nos plantean una serie de problemas a resolver, problema de que si no están tomando agua fría y necesitan un camión, una serie de problemas colectivos que los podemos resolver. La tragedia llega cuando terminados todos los problemas colectivos se presentan diez y dicen mi problema, yo estaba esperando hablar con usted para que me consiguiera una casa, una casa. Y entonces empiezan a plantear los problemas.
"De manera que nosotros que tenemos por obligación ir a los lugares, concentrarnos en las cuestiones, pensar en soluciones colectivas para todos, muchas veces, muchas veces nos hacen sufrir la angustia de que nos piden cosas que no podemos resolverlas y sufrimos la angustia de ver cuánta gente todavía, cuánta gente todavía actúa mediante ese resorte, como si fuera en el pasado, cuando se le hacía un favor a alguien para meterlo en un hospital, pedirle un favor a alguien. Para que alguien fuera a estudiar, favores, favores. Se acostumbró mucho nuestro pueblo a lo individual. No se dan cuenta de que nosotros somos seres de carne y hueso, que tenemos que concentrarnos, pensar, sobre las cuestiones fundamentales que le interesan a mucha gente. Muchas veces nos velan para un problema, que lo malo no es un problema que se pueda resolver si no lo angustioso, para pedir cosas que uno no puede resolver. Y que si se resuelven es mediante un método incorrecto, incorrecto. Es mediante hacerle un favor a uno privándole del derecho a otro. Es resolver los problemas mediante métodos politiqueros. Y nosotros no podemos ser politiqueros, no podemos estarles resolviendo problemas a unos a costa de otros.
"Hay necesidades de casas. Claro que sí. Se explica la preocupación, el deseo que tienen tantas familias de tener casas. Sí, se explica, es lógico. Y muchas veces una persona ante las necesidades que tiene delante, no piensa, no hay razones, no hay argumentos. Nosotros nos hemos encontrado personas traumatizadas, traumatizadas. Vivo debajo de una escalera, vivo debajo de una escalera. Pero casi fuera de que nosotros tuviéramos la culpa de que viviera debajo de una escalera.
"¿Cuál es nuestra obligación de dirigentes revolucionarios? Ir diciéndole que sí a todo el mundo y no resolverle. No. Ir haciendo politiquerías y resolviendo los problemas que encontramos en el camino, de ese tipo. No. La solución correcta, la solución revolucionaria es que nosotros impulsemos la construcción de viviendas, impulsemos sobre todo la construcción de cemento, la primera fábrica, la segunda, la tercera, el problema de las instalaciones, el problema de las tuberías, todas las cosas que se necesitan para construir por lo menos 100.000 casas por año 100.000 casas por año.
"Si logramos incrementar la producción de construcción de viviendas hasta 100.500 por año, resolveremos el problema en cinco años. El déficit de viviendas de este país, las necesidades de viviendas, es aproximadamente de un millón de viviendas, un millón de viviendas entre los que no tienen y viven agregados, entre los que viven en un cuarto, entre los que viven debajo de una escalera, entre los que viven en un bohío."
Conviene tener presente que Cuba tiene 7 millones 600 mil habitantes y que han emigrado 350 mil personas que han dejado sus habitaciones desocupadas. Sin embargo, falta un millón de viviendas. En Chile tenemos 9.500.000 habitantes y el déficit es de 500.000 habitaciones.
Continúa el discurso de Fidel Castro:
"Según los estudios realizados falta un millón de viviendas y para ello hay que invertir un millón de toneladas de cemento por lo menos, pero además hay que mecanizar también la construcción, de manera que 20 ó 25 mil obreros puedan construir 100.000 viviendas, pues no se puede dedicar toda la fuerza de trabajo de la construcción sólo a viviendas. Entonces ese es un problema que lleva tiempo, un problema que lleva la necesidad del desarrollo previo de la industria de la construcción, la mecanización de la construcción, la producción de cemento y todas las demás cosas que lleva una casa, porque luego no es cuestión de construir sólo la casa. Hace falta hacerle la calle, hace falta ponerle agua corriente. Cuando se le pone el agua corriente, es decir, acueducto, hay que ponerle a la carrera el alcantarillado simultáneamente, si no pasa lo de Isla de Pinos, en Nueva Gerona. Hicieron el acueducto sin estar hecho el alcantarillado. Y ahora, como en aquellas casas nunca se construyeron fosas para acueductos, sino para cubitos de agua, ahora cada rato anda el agua por las calles de Nueva Gerona desbordándose las fosas y con el problema ahora a toda velocidad cómo se resuelve el problema para que no haya epidemias. Busca carros de bombeo para que vaya haciendo el trabajo que tiene que hacer el alcantarillado. Y casi todos los pueblos de Cuba están sin alcantarillado y están sin acueducto. Y todos los pueblos con razón quieren hacer su alcantarillado, todos los pueblos quieren que le hagan con toda razón su acueducto, todos los pueblos quieren que le hagan su escuela, todos los pueblos quieren que le hagan un dispensario médico, si no es un hospital, todos quieren que les hagan caminos, los campos deportivos, los stadiums, además todos quieren el desarrollo económico de la región. Es lógico. Todos quieren además casas, pero además de casas, quieren que haya leche por la mañana para el desayuno y para aquella leche tiene que haber lecherías y para aquella lechería con leche higiénica tiene que haber cemento.
"Entonces, claro, ¿qué hemos adquirido? Conciencia de nuestras necesidades y, además de la conciencia de nuestras necesidades, la esperanza de resolverlas. Pero ¿qué ocurre? Las presiones son tremendas, los recursos son limitados. Un compañero del partido en Baracoa nos llama y nos plantea el problema del cine, que no cabe la gente, que no cabe la gente en el cine o que falta un cine nuevo. Se forma una cola en el cine. El otro pide otra cosa, todos piden, porque todos ven las necesidades. Todos quieren resolver y los recursos son limitados.
"Y el problema de la distribución correcta de los recursos se vuelve un problema serio. Estoy seguro que si la conciencia que tenemos para pedir la tuviéramos para dar, resolveríamos los problemas de este país mucho antes.
"Hay gente que dice: pero había 3 apartamentos vacíos. Bueno, puede haber 3 apartamentos vacíos. Es una desgracia, La política que se orienta es que cada vez que un apartamento esté vacío se le dé al que lo necesite. Pero bueno, puede haber por un fallo, por un error o por lentitud, por cualquier cosa, un número de apartamentos que estén vacíos, sellados como le dicen. Que repartan esos apartamentos, se acabó. Es decir que el problema no se resuelve porque haya 3 apartamentos en una manzana, o 3 mil, 15 mil, porque lo que lo resuelve es un millón de apartamentos. Otras veces como le dieron a uno que tenía menos necesidad. A veces ocurre que hay que llevar un técnico a una industria y usted no lo va a llevar con una cadena, no lo va a esposar y amarrar allí para que vaya a un pueblo del interior. Desgraciadamente es así. Entonces a los técnicos hay que darles ciertas facilidades y muchas veces es verdad. Puede una persona incluso recibir un apartamento teniendo menos necesidad que otra, porque esa industria, el país, tiene necesidad de esa persona.
"Si traen un técnico extranjero, no puede dormir en el parque, porque sino no viene. Quiere decir que hay que darle un apartamento. Y a veces se han repartido mal. Es verdad. Los hombres no son perfectos y desgraciadamente hacen la cosa mal. Pero la esencia del problema, la esencia no es ésa. La esencia es que hacen falta un millón de apartamentos.
"Con motivo de una serie de derrumbes que se produjeron fue necesario darle prioridad a muchas familias que vivían en casas que estaban al derrumbarse. Se paralizó la entrega por los sindicatos. Entonces hay gente que estaban en turno hasta un mes, sí. A algunos le tocaron sin estar en turno porque vivían en un edificio que se podía derrumbar. Miles de familias en la capital de la república, miles, han sido trasladadas por cuestiones de seguridad y había que entregarles esas casas.
"Ahora bien, la necesidad de viviendas es tremenda. Los de La Habana, la población crece. Pero todavía en el interior del país es peor. La situación de los obreros de Moa es una situación tremenda. Si queríamos que esos obreros tuvieran un mínimo de condiciones de vida para que se dedicaran a esa industria, teníamos que dedicar cantidades de cemento a la construcción de viviendas en Moa. Más horribles eran las condiciones de Nicaro. Fue necesario construir el poblado de Le-visa. Y las necesidades de vivienda son todavía peores en el interior del país, peores. Y claro, son muy grandes las necesidades. Y de ese problema tenemos que tener conciencia".
Señor Presidente, he traído al debate este discurso porque la vez pasada se negó su existencia.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
¡ Léalo completo!
El señor PABLO.-
Posiblemente, lo único que cabría hacer ahora sería designar una comisión de "juristas democráticos" tan en boga que comprobara la autenticidad del texto leído.
No estoy culpando al señor Fidel Castro de no tener viviendas. Sé que los regímenes socialistas están en posición muy distinta a la de un Gobierno que pretende hacer cambios en libertad. Ellos tienen la posibilidad, por medio del sistema de dictadura -dictadura del proletariado, pero dictadura al fin-, de que las tremendas necesidades y las aspiraciones del pueblo no sean mixtificadas por sectores políticos en camino del poder, porque esos sectores no tienen expresión en aquellos países. En esas naciones, hay un partido político en el gobierno; los demás, si existen, están en la cárcel. Por eso, la situación de Cuba no constituye excepción a lo que ha sucedido en otros países socialistas que han organizado su economía: en la primera etapa, los pueblos se han apretado el cinturón y han vivido en condiciones económico-sociales bastante difíciles, en la esperanza de provocar el desarrollo y realizarlo posteriormente. Es el caso de la Unión Soviética.
Tengo aquí antecedentes tomados del informe presentado por Nikolas N. Smirnoff, representante de la Unión Soviética en el grupo de expertos en vivienda y desarrollo urbano creado por resolución del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, en febrero de 1962.
De ese informe, se han obtenido los siguientes datos: en superficie edificada de viviendas, Rusia tuvo, en 1918 a 1928, 3.900.000 metros cuadrados de promedio anual; de 1929 a 1941; 9.800.000; de 1942 a 1945, 11.100.000; de 1946 a 1950, 20.000.000; de 1951 a 1955, 30.400.000; de 1956 a 1960, 65.500.000. En 1960, se construyeron 82.800.000 metros cuadrados de vivienda.
El señor CHADWICK.-
En 1966, 85.000.000.
El señor PABLO.-
El caso es que la Unión Soviética se constituyó como Estado socialista en 1917 y que la construcción masiva empezó en 1957. Ellos tienen un enfoque y pueden desarrollarlo. Y en ese mismo período, Rusia pasó de la época de los mujik a la era del sputnik. Tenemos respeto por esa acción; pero no nos vengan a decir que en Rusia se comenzó a construir viviendas a partir de la realización del período revolucionario. Este proceso ha sido la culminación de una etapa de desarrollo que permite dar mejores condiciones de vida. La construcción masiva de viviendas empezó 40 años después de la revolución.
Otros datos tomados de dicho informe son los siguientes:
"La guerra produjo una destrucción enorme: 1.700 ciudades y 10.000 aldeas rurales fueron demolidas o incendiadas completamente.
"En 1960 la población de la Unión Soviética era de 220 millones de habitantes. La tasa de edificación era de 13,6 viviendas por cada 1.000 habitantes. (En Alemania Oriental, 5,7; en Checoslovaquia, 5,1; en Italia, 7,8; en Yugoslavia, 3,2; en Chile, promedio 1965, 1966 y 1967, 4,4)."
Debo advertir, sin embargo, que "los 82.800.000 metros cuadrados de viviendas construidos en 1960 a razón de 13,6 viviendas por cada 1.000 habitantes, corresponden a 2.992.000 unidades habitacionales de 28 metros cuadrados de superficie promedio cada una". Es decir, casi 3 millones de viviendas tienen en promedio una extensión de 28 metros cuadrados.
El señor CHADWICK.-
¡Las mediaguas no tienen ni 18 metros!
El señor PABLO.-
"Con este procedimiento de edificar viviendas de tan reducido tamaño, la Unión Soviética espera que en 1980 cada familia, incluso los recién sados, "tendrá un apartamento confortable que reunirá las condiciones de higiene que corresponden a una sociedad culta"."
"Las inversiones de capital del Estado, de las cooperativas, de los koljozes (granjas colectivas) y de la población en construcción de viviendas y servicios sociales representaban, hasta 1960, 35,4% de todas las inversiones de capital hechas en la economía de la Unión Soviética. Las inversiones de capital del Estado eran el 75% del total correspondiente a estas inversiones."
Por eso, queda en claro que se trata de un sistema político distinto, al cual no juzgaré en cuanto a si es bueno o malo. Pero sí quiero dejar constancia de que, una vez establecido, un régimen socialista da preferencia a otros rubros en los cuales no figura el bienestar social. Trata de crear la industrialización interna y, con posterioridad, a medida que la producción aumenta lo suficiente, se preocupa del bienestar del pueblo, el cual es pagado por el desarrollo económico.
Como en una oportunidad anterior fueron controvertidos mis argumentos y se me desafió a traer el discurso al cual me referí, lo he hecho en esta ocasión.
Reitero que votaremos contra esta disposición. Esperamos, eso sí, que, en cuanto dice relación a Iquique, el Gobierno hará un esfuerzo, como lo han hecho las provincias del norte, para ver modo de crear esa planta de cemento.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Es difícil orientarse en este debate, debido a que estamos discutiendo dos informes a la vez: uno de la Comisión de Hacienda y otro del de la de Economía.
El artículo en discusión se refiere a la instalación de una planta elaboradora de cemento, ya sea en Tarapacá o en Antofagasta.
Dije que es difícil orientarse en el debate, porque además se han dado argumentos relacionados con la construcción de habitaciones en Cuba y en la Unión Soviética, materia respecto de la cual no dispongo en este instante de los antecedentes necesarios para refutar las observaciones del Honorable señor Pablo. Por ello, estimo conveniente trasladar nuestra atención al problema concreto relativo a las provincias de Tarapacá y Antofagasta.
El artículo 15, en los términos redactados por la Comisión de Economía, dice lo siguiente:
"Libérase de impuestos, derechos y gravámenes que se perciban por intermedio de las Aduanas a la internación de cemento destinado a la construcción de viviendas económicas en los departamentos de Iquique y Pisagua."
Como dicha disposición fue objetada en la Comisión, el Senador que habla, en la de Hacienda, formuló una indicación para agregar lo siguiente: "El Instituto CORFO Norte deberá, dentro del plazo de 2 años, establecer en las provincias de Tarapacá o Antofagasta una planta productora de cemento".
Se ha dicho que construir una planta productora de cemento en las provincias señaladas significaría cesantía. Es evidente que el establecimiento de una industria en otra zona del país disminuirá la producción de las ya instaladas en Concepción, Polpaico o Calera. No obstante ello, debemos recordar que, ciada la distancia enorme que nos separa, en esas dos provincias el costo de un saco de cemento es de un valor superior a los 11 escudos. El encarecimiento se debe a dos factores, que son decisivos: primero, la distancia a que están instaladas las fábricas y los centros de producción respecto de la zona norte; en segundo lugar, a las pérdidas derivadas del embarque y desembarque de cemento. Por ello, ¿debe tenerse sólo en consideración el problema de la cesantía? ¿Acaso lo anterior implica demostrar interés y preocupación por la gente modesta que vive de un sueldo o salario? En cuanto a esto último, debo decir que los hechos demuestran lo contrario. Cuando lo afirmo deseo recalcar, una vez más, lo acontecido hace poco en la zona norte: el 5 de septiembre del presente año hubo un accidente en el mineral de Chuquicamata en el que murieron 22 jefes de hogar. El 16 del mes en curso, ha muerto otro obrero durante el cumplimiento de sus labores.
En la primera oportunidad que comento, los Ministros de Minería y del Trabajo asistieron a los funerales de los obreros caídos.
El gerente de la empresa manifestó que el accidente se debió sólo a una desgracia, y que no fue obra de la imprevisión. Hasta el momento, el Departamento de Minas del Estado no ha emitido un informe en el que se dictamine si ocurrió por negligencia de la empresa o, como dijo el representante de ella, por simple casualidad.
Al respecto, debo manifestar que ese hecho fue el resultado de la negligencia e indolencia de la empresa: el jefe del Departamento de Bienestar de la Chile Exploration en Chuquicamata trasladó al encargado de la pulpería para designarlo como jefe de la Oficina de Seguridad.
No obstante de que se habla de amor al prójimo -como deben tenerlo los católicos-, ello se practica poco. En Chuquicamata y en otros lugares nos hemos inclinado ante las víctimas y les hemos rendido sentido homenaje. Se dijo que se dictaría una ley en beneficio de las mujeres e hijos de los mineros muertos. Yo pedí urgencia para el proyecto respectivo, que fue aprobado por unanimidad. Sin embargo, la compañía, después de haberse inclinado ante los cadáveres de las víctimas, al día siguiente suprimió todas las garantías que tenían los trabajadores.
Acabo de visitar el mineral de Chuquicamata. Allí hay mujeres con 7 hijos que al día siguiente de haber recibido los cadáveres de sus deudos dejaron de percibir los salarios. En este instante, están consumiendo el fondo de desahucio. El marido de una de las mujeres con siete hijos, hacía dos años que se había incorporado a la empresa. Por ello, la viuda sólo tiene como compensación un desahucio de tres mil escudos. En poco más de un mes transcurrido, la compañía ya le ha entregado más de un mil quinientos escudos, para alimentar a sus hijos. Los afectados han recibido la ayuda de los mineros de El Salvador; y el viernes de la semana pasada los obreros acordaron entregar un día de salario para ayudar a la mantención de las viudas.
Como aquí se habla de sentimientos humanitarios, bueno sería responder con hechos cuando se hacen promesas; es decir, que las palabras se conjuguen con realidades.
¿Por qué no se puede cumplir con la aspiración de la zona norte de tener una planta productora de cemento? ¿Por qué no es posible instalar una fábrica de ese material en alguna de las dos provincias mencionadas? ¿Cuál es el impedimento?
¿Acaso una de las razones contrarias es la de que habrá cesantía? Por lo demás, existe materia prima tanto en Tarapacá como en Antofagasta; sin embargo, vencer la resistencia de Cemento El Melón, de Gibbs, de Williamson, de Gildemeister, es un problema bastante complicado y serio en este país. Pero a mí me parece que no existe inconveniente alguno para llevar a la práctica el proyecto. Y ello, por la simple razón de que es la única manera de atender las necesidades de la región y lograr el desarrollo económico de la zona norte del país.
Debemos tener en cuenta que peticiones de este orden no se están haciendo sólo ahora, sino hace ya bastante tiempo.
También debemos considerar que todo lo que proporcionó el salitre en el año 1916 cubrió el 60% del presupuesto nacional. Con ello, unas cuantas personas del centro del país se beneficiaron a expensas de la producción salitrera. Esto, no sólo lo han dicho los comunistas. Desde hace muchos años se viene hablando de la necesidad de nacionalizar la industria. Al respecto quiero citar textualmente las palabras de don Luis Aldunate, quien manifestó lo siguiente:
"Este es precisamente nuestro caso, pues el capital extranjero empleado en la elaboración de salitres, lejos de ser útil y reproductivo para nosotros, nos postra, nos debilita, nos arranca a pura pérdida, sin darnos nada, ni enseñarnos nada, la savia y la fuerza que pudiera levantarnos del actual abatimiento económico.
"Nos estamos dejando colonizar comercialmente como la Australia, como la India y como algunos de los pueblos de nuestro propio continente."
Conceptos muy similares expresó también don Manuel Rivas Vicuña.
¿Por qué no creemos en las promesas? Porque se ha extraído toda nuestra riqueza, la cual ha sido entregada, jirón a jirón, a los capitales extranjeros.
Después de terminado el auge del salitre, no se creó ninguna industria subsidiaria para atender las necesidades de la población. Se nos ha dicho que no se fija plazo a la Corporación de Fomento ni ella cuenta con los recursos necesarios para levantar esa fábrica. Sin embargo, dicha institución dispone de fondos suficientes. Sólo ha existido el ánimo de que no haya liberación de impuestos por dos años, pues ello significaría abaratar el costo del cemento; pero, no obstante lo anterior, el problema habitacional de los pueblos del norte ha sido resuelto en gran parte por el esfuerzo exclusivo de los habitantes de la región.
¿Cuántas casas han construido la Corporación de la Vivienda, la Fundación de Viviendas o las cajas de previsión? ¿Cuántas, en Tocopilla o en Taltal? Sólo unas cuantas "callampas", levantadas con el esfuerzo de los trabajadores.
¿Por qué solicitamos plazo para la instalación de esta fábrica de cemento? Por estar cansados de promesas y porque diariamente se designan comisiones -no sólo de uno o dos funcionarios, sino hasta de quince- para estudiar las necesidades de la región; pero hasta el momento no vemos las soluciones.
El Diputado democratacristiano señor Corvalán ha formulado insistentes declaraciones en cuanto a que se construirá una planta elaboradora de cemento en la ciudad de Antofagasta.
También se ha expresado que en Tocopilla se construirá un molo de atraque. Una Comisión de Chuquicamata vino a entrevistarse con el Presidente de la República, quien les manifestó que tal obra se hará si el informe de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile es favorable. Pero, a pesar de tal declaración, ya se han depositado en el mar piedras que representan un gasto de dos mil seiscientos millones de pesos.
También se ha hablado de que la Chile Exploration ampliará la planta eléctrica sobre la base de carboncillo. He consultado a funcionarios de la Corporación de Fomento de la Producción, quienes han expresado que será la Chile Exploration la que determinará si es comercial y conveniente o si no lo es.
En el departamento de Taltal, igualmente, se han hecho múltiples promesas, que repito, con majadería, por tercera o cuarta vez. Fue a ese departamento el Ministro de Defensa Nacional, como patrono de la zona norte. En un cabildo celebrado en aquel puerto, dijo textualmente:
"Pondremos en movimiento la fábrica elaboradora de conservas de pescado y una planta elaboradora de harina. Se transformará la oficina Flor de Chile en una planta de concentrados de minerales. Se pondrán en explotación las sulfateras Plato de Sopa. Se pondrá en movimiento la mina Santo Domingo. Se transformará la maestranza del ferrocarril particular en una maestranza de los Ferrocarriles del Estado para reparar el material rodante, ya que no hay otra maestranza en Ovalle e Iquique. Es importante una intermedia."
Se dictó una ley que otorga tres mil millones de pesos para la reconstrucción de Taltal. ¡Lo único que han llevado a la zona han sido unas cuantas mediaguas!
De aquí al 30 de junio expirará el referéndum salitrero. En aquella fecha desaparecerá definitivamente la única fuente de trabajo que tienen los trabajadores del departamento: la oficina Alemania. Automáticamente, con ello paralizará el ferrocarril y los obreros del puerto quedarán definitivamente cesantes. Taltal correrá la suerte de Huasco, Calama, Mejillones y otros pueblos.
Pues bien, ¿tenemos nosotros razón para fijar plazos, a fin de que se nos diga concretamente cuándo se van a empezar los trabajos, por dónde y cómo? ¡Si ya la gente está cansada! ¡ Si en el norte del país estamos viviendo una tragedia! Hay que ir allá para verlo. Cuando se viaja al norte, no hay que ir al Club de la Unión o a la Casa de Huéspedes, como hacen algunos.
Yo he estado en el departamento de Tocopilla. Antes la gente vivía allí del con-trabando. Ahora no hay contrabando, porque no llegan barcos, y se dedica al robo de minerales. Entiéndase bien: al robo de minerales. En la oscuridad de la noche, van a ciertas minas, como ellos dicen, "a pallaquear". Algunos han sido descubiertos; uno fue condenado a trescientos días, y otro, a ciento ochenta días. Otras personas fueron detenidas la semana pasada, incomunicadas y paseadas por las calles del pueblo, con esposas, como unos vulgares delincuentes. Uno de ellos era jubilado de la Caja de Accidentes del Trabajo, a cuyos funcionarios Sus Señorías dieron "tantos beneficios" al rechazar, en el cuarto trámite, todas las mejoras que había introducido el Senado.
Ya estamos cansados de promesas. La gente no vive de ellas. Si realmente se deplora la cesantía, que los obreros se accidenten o mueran en el trabajo, demostrémoslo con los hechos y no sólo con las palabras.
Constantemente estamos diciendo que hay que tener paciencia, y que todo no se puede hacer de una sola vez. Estamos de acuerdo en esto último, pero hay que empezar, hay que demostrar que existe interés por llevar a cabo una empresa.
Se pondrá término al referéndum salitrero el próximo 30 de junio. Pues bien, ¿qué se sabe sobre el particular? ¿Qué ocurrirá con los nueve mil obreros y dos mil quinientos empleados que trabajan en esa industria? Aún lo ignoramos.
Al aprobar esta disposición, lo hacemos con el propósito de tener la certeza de que en cierto plazo determinado se hará algo. Si la intención hubiese sido sólo la de pedir liberaciones por dos años, no nos habríamos permitido formular esta segunda indicación.
Sabemos cuál es la suerte que está corriendo Arica en estos instantes con su industria automotriz. Vemos que se autoriza el traslado de industrias al centro, en circunstancias de que se nos habla de la imposibilidad de abrir allá otras fuentes de trabajo, por existir ya en diferentes zonas otras industrias establecidas. ¿Cómo se explica, entonces, el traslado al centro del país de industrias instaladas en el norte, cuando aquí en Santiago, en la capital, falta de todo, y hay problemas con el agua potable, con la energía eléctrica, con la pavimentación, con la habitación, etcétera?
Esta disposición podrá ser rechazada, si así lo estima conveniente la mayoría; pero entendamos bien que la manera de ir en ayuda de la región norte del país no es mediante palabras o promesas. Lo que la gente necesita son hechos, soluciones. Nosotros estamos por las soluciones, y concretamente las estamos proponiendo al Senado.
El señor CHADWICK.-
Siento que se haya retirado de la Sala el Honorable señor Pablo, pues debo hacerme cargo de sus palabras, altamente ofensivas e injustas, que no puedo dejar pasar, pues ello significaría asentimiento tácito a las afirmaciones de Su Señoría.
El señor Senador me ha puesto en dos actitudes contradictorias, que ha recordado a su manera. Manifestó que en una ocasión yo me pronuncié en contra de un proyecto que favorecía a los depositarios fiscales, por considerar exageradas sus remuneraciones, y que, por otra parte, hace algún tiempo estuve a favor de esos funcionarios, a raíz de otra iniciativa.
Las cosas eran muy distintas, porque el primer proyecto perseguía darles una jubilación de acuerdo con un promedio, a mi juicio, inaceptable. El segundo, en cambio, trataba de la incorporación de los depositarios fiscales al servicio de Tesorería. Eran dos materias absolutamente diferentes, que admitían puntos de vistas distintos. Por lo tanto, la contradicción que me imputa el Honorable señor Pablo sólo existe en la imaginación de Su Señoría en cierta agresividad que, ahora que el señor Senador se ha reincorporado a la Sala, quisiera poner de manifiesto. No comprendo la causa de su actitud tan beligerante, que carga al cuerpo de los Senadores cuando se trata de disminuir un poco los beneficios de los monopolios. Pareciera que el sistema nervioso de algún distinguido parlamentario no terminara en la superficie de su cuerpo, que se prolongara hasta hacerle dar gritos de indignación porque se toca siquiera la cola a los monopolios.
En vez de hacernos oír un discurso de Fidel Castro, el Honorable señor Pablo habría aprovechado mejor su tiempo e ilustrado al Senado si se hubiera preocupado de la influencia que la disposición de que nos ocupamos tiene en la industria del cemento.
Si se libera de impuestos a la internación del cemento que se destine a construcciones en los departamentos de Iquique y Pisagua, ¿a cuántos sacos alcanzará la menor producción en la industria distante y cara del centro del país? Tengo a la vista uno de los más recientes informes sobre edificación en sesenta comunas, divididas por regiones. Leo que en Tarapacá, a julio de 1967, el número de viviendas que debían iniciarse por el sector público, es cero. En julio de este año, el sector público no ha iniciado la construcción de una sola vivienda en esa provincia. Por su parte, en Antofagasta el resultado es igual: no se ha iniciado nada.
Pues bien, si nos limitamos a los departamentos de Iquique y Pisagua, ¿qué influencia tiene sobre la producción y la cesantía en la industria del cemento de la zona de La Calera; de Gildemeister, en las proximidades de Santiago o de la zona de Talcahuano, el hecho de permitir allí la internación de unos pocos sacos de este material? ¡Ninguna!
Por otro lado, si analizamos el sector privado, en el mismo mes de julio el número de viviendas que se proyecta construir en toda la provincia de Tarapacá llega a la modestísima cantidad de seis. En Antofagasta, alcanza a siete. Vale decir, se proyectaron, en total, 13 viviendas para ambas provincias. Ahora, si se consideran los metros cuadrados de edificación, se comprueba que en Tarapacá ascienden a un total de 573 metros cuadrados, en tanto que en Antofagasta llegan a 730. La zona norte de Chile no construye prácticamente nada; o, si se quiere, construye tan poco, que no puede tener influencia alguna en la suerte del monopolio o en la ocupación de los trabajadores la liberación de derechos de aduanas a este material tan importante para la construcción, y que en la zona norte no existe. Es importante destacar esto último, porque todas las voces que se han alzado en contra de este precepto no se han hecho oír, han pasado en silencio la gran cuestión: no sólo es caro el cemento allá, sino que no llega. Los barcos prefieren cargar vino, como lo ha recordado mil veces el Honorable señor Contreras Tapia. No hay fletes disponibles. No llega material para la construcción. En consecuencia, la medida propuesta mediante esta disposición es completamente justificada. Por estas mismas razones, debería esperarse, poniendo un optimismo que los hechos pueden desmentir en algunos momentos más, que el Senado, pese a la elocuencia de mi distinguido colega el Honorable señor Tomás Pablo, apruebe el precepto. Pero yo no lo creo así: pienso que las industrias "El Melón", Gildemeister y demás fábricas poseen resonancias que llenan esta Sala.
El señor PABLO.-
Mi Honorable colega señor Chadwick me ha llamado la atención por el hecho de que yo haya tenido tanta claridad, y ha sostenido que mis palabras implican una alusión a su persona. Nada tengo, en lo personal, contra el señor Senador. Me limité únicamente a dejar constancia de algo que me desagrada. Su Señoría, en forma permanente, quiere aparecer como el santo defensor de los intereses mayoritarios y, al mismo tiempo, exhibirnos a nosotros como protectores de los monopolios. Sinceramente, considero que plantear así la discusión. . .
El señor CHADWICK.-
Me remito a los hechos.
El señor PABLO.-
. . .constituye grave ofensa, una verdadera injuria. Mientras esté con el uso de la palabra, replicaré al señor Senador, y a cualquiera otro, en el mismo terreno en que ellos pretenden situar el debate.
Nosotros hemos dado razones. Si en el norte no se hacen construcciones, no tendrá importancia el problema concerniente a la liberación de derechos de importación respecto del cemento. Si en la actualidad no se edifica en aquellas provincias, no es porque hagan falta estas franquicias. No es, por tanto, ahí donde radica el problema. Sabemos que es necesario edificar más habitaciones en el norte. Estudiemos, pues, el problema y analicémoslo en función de que se construyan las habitaciones que hacen falta, porque la sola liberación de derechos para importar cemento no resolverá esta carencia.
Por lo que respecta a la obligación de instalar una fábrica de cemento en el norte, debo manifestar que me siento identificado con el Honorable señor Chadwick, tal como lo expresé en la Comisión. Allí, mi Honorable colega dijo que no era procedente imponer esta clase de obligaciones por medio de una ley; y aquí nos ha dicho que esa obligación, así establecida, no sería ley si no se crea, al mismo tiempo, una acción contra la CORFO para el evento de que ella no construya esa planta. ¿Para qué dictamos una ley que no existiría en el hecho, pues no sería una disposición que mande, prohíba o permita?
El señor CHADWICK.-
Para declarar la existencia de una necesidad, señor Senador.
El señor PABLO.-
Por otra parte, si me he permitido traer al debate un discurso de Fidel Castro, ha sido porque, con ocasión del cambio de opiniones habido en sesión anterior -polémica que yo no inicié-, hice referencia al hecho de que en el régimen cubano existen problemas bastante serios. Dije que el jefe de Gobierno de Cuba ha debido explicar a su pueblo por qué no se pueden construir casas en número suficiente. Pero el Honorable señor Chadwick -con cierta insolencia que ya es habitual en sus respuestas- me dijo que no se podía disparar a la bandada, y sostuvo que yo debería traer ese discurso de Fidel Castro. Es lo que he hecho ahora; pero el señor Senador encuentra malo que yo haya procedido así.
El señor CHADWICK.-
He preguntado con qué fin leyó ese discurso.
El señor PABLO.-
Lo he leído porque los señores Senadores de Izquierda constantemente están predicando como que Cuba o Rusia fueran "el cielo". Entonces, uno llega a cansarse, porque no comulgamos con ruedas de carretas; de tal manera que, evocando el célebre soneto de Lope de Vega, les decimos: "porque este cielo azul que todos vemos, no es cielo ni es azul ¡lástima grande que no sea verdad tanta belleza!" ¡Lástima grande que no sea verdad tanta belleza, Honorables colegas, porque esos países tienen sus problemas, así como nosotros, en Chile, tenemos los nuestros!
No es justo, en consecuencia, que se nos acuse a nosotros por lo que en otras partes no se ha logrado realizar, tanto más cuanto que lo estamos haciendo en términos más avanzados que en otros países.
Es cuanto deseaba dejar en claro. Nosotros hemos planteado nuestros puntos de vista: no defendemos a los monopolios, sino que exponemos un problema de carácter nacional, como lo vemos desde nuestra posición.
El señor PALMA.-
Estimo que el artículo 15 bien puede obedecer a anhelos muy justificados de los parlamentarios de la región, quienes desean facilitar de algún modo la construcción de viviendas económicas en su zona.
Por numerosas razones, durante el último año, no se han podido construir viviendas económicas en la proporción requerida, o como se había hecho en el año inmediatamente anterior. Sin embargo, en el presupuesto venidero se consignarán fondos para que la edificación de viviendas vuelva a tomar el ritmo que tuvo antes, y se procurará, en lo posible, cumplir un cierto programa que inicialmente se esbozó.
El señor CHADWICK.-
¿"Cierto" programa?
El señor PALMA.-
Debo expresar que la disposición propuesta no tiene otro alcance que un significado político.
En primer lugar, al liberar de impuestos, derechos y gravámenes que se perciben por las aduanas al cemento importado, no se contribuye de manera importante a disminuir el costo de las construcciones económicas en el norte. En esa clase de viviendas, el precio del cemento no influye sino en alrededor de 5%. De tal manera que cualquier rebaja en dicho rubro, por substancial que sea, no redundará en abaratamiento en los términos de explosión económica que se espera obtener mediante la disposición que nos ocupa.
El señor CHADWICK.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
No soy arquitecto. Tampoco, ingeniero, como Su Señoría; por eso, cuando oigo decir que, en el costo general de la construcción ...
El señor PALMA.-
Dije "vivienda económica", señor Senador.
El señor CHADWICK.-
...económica, el cemento sólo incide en 5%, debo pensar que hay un error.
El señor PALMA.-
No es así, Honorable colega.
El señor CHADWICK.-
Le diré por qué pienso así.
Sin duda, en el costo de la edificación está comprendido también el de la urbanización y el de todos los demás elementos indispensables, lo cual me lleva a pensar que el costo del cemento no puede influir en proporción tan escasa, aunque la urbanización conste de sólo modestísimas aceras, de unas pocas soleras o de unos cuantos postes para conducir la electricidad. Además, si consideramos lo que representan los servicios de agua potable y los de alcantarillado, junto con todo lo demás, la afirmación referida resulta, a mi juicio, carente de fundamento.
El señor PALMA.-
Si Su Señoría analizara bien lo que está afirmando, llegaría a una conclusión opuesta. No me he referido al costo de la urbanización, sino al de la construcción de viviendas económicas.
El señor CHADWICK.-
No se pueden hacer construcciones de viviendas sin alcantarillado. Deben ser urbanizadas, y en ello se comprenden todas las obras que he mencionado.
El señor PALMA.-
Al costo del cemento deben agregarse los de otros rubros conexos, empezando por el de la mano de obra. En consecuencia, el señor Senador, en este orden de cosas, ha estado haciendo afirmaciones que no coinciden con los datos.
Pero yo iba a lo siguiente: sin lugar a dudas, en estos momentos la importación implicaría la protección eventual de la industria extranjera, en circunstancias de que la nacional, en la actualidad, está trabajando a una carga muy baja. Es conocido que las principales industrias de este rubro no emplean toda su capacidad instalada, por lo que, en caso de ser otorgadas estas facilidades para importar, realmente se empezaría a bonificar a la industria foránea. La solución consistiría más bien en rebajar o en bonificar de alguna manera los fletes de cemento al norte, con lo cual se obtendría abaratamiento de ese material.
Ahora, en cuanto al inciso en virtud del cual se dispone que el Instituto CORFO del norte, dentro del plazo de dos años, deberá establecer en la provincia de Tarapacá o en la de Antofagasta, una planta productora de cemento, no le doy sino un alcance político.
En verdad, como posiblemente lo sepa el Honorable señor Víctor Contreras, el estudio de la Corporación de Fomento para instalar una planta de cemento en Antofagasta o en Iquique se encuentra muy avanzado. Esa Corporación es dueña de las calizas de Cerro Moreno, donde podría instalarse una planta capaz de entregar diariamente 300 toneladas de material, para cubrir la demanda del norte. Según los cálculos aproximados, dentro de tres o cuatro años la demanda de cemento será de más o menos 80 mil toneladas en las provincias de Tarapacá, Antofagasta y Atacama. Esa zona podría estar en el radio de acción de la industria mencionada, lo cual permitiría una explotación económicamente favorable, ya que el flete no influirá en forma decisiva en el costo del producto.
Si a este asunto no se le da tiempo para que pueda realizarse por la Corporación de Fomento, con inversiones de 6 u 8 millones de dólares, entonces podría con esta disposición, precisamente, protegerse los intereses de los grandes monopolios, porque la industria "El Melón" es dueña de la Caleta Coloso, que es la reserva de calizas más grande de todo el norte de Chile, incluso supera las existencias en la provincia de Coquimbo. Hace algún tiempo, estudiamos la posibilidad de poner nuevamente en marcha la planta de Juan Soldado.
Por lo tanto, una precipitación en este orden de cosas podría dejar a la CORFO en difíciles condiciones para desarrollar su plan, o bien ante la necesidad de entregarlo a gente preocupada de realizarlo de inmediato. Con ello resultaría también robustecida la posición de las empresas ya instaladas, a las cuales, según el Honorable señor Chadwick, no conviene proteger.
Naturalmente, no deseo en estos instantes analizar la política del cemento, pero declaro que, a mi juicio, se ha cometido en el país el serio error de estimular un aumento excesivo de la producción de las pocas plantas, ubicadas en el centro de Chile, en vez de seguir la política de otras naciones, como Argentina, donde, en forma muy racional, se han instalado pequeñas plantas en diversas zonas del país, con el objeto de evitar problemas de fletes o de estabilidad en el trabajo y para que la atención de los mercados esté al alcance de las plantas respectivas en condiciones racionales de economía.
Por eso, coincido con el propósito del inciso segundo, en cuanto existen medidas que se están aplicando. Hay un plan cuyos estudios ya se han puesto en marcha. No estoy seguro sobre el avance logrado, pero debo informar que la CORFO ha designado una comisión con este fin y encomendó a un abogado la formación de una sociedad anónima, de la cual la CORFO será socio mayoritario. En consecuencia, pese a la buena intención del artículo, no lo considero una disposición absolutamente necesaria ni convincente.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
En mi intervención anterior, expresé que los Diputados de la provincia de Antofagasta han declarado a la prensa, no que se esté estudiando la instalación de una fábrica elaboradora de cemento en las provincias del norte, sino que se habrá de construir dicha planta.
El Honorable señor Palma nos ha dicho que la importación de cemento, libre de derechos aduaneros, no significará rebajar sino en 5:% el precio de las viviendas. Debo recordar a Su Señoría que durante la época en que hubo liberación de derechos en el departamento de Arica, las plantas elaboradoras de cemento instaladas en el centro del país no vendieron en aquel departamento ni una sola bolsa de ese material.
El señor Senador ha dicho, además, que la medida propuesta representaría favorecer a los capitales extranjeros, en desmedro de la industria nacional. Puedo decir a Su Señoría que nosotros no tenemos absolutamente nada que ver con los monopolios foráneos ni con los chilenos, y que estamos total y absolutamente liberados de cualquier compromiso de esta índole.
También ha expresado nuestro Honorable colega que se está estudiando instalar en Antofagasta una planta productora de cemento, con una capacidad de 300 toneladas diarias. A mi modo de ver, si existe verdaderamente el deseo y el interés por instalar una planta de cemento en cualquiera de las dos provincias del extremo norte, el inciso segundo en nada contradice ese propósito. Lo que sí queremos dejar en claro es si efectivamente se está trabajando en ese plan y -entiéndase bien- si se tomará decisión en cuanto a instalar en dicha zona una planta elaboradora de cemento. Insistimos en ello por las razones antes señaladas: porque en el norte el cemento es escaso y caro; porque ese material de construcción no está al alcance de la gente modesta, la cual, en alta proporción ha resuelto con sus propios medios el problema habitacional; porque, además, nos preocupa el problema de la cesantía, y el hecho de que, como dije denantes, ya la gente tiene que recurrir a medios ilícitos, no para poder vivir, sino para subsistir. Estamos un tanto cansados con las promesas. Quienes hemos vivido en la zona norte del país, no conocemos sus problemas por referencia.
El señor CURTI.-
Estamos cansados con los discursos.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Su Señoría habla sólo cuando le interesa, cuando tiene que defender sus intereses. Yo, en cambio, hablo en cuanta oportunidad se me presenta, no para defender mis intereses, sino los de quienes represento.
El señor CURTI.-
¿Quién habla para defender sus intereses? ¿Por qué no precisa?
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Es muy difícil. Sus Señorías saben hacer muy bien las cosas. Saben mucha geografía.
Aunque se enoje el Honorable señor Curti, continuaré hablando.
El señor CURTI.-
Nos va a salvar la campana.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
No importa que nos salve la campana.
Señor Presidente, insisto en que es necesario dejar establecido un plazo determinado, sea éste de dos o tres años. Lo que interesa es que la población antes mencionada sepa concretamente a qué atenerse, de manera que no siga viviendo en la incertidumbre.
Creo poco en los estudios y promesas de la Corporación de Fomento. Lo digo con todo el respeto que ella me merece. Conozco ese organismo desde su fundación, por eso puedo decir que las empresas acometidas por él en la zona norte han resultado un desastre, como es el caso de la industria pesquera. En estos instantes, después de la primera integración de tal industria, sigue la crisis de las anchovetas, crisis que, con seguridad, continuará aunque se lleven a cabo una segunda y, posteriormente, una tercera integración. En consecuencia, excúsenme los señores Senadores, pero yo soy excéptico a las promesas.
Cualquiera que sea la suerte que corra el artículo en debate, lo votaremos favorablemente, pues es la única manera de dar siquiera una esperanza a la población de la zona norte.
El señor NOEMI.-
Seré muy breve.
Quiero referirme a las últimas palabras del señor Senador. Como lo han dicho mis colegas, es efectiva la existencia, no sólo de un estudio respecto de la planta de cemento por construirse en Antofagasta, sino también de cotizaciones -constan en algunas informaciones que tengo a mano - pedidas a Alemania, Italia, Francia y, últimamente, a Norteamérica, referentes a la instalación de tal planta en la misma provincia.
El problema reside en lo siguiente. El Honorable señor Pablo manifestó que una planta, para rendir utilidades, no debe ser muy grande, pero, sí, debe cumplir con una producción de 300 mil toneladas anuales. El consumo -esto es muy importante-de cemento, en los últimos tres años en la zona norte, que comprende Atacama, Antofagasta y Tarapacá, es del orden de las 80 mil toneladas anuales. Construir una planta, como ha dicho el Honorable señor Palma, cuyo rendimiento sea de 300 mil toneladas anuales, significará trabajar para un ritmo de consumo inferior al 30 por ciento.
Por eso, se han pedido también cotizaciones para una planta de 100 mil toneladas anuales, producción mínima de un plantel que beneficia cemento, a fin de no tener pérdidas. Con 80 mil toneladas anuales de producción, término medio del consumo, habría ya un 20 por ciento menos de ocupación de su capacidad total; sólo se trabajaría con un 80 por ciento de la misma, lo cual significaría un costo alto.
El señor CHADWICK.-
Su Señoría no es muy optimista.
El señor NOEMI.-
Pero deseo referirme a la obligación de la Corporación de Fomento de construir una planta, según el inciso agregado al artículo sobre liberación. ¿Qué ocurrirá? El cemento que se importe, producto marginal y subsidiado -porque así ocurre-, será muy barato.
En un comienzo, el Honorable señor Contreras Tapia formuló una indicación muy inteligente, distinta a la que hoy defiende, consistente en agregar, a este artículo que libera de derechos, un inciso que limite su aplicación al tiempo durante el cual no se establezca una planta productora de cemento en la provincia de Tarapacá.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
La unanimidad de los miembros de la Comisión renovó la indicación que primitivamente yo había presentado.
El señor NOEMI.-
Con posterioridad, se modificó esa indicación mediante otra que obliga a construir una planta en Antofagasta. ¿Qué sucederá si ella se aprueba?
El señor TEITELBOIM.-
Si Su Señoría califica de inteligente la primitiva indicación, ¿estaría dispuesto a apoyarla?
El señor NOEMI.-
Voy a contestar.
El señor TEITELBOIM.-
Contésteme sí o no.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Ruego a los señores Senadores no hacer diálogos.
El señor CHADWICK.-
Ni evasivas.
El señor NOEMI.-
Si se libera de derechos y gravámenes al cemento importado, éste será muy barato. No podrá derogarse el precepto en debate una vez instalada la planta de la CORFO, que producirá un cemento muchísimo más caro, sobre todo si se construye un plantel que produzca menos que su capacidad de rendimiento. ¿Quién de nosotros intentará derogar tal disposición cuando ya se esté utilizando cemento más barato que el producido por la planta de CORFO? Eso no ocurrirá, de manera que la planta en referencia nacerá muerta. Una industria no puede obtener utilidades si a un producto similar al que ella fabrica se le otorgan franquicias de esta naturaleza. Yo encuentro más inteligente la primitiva indicación del Honorable señor Contreras, porque hacía regir la liberación sólo mientras se construyera una planta. No establecía simplemente la obligación de construirla, manteniendo la liberación. Por otra parte, tampoco considero lógico el contenido de la segunda indicación, porque significa obligar políticamente a la CORFO a construir una planta, sin conocer estudios técnicos sobre la materia. Como se ha dicho, un plantel que beneficia cemento, no puede producir menos de 80 mil toneladas anuales, porque ello acarrearía un perjuicio enorme.
El señor TEITELBOIM.-
Entiendo que la respuesta de Su Señoría es negativa.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
¿Me permite formular una pregunta, señor Senador? ¿Cuál es la diferencia de precio entre el cemento importado y el nacional en la zona norte?
El señor NOEMI.-
El Honorable señor Palma va a contestar su pregunta, señor Senador.
El señor PALMA.-
Durante largo tiempo, cuando se instaló la industria del salitre, el cemento que llegaba al norte, virtualmente no tenía precio, pues era un cemento marginal, sin impuestos internos, beneficiado con el sistema "draw back" y todos los procedimientos que ahora se están utilizando. Antes, tal producto era empleado incluso como lastre en los barcos que llegaban a la zona. La diferencia entre el precio interno y el precio a que se podía vender el cemento extranjero era el que se quisiera, pues este último, como digo, no tenía precio.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Me gustaría recibir una contestación precisa sobre lo siguiente, ya que se ha estudiado bien este proyecto de ley: ¿Cuál es la diferencia existente entre el cemento importado que se desea favorecer y el producido en el país, colocado en la zona norte? ¿Cuáles son las conclusiones a que la Comisión arribó?
El señor PALMA.-
Voy a explicarle. El estudio realizado por la Corporación de Fomento consideró como adecuada la producción de 300 mil toneladas anuales para una industria en la zona norte.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Me refiero al cemento nacional transportado al norte.
El señor PALMA.-
El cálculo fue hecho agregando al precio del cemento producido en la zona central un porcentaje alto por concepto de flete.
El señor, GONZALEZ MADARIAGA.-
¿De flete interno?
El señor PALMA.-
Sí, señor Senador.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Es muy difícil formarse conciencia sobre la materia, aunque una Comisión la haya estudiado, por no existir datos precisos.
El señor CASTRO.-
Intervengo, no para agregar mayores antecedentes al estudio en referencia, pues no domino la materia con la expedición de mis Honorables colegas. Lo hago, más que nada, interesado por una serie de versiones un poco contradictorias. Quisiera legislar, como dijo el Honorable señor González Madariaga, con el máximo de serenidad y conocimiento del asunto.
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
En la ruta del Honorable señor González Madariaga.
El señor CASTRO.-
Exacto. Me alegro de que el Honorable señor Aguirre Doolan se haya incorporado al Senado con la frescura de siempre.
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
No la he tenido nunca.
Como Su Señoría es un erudito, debió haber dicho "lozanía".
El señor CASTRO.-
Me parece que el Honorable señor Palma, quien domina el tema más que todos nosotros. . .
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
Salvo error u omisión.
El señor CASTRO.-
. . .ha cometido un error bastante grave, en torno del cual estamos construyendo nuestra apreciación del problema. El señor Senador asigna al cemento una incidencia muy pequeña en la construcción.
El señor PALMA.-
En la construcción popular.
El señor CASTRO.-
Su Señoría se ha referido a un cinco por ciento. Todos los que hemos tenido que construir alguna vez, sabemos que el cemento es una parte importantísima en la edificación. Yo pregunto al Honorable señor Palma cuál es el elemento que ocupa gran parte del porcentaje de una obra si al cemento le asigna un cinco por ciento. ¿El fierro? ¿El ladrillo?
El señor CURTI.-
Las terminaciones.
El señor CASTRO.-
El Honorable señor Curti dice que las terminaciones.
El señor CURTI.-
Se calcula que la obra gruesa representa un treinta por ciento, y las terminaciones, un setenta por ciento.
El señor CHADWICK.-
Que el Honorable señor Curti nos ilustre.
El señor CASTRO.-
En una construcción popular...
El señor FONCEA-
Depende de la clase de construcción.
El señor CASTRO.-
..., ¿cuál es el elemento más usado? El bloque de cemento.
El señor CHADWICK.-
Y el piso de cemento.
El señor CASTRO.-
Y el piso de cemento.
Si usted construye con ladrillo, la soldadura -perdónenme la imagen-, el fraguar, ¿con qué lo hacen? Con cemento. A ello debe agregarse la urbanización, el alcantarillado y tantas otras obras relacionadas con el progreso de las poblaciones. En consecuencia, mi primera duda se refiere al error cometido por el Honorable señor Palma al asignar al cemento un cinco por ciento en una construcción.
Mi segunda duda proviene de un hecho señalado en una sesión anterior, pero invocado también en la presente. Se ha manifestado que las grandes industrias productoras de cemento sólo pueden financiarse produciendo a precios remunerativos. Es decir, caemos en el vicio de siempre: en el precio remunerativo. La gran industria sólo podría financiarse si obtiene dividendos. Yo pregunto, a la inversa, ¿qué incentivo del mercado constructor puede mover a la industria del cemento a producir al máximo, a bajo costo? Y lo mismo podría aplicarse en la zona norte.
Por otra parte, cuando los señores Senadores sostienen que, por no haber actividad creadora, no habrá tampoco merca-do para el cemento, pregunto: si hay cemento a bajo precio, ¿no será ello incentivo también para la capacidad creadora tanto del Estado como del particular?
En fin, son éstas una serie de interrogaciones que dimanan precisamente de la discusión que hemos tenido esta tarde.
Por último, quiero decir al Honorable señor Noemi que jamás se me ha pasado por la mente que, por el hecho de aprobarse el inciso propuesto por el Honorable señor Víctor Contreras -el que obliga a construir una planta en Tarapacá-, haya de prevalecer indefinidamente el artículo en cuestión, relativo a exención de impuestos. El Ejecutivo puede eliminarlo por medio de un veto o de un proyecto de ley. En fin, de una plumada lo elimina, sobre todo si dejamos constancia en la historia de la ley de que nuestra resolución de este momento es consecuencia de no existir en el norte una planta elabora-dora de cemento y de nuestro propósito de legislar para eliminar ese artículo en cuanto la fábrica que establezca allí el Instituto CORFO empiece a producir.
Eso es todo.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
En votación los informes de las Comisiones.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Pido votación nominal, señor Presidente.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Se ha solicitado votación nominal.
Así se procederá.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
El señor Presidente pone en votación el artículo propuesto por la Comisión de Economía y Comercio, más el inciso que propone la Comisión de Hacienda.
¿Se aprueba o no este artículo?
El señor JULIET.-
Señor Presidente, ¿qué dice el artículo?
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
¿Por qué no leerlo?
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Se dará lectura al artículo completo, con los dos incisos.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Dice el artículo 15: "Libérase de impuestos, derechos y gravámenes que se perciban por intermedio de las Aduanas a la internación de cemento destinado a la construcción de viviendas económicas en los departamentos de Iquique y Pisagua."
La Comisión de Hacienda le agrega lo siguiente:
"El Instituto Corfo del Norte deberá, dentro del plazo de dos años, establecer, en la provincia de Tarapacá o en la de Antofagasta, una planta productora de cemento."
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Señor Presidente, a mi juicio debe dividirse la votación. No me parece que deba imponerse la instalación de una industria sin conocer estudios previos ni la opinión del instituto al que corresponde realizarla.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
El Comité Radical solicita que se divida la votación.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Por supuesto. Es elemental.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
En votación el artículo 15 propuesto por la Comisión de Economía.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
En votación el artículo 15 sin el inciso propuesto por la Comisión de Hacienda.
-(Durante la votación):
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Debo advertir que, tal como lo manifestó el Honorable señor Noemi, formulé indicación a este artículo tendiente a mantener la liberación de impuestos mientras se instalara una fábrica elaboradora de cemento en cualquiera de las dos provincias señaladas. El Honorable señor Gómez modificó esa indicación en los términos en que ha quedado redactada en el informe de la Comisión de Economía.
En consecuencia, voto afirmativamente.
El señor FONCEA.-
Voto que no, por estimar que, por existir industria nacional de producción de cemento, no se justifica en forma alguna tal exención. Y quiero decir a los señores parlamentarios del norte que los que somos de las zonas agrícolas del centro y del sur podríamos perfectamente pedir también liberación para que pudiera traerse salitre del exterior, porque está probado que el salitre extranjero es mucho más barato que el nacional. Sin embargo, tenemos que pagarlo al precio del mercado interno.
El Honorable señor González Madariaga consultaba acerca del precio del cemento extranjero. Quiero señalarle que la mayoría -diría yo 90%- de los artículos que producen las industrias extranjeras son más baratos que los de las industrias chilenas. Así, pues -repito-, con la misma razón que ahora se invoca debería establecerse una liberación general. Pero el caso del salitre me parece muy valedero. Lo pagamos al precio que se cotiza en Chile, en circunstancias de que si se importara liberado de derechos tal vez resultara mucho más barato.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
A los yanquis les da igual que se traiga del extranjero o se produzca aquí.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Tengo entendido que existe sobreproducción de cemento. Sé, además, que la industria de la construcción está en crisis. De manera que la situación de la industria nacional no es muy de bonanza. En tales condiciones, ¿es admisible autorizar la importación de un producto, con menoscabo de la industria nacional? No hablo del proceso de las divisas, porque esto sería recargar más las tintas de la ecuación.
Me parece, pues, aconsejable negarnos a la importación de ese producto. Voto que no.
El señor PALMA.-
Señor Presidente, en realidad esta franquicia es innecesaria, y así ha quedado demostrado en el debate. Sólo se justificaría si no existiera en el país capacidad de producción de cemento. Y no estamos aquí para bonificar a la industria extranjera.
La natural aspiración perseguida por los señores Senadores representantes del norte, en orden a obtener un cemento más barato, por efecto de la supresión del alto costo de los fletes, podría perfectamente realizarse mediante una disposición que incidiera en éstos.
Por lo anterior, voto que no.
El señor TEITELBOIM.-
Señor Presidente, quedó en claro, por una pregunta que se formuló al Honorable señor Noemi, que a pesar de que Su Señoría encontró perfectamente atinada la proposición inicialmente formulada por el Honorable señor Víctor Contreras...
El señor NOEMI.-
La encontré mucho mejor.
El señor TEITELBOIM.-
Inteligente. Bien; en lugar de "atinada", pongo la palabra "inteligente". Quedó en claro -digo- que esa franquicia sólo tendría vigencia mientras no se creara la fábrica de cemento en el norte. Se le expresó al señor Senador que ello significaba que él podría apoyar la iniciativa primitiva, pero respondió que, en el hecho, no era así.
Se ha hecho caudal de la necesidad de proteger a la industria nacional. Es lógico que así sea. Fue ésta una bandera de diversos partidos de Izquierda, de varios partidos populares; pero, por desgracia, a lo largo de la historia de cincuenta años o más ha quedado demostrado que el proteccionismo en tal sentido no ha servido al pobre sino al rico y para consolidar, en buena parte, los monopolios.
Entonces, ha llegado la hora de pensar en este problema. Yo prefiero, por cierto, la industria nacional, cien veces más que la extranjera. Pero la prefiero a condición de que sirva al consumidor popular, y no sólo al bolsillo de unos cuantos privilegiados del dinero, que son los reyes económicos de este país y que utilizan a la patria y a la nación precisamente para hacer utilidades mucho más pingües.
Por esta razón, creo que tenemos que meditar en este asunto, a raíz de un artículo aparentemente incidental pero que sirve para, desnudar un abuso cometido con el país en nombre de la nación. Al fin y al cabo, ¿por qué se pensó en la necesidad de proteger a la industria nacional? En cuanto al cemento -y esa industria no está en su etapa inicial; no es tan nueva-; se pensó que, por disponer el país de materia prima, sería posible obtener un producto mucho más barato, que alcanzara para colocar al pueblo en posibilidad de construir una habitación sin tanto sacrificio, sin pagar tan caro por una bolsa de cemento. Han pasado muchos años, y el encarecimiento es permanente. De tal manera que ese proteccionismo y la invocación de un interés nacional, han servido a los ricos y perjudicado a los pobres.
Por esta razón, voto que sí.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Resultado de la votación: 12 votos por la negativa, 7 por la afirmativa y 2 pareos.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Rechazado el artículo 15 propuesto por la Comisión de Economía.
-Votaron por la negativa los señores: Aguirre Doolan, Bulnes Sanfuentes, Curti, Foncea, González Madariaga, Gormaz, Juliet, Musalem, Noemi, Pablo, Palma y Prado.
-Votaron por la afirmativa la señora Carrera y los señores Castro, Contreras (don Víctor), Chadwick, Luengo, Rodríguez y Teitelboim.
No votaron, por estar pareados, los señoras Barros y Jaramillo Lyon.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Si a la Sala le parece, con la misma votación daré por rechazado el inciso segundo, propuesto por la Comisión de Hacienda.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Pido que se vote.
Solicito también votación nominal, y que me conceda la palabra, señor Presidente.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
En seguida, señor Senador.
-(Durante la votación) :
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Señor Presidente, ¿puede leerse la indicación, para que sepamos cómo queda?
El señor FIGUEROA (Secretario).-
El artículo quedaría de la siguiente manera :
"El Instituto CORFO del Norte deberá, dentro del plazo de dos años, establecer, en la provincia, de Tarapacá o en la de Antofagasta, una planta productora de cemento."
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Deseo fundar mi voto, señor Presidente.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Puede hacerlo Su Señoría.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Señor Presidente, durante la votación anterior manifesté que en la discusión del proyecto en la Comisión de Hacienda había formulado indicación tendiente a agregar a ese artículo un inciso segundo que limitara su aplicación al lapso necesario al establecimiento de una planta productora de cemento en la provincia de Tarapacá.
La liberación ha sido rechazada. Queda en pie, en consecuencia, esta disposición que obliga a la Corporación de Fomento a establecer una planta elaboradora de cemento, ya sea en la provincia de Tarapacá o en la de Antofagasta. De esto se trata ahora, y para ello se ha invocado la necesidad de defender a la industria nacional.
Si el problema era el de la liberación de derechos, ya no existe, y resta el imperativo de que se construya o no se construya la planta referida.
Voto que sí.
El señor CURTI.-
Señor Presidente, nosotros miramos con simpatía la idea contenida en la indicación, porque ella tiende a aumentar la potencia industrial del país y a satisfacer las necesidades de una vasta zona del territorio nacional, donde, además, existe gran concentración de gente de trabajo, a la cual es indispensable dotar de viviendas, medios de comunicación y todo lo inherente al normal desarrollo de una industria de cemento.
No obstante, estimamos inadecuada la indicación, porque, desde el momento en que, como se ha hecho presente, no hay suficiente consumo de cemento en la zona norte, resulta inconveniente obligar al Instituto CORFO de esa zona a instalar una industria de ese tipo, aun cuando su establecimiento pudiera representar mayor consumo y la posibilidad de conseguir en forma más económica la producción de un elemento tan vital para la construcción.
A nuestro juicio, esta iniciativa es inconstitucional, porque imponer esa obligación a la CORFO implica la inversión de fondos públicos proporcionados al Instituto CORFO Norte, y en cuyo caso deberíamos señalar la fuente de financiamiento. No podemos, pues, obligar a ese instituto, que se financia con recursos públicos, a incurrir en nuevos gastos sin señalarle, a la vez, las fuentes que permitan cubrir dichas inversiones.
Por eso, nos abstenemos de votar.
El señor CHADWICK.-
Señor Presidente, era mi propósito no hacer más observaciones sobre el particular y no utilizar mi derecho de fundar el voto; pero las palabras del Honorable señor Curti me inducen a apartarme de esta decisión.
¿Es inconstitucional señalar a una repartición autónoma del Estado, por la vía de una obligación, una nueva finalidad? Me parece que no lo es.
Creo que lo único que hacemos es complementar el estatuto del organismo señalado, dándole una norma que podrá tener carácter transitorio, que tiene contenido de una obligación no exigible, pero que expresa la voluntad soberana de los legisladores, quienes reconocen la necesidad -el propio Honorable señor Curti la advierte-, la conveniencia, que no escapa a nadie, de que esa zona, distante de los otros centros de producción, que debe soportar elevados fletes y tiene materias primas, se abastezca con sus propios recursos.
No pienso que pueda haber un escrúpulo constitucional que tenga asidero. Por el contrario, reitero que las razones que impiden aprobar esta iniciativa son más bien de orden político, como insistentemente lo he dicho en el curso del debate.
Por eso, voto que sí.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Señor Presidente, considero que la idea planteada no concuerda con la lógica. La indicación, tal como la leyó el señor Secretario, impone al Instituto CORFO Norte la obligación de construir una fábrica de cemento, pues expresa que "deberá" hacerla. Por consiguiente, hay una intrusión por parte del legislador, quien aparece administrando ese organismo. Si es autónomo y debe responder del ejercicio administrativo que le ha impuesto la ley, dejémoslo actuar. Podemos hacerle sugestiones en función del interés público; pero de ahí a imponerle obligaciones, hay un mundo de distancia.
Escuché con mucho agrado las observaciones del Honorable señor Teitelboim en lo referente a que la industria nacional, que ha sido protegida por el legislador, sólo ha servido para el enriquecimiento de unos pocos. No estoy distante de aceptar esa teoría, y me allego a la conducta del Partido Laborista inglés: procedamos a la expropiación de las fábricas de cemento, y continuemos elaborándolo por intermedio del Estado. Pero de ahí a negar a la fábrica de Cemento El Melón los medios necesarios para ensanchar su actividad, negociar y exportar el producto, también hay un mundo de distancia.
No puedo olvidar que la fábrica de cemento Juan Soldado constituyó un fracaso, porque producía a costos muy altos, significó alta inversión y encareció el producto. Como consecuencia de esto, fue necesario pedir a Cemento Melón que se hiciera cargo de la entrega del cemento de Juan Soldado a un precio más alto que el de costo, debiendo devolver la diferencia el Estado, me parece que mediante un reintegro de valores, para que no disfrutara de esa utilidad.
Estos, pues, son negocios difíciles de tramitar, y no se puede improvisar, mediante una simple indicación que un Senador o Diputado propone al pasar, para resolver el problema.
Por lo que acabo de escuchar, y de acuerdo con los antecedentes que solicité, concluyo que no ha habido un estudio comparativo entre los precios del cemento que se importaría y los del producto nacional. De modo que en esta materia estamos legislando un poco a la veleta.
En verdad, esta situación me deja perplejo. Y en la duda, me abstengo.
El señor TEITELBOIM.-
No obstante que se trata de una iniciativa del Honorable señor Gómez...
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
¡Qué puedo hacer! Quiero mucho a mi Honorable colega, pero no lo puedo seguir en esto.
El señor FONCEA.-
El país no es administrado por el Honorable señor Gómez, sino por el Presidente de la República.
El señor TEITELBOIM.-
¡Muchas gracias por el dato! ¡ No lo sabía... !
El señor NOEMI.-
Señor Presidente, votaré negativamente esta indicación por una razón más que debo agregar. El Instituto CORFO Norte es un organismo dirigido, fundamentalmente, por representantes de esa zona y en su acción abarca tres provincias: Tarapacá, Antofagasta y Atacama.
Por otra parte, los fondos de inversiones se distribuyen proporcionalmente a la producción de cobre de los yacimientos de El Salvador y Chuquicamata.
De ahí que no me parezca aconsejable imponer, a un instituto que representa a las provincias del norte y que por sí solo determina las inversiones, una obligación que, en último término, puede lesionar intereses de la provincia de Atacama, que yo represento, pues se deberán usar fondos correspondientes a ésta, en circunstancias de que en la actualidad debe resolver problemas muy graves que la afectan. En ese predicamento, no creo que podamos imponer una obligación en cuanto a la inversión de los fondos, pues los personeros que actúan en ese directorio en nombre de las provincias mencionadas -intendentes, alcaldes, Cámaras de Comercio, representantes de los mineros, agricultores, etcétera- sabrán perfectamente qué corresponde hacer.
Por eso, voto negativamente.
El señor PABLO.-
Señor Presidente, la verdad es que, después de escuchar al Honorable señor Chadwick, quedo un poco perplejo frente a la iniciativa que vamos a despachar. Porque si la ley no es exigible, si no manda, prohíbe o permite, no pasa de ser la manifestación de un buen deseo y, por lo tanto, no es ley.
Por eso, como Comité Demócrata Cristiano, pido oficiar, en nuestro nombre, al Ministro de Economía, para expresarle nuestro interés por que en la zona norte se instale una industria de ese tipo, sin perjuicio de votar en contra de la disposición por las razones que sobradamente hemos dado aquí, en el sentido de no creer conveniente imponer por ley, a una corporación cuyos fondos tienen destino determinado, la creación de una industria cuyo problema definitivo no lo hemos precisado.
Porque podría suceder, como dijo el Honorable señor González Madariaga, que nos encontráramos nuevamente frente a una industria del tipo de la de Juan Soldado.
En cuanto a las reflexiones del Honorable señor Teitelboim, es verdad que, en Chile, el proteccionismo ha creado la posibilidad de algunos monopolios, como ocurrió con las primeras industrias, las cuales hicieron posible el enriquecimiento de ciertos grupos. Pero también es cierto que éstas dieron trabajo a muchos obreros, quienes, en estos instantes, pueden ganar su sustento con dignidad.
Sin embargo, el problema existe. Hoy día, en Chile, no sólo nos interesa producir más, sino saber también a qué costo produciremos. Y en eso tiene razón el Honorable señor Teitelboim, y el Gobierno ha estado preocupado de ese aspecto.
El progreso de la industria nacional, la reducción de sus costos, está íntimamente ligado a las posibilidades de ampliación de mercado. Y es ésta la labor realizada por el Gobierno, pues se ha preocupado de estimular el desarrollo de la ALALC. con el propósito de ampliar el mercado interno y, por lo tanto, hacer más competitivas nuestras industrias dentro de un área más amplia de mercado que también nos permita fomentar el desenvolvimiento de nuestra economía.
No hemos olvidado el problema. Reconocemos que existe, y estamos trabajando consecuentemente, con el objeto de estimular el desarrollo económico a costos competitivos, porque la inflación de nuestro país ya no es sólo problema monetario, sino también, en forma importante, de costos.
Por estas razones, concordando con ese criterio, el Gobierno está preocupado por encontrar una solución lógica y justa. Porque la forma adecuada de crear progreso no reside en destruir lo existente. Debemos crear más fuentes de trabajo, ya que sólo en la medida en que haya desarrollo industrial en Chile podremos satisfacer las aspiraciones, no únicamente nuestras, sino de todos los hombres de este siglo. Sólo así el hombre común podrá tener bienestar adecuado.
Por las razones expuestas, voto en contrario.
El señor PALMA.-
Me limitaré a manifestar que votaré en forma negativa, porque, como dijo el Honorable señor Chadwick, dentro de esta indicación sólo existe intención política. Y me atrevería a decir, político-electoral, porque en verdad la decisión sobre esta materia está tomada.
La Corporación de Fomento, respecto de Antofagasta, tiene terminados los estudios, pedidas las propuestas y está en marcha el programa tendiente a construir allí, como ya señalé, una planta que producirá trescientas toneladas diarias de cemento. Del mismo modo, existen otros antecedentes que, por el momento, considero innecesario mencionar.
Mediante esta disposición se trata, pues, de ratificar algo que está en marcha, con el objeto de darle cierto tinte político.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Resultado de la votación: 9 votos por la afirmativa, 7 por la negativa, 3 abstenciones y 2 pareos.
-Votaron por la afirmativa los señores Aguirre Doolan, Carrera, Castro, Contreras (don Víctor), Chadwick, Juliet, Luengo, Rodríguez y Teitelboim.
-Votaron por la negativa los señores Foncea, Gormaz, Musalem, Noemi, Pablo, Palma y Prado.
-Se abstuvieron de votar los señores Bulnes Sanfuentes, Curti y González Madariaga.
-No votaron, por estar pareados, los señores Barros y Jaramillo Lyon.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Las abstenciones influyen en el resultado.
Si le parece a la Sala, se dará por repetida la votación.
El señor NOEMI.-
No, señor Presidente.
El señor PRADO.-
No.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
En votación.
- (Durante la votación).
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
¿Me permite, señor Presidente?
Quiero formular una petición. Si es posible dirigirse al Instituto CORFO Norte, pido que, en nombre del Comité Radical, se le dirija oficio para que se sirva considerar la posibilidad de estudiar la instalación de una planta de cemento tendiente a servir a la zona norte.
Voto que no.
El señor TEITELBOIM.-
Si no entendí mal al Honorable señor Palma, la Corporación de Fomento del Norte tiene ya estudiados todos los planes para establecer dicha planta. Y estimando que la decisión del Senado no va a interferir, por lo tanto, en la obra de la CORFO, voto que sí.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Resultado de la votación: 8 votos por la afirmativa, 8 por la negativa y 2 pareos.
-Votaron por la afirmativa los señores Aguirre Doolan, Castro, Contreras (don Víctor), Chadwick, Juliet, Luengo, Rodríguez y Teitelboim.
-Votaron por la negativa los señores Curti, Foncea, González Madariaga, Gormaz, Noemi, Pablo, Palma y Prado.
-No votaron, por estar pareados, los señores Barros y Jaramillo.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
La votación queda pendiente para la sesión próxima.
Si le parece a la Sala, se enviarán los oficios solicitados por los Honorables señores Pablo y González Madariaga.
Acordado.
El señor FONCEA.-
¿Por qué no dirimimos el empate?
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