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- rdf:value = " JORNADA DE TRABAJO EN MINAS DE CARBON.El señor FIGUEROA (Secretario).-
Corresponde tratar, en seguida, el segundo informe de la Comisión de Trabajo y Previsión Social recaído en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados, sobre jornada ordinaria de seis horas en las minas del carbón.
-El proyecto aparece en el Volumen IV de la legislatura 279ª (mayo a septiembre de 1965), página 3917, y el primer y segundo informes, en los Anexos de las sesiones 59ª, en 6 de septiembre de 1966, documento Nº 9 y 77ª, en 15 de septiembre de 1966, documento Nº 9.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
La Comisión, en informe suscrito por los Honorables señores Víctor Contreras (presidente), Jaramillo Lyon y Rodríguez, manifiesta que ha rechazado todas las indicaciones y recomienda aprobar el proyecto en los mismos términos en que lo hizo la Cámara de Diputados.
El señor GARCIA (Vicepresidente).-
En discusión el informe.
Ofrezco la palabra.
El señor LUENGO.-
¿Me permite una interrupción, Honorable señor Foncea?
Quisiera hacer una consulta a la Mesa.
El señor FONCEA.-
Con todo gusto.
El señor LUENGO.-
¿Sería posible prorrogar el término de la sesión hasta despachar el proyecto, que es el último de la tabla?
El señor RODRIGUEZ.-
Y el más justo.
El señor GARCIA (Vicepresidente).-
Solicito el asentimiento de la Sala para prorrogar la sesión hasta el total despacho del proyecto en debate.
El señor FERRANDO.-
No hay acuerdo.
El señor GARCIA (Vicepresidente).-
No hay acuerdo.
El señor RODRIGUEZ.-
¿Por qué se opone, señor Senador?
El señor FERRANDO.-
Porque deseo escuchar las observaciones del Honorable señor Foncea.
El señor LUENGO.-
Si no hay acuerdo para prorrogar la hora, desearía consultar, en todo caso, si existe algún recurso reglamentario para que el Honorable señor Foncea ponga término a sus observaciones a una hora oportuna que permita votar el proyecto. Todos somos mayores de edad y sabemos perfectamente que si el Honorable colega continúa usando de la palabra hasta el término de la sesión, ello significará que no se podrá votar.
El señor GARCIA (Vicepresidente).-
En realidad, el proyecto no necesita votación, pues, por no haberse renovado ninguna indicación, quedó aprobado, también, en particular, de conformidad con el Reglamento.
El señor LUENGO.-
En ese caso, que quede en claro que el proyecto está aprobado en general y particular.
El señor GARCIA (Vicepresidente).-
Esa es la opinión de la Mesa.
El señor FONCEA.-
He sido uno de los Senadores que nunca han abusado de la paciencia de los Honorables colegas. Por eso, me extraña mucho este requerimiento, esta premura, y deseo limitarme en el uso de la palabra, especialmente cuando veo que la petición viene de bancos de los cuales he escuchado con santa paciencia discursos larguísimos y sin jamás haber solicitado que no lo hagan.
El señor LUENGO.-
Puedo decir a Sus Señorías que no tengo inconveniente en oír su discurso. Solamente quería que la Mesa aclarara la situación reglamentaria del proyecto, y como ello ha sido ya establecido, me quedaré para oír al señor Senador.
El señor DURAN.-
¿Por qué figuró en tabla este asunto?
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Es un nuevo informe. Además, pudo haberse renovado alguna indicación.
El señor JARAMILLO LYON.-
Ya está aprobado el proyecto.
El señor FONCEA.-
Entiendo que es la Mesa quien debe pronunciarse; pero veo que, por una parte, el Honorable señor Luengo da por aprobado el proyecto, y ahora hace ¡o mismo el Honorable señor Jaramillo.
El señor LUENGO.-
Hice una consulta a la Mesa, y ésta me ha contestado que el proyecto quedó despachado en general y en particular por el hecho de no haberse presentado indicaciones.
El señor FONCEA.-
No he concedido interrupciones a la Mesa, sino al Honorable señor Luengo.
El señor CONTRERAS (don Víctor). -
¡Censúrela!
La señora CAMPUSANO.-
Cuando son contrarios a los intereses de los obreros.
El señor FONCEA.-
Ahora, sin embargo, se amparan en lo resuelto por la Cámara.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Deje un minuto para contestarle.
El señor FONCEA.-
Si Su Señoría desea, le concedo una interrupción.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Continúe, señor Senador; está muy interesante su exposición.
El señor FONCEA.-
Quiero otorgar el tiempo necesario al Honorable señor Contreras para que responda o haga sus observaciones.
El señor GARCIA (Vicepresidente).-
Como no han llegado indicaciones a la Mesa, queda aprobado el proyecto en general y particular.
El señor FONCEA.-
En la discusión del proyecto se ha presentado una situación que considero extraña. La iniciativa legal en debate tuvo primitivamente por finalidad reglamentar la jornada de los obreros que laboran en el interior de las minas de carbón. Como saben mis Honorables colegas, la actual jornada ordinaria de ocho horas se computa desde el momento en que los obreros están dentro de la mina, lo cual representa una jornada efectiva de once a doce horas diarias.
El problema de que se trata ha preocupado en forma especial al señor Ministro del Trabajo y a los Honorables Diputados señores Jerez y Melo. El referido Secretario de Estado visitó los minerales para imponerse de mayores antecedentes relativos a esta materia, y allí pudo comprobar la justicia que asiste a los obreros en sus aspiraciones a obtener una legislación por la cual se reglamente la jornada de trabajo.
Saben, por otra parte, mis Honorables colegas que la situación financiera de las compañías propietarias de yacimientos carboníferos no es próspera ni boyante, sino, al contrario, sumamente precaria en algunos casos. Por ese motivo, en más de una oportunidad el Estado, por medio de la CORFO, ha debido concurrir, mediante aportes especiales, al financiamiento de dichas empresas, con el objeto de evitar la paralización de sus actividades.
Pues bien, la Cámara de Diputados, por medio de indicaciones o en otra forma -no conozco en detalle lo ocurrido-, amplió los alcances del proyecto a todos los obreros que trabajan en faenas mineras.
Debo manifestar que, según los estudios hechos sobre el costo del beneficio que se pretende reconocer mediante el proyecto en debate, aquél sería de diez millones de escudos anuales respecto de los mineros del carbón. Sobre este punto, el Ejecutivo, representado por el Ministro del Trabajo, llegó a un entendimiento con los sindicatos de la zona carbonífera, en presencia de los parlamentarios que nombré, que son los que mayor interés han demostrado por el despacho del proyecto.
En la primera reunión celebrada por la Comisión de Trabajo y Previsión Social para tratar este asunto, estuvo presente el Diputado señor Melo, quien, según la constancia estampada en el informe, corroboró los juicios del señor Director del Trabajo, en el sentido de que el Gobierno estudió el proyecto juntamente con los autores de la iniciativa, Honorables Diputados señores Jerez y Melo, y que sus disposiciones han sido aprobadas por los sindicatos' respectivos. En esta parte, dice el informe:
"El Honorable Diputado señor Melo corroboró los juicios del señor Director del Trabajo y pidió a la Comisión la aprobación de la indicación con el objeto de que solucionara de inmediato el problema que afecta, con mayor gravedad que a cualquier otro grupo de mineros, a los trabajadores del carbón".
Debido a que la indicación en la que se concreta el entendimiento entre los sindicatos y el Ministerio del Trabajo no había llegado al Congreso, la Comisión acordó postergar el debate del proyecto para el día siguiente. Esto se resolvió a petición, también, del Diputado señor Melo. Al día siguiente nos reunimos; se presentaron las indicaciones, y el parlamentario tantas veces citado dijo que se ajustaban rigurosamente al acuerdo. Yo entendí -cualquiera habría entendido lo mismo- que el proyecto se despacharía de acuerdo con este convenio y esas indicaciones, pero ocurrió una cosa curiosa: no hubo mayoría para aprobarlo en esa forma, es decir, para hacer que esta iniciativa tuviera aplicación práctica y pudiera solucionar los problemas gravísimos que afectan a este sector de mineros del carbón, que Sus Señorías conocen mejor que yo.
El proyecto despachado por la Cámara agregó, como decía anteriormente, a todos los obreros que trabajan en labores mineras. La iniciativa es justa; no lo voy a discutir. No obstante, como lo señalé en la Comisión, ante la imposibilidad de buscar una ecuación para todos los sectores mineros, había que comenzar por ese sector, que es el más perjudicado y postergado. Sabido es que el peor enemigo de lo bueno es lo mejor.
Los países no logran estas conquistas sociales sino a lo largo de muchos años y, evidentemente, más adelante...
El señor FONCEA.-
Considero grave esta situación, porque escuchaba hace dos o tres días al Honorable señor Teitelboim hacer una exposición brillante, como las que acostumbra, acerca de la forma como en la Unión Soviética se ha ido por etapas muy sacrificadas, con mucho esfuerzo, cumpliendo todo el programa para mejorar el nivel de vida y llevar la justicia social, que hasta la fecha -él lo reconocía- no era plena, si bien las metas logradas se acercaban al ideal de justicia para todos.
Entonces, me hago la siguiente composición de lugar. ¿Cómo se puede pretender en este país, que es subdesarrollado, pobre, resolver de una vez todos los problemas? Los obreros del carbón o los del cobre no han surgido en este período: han trabajado en estas condiciones a lo largo de muchas décadas. Ahora, no obstante, se quiere no sólo colocar al Ejecutivo en situación de tener que financiar el proyecto respecto de los mineros, que -repito- significa de alrededor de 10 millones de escudos, sino que se desea hacerlo extensivo a todos los sectores, con un costo que nadie puede señalar.
Tal como lo despachó la Cámara de Diputados, la iniciativa contiene aberraciones tan graves como la que se desprende de su artículo 3º, cuyo texto dice: "Los trabajadores de las compañías carboníferas y aquellos a que se refiere el inciso segundo del artículo 1º, podrán acogerse a jubilación una vez cumplidos 25 años de servicios, siempre que continua o alternativamente, por lo menos las 3/5 partes de ellos los hayan servido en las actividades a que se refiere el artículo 1°, sin perjuicio de las normas legales relativas a abonos de años."
El señor Superintendente de Seguridad Social expresó -y le consta al presidente de la Comisión, señor Contreras Tapia-, que esta disposición del artículo 3º distorsiona todo el sistema de previsión que rige para los obreros, porque todos sabemos que, lamentablemente, en este país los únicos que no jubilan por años de servicios, sino por antigüedad o vejez, son, precisamente, los obreros del carbón y los imponentes del Servicio de Seguro Social. De manera que todos los cálculos actuariales, todo el programa de ese servicio, están concebidos sobre la base de la jubilación por inhabilidad y por vejez.
El señor Superintendente expresó que esta disposición era inaceptable; la objetó y pidió a la Comisión su rechazo. Sin embargo, ni siquiera hubo ambiente para aceptar una sugerencia tan justa como la planteada.
Quiero expresar, también, a los Honorables colegas que no hay ningún peligro en prolongar la tramitación del proyecto, como se ha dicho en estas sesiones continuas que hemos celebrado. Puedo afirmar que el Ejecutivo lo incluirá y con urgencia en la legislatura extraordinaria, tal como fue redactado, de acuerdo con el avenimiento y el convenio con los sindicatos del carbón y el Ministro del Trabajo. De manera que no se venga a decir que estamos postergando porque sí la tramitación de esta iniciativa. Vuelvo a repetir que, de conformidad con ese compromiso contraído, el Ejecutivo renovará las indicaciones formuladas por nosotros.
Quiero señalar, finalmente, algo que no me parece normal y que uno debe decir con toda entereza. En la Comisión de Trabajo, el Honorable señor Contreras se interesó por el proyecto -no lo critico por eso; por lo contrario- y manifestó una cosa que me parece inusitada. Dijo que pertenecía a una zona minera y no podía defraudar a los obreros.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Así es.
El señor FONCEA.-
No me convertiré en el censor de Su Señoría, que tiene vasta experiencia, pero me parece que no se puede legislar con este criterio. Soy representante de la provincia de Talca. Hace poco se discutió un proyecto que aplicaba impuesto al tabaco y a los cigarrillos para determinadas obras de esa zona. Sin embargo -le consta al Congreso-, me opuse a esa iniciativa, porque la estimé perjudicial para los planes del Gobierno y, en definitiva, para los sectores más modestos, es decir, para los que más sufren los efectos de la inflación. En consecuencia, no me parecen valederos los argumentos del señor Senador.
Se invoca, también, como antecedente que el proyecto fue despachado por unanimidad en la Cámara de Diputados, de lo cual, por lo demás, no hay constancia. Resulta, no obstante, que quienes dan este argumento son los que en forma permanente están criticando a esa rama del Congreso por ligereza en el estudio de los proyectos.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Efectivamente, el Senador que habla y los Honorables señores Jaramillo, Rodríguez y Ahumada nos hemos interesado en este proyecto, como también es efectivo lo que en alguna de las partes de su discurso ha expresado el Honorable señor Foncea. En primer lugar, porque primitivamente se presentó una iniciativa para favorecer a los trabajadores del carbón. En seguida, la Cámara incluyó a los que laboran en "las minas a tajo abierto, molienda, molinos, fundiciones, Casa Verde, plantas de sulfuro o en cualesquiera otras en que se encuentren expuestos a contraer silicosis u otra enfermedad profesional".
He dicho que represento a los obreros del mineral de Chuquicamata y a los trabajadores de la pampa salitrera. Lo digo con el máximo orgullo, y cuantas veces se presente un proyecto que los beneficie, aun cuando no sea yo su padre material o espiritual, no tendré ningún inconveniente, ni ahora ni nunca, para apoyarlo. Porque la virtud que debemos conservar los hombres es la gratitud y obediencia hacia quienes nos han traído a este sitial. Hemos sido elegidos por la voluntad popular. No podemos decir un discurso cuando fuimos proclamados candidatos y luego cambiar nuestra línea de conducta una vez incorporados a este recinto.
Lo he sostenido y repito ahora: ésa fue mi actitud como candidato, y la seguiré manteniendo.
Criticamos a los Diputados cuando impulsan iniciativas que lesionan los intereses de los trabajadores; pero no aplicamos una política ciega u obstruccionista por el solo hecho de que esos proyectos no provengan de nuestras bancas. Nos hemos caracterizado por apoyar toda iniciativa tendiente a dar solución a los problemas de los trabajadores.
En vista de que el Honorable señor Foncea se ha retirado de la Sala, pongo término a mis observaciones.
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