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- rdf:value = " El señor PRADO.-
Tal vez sea mejor que se produzcan estas interrupciones para el desarrollo del debate.
Abrigo la esperanza de que, si algunos señores Senadores, en especial los Honorables señores Allende y Bossay, leen el memorándum entregado por la Empresa con el mismo cuidado con que yo lo hice, se convencerán de que no se desea imponer ninguna condición lesiva para la dignidad de los trabajadores, ni mucho menos arrebatar conquistas sociales. Tan así es, que uno de su acápites dice que la Empresa está dispuesta a dar las garantías necesarias.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
¡Y despide a 700 obreros ...!
El señor PRADO.-
Perdone, señor Senador, pero deseo terminar la idea.
Por desgracia, se rompió el diálogo, y ojalá que podamos reanudarlo.
El señor ALLENDE.-
Todos deseamos lo mismo.
El señor PRADO.-
Por eso, abrigo el anhelo de que, si en ¡a próxima semana se celebra la sesión para continuar tratando el problema, no habrá debate, por estar solucionado el conflicto.
Deseo referirme a un punto planteado por el Honorable señor Bossay, en el propósito de contribuir a esclarecer la situación.
El señor Senador tiene razón al decir que las horas de espera se producen a veces por las razones señaladas por él: porque los obreros son llamados antes de la llegada de la nave o porque ésta llega a hora distinta de la anunciada.
Deseo advertir una cosa: no existe ningún memorándum de la Empresa que niegue el p2„"o de las horas de espera legítimas. Dicho documento sólo habla de suprimir las estimadas ilegítimas. Es necesario hacer un distingo entre ambos casos y dejar constancia de que se está produciendo un vicio que adquiere caracteres alarmantes. En efecto, las estadísticas revelan un aumento peligroso de la incidencia de las horas de espera, en el puerto de Valparaíso El volumen total de las remuneraciones que se pagan está compuesto por varios rubros: horas extraordinarias, feriados y licencias, tonelaje movilizado y porcentaje correspondiente a horas de espera. Respecto de éstos últimos, repito, debe de existir una deficiencia muy grave, pues su incidencia, que hasta hace tres años era de 34,4%, ha experimentado un alza apreciable en los últimos cuatro meses, y llega ya a 45% . En consecuencia, si no corregimos ese vicio, llegará el momento en que a los obreros, sean democracristianos, socialistas o comunistas, ito les convendrá trabajar, sino sencillamente esperar.
¿Cuándo se producen las horas de espera? Como dijo el Honorable señor Bosssay, cuando un barco tarda en llegar; también, cuando se llama a una cuadrilla a un sitio determinado para movilizar cierto tonelaje, o cuando las faenas se cumplen en determinados horarios y el control interno de los obreros adolece de deficiencias.
En este aspecto, no participo de las referencias hechas a acuerdos tomados por administraciones pasadas. Ya tendré oportunidad de analizarlos en esta sala más adelante.
Cuando los obreros portuarios, como sucede en la actualidad, tienen libertad para reducir el número de trabajadores encargados de movilizar un tonelaje determinado, para hacerlo en menos horas que las fijadas, pueden distribuir entre unos pocos el producido total del tonelaje movilizado.
¿Cómo proceden en esos casos? En lugar de trabajar ocho horas para movilizar la carga lo hacen en dos horas; en consecuencia, ganan seis por concepto de espera. ¿Quiénes obtienen ese beneficio? El pequeño número de obreros que laboran en esas condiciones.
El Honorable señor Cossay debe investigar esos hechos y pedir una explicación. A mí me han ilustrado sobre el particular obreros portuarios y dirigentes de la Federación, que, junto con reconocer el vicio, me han señalado la gravedad que entraña. Lo más grave radica en que las remuneraciones más altas las perciben obreros que no acuden a trabajar al sitio en donde se moviliza la carga. Por ejemplo, por cada tres cuadrillas o grupos, se nombra un jefe y un subjefe. Estos, a veces, no participan en las faenas por no pertenecer al grupo que le corresponde movilizar la carga, pero ganan un jornal sujeto a un índice que tiene determinado coeficiente de aumento.
Tengo una extensa lista, de 126 ó 136 dirigentes, que, por su calidad de tales, perciben las rentas más altas, sin trabajar.
La Empresa y el Gobierno, al pretender suprimir dicho sistema, ¿persiguen, acaso, beneficiar a las compañías? No, porque hay horas de espera pagadas por aquéllas directamente a los obreros. Otras las cancela la Empresa y las carga a las compañías.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Valparaíso es el único puerto donde las compañías navieras no pagan directamente las horas de espera.
El señor PRADO.-
Otras horas de espera son canceladas por la Empresa con cargo a su propio presupuesto. ¿Pero qué ocurre en la práctica?
Lo que pagan las compañías navieras a la Empresa Portuaria es absorbido por las remuneraciones de los trabajadores. Ello significa que cada día disminuye el excedente de aquélla, lo cual le impide cumplir su función de mejorar la explotación de los puertos, por carecer de recursos para renovar los equipos y modernizarlos.
Mi respuesta a las justas observaciones del Honorable señor Bossay es ésta: deben racionalizarse las labores del puerto, hasta donde es legítimo hacerlo. No se trata de suprimir todas las horas de espera, pues algunas se justifican y deben ser pagadas.
En segundo lugar, se desea que las compañías paguen a la Empresa las horas de espera legítimas, y que se cancele a los trabajadores lo correspondiente a tonelaje, las primas y todos los derechos y conquistas sociales, pero sin que se produzcan los excesos señalados.
Excúsenme que me haya extendido más de lo que esperaba en esta materia, pero es la única manera de esclarecerla debidamente, sobre todo después del discurso del Honorable señor; Allende. Desde mi punto de vista, considero muy sincera, maciza y muy documentada la exposición del señor Senador. Pero no participo de algunos conceptos que expresó. Más aún, yo habría preferido que no los hubiese traído al debate. Lo digo, porque yo también podría haber analizado algunos artículos y titulares de "El Siglo", diario que defiende la posición de las directivas gremiales con la cual han solidarizado Sus Señorías. No obstante, no creo oportuno ni conveniente entrar en este tipo de competencias.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Nosotros defendemos intereses distintos.
El señor PRADO.-
Debo recordar que está en vigencia el decreto número 4467, del año 1956, anterior a las leyes aquí citadas. Ignoro si dicho decreto fue derogado. Tal vez pueda ilustrarse un abogado que esté más informado que yo. Se ha tratado de establecer nuevos sistemas, sobre la base de estudios de racionalización hechos con la asesoría de las Naciones Unidas y del Servicio de Cooperación Técnica e Industrial. Pero existe una disposición consignada en el artículo 1" del párrafo IV del decreto mencionado, el cual dispone lo siguiente:
"Con motivo de la aplicación del presente tarifado y reglamento, los Administradores de Puestos quedan facultados para distribuir en la forma- más conveniente para el servicio de movilización, el personal de movilizadores manuales y demás operarios que intervienen en las faenas y para destinarlos a donde sean necesarios, sin sujeción o dependencia de determinada sección o sitio de atraque."
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