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- rdf:value = " El señor GARCES.-
De este modo y en el transcurso de la hora de la responsabilidad para el trabajador de la tierra chilena, el Gobierno ha puesto su destino en las manos duras de estos rudos hijos de la patria que por muchos años han carecido de una auténtica oportunidad de alcanzar plenamente dignificación social. Para los campesinos se ha abierto un nuevo horizonte, un camino de esperanzas concretas por el cual sabrán caminar orgullosos de ser responsables de su destino y deseosos de dar un ejemplo vivido lleno de sacrificios, a sus compañeros los campesinos de los otros países del continente.
Una de las disposiciones del proyecto de ley en debate que más atención ha merecido por parte del Gobierno es la que establece que las aguas de regadío son bienes nacionales de uso público. La función social de la propiedad también debe considerarse respecto a los derechos de aguas. Como otros derechos, ellos deben ser limitados por el interés social, lo que exige que el uso de las aguas de riego se amplíe al mayor número de personas y quede subordinado a los intereses de la comunidad. Este proyecto de ley de reforma agraria, después de establecer que todas las aguas del territorio nacional son bienes nacionales de uso público, agrega que el uso de las aguas en beneficio particular sólo puede hacerse en virtud de un derecho de aprovechamiento concedido por la autoridad competente.
Todo esto no es una novedad. En la legislación de países tan avanzados como Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania Occidental, Austria e Israel, este último uno de los más áridos del mundo, las concesiones de aguas son permisos sujetos a condiciones muy estrictas, en cuanto a su otorgamiento, y caducables en el caso de no ser bien aprovechadas.
El problema del riego es mucho más grave de lo que se calcula -si se analiza el uso que se da a la tierra regada- ya que de un tercio de millón de hectáreas regadas, el 42% está en pastos naturales. Es decir, más de medio millón de hectáreas regadas, prácticamente, no son usadas, ya que, si comparamos la productividad que se puede obtener en estos mismos terrenos con praderas artificiales o forrajeras, tenemos que, para alimentar una vaca lechera con pastos naturales, necesitamos entre dos y ocho hectáreas, mientras que una hectárea de forrajera puede alimentar hasta tres vacas lecheras durante todo un año.
Según el programa nacional de desarrollo de la CORFO, se estima poder aumentar el área en 395. 500 hectáreas entre 1961 y 1970, con una inversión de 134 millones de escudos. Mientras tanto, se da el hecho de tener tierras de riego abandonadas en una extensión superior a las trescientas mil hectáreas.
En resumen, la aridez que encierran las cifras de este estudio, hecho en forma sintética y reducida, me impide extenderme en la consideración de una serie de factores que reafirman la importancia que tiene para Chile la inmediata aplicación de la ley de reforma agraria, el único medio de conseguir que nuestro país adquiera un normal desarrollo en sus labores agrícolas, que sea la base de una auténtica riqueza nacional que permita a Chile alzarse por sobre su ficticia postración económica. Ello irá en beneficio de los intereses del pueblo, y muy especialmente de la clase mayoritaria campesina que indefectiblemente ha visto postergadas en las Administraciones pasadas sus justos anhelos de dignificación social y económica.
Frente a toda esta vasta etapa de transformaciones, cabe señalar la dura responsabilidad que le cabe al campesino chileno para con quienes les están entregando la virtual herramienta de su propio destino histórico. Una de las ideas básicas de la reforma agraria es ayudar a los campesinos a organizarse, porque una revolución en libertad, como la que está desarrollando este Gobierno, no puede realizarse si el pueblo no está organizado, y consciente de sus derechos.
Nada sacamos con entregarles los medios de superación de la actual etapa de necesidades que vive el campesino chileno, si él no está previamente predispuesto a responder con eficiencia, sacrificios, responsabilidad y disciplina en su traba-Jo, a la construcción definitiva de un Chile más grande y más próspero.
El futuro de Chile está entregado a las manos de su pueblo; y éste no puede defraudar a quienes, embistiendo heroicamente contra poderosos intereses creados, no han vacilado en proporcionarle los medios para su resurgimiento.
En un mancomunado trabajo de sacrificios y de lucha patriótica, estamos dispuestos a colocar a Chile en el justo sitial de superación y dignificación nacional, social y económica, que le corresponde en el concierto de los países latinoamericanos.
El campesino chileno conoce su responsabilidad. De su esfuerzo depende el futuro de sus hijos, el bienestar de su clase y el claro porvenir que se asoma para nuestra República en el recodo del camino que le ha trazado la "Revolución en Libertad" del Gobierno de la Democracia Cristiana y del PresidenteEduardo Frei.
Concedo una interrupción al Honorable señor Fuenzalida, señor Presidente.
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