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    • rdf:value = " El señor FUENTEALBA.- Señor Presidente, en razón de que varios señores Diputados de mi partido intervendrán también en este debate, no me referiré muy profundamente a la materia que nos ocupa, pero sí haré algunas observaciones que tiendan a aclarar nuestra posición frente al proyecto de reforma agraria. Ya los señores Diputados informantes de las Comisiones de Agricultura y Colonización y de Hacienda, el señor Ministro del ramo, los señores Diputados, por la vía de la interrupción y después ocupando el tiempo de sus respectivos Comités, han hecho un exhaustivo análisis del proyecto. También han dado a conocer a la Honorable Cámara sus opiniones, sus pensamientos frente a este problema. Algunos, los más entusiastas en sus observaciones, han tratado de convencer a la Cámara para que ella esté en favor de este proyecto. La verdad es que una enorme mayoría de los miembros de la Honorable Cámara de Diputados, al final, votará favorablemente el proyecto, y las cosas que se han dicho, indudablemente tendrán mucha im-portancia para la historia fidedigna del establecimiento de la ley. Nosotros, los que hemos actuado en las Comisiones, conocemos todas las cifras que aquí se han dado nuevamente; por eso, no voy a repetirlas, porque sería ocioso volver sobre el particular. Pero es necesario que las corrientes de opinión representadas en esta Corporación den a conocer sus puntos de vista para saber cuál es su pensamiento. El Partido Radical, teniendo cabal conciencia de la época que está viviendo la humanidad, no puede desentenderse al comprobar que el avance de nuestra civilización ha conducido al mundo a un enfrentamiento con un nuevo orden social, en el que, sobre el interés individual, se considere, preferentemente, el de la colectividad. Nuestro partido no sólo no se ha opuesto a los cambios que cada época exige para el logro de un mejor bienestar humano, sino que los acepta y los ha impulsado cada vez que ha podido hacerlo: cuando ha sido Gobierno, cuando ha participado en estas tareas e incluso siempre que ha desarrollado una democrática oposición. Hoy, al participar en el debate del proyecto sobre reforma agraria, reitera su posición de avanzada y le prestará su total apoyo para mejorar el sistema de tenencia de la tierra, para cumplir con sus postulados programáticos y con los acuerdos de sus Convenciones. Tenemos conciencia también de que, al cumplir con nuestros principios, lo hacemos absolutamente libres de expresar nuestros puntos de vista, sin otro compromiso que el que nos señala la obligación de velar por el futuro económico del país y por conseguir el bienestar general de todos los chilenos. Entramos, pues, en la discusión de este proyecto, con el ánimo de hacer un examen acucioso, objetivo, y con la serenidad que nos proporciona nuestra posición política actual. Analizaremos los puntos con los cuales concordamos y formularemos las observaciones pertinentes en aquéllos que nos merezcan reparo. El deseo de introducir modificaciones en la estructura jurídica del sistema de la propiedad rústica, en razón del atraso de esta actividad, ha llevado a los legisladores de diversos países a dictar leyes especiales que ordenen equitativamente la distribución de la propiedad agrícola, rescatándola de los grandes propietarios para ponerla en manos del campesino que la haga producir. Estudios de los hombres de ciencia y de los economistas han señalado como única solución de la agricultura, en algunos países, la puesta en marcha de un plan de reforma agraria masivo y rápido, arrancando estas reformas de un punto de partida común: la función social de la propiedad, que debe rendir para la comunidad y no para satisfacciones individuales y, además, debe producir lo suficiente para alimentar la población. Sabemos que la agricultura, la ganadería y la pesca, constituyen la base de sustentación de la vida de los pueblos. Estas ramas de la economía nacional nos proporcionan los alimentos, los vestidos y otros productos imprescindibles, por lo que consideramos que deben tener preferente atención del Poder Público. La situación deficiente en que se encuentran estas actividades trae como consecuencia un inadecuado nivel alimenticio de la población, un bajo "standard" de vida, un desequilibrio en la balanza de pagos, etcétera. En el transcurso de la discusión del proyecto se han dado cifras de fuentes de organismos internacionales, que prueban claramente los conceptos que estamos exponiendo y que no queremos volver a repetir. El sistema arcaico del funcionamiento de esta actividad vital en Chile, la falta de una producción suficiente para alimentar la población, el estado de pauperismo en que vive el campesino, la falta de elementos de cultivo, el analfabetismo de la población del campo, la falta de un ajuste en el sistema de trabajo con la mecanización moderna, el mal aprovechamiento de las técnicas, de la química, el mal aprovechamiento del esfuerzo humano, el poco interés por parte de los agricultores por enseñarles a los obreros agrícolas normas que hagan más rendidor y aprovechable su esfuerzo, son las razones fundamentales para poner en marcha un plan de reforma que contemple una transformación de estos sistemas. Ha sido preocupación constante del Partido Radical y de los hombres que lo han dirigido, el estado en que se desenvuelve la agricultura chilena. Este tema ya fue tratado por nuestro ex Presidente de Chile, don Pedro Aguirre Cerda, en su libro "El Problema Agrario", publicado en el año 1929. Ya en esa época Pedro Aguirre Cerda formulaba críticas al latifundio, daba ideas y señalaba intenciones referentes a la educación agrícola rural, a la ciencia aplicada en la agricultura, al problema social del campo. Pedro Aguirre Cerda se preocupaba también en este libro del crédito para la agricultura, de la industria agrícola, de los transportes y de varias otras materias que se están poniendo en práctica hoy día. Observe la Honorable Cámara cómo hombres de nuestras filas hace más de 40 años planteaban públicamente, a través de la cátedra y de la literatura técnica, el problema del agro y proponían soluciones en favor de nuestras masas campesinas. En las convenciones que el partido ha celebrado, se ha debatido la reforma agraria intensamente. Y hoy que estamos adhiriendo a la Social Democracia, doctrina que propende principalmente, en lo económico, al aumento de la producción, a la ocupación plena, a la elevación del nivel de vida, a la seguridad social y a una justa distribución de las entradas y de los bienes, reiteramos nuestra aprobación al proyecto en debate. Una de las condiciones que planteó el Partido Radical para ingresar al Gobierno del señor Jorge Alessandri fue, entre otras, la reforma agraria. Muchas críticas ha recibido el radicalismo por este paso, pero una cosa ha quedado en pie: la ley Nº 15. 020 y sus 26 reglamentos de la reforma agraria. Ochenta artículos de los 104 que contiene, como aquí se ha expresado, han resistido los embates de las teorías inciertas de los ideólogos de la Democracia Cristiana. Cabe dejar constancia, en esta ocasión, de que en el Gobierno del señor Alessandri no se pudo conseguir todo lo que se aspiraba en esta materia, y por eso estamos dispuestos a concurrir con nuestros votos a mejorar la ley que, aunque de "macetero", como se la denominó, ha servido al Gobierno del señor Frei como punto de apoyo desde donde se han desplazado el señor Vicepresidente del INDAP y el señor Vicepresidente de la CORA hacia el campo chileno, para empezar sus experimentos que pueden ser básicos para el funcionamiento futuro de la reforma agraria. Quedaron en pie iniciativas que están sirviendo y servirán más adelante a esta nueva reforma: el Consejo de Fomento Agropecuario, con sus atribuciones de formular planes generales y regionales de reforma agraria, de promover y coordinar la acción de los distintos organismos, etcétera; la Corporación de la Reforma Agraria (CORA), con su estructura y disposiciones reglamentarias que la rigen; el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), que otorga asistencia técnica y crediticia, y tiene otras atribuciones que no se han puesto en práctica, como la de administrar en común los minifundios; el reconocimiento de la propiedad familiar agrícola; el saneamiento del dominio de la pequeña propiedad agrícola; la disposición que faculta al Presidente de la República para fijar los salarios y asignaciones familiares en la agricultura; la habilitación de edificios para escuelas; el tratamiento de los parceleros y de los pequeños y medianos agricultores; las franquicias tributarias; la bonificación fiscal a favor de los desinfectantes, abonos y semillas; el tratamiento para los artesanos y la industria doméstica; la nueva estructura del Instituto de Vivienda Rural; los villorrios agrícolas; el plan habitacional agrario y varias otras de utilidad indiscutible y que el Gobierno del señor Frei no ha despreciado y sigue aprovechando. Este proyecto, como cualquier otro sobre reforma agraria, lesiona los intereses del latifundio chileno. Los propietarios de los grandes predios agrícolas iniciaron un movimiento contra la dictación de esta ley, a fin de impedir el avance social que su aplicación representa, pero todos los esfuerzos desplegados no han logrado, hasta la fecha, impedir la formación de un clima propicio en las mayorías nacionales del país para este cambio que con urgencia necesita nuestra agricultura. Ellos, que no tuvieron la sensibilidad social necesaria para otorgar un trato más justo a la población campesina, que no tuvieron la responsabilidad empresarial para que la agricultura, en su conjunto, pudiera abastecer las necesidades de nuestra población; ellos, que no tuvieron consideraciones ni miramientos para terminar con las condiciones subhumanas en que han vivido sus inquilinos y obreros, no tienen derecho a solicitar un trato preferencial en la formulación de estos nuevos planes. Por otra parte, la evolución ha ido cambiando las estructuhas económicas, sociales y políticas de las instituciones que nos rigen. Este principio nos produce inquietud, y nos preguntamos si estamos en presencia de un proyecto de reforma agraria que pueda aumentar la producción de la tierra, en los próximos años. La dinámica de la ciencia y la mecanización moderna nos permiten suponer que, el día de mañana, se emplearán otros métodos, otros sistemas se pondrán en práctica y, bien pudiera ser, que el Gobierno del Excelentísimo señor Frei sea, en un futuro no muy lejano, responsable de haberle dado a la tierra una estructura que no permita la aplicación de esos métodos y sistemas que puedan lograr, en otra forma, un mayor bienestar humano y el aumento de la producción. Llamamos la atención de la Democracia Cristiana hacia el hecho de que este proyecto de ley carece de un plan coordinado, que se desarrolle simultáneamente con las otras actividades principales del país, como son la educación, la industrialización, el transporte, las comunicaciones, la comercialización, etcétera, bases elementales de toda planificación económica dirigida por el Estado. En los debates suscitados en las Comisiones respecto de este proyecto de ley, hemos tenido como principal punto de vista la defensa de los medianos y pequeños agricultores, y, a pesar de que se les ha querido hacer creer que se atenta contra sus predios, hemos comprobado que el proyecto no representa ninguna amenaza para estos propietarios agrícolas. No obstante, es necesario dejar constancia de que, a pesar de nuestros esfuerzos, no hemos podido conseguir que se consulte un tratamiento especial para todos aquellos elementos que trabajan hoy día como medieros, arrendatarios, o administradores, ya que cuentan con una valiosa experiencia en la materia, y con animales y útiles de labranza. Sus servicios serían muy valiosos para la economía nacional, si se aprovechan de inmediato. Hemos tratado de conseguir que se considere y tome en cuenta el problema del minifundio y se le dé una solución. El proyecto no considera, como era de esperar, una planificación seria. En la Comisión, hicimos presente al señor Ministro que no bastan las disposiciones del artículo 12 de la ley Nº 15. 020 para corregir este mal, ya que hay 70. 000 pequeñas propiedades que deben ser ampliadas, para aprovechar la experiencia de estos campesinos. No contempla este proyecto de ley un tratamiento conveniente para las comunidades de las provincias de Coquimbo y Atacama, ya que hay 50. 000 campesinos ubicados en ellas, que llevan una vida sub-humana, sin ninguna posibilidad de obtener un mejoramiento. Al anunciar nuestros votos favorables a la idea de legislar en esta materia, hacemos presente que formularemos las indicaciones del caso, encaminadas a mejorar el proyecto, a fin de entregar fórmulas jurídicas que signifiquen un mejoramiento en la distribución de la tierra y en la condición de los hombres y mujeres que la trabajan. He dicho. "
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