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La señora MALUENDA.-
Señor Presidente, en relación con el tema que nos preocupa, independientemente de la opinión que nos merezcan las observaciones del Ejecutivo a este proyecto, deseo aprovechar esta oportunidad para hacer presente la urgente necesidad de que las autoridades encargadas de hacer respetar los derechos de los trabajadores, en el sentido de garantizarles su inamovilidad, su derecho al trabajo, su derecho a la organización, procedan con la energía que corresponde frente a los patrones, para defender a la clase obrera de nuestro país.
Nos ha tocado participar en muchos casos, especialmente en la industria de la construcción, en que la prepotencia de los patrones realmente llega a límites increíbles.
El señor MOMBERG.-
¡De los malos patrones!
La señora MALUENDA.-
Los trabajadores por el solo delito de organizarse, con el objeto de poder presentar su pliego de peticiones y conseguir mejores condiciones en cuanto a salarios, tienen que enfrentar la prepotencia e insolencia de estos sectores patronales, que los lanzan a la calle. Y, desgraciadamente, en más de una ocasión, las autoridades del Trabajo, que tienen la misión de hacer respetar los derechos de los trabajadores, no proceden con la firmeza necesaria frente a estos patrones. Les resulta muy fácil hablar con voz potente a los obreros, pero no siempre usan estos mismos métodos frente a los patrones y se busca la conciliación con ellos. Mientras tanto, los obreros se ven lanzados a la cesantía y al hambre con sus familias, por el solo delito -repito- de estar defendiendo sus intereses, los de su clase y los de sus compañeros de trabajo.
Por esta razón, no basta que existan, en las leyes, disposiciones que puedan aparecer, en un momento dado, como en favor de los trabajadores, sino que a estas disposiciones debe seguir una actitud de firmeza y respeto hacia los derechos de los obreros.
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