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- rdf:value = " 13.-MODIFICACIÓN DEL CÓDIGO DEL TRABAJO EN LO RELATIVO A LA SINDICACION AGRÍCOLA.- OBSERVACIÓN DEL EJECUTIVOEl señor BALLESTEROS (Presidente).-
Corresponde continuar la discusión de las observaciones formuladas al proyecto de ley que modifica el Código del Trabajo en lo relativo a la sindicación agrícola.
- El veto al proyecto aprobado por el Congreso Nacional está impreso en el boletín N'° 9.233-0.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Estaba con el uso de la palabra el Honorable señor Guastavino.
Puede continuar Su Señoría.
El señor VALDES (don Arturo).-
¡Estas expresiones son intolerables...!
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
Creo que esto es inacepable...
El señor ARAVENA (Don Jorge).-
Lo inaceptable son las últimas expresiones de Su Señoría.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Ruego al Honorable señor Guastavino referirse en términos parlamentarios a la materia que está tratando.
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
Creo que es natural que se produzcan dificultades en la bancada democratacristiana...
El señor FERNANDEZ.-
¿Me permite, Honorable colega?
El señor GUASTAVINO.-
Creo que es natural que en algunos democratacristianos produzca dificultades el problema creado, no por nosotros sino por un Diputado de su Partido, que en su intervención de ayer dijo cosas y se refirió a una materia que desconoce absoluta y redondamente...
-Hablan -varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
Me alegra que sea una persona como el Honorable señor Valdés Phillips quien ahora levante su voz, porque ello ratifica que la intervención del Honorable señor Lorenzini sólo puede interpretar a los sectores más ranciamente reaccionarios del ala derecha de la Democracia Cristiana.
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor VALDES (don Arturo).-
Nos otros también.
El señor GUASTAVINO.-
Señor Presidente, en la sesión de ayer había comenzado a referirme a las palabras que expresara el Honorable señor Lorenzini para justificar su voto favorable al veto al proyecto de ley que facilita la sindicación campesina.
Nosotros, como ya lo dijimos, somos partidarios de alentar y estimular cualquier paso que signifique avanzar por el camino de la organización de los trabajadores del campo. Desde este punto de vista dejamos claramente establecida nuestra posición.
No obstante, no somos partidarios desenfrenados del proyecto en discusión, ni consideramos que él sea la última palabra sobre la materia. Pero, estimamos que el veto del Ejecutivo deja las cosas exactamente igual que como están ahora y no ayuda en nada al desarrollo de la organización sindical en el campo.
Pues bien, para justificar este veto, se habló en la tarde de ayer, en esta Sala, de una serie de asuntos relacionados con el marxismo y el Partido Comunista. El Honorable señor Lorenzini levantó la bandera del anticomunismo para que flameara muy en alto, y tergiversó el marxismo. El Honorable Diputado ha surgido como un novísimo exégeta de esta doctrina.
Ya hablaremos de este aspecto.
Nosotros, señor Presidente, no dejaremos que el árbol nos impida ver el bosque. En este proyecto se trata de los campesinos y de su organización sindical. Al respecto, seremos incansables en aclarar que nosotros, no sólo ahora, sino que desde la existencia misma de nuestro Partido venimos luchando por la organización y reivindicaciones de la clase obrera y de los campesinos.
Es necesario aventar el humo espeso de la mistificación, de los sofismas, de las deformaciones y tergiversaciones abyectas que, como las aguas de un océano proceloso, por su contrabando ideológico excecrable se lanza a través de la propaganda para confundir a los chilenos. Nosotros creemos que es indispensable continuar aclarando estas cosas, con más fuerza que nunca.
Las iniciativas relacionadas con el trabajo de los campesinos, con su organización sindical y la reforma agraria, se quieren presentar como el descubrimiento de la pólvora por el Partido Demócrata Cristiano.
Desde los primeros años de este siglo, las organizaciones obreras y el Partido Obrero Socialista, que más tarde pasó a ser el Partido Comunista, planteaban el problema agrario, la lucha campesina y la reforma agraria, que hoy la Democracia Cristiana pretende exhibir como una invención suya.
Esta tarde queremos rendir homenaje a los mártires de las luchas campesinas. Deseamos recordar a José Bascuñán Zurita, lanzado a las aguas del río Laja en 1935, hace ya 30 años; a Juan Leiva Tapia y al cacique Maripe, fusilados con ocasión de los sucesos de Lonquimay, en 1934; a Tristán Araya, ese luchador campesino a quien hicieron caminar encadenado kilómetros y kilómetros en Casa-blanca, en la provincia de Valparaíso. Y también deseamos rememorar los hechos ocurridos en Ránquil y Lonquimay.
En la conferencia nacional del Partido Comunista celebrada en el mes de julio de 1933, hace ya 32 años, se hizo una profunda caracterización de la realidad y la revolución chilena; se planteó el problema de los campesinos y se levantó la reforma agraria como la gran consigna que, junto a la revolución antiimperialista y anti-monopólica, debían constituir la viga maestra de cualquier cambio real en nuestra patria. Los documentos de estas conferencias y de estos torneos aún subsisten; pero hoy, el aparato publicitario multimillonario del partido gobernante pretende que la reforma agraria es invención suya y de este Gobierno.
Frente a los hechos relatados, que deben ser respetados para conservar la dignidad y la elevación de los debates que se verifiquen en esta Sala, resultan ludíbricas y afrentosas las palabras pronunciadas por el Honorable señor Lorenzini.
Su Señoría dijo ayer que los comunistas no podemos hablar ni sabemos nada de la dignidad humana. Habló de los "esclavos" de la Unión Soviética. El, sentando la más pura y alta cátedra de ignorancia, con palabras que podrían ser suscritas por los anticomunistas de todos los "pelajes", que hoy yacen mordiendo el polvo de la derrota en los vientos de la Historia, afirmó que nosotros, los comunistas, no queremos entregar la tierra a los campesinos, que no tenemos una posición clara y honesta respecto de la propiedad y que no trabajamos con pasión verdadera por los trabajadores del campo. No estamos dispuestos a aceptar impunemente a los modernos y necios sicofantes que se refocilan ladrando los anatemas del anticomunismo. El devenir del movimiento obrero puede mostrar a muchos "Lorenzinis", hoy genuflexos ante la realidad del marxismo, que se constituye en el gozne y en la preocupación de la Historia contemporánea, que cambia la vida de los pueblos y da un destino diferente a los acontecimientos humanos.
Frente a esto, no podemos sino reafirmar nuestras posiciones, absolutas y claras. Nos explicamos que exista gran ignorancia sobre el marxismo y que haya gente que no sepa absolutamente nada sobre él. Ayer, cuando hablaba el Honorable señor Lorenzini, nos preguntábamos, ¿de dónde habrá sacado esto que está diciendo?, ¿dónde lo habrá estudiado?, ¿sobre qué textos o libros se habrá inclinado para emplear un lenguaje que le aplauden el señor Luis Larraín Marín, Presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, o el señor Sergio Fernández Larraín, o, por último, los anticomunistas de todas las categorías y de todas las horas, aquéllos que se han puesto de espaldas a la realidad, los ignorantes de siempre?
Nosotros nos preguntábamos: ¿habrá leído la "Crítica del Programa de Gotha", de Carlos Marx, o "Dialéctica de la Naturaleza"? ¿Estará citando algún párrafo de Marx en "El Capital", o de Engels en "Antidühring"? ¿O esto tiene que ver con algún pasaje que ha tomado del "Manifiesto Comunista"? ¿Está planteando el pensamiento de Marx en relación con las luchas campesinas en Francia y Alemania? ¿De qué texto se habrá valido; qué habrá leído de marxismo este Honorable colega? ¿Qué sabe de esto? Cuesta ser comunista; hay que estudiar muchísimo, compenetrarse de muchas cosas, ser capaz no sólo de romper los prejuicios, sino de profundizar. Y bien interesante sería que a los que levantan la voz para hablar de marxismo, para deteriorar y deformar lo que ellos quisieran ver deteriorado y deformado, se les preguntara en un examen qué saben de marxismo. Tal vez, responderían lo que leyeron en quinto año de humanidades en el libro de Filosofía, de Gandarillas, que en ocho líneas se permite contar que el marxismo es una doctrina al servicio de un partido político. ¡Y le es suficiente a este "académico" decir ésto respecto de una ideología que hoy hace que millones y millones de seres humanos vivan y construyan bajo el régimen que ha prohijado para una nueva vida social. Este es su conocimiento del marxismo.
Nosotros no negamos que pueda haber ignorantes sobre esta materia, aunque sea menos excusable que haya hombres públicos que pertenezcan a esa categoría. En todo caso, un mínimo de respeto por la dignidad personal obliga a que cuando se ignora una materia no se abra la boca para referirse a ella. Un mínimo de honestidad obliga a una actitud de este tipo. Cuando se sostiene que nosotros estamos repudiando nuestra posición teórica y doctrinaria al negar la propiedad privada a los trabajadores, a los campesinos, se tergiversa el criterio de los comunistas en relación con la propiedad.
Somos enemigos de la propiedad privada sobre los medios de producción de la riqueza. ¡Y punto, señor Presidente! No somos enemigos de la propiedad personal sobre los bienes de uso y de consumo. Nosotros, como lo pueden comprobar quienes han visitado la Unión Soviética y recorrido los países socialistas, propiciamos el establecimiento de una sociedad en que los medios de producción de la riqueza sean colectivos, sociales, para que la riqueza que se produzca tenga este mismo carácter.
Nosotros, al aplicar nuestra doctrina, liquidamos la contradicción fundamental del capitalismo, que es la que existe entre la propiedad individual sobre los medios de producción de la riqueza y el trabajo colectivo en ellos. Lo que es privado en el capitalismo, es la propiedad sobre las fábricas, industrias, tierras, minas y, en general, sobre los demás medios de producción de la riqueza. Pero el fruto del trabajo, que es colectivo, es apropiado en el capitalismo individualmente. Esta es la gran contradicción del capitalismo. Y mientras no se destruya y liquide esta contradicción, no hay revolución posible; no hay, realmente, perspectivas de felicidad y de dignidad para el ser humano, colectiva y universalmente considerado.
El socialismo elimina un solo tipo de propiedad: la propiedad privada sobre ios medios de producción de la riqueza. Pero su vivienda, su pedazo de tierra, su casa en el campo, su automóvil y sus bienes de uso y de consumo, son propiedad personal de los trabajadores, como lo puede atestiguar cualquiera persona honesta que conozca o haya visto la realización de la doctrina marxista en los países socialistas.
Pero el Honorable señor Lorenzini es irrecuperable. Si nosotros le preguntáramos, ¿qué ocurre con el muro de Berlín?, contestaría que "se construyó para que no huyeran los alemanes de Alemania Oriental hacia Alemania Occidental, en busca de la libertad y para salvarse de la esclavitud del comunismo..."
No le importa un bledo que la Versión Oficial de la Cámara de Diputados, correspondiente a la sesión extraordinaria del día jueves 18 de noviembre ele 1965, contenga una intervención del Diputado democratacristiano, Honorable señor Fernando Buzeta que, alta, elevada y dignamente, plantea, en sus justos términos, el problema del muro de Berlín y la situación de la República Democrática Alemana. El Honorable señor Lorenzini es irrecuperable para no escuchar siquiera lo que podrían decir personas bastante más autorizadas que él, tales como el señor Presidente de la Cámara de Diputados y los señores parlamentarios que visitaron recientemente la Unión Soviética. No; a mi Honorable colega nada le importa. Los "rusos son esclavos que viven bajo la férula del comunismo dictatorial y tiránico." Estas son monsergas para niños de pecho.
Creo que correspondería, como una medida de profilaxis parlamentaria, luchar por que este tipo de necias intervenciones ya nunca más las tuviéramos en este hemiciclo. Sencillamente esto tiene que sonrojar a los propios dignos representantes del Partido Demócrata Cristiano que en la Honorable Cámara sienten real rubor al escuchar esta clase de exclamaciones y de informaciones de parte de estos personeros.
Los comunistas estimamos que esta lucha ideológica debe librarse a ultranza, que debe aclararse hasta el final, pero con autoridad moral para ello.
Ayer pregunté: ¿quién es este caballero? Me dijeron que era abogado. No sé si me equivoco. No sé si el título de abogado lo obtuvo en la feria de Talca o emana de la época de Abdón Cifuentes, en que estos títulos se "lanzaban" a diestra y siniestras. . .
El señor GUASTAVINO.-
Nosotros queremos decir, de una vez por todas, que estamos por la organización sindical en el campo, y que cualquier paso que sea necesario dar, aunque haya posteriores estudios que perfeccionen esta iniciativa, nosotros estamos dispuestos a darlo.
Ya planteamos concretamente una posición respecto del problema de la tierra. Propusimos desglosar la Constitución Política del proyecto de reforma constitucional la disposición que modifica el número 10 del artículo 10 y que dice relación con el derecho de propiedad, a fin de acelerar el despacho de esa iniciativa. Al discutirse esa modificación al número 10 del artículo 10 de la Constitución Política del Estado podría dictarse ese cuerpo legal denominado "reforma agraria". Así, en estas cuestiones precisas de la tierra, en estos asuntos que afectan decididamente a los hombres del campo, nosotros estamos dispuestos y llanos a concurrir con nuestra pasión, con nuestro fervor, con nuestra actitud y con nuestros votos a cualquier moción o indicación que haga avanzar la liberación de los campesinos y el desarrollo del agro chileno, sobre las bases de una auténtica reforma agraria.
Señor Presidente, nosotros, en fin de cuentas, queremos protestar por la forma como se emponzoñó y envenenó el debate de esta Corporación en la tarde de ayer. Y declaramos que seremos intransigentes e inflexibles para "echar a volar" nuestros planteamientos sobre este hemiciclo cada vez que la autenticidad de ellos haya sido tergiversada.
El señor GUASTAVINO.-
Por eso, lanzamos esta tarde un desafío: que se adopten algunas medidas que constituyan la base de avance hacia el camino de la sindicación, rechazando el veto del Presidente de la República a este respecto.
En seguida, propugnamos que se desglose del proyecto de reforma constitucional la disposición que modifica el número 10 del artículo 10 de la Carta Fundamental, referente a la propiedad, con el objeto de que no se tengan que buscar banderas para enarbolar, pues ellas son, a! fin de cuentas, enseñas piratas, toda vez que son anticomunistas. Y no se traiga aquí otros discursos del señor Luis La-rraín Marín, del señor Sergio Fernández Larraín, todos reaccionarios y anticomunistas, que aplaudirían la intervención que ayer tuvo el Honorable señor Lorenzini.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
¡Pero si quien leyó los discursos del señor Larraín fue su camarada, el Honorable señor Rosales!
El señor GUASTAVINO.-
Entonces, sobre la base de un debate esclarecedor, podemos definir cómo vota uno y cómo vota el otro.
Nosotros tampoco aceptamos que se diga que unimos nuestros votos a los de la Derecha en este Parlamento. Eso es inexacto. Si se trata de una medida concreta y particular, como la reforma agraria, votaremos este proyecto, con nuestras observaciones junto con la Democracia Cristiana; pero, si se trata de los lesivos Convenios del Cobre, evidentemente que ellos no contarán con nuestros votos, como no lo han contado. En esas cuestiones de fondo, unirán sus votos para detener e impedir una verdadera revolución, la Democracia Cristiana con la Derecha. Es en estas cuestiones donde queremos plantear qué es lo que hay y qué es lo que ocurre de verdad, señor Presidente.
He terminado.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Pido la palabra.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Desarrolla toda aquella vieja y conocida técnica del comunismo: todo el que no está conmigo, está contra mí técnica staliniana; el que no está conmigo...
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
...machetazo y tiro en la nuca...
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Honorable Diputado, ruego a Su Señoría dirigirse a la Mesa.
El señor ACEVEDO.-
¡Son el balón de oxígeno del capitalismo!
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
¡Honorable señor Acevedo!
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
El Honorable señor Acevedo repite aquí las frases huecas que los comunistas van repitiendo como loros por los caminos de Chile! Por eso, ya nadie les cree.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
¡Ruego a Su Señoría evitar los diálogos!
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Señor Presidente, he escuchado con mucha tranquilidad la intervención del Honorable colega señor Guastavino. Creo que todo el Hemiciclo está de acuerdo en que ella estuvo dividida en dos partes: en una, ha pretendido darnos una interesante clase acerca de la doctrina del Partido Comunista, y en la otra parte, en forma intemperante e injusta, en términos que ojalá nunca más se pronunciaran en esta Cámara -para repetir las mismas palabras del Honorable colega...
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PONTIGO.-
¡Tendría que empezar Su Señoría!
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
...se ha referido al Honorable señor Lorenzini.
El Honorable señor Guastavino podrá tener las ideas que quiera; nadie le va a privar que las tenga. Hemos demostrado tener suficiente tranquilidad como para escuchar y reconocer el derecho que tiene de plantearlas. Nosotros respetamos su derecho para ello....
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
...pero lo curioso es que cuando hay alguien que, como el Honorable señor Lorenzini, no participa de sus ideas y las combate, entonces, monta en cólera y dice que es poco inteligente y llega aún a poner en duda su título de abogado, legítimamente obtenido.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Por eso, es penoso y lamentable que el Honorable colega Guastavino, persona inteligente, caiga en esta forma de sectarismo, inaceptable en la Cámara y en este país libre y democrático.
Bien. Luego de plantear mi protesta en este orden de cosas, deseo llegar un poco más a fondo.
El Honorable señor Guastavino, además de referirse a la Universidad de Chile en términos realmente insultantes, los cuales seguramente la inmensa mayoría de la Cámara de Diputados no acepta ni comparte, ha manifestado que el actual Gobierno no ha sido capaz de llevar adelante una revolución como la prometida al pueblo y, en una especie de sofisma, plantea, frente a la tesis marxista, la tesis capitalista, como si los democratacristianos estuviéramos de acuerdo con la tesis del capitalismo...
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Decía, frente a las expresiones concretas del Honorable señor Guastavino, vertidas en la parte seria de su discurso...
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
¡Sí, señores Diputados! La primera parte fue seria: un planteamiento muy respetable en relación con su doctrina. Yo no lo comparto, pero respeto a quien lo formula con honestidad. Lo que no es aceptable y creo que nadie puede compartir, son los insultos dirigidos a un colega.
Pero vamos al fondo. Sabe el país que el día 22 de noviembre del presente año el Excelentísimo señor Frei, en presencia de lo más representativo del país -y digo lo más representativo porque fue un acto que, en especial, con la asistencia de los dirigentes campesinos- puso su firma al proyecto de reforma agraria. Lo hizo en los salones de la Moneda, con los dirigentes campesinos allí, junto a él, en el Palacio de Gobierno, cerrado siempre antes a los pobres, a la voz del campesino y abierto ahora para ellos por este Gobierno.
El señor ACEVEDO.-
¿Y los que estaban en la calle?
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
También el pueblo estaba en la calle, porque 20 mil personas no caben en los salones de la Presidencia de la República.
Señor Presidente, tal como lo planteó el movimiento nacional y popular que encabezó nuestro partido, durante toda la última campaña electoral y desde su nacimiento a la vida política hemos afirmado que la reforma agraria es ineludible e indispensable y que constituye el único camino no violento para superar la etapa del subdesarrollo económico y social en que está sumido nuestro país.
En efecto, con la reforma agraria comenzará nuestra verdadera independencia económica, al librarnos de la necesidad de gastar 150 millones de dólares al año en la importación de alimentos, al permitirnos la instalación de 100 mil nuevos propietarios, y al hacer posible el mejoramiento de las condiciones de vida del campesinado, incorporando al consumo nacional a más del 30 por ciento de la población, con lo cual se abren nuevos mercados para la industria manufacturera nacional.
Con la reforma agraria, Honorable colegas, se satisfará la necesidad de planificar racionalmente la distribución de las aguas, a fin de proveer de este elemento a las ciudades y a las zonas rurales, para su uso doméstico, industrial y agrícola, sin las limitaciones que ha impuesto el sistema inicuo que ha imperado y ha regido en nuestro país hasta ahora.
Mediante ella, se terminará con las injusticias de la actual distribución de la propiedad y de los beneficios de la tierra y de las aguas, que hasta el momento ha constituido un obstáculo para el bien común.
De esta manera, el Estado cumplirá con el deber de ejercitar su derecho de legislar, a fin de hacer cumplir a la propiedad agrícola su verdadera función social.
Además, Honorables colegas, con la obra que está realizando nuestro Gobierno, s.2 abren nuevas perspectivas y se ensancha el horizonte de los hombres que durante generaciones han trabajado la tierra, no para sí mismos, sino para el patrón del fundo y para que, verdaderamente, gracias a su trabajo y a su esfuerzo, se haya alimentado el resto del país.
Nuevas estructuras se van creando en este orden de cosas.
Al tratar este veto del Ejecutivo, me detengo especialmente en la reforma agraria, porque ella demuestra la voluntad férrea de nuestro Gobierno para realizar las transformaciones necesarias entre nosotros.
La aplicación de la reforma agraria, cuyo proyecto estudia la Comisión de Agricultura de la Cámara, constituye, pues, el proceso masivo, drástico, rápido, planificado y democrático para incorporar a los campesinos a la propiedad de la tierra, integrándolos a la sociedad, con todos sus deberes, pero también con todos sus derechos, y para aumentar la producción, a fin de que el país se autoabastezca.
Este proceso se realizará por etapas. Somos claros, precisos y limpios al declararlo. Las tierras incorporadas a la reforma agraria provendrán de los fundos mal explotados, abandonados o excesivamente grandes, los que, una vez expropiados, serán entregados a los trabajadores de los mismos predios, a los vivientes en ellos, mediante el sistema de los asentamientos. Durante esta etapa, los campesinos, reunidos en comités y asesorados técnicamente por la Corporación de la Reforma Agraria, se habituarán a asumir responsabilidades de administración y ejecutividad, gozando, desde ese momento, de las ganancias de su producción y utilizando la experiencia que durante años han adquirido en ¡a explotación de esos mismos predios, pero para beneficio de otros.
Después del asentamiento, que dura aproximadamente dos años, la Corporación de la Reforma Agraria asignará las tierras en dominio individual...
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
¿Me permite, Honorable Diputado? Ha terminado el tiempo de su segundo discurso.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
¿Del segundo discurso?
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Sí, Su Señoría también habló ayer sobre esta materia.
El señor HURTADO (don Patricio).-
Démosle tiempo para terminar su discurso.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Lo lamento, porque le estaba explicando al señor Guastavino, que haremos una verdadera revolución, en los hechos, y no en las palabras.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Honorable señor Valenzuela Valderrama, ruego a Su Señoría guardar silencio.
El señor FIERRO.-
Pido la palabra.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor FUENTES (don César Raúl).-
¿Me permite una interrupción.
El señor FIERRO.-
A nadie le permitiré interrupciones.
En los organismos que realizarán y aplicarán la reforma agraria, no tienen representación los campesinos. Eso los Honorables colegas no pueden desconocerlo.
A los colegas les entregaron el proyecto y los citaron a La Moneda para instruirlos acerca de cómo tienen que votarlo aquí.
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
¡Honorable señor Patricio Hurtado!
El señor MONTT.-
¡Eso es una falsedad !
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor FIERRO.-
Señor Presidente, ayer se empezó a tratar el veto al proyecto que modifica algunos artículos del Código del Trabajo respecto de la sindicación campesina.
Recuerdo que, cuando este proyecto se discutió en la Cámara, los Honorables colegas de la Democracia Cristiana "rompieron lanzas" por él, señalando sus beneficios y virtudes. Nosotros lo votamos favorablemente, no porque fuera la mejor legislación para amparar la organización de los sindicatos agrícolas, sino porque era el mal menor. El FRAP se encontraba en minoría en el Congreso. Además, aquí siempre se aprueban los proyectos, buenos o malos, que envía el Ejecutivo, de acuerdo con sus conveniencias pasajeras- Nosotros concurrimos con nuestros votos a aprobarlo, para que se convirtiera en ley, y el campesinado de Chile comenzara a organizarse.
Pero el Gobierno ha enviado el veto que conoce la Cámara y que ha dado motivo a que el colega Lorenzini haya lanzado ayer toda clase de epítetos, injurias y mentiras contra los partidos del FRAP. No me haré cargo de sus expresiones en lo que al Partido Socialista se refiere, porque esto y mucho más esperamos de estos falsos revolucionarios a quienes la más leve llovizna convierte en trapos...
El señor FIERRO.-
Los Diputados Socialistas rechazaremos el veto del Ejecutivo, porque pensamos que ésta no es la forma de proceder frente a los campesinos.
El colega señor Valenzuela Valderrama ha hablado mucho sobre la reforma agraria. Pía dictado cátedra sobre los beneficios que ella traerá al campesino chileno. Pero resulta que, en la elaboración del proyecto de reforma agraria, no han sido tomados en cuenta para nada aquellos a quienes se piensa hacer justicia, entregándoles la tierra.
El señor FIERRO.-
Por lo tanto esto no es sino propaganda, la cual se realiza, como siempre, aprovechándose de la infernal maquinaria publicitaria con que cuenta el Ejecutivo y de los "activistas" a sueldo, pagados con dinero fiscal, de todos los chilenos, que recorren los campos haciendo demagogia con este proyecto sobre reforma agraria.
A no mediar la lucha de los propios campesinos, que han derramado su sangre para conseguir una parcela, este Gobierno no habría enviado este proyecto al Congreso.
El señor FIERRO.-
El diario trae la noticia, penosa para nosotros,...
El señor GARAY.-
¿Qué diario?
El señor FIERRO.-
...del fallecimiento del campesino baleado por la policía en el fundo "Los Cristales", en Curicó. Por la presión de los propios campesinos, el Gobierno se vio en la obligación perentoria de enviar el proyecto. No es ésta una iniciativa del Partido Demócrata Cristiano.
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor FIERRO.-
Los Diputados socialistas hemos concurrido honestamente con nuestros votos a la aprobación de cada uno de los proyectos del Ejecutivo que benefician en forma efectiva a las personas a quienes se desea hacer justicia. Por eso, concurrimos con nuestros votos para que el proyecto que modifica el Código del Trabajo y posibilita la organización de los sindicatos agrícolas fuera despachado favorablemente por la Cámara.
Ahora, con la misma honestidad y franqueza, rechazaremos el veto del Ejecutivo, por las razones que ha dado nuestro Honorable colega Guastavino y por las que acabo de expresar, en nombre de los Diputados socialistas.
El señor FUENTES (don César Raúl).-
Pido la palabra.
El señor RODRÍGUEZ (don Manuel).-
Pido la palabra.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor César Raúl Fuentes; a continuación, queda inscrito el Honorable señor Manuel Rodríguez Huenumán.
El señor FUENTES (don César Raúl).-
Señor Presidente, yo había pedido una interrupción al Honorable señor Fierro, en el momento oportuno, porque deseaba solicitarle que tuviera la bondad y, al mismo tiempo, la responsabilidad de fundamentar lo que estaba diciendo.
En el fondo, aquí hay un problema de altura moral. El Honorable colega ha lanzado un conjunto de acusaciones sin ningún fundamento serio. Esto es inaceptable e impide mantener un diálogo constructivo en la Cámara.
El señor ACEVEDO.-
¿Por qué no le dijo lo mismo al señor Lorenzini?
El señor FUENTES (don César Raúl).-
Con mucho gusto y. a pesar de que no me la ha pedido, le ofrezco una interrupción al Honorable señor Acevedo, para que exprese las observaciones que desee hacer; pero, al mismo tiempo, le pido que respete mi derecho a usar de la palabra y no me interrumpa en esta forma.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Honorable señor Acevedo, el Honorable señor Fuentes le ofrece una interrupción. ¿Desea hacer uso de ella Su Señoría?
El señor ACEVEDO.-
Sí señor Presidente.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Puede usar de la palabra Su Señoría.
El señor ACEVEDO.-
Señor Presidente, deseo manifestar al Honorable señor Fuentes, que este debate ha tenido como punto de partida, el discurso pronunciado por el señor Lorenzini en la sesión de ayer. Si él estima que algunas afirmaciones hechas en el debate de hoy no están debidamente fundadas, la misma actitud debió haber tenido ayer, cuando su colega Lorenzini lanzó exabruptos y expresiones evidentemente extemporáneas.
Eso es todo.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Puede continuar el Honorable señor Fuentes.
El señor FUENTES (don César Raúl).-
Señor Presidente, quiero contestarle al Honorable colega que los exabruptos partieron, precisamente, desde los bancos del
Partido Comunista. Si revisa la versión taquigráfica, verá que la exposición del señor Rosales estuvo muy debajo de la altura a que debe mantenerse el debate en la Cámara de Diputados.
Si volvemos al origen de todos estos problemas, quizás no nos pondremos de acuerdo. Pero, en lo que sí vamos a concordar es en que una mala actitud no puede justificar otra. Creo que todos los Honorables colegas han llegado a esta Cámara -o así debiera serlo- porque tienen altura moral para conducirse correctamente y refutar al adversario con argumentos, aunque muchas veces él no exponga sus puntos de vista con la mesura debida.
Por eso, le pido al Honorable señor Fierro que no lance acusaciones de este tipo sólo porque no le ha gustado la exposición de otro colega. El debe fundar sus puntos de vista en antecedentes y de acuerdo con sus convicciones.
Hago constar mi protesta contra estas actitudes, porque creo que no puede continuar la irresponsabilidad que, normalmente observamos en los discursos de algunos colegas.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Rodríguez, don Manuel; a continuación, están inscritos los Honorables señores Pontigo y Silva Ulloa.
El señor RODRÍGUEZ (don Manuel).-
Señor Presidente, quiero decirle a mi Honorable colega señor Fermín Fierro que, aunque soy parlamentario por la provincia de Arauco, como indio, tengo que visitar a mis correligionarios y camaradas. Allá no hay mayoría democratacristiana, pero nos hacemos cargo del dolor humano de los campesinos.
La Corporación de la Reforma Agraria ha expropiado ya varios fundos para instalar familias de campesinos como lo comprobé al recorrer todo el departamento de Cañete, hasta Tirúa, hace más o menos, dos meses.
Debo adelantar al Honorable colega que, para reubicar las reducciones indígenas, no hemos hecho distingo entre el indio y el que no lo es. Simplemente, los hemos considerado a todos chilenos. Ni siquiera mencionamos la reforma agraria, porque estamos conscientes de la responsabilidad que ellos van a adquirir y que ya están adquiriendo en este momento en la región de Arauco. Por eso, en los fundos ya expropiados y en los que se van a expropiar, respetamos las organizaciones campesinas de base. Primero, damos oportunidad a quienes viven en los predios expropiados y, en seguida, a los grupos organizados, incluso a los formados por el Honorable colega. Se han constituido también los llamados comités de aspirantes a colonos. Queremos darles responsabilidades, para entregarles tierra.
Dentro de los planes de la reforma agraria, se considera también la recuperación de las dunas. En el invierno se colocará un pasto especial que cubrirá en forma rápida esos terrenos. Así se recuperarán cerca de tres mil hectáreas en la provincia de Arauco.
Asimismo, es necesario trazar lo que podríamos llamar una columna vertebral de buenos caminos. Para ello, desde Tirúa so empezará a limpiar la parte más difícil del terreno, a fin de dar acceso a las reducciones indígenas de Cautín por Tirúa y, al mismo tiempo, dar salida a Cañete y Curanilahue hacia el sur de la provincia.
Señor Presidente, tenemos conciencia de que los campesinos están diseminados por todo el país sin que nadie defienda sus derechos. Por eso, este Gobierno demócrata-cristiano se hará responsable de la solución de sus problemas.
Por otra parte, cuando los camaradas del FRAP forman un sindicato, nosotros también lo integramos; ojalá que cuando nosotros organicemos uno, ellos hagan otro tanto, para no quebrar este paralelismo sindical existente en el campo. Hemos visto que los campesinos se unen a la primera organización que se forma y, si es verdad que deseamos darles responsabilidad, no debemos atender a sus ideas políticas para defenderlos. Por eso, pido al Honorable señor Fermín Fierro que nos ayude; que no exalte a la gente de nuestra provincia, sino que les dé responsabilidades. Eso es indispensable si se desea que en el futuro los asentamientos sean una realidad absoluta, y, a través de ellos obtener mayor producción de riquezas en el país.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Pontigo.
El señor MUGA.-
¿Qué hicieron cuando tuvieron Ministros en un Gabinete?
El señor PONTIGO.-
Señor Presidente, el veto al proyecto sobre sindicación agrícola ha traído al debate una serie de materias y, entre ellas, como es natural, la reforma agraria.
A través de las palabras del Honorable señor Tejeda, hemos dejado claramente establecido que la actitud del Gobierno y de la Democracia Cristiana en relación con este proyecto de ley es inconsecuente con lo que ofrecieron al país, y que este veto crea serias dificultades al campesino para organizarse sindicalmente. Y las provoca en un momento extraordinariamente importante y difícil para el desarrollo de la lucha del pueblo por alcanzar una real y efectiva reforma agraria.
En nuestro concepto, las observaciones del Ejecutivo solamente favorecen a los grandes terratenientes, a los latifundistas, a quienes quieren impedir que en Chile se desarrolle el proceso de la reforma agraria, por la cual nuestro pueblo, en especial los campesinos, han venido batallando durante casi medio siglo.
Oí con bastante atención las expresiones del Honorable señor Héctor Valenzuela Valderrama cuando respondía al Honorable colega señor Guastavino. En su discurso, al parecer, pretendió crear la impresión ante la Honorable Cámara y, a través de la Versión Oficial, ante el país, de que la Democracia Cristiana trata de convencernos a comunistas y socialistas de la necesidad de hacer la reforma agraria en Chile...
Varios señores DIPUTADOS.-
¡No!
El señor PONTIGO.-
Así comenzó a explicar el contenido y sentido que, en su concepto, tiene la reforma agraria, basándose en el proyecto del Gobierno.
Quiero aclarar este problema. ¿Por qué, señor Presidente? Porque nadie puede quitar a los comunistas chilenos el gran honor de haber sido los primeros en levantar la bandera de lucha por la reforma agraria en nuestro país.
El señor PONTIGO.-
Nuestra labor de medio siglo ha ido creando conciencia nacional sobre la necesidad, de efectuar una reforma agraria que abra un camino distinto en la vida de Chile, proporcione al campesino un poder consumidor y posibilite el desarrollo de nuestra industria.
Nadie está más de acuerdo que nosotros en la idea de realizar esta reforma. Por eso, apoyamos, en general, el proyecto del Gobierno. En la discusión particular expondremos nuestro pensamiento, basados en la experiencia que nos ha dado la vida y la lucha junto al obrero agrícola.
Nuestro Honorable colega Luis Guastavino recordó en esta Sala a los mártires de las luchas campesinas. Yo también deseo rememorar ahora un hecho muy importante. Hace 37 años, aproximadamente, hubo una matanza de campesinos en la hacienda "Tranquilla", de la comuna, de Salamanca, cuando ella pertenecía al departamento de Petorca. Estos inquilinos bregaban por su libertad y por el derecho de organizarse. Hasta esa hacienda llegó la policía para impedir una concentración de obreros agrícolas y, cuando éstos quisieron exponer su pensamiento y explicar qué deseaban y a qué aspiraban, junto a sus mujeres e hijos, los carabineros les dispararon. Entonces, los campesinos lacearon a dos policías y con sus caballos y lazos se defendieron de la política reaccionaria de aquella época, que les impedía obtener los derechos que hoy están conquistando.
Pues bien, hoy se está realizando en Salamanca un gran experimento: 1.400 familias desarrollan allí un nuevo tipo de trabajo, el cual les abrirá nuevas perspectivas en su porvenir. Y esto es consecuencia de aquella lucha.
Por lo tanto, nadie puede hoy aparecer como padre de esta idea. Sí durante la Administración del señor Alessandri se despachó una ley sobre reforma agraria, denominada por nosotros "reforma agraria de macetero", ella fue producto de la lucha y la presión del pueblo sobre un gobierno reaccionario, que se vio obligado a promulgarla, aunque resultó inútil e inoperante en la práctica.
El señor ESCORZA.-
Me permite una interrupción, Honorable colega?
El señor PONTIGO.-
Y si el actual Gobierno ha presentado otro proyecto sobre reforma agraria, ello ha sido también consecuencia de las luchas de nuestro pueblo. Y, querámoslo o no, en esta u otra etapa de nuestra historia, cualquier partido político en el poder tenía que recoger la expresión de la voluntad mayoritaria de la nación.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Entonces llegó al poder la Democracia Cristiana y lo realizó.
El señor PONTIGO.-
Todos, en una u otra medida, hemos contribuido en la lucha por la reforma agraria. Lo que interesa ahora es unir al pueblo en torno de los campesinos a fin de que ésta no sea frustrada. Debemos unir al mediero, al inqui-lino, al pequeño propietario, al arrendatario de tierras, o al que no las posee y quiere tenerlas, a los centros de madres, a los clubes deportivos y a los centros culturales, para atacar la subversión reaccionaria y despejar las dificultades del camino, a fin de abrir las perspectivas nuevas pollas cuales tantos años hemos venido luchando.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Eso es lo que está haciendo la Democracia Cristiana.
El señor PONTIGO.-
Nadie puede pretender presentarnos unidos a los reaccionarios y en oposición al Gobierno del señor Freí frente al proyecto de reforma agraria. Eso podría hacerse o por desconocimiento de la verdad o por mala fe. Hay que dejar las cosas en su lugar.
Termino reiterando que nadie puede quitarnos a los comunistas el honor de haber sido los primeros en levantar esta patriótica y democrática bandera. Hoy llamamos a los obreros y los maestros a recorrer los campos para levantar el espíritu combativo de los campesinos a fin de abrir el surco tan necesario para darle un nuevo destino a nuestra Patria.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
¡Ese es el destino de la Democracia Cristiana: abrir el surco!
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Silva Ulloa.
Restan cinco minutos para el término del Orden del Día.
El señor SILVA ULLOA.-
He concedido una interrupción al Honorable señor Fierro, señor Presidente.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Con la venia de Su Señoría, tiene la pa-labra el Honorable señor Fierro.
El señor FIERRO.-
Señor Presidente, como se trata de dejar las cosas en su lugar, quiero aclarar solamente lo que decía mi Honorable colega de la Democracia Cristiana, cuando hablaba de que en la provincia de Arauco se había hecho la reforma agraria.
Durante el régimen pasado había varias hijuelas de propiedad de indígenas en esa provincia: y mucho antes de que se dictara la ley N° 15.020, sobre reforma agraria, en el Gobierno pasado, la ex Caja de Colonización Agrícola expropió varios fundos en la provincia de Arauco, que habían sido solicitados y tomados por los campesinos. Por lo tanto, mi Honorable colega está equivocado cuando afirma que la Corporación de la Reforma Agraria, y en especial este Gobierno, han expropiado y comprado fundos en dicha provincia.
Debo reconocer que el fundo "Paicaví"' y la hijuela "Sara N° 2", ubicadas, respectivamente, en el departamento de Cañete y
en la comuna de Los Alamos, que no alcanzan a reunir, entre ambas, tres mil hectáreas, fueron comprados por dicha Corporación durante la Administración actual y ni siquiera se han hecho las actas de asentamiento. Por lo tanto, mi Honorable colega no puede sostener ante la Honorable Cámara que este Gobierno ha expropiado fundos para ubicar allí a los indígenas; por cuanto ha sido el resultado de la propia lucha de los campesinos. Repito, como dijera denantes, que esto se obtuvo en el régimen pasado, cuando la Caja de Colonización Agrícola, antes de la dictación de la ley N° 15.020, compró, en dinero contante y sonante, los fundos que ahora ha entregado en parcelación a los campesinos.
Muchas gracias. Honorable colega.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Puede continuar el Honorable señor Silva Ulloa.
El señor SILVA ULLOA.-
Señor Presidente, lamento no poder completar mi pensamiento en el escaso tiempo que nos queda. No voy a hacerme cargo de las expresiones del Honorable colega señor Lorenzini, que han sido respondidas por los Honorables colegas señores Guastavino y Fierro.
Quiero concretarme al problema de la sindicación campesina. Tenemos fundamentos para rechazar la observación del Ejecutivo. No sostenemos que el proyecto aprobado por el Congreso Nacional sea ideal, pero puede ser perfeccionado. La misma facultad que ejerció Su Excelencia el Presidente de la República para formularle observaciones y rechazarlo totalmente, pudo haber servido para mejorarlo.
Para nosotros resulta verdaderamente incalificable esta conducta.
Como deben recordar los Honorables colegas, a principios de este año, cuando se discutió la actual ley N° 16.250, de reajustes de sueldos y salarios, la Cámara de Diputados, incluso con los votos de la Democracia Cristiana, aprobó el artículo 154, que establecía la sindicación campesina. Su texto es el siguiente: "Establécese el derecho a constituir sindicatos a los obreros agrícolas, de acuerdo con las disposiciones señaladas por el artículo 362, Libro III Título I del Código del Trabajo.
"Deróganse todas las disposiciones vigentes que contravengan el presente artículo."
Su Excelencia el Presidente de la República vetó este artículo, sustituyéndolo por otro que constituía una verdadera aberración, porque reemplazaba la sindicación campesina por una Comisión especial, integrada por el Ministro del Trabajo y Previsión Social, el Subsecretario del Trabajo y el Director del Trabajo; dos profesores universitarios; tres representantes de las asociaciones patronales o empresariales y tres representantes de las asociaciones sindicales de trabajadores...
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
¿Me permite, Honorable Diputado? ha terminado el Orden del Día.
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