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    • rdf:value = " El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).- Tiene la palabra el Diputado señor Alberto Espina. El señor ESPINA (de pie).- Señor Presi­dente, hay personas en que el horizonte de sus vidas está siempre cercano; otras, en las que su visión de la vida y la frontera del horizonte que se trazan durante su existencia no tienen límites para soñar y construir. Son los realizadores de cada día que, al mismo tiempo, con su coraje, entusiasmo y convic­ción, son simultáneamente precursores de obras que deben concretarse en el futuro. Son los que construyen los senderos que, a través del tiempo, serán recorridos por las generaciones futuras. Uno de estos seres excepcionales fue don Juan Goñi, a quien hoy rendimos homenaje. Muchas fueron las actividades que esti­mularon la mente audaz y creativa de don Juan Goñi; guardiamarina, egresado de la Escuela Naval, empresario y periodista, abogado y profesor en la Universidad Cató­lica, que lo formó. En todos estos escenarios se destacó por su inteligencia, honestidad y capacidad de entrega a las obligaciones que adquiría. En todos ellos dejó la huella de su valiosa di­mensión humana, que lo proyectó como un hombre íntegro, consecuente en sus acciones con su pensamiento y, por lo mismo, respe­tado por todos. Pero fue en el deporte, y singularmente en el fútbol, donde Juan Goñi volcó la po­tencialidad de su humanidad y de su capaci­dad de servicio a la sociedad. El fútbol lo conoció en todas sus expre­siones. Fue jugador en las series menores de Colo Colo, seleccionado de la Escuela Naval y notable dirigente del fútbol chileno. En 1955 asumió el cargo de Presidente de la Asociación Central de Fútbol y, desde ese cargo, fue uno de los artífices y protagonis­tas que permitieron que Chile fuera sede del acontecimiento deportivo más trascendente que se ha desarrollado en nuestro territorio: el Campeonato Mundial de Fútbol de 1962. Esta competencia de nivel mundial fue señera en nuestra vida deportiva, tanto por la gestación talentosa y audaz que fue necesa­rio realizar para obtener la sede de ese cam­peonato, como por la organización perfecta que se llevó a efecto en momentos en que nuestro país aún sufría las huellas del dra­mático terremoto ocurrido tiempo antes. Hace más de 30 años en el mundo depor­tivo en general y, particularmente, en Euro­pa, existía una gran desconfianza acerca de la capacidad de un país en vías de desarrollo y ubicado al final del mundo para organizar con prolijidad, responsabilidad e idoneidad tal acontecimiento. La acción de don Juan Goñi y del Comité Organizador representó un desmentido ta­jante a tal desconfianza y, muy por el con­trario, sirvió para incrementar a nivel mun­dial el prestigio de nuestro país como una nación que cumple con los compromisos asumidos. Como dirigente, don Juan Goñi prestigió al deporte y al fútbol chileno; aún más, su personalidad trascendió nuestras fronteras y en su calidad de Vicepresidente de la Fifa fue una expresión calificada del fútbol su­damericano. Se unió, así, a la personería que en la década del 50 tuvo el destacado diplomático y dirigente de Magallanes, don Manuel Bianchi Guardián, quien ejerció, también de manera brillante, el cargo de Vicepresidente de la Fifa. Quizás, uno de los aspectos más trascen­dentes del legado como hombre público ligado al mundo del deporte que nos dejó don Juan Goñi, fue haber tenido el talento y la visión de percibir que el fútbol, y el de­porte en general, no sólo puede ser una acti­vidad recreativo-profesional, sino que su gran valor es ser una actividad que cumple una valiosa función social y, cuando es bien desarrollada, contribuye decisivamente a la formación sana e integral, en especial de los jóvenes. Con su fallecimiento, don Juan Goñi ha iniciado el viaje por senderos de paz que antes recorrieron Carlos Dittborn, Juan Pinto Durán, Ernesto Alvear y Manuel Bianchi, los protagonistas del Campeonato Mundial de Fútbol de 1962. Juntos estarán en el Cielo para rememorar, al margen del tiempo, ese acontecimiento que aún emociona a los chi­lenos. Hay algo simbólico en la muerte de don Juan Goñi: falleció cuando se desarrollaba el actual Campeonato Mundial de Fútbol; esto es, sus ojos se cerraron, iluminados por una de las pasiones de su vida, el deporte y el fútbol, a los que sirvió como sólo lo hacen los grandes hombres: con talento, responsa­bilidad y amor por su causa. En nombre de Renovación Nacional, rindo homenaje a un ciudadano excepcional y a un deportista que nos ha dejado una hue­lla imborrable, y expresamos a su distingui­da esposa, a sus nietos, a sus hijos, a su fa­milia y al mundo del deporte nuestro senti­miento y aprecio por un hombre que siempre dejó el nombre de Chile en alto. ¡Un gran hombre, don Juan Goñi! He dicho. "
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