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- rdf:value = " REFORMA CONSTITUCIONAL SOBRE INTEGRACIÓN DE CÁMARA DE DIPUTADOS. INFORME DE COMISIÓN MIXTA
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Corresponde ocuparse del informe de la Comisión Mixta, formada en virtud del artículo 70 de la Constitución Política de la República, recaído en el proyecto de reforma constitucional en materia de integración de la Cámara de Diputados.
--Los antecedentes sobre el proyecto (9078-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de reforma constitucional (moción de los Senadores señores Espina, Larraín Peña, Rossi, Tuma y Walker, don Patricio):
En primer trámite, sesión 50ª, en 28 de agosto de 2013.
En trámite de Comisión Mixta, sesión 72ª, en 26 de noviembre de 2013.
Informes de Comisión:
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento: sesión 51ª, en 3 de septiembre de 2013.
Mixta: sesión 78ª, en 10 de diciembre de 2013.
Discusión:
Sesiones 54ª, en 10 de septiembre de 2013 (queda pendiente la discusión general); 55ª, en 10 de septiembre de 2013 (se aprueba en general y en particular).
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
La divergencia suscitada entre ambas ramas del Congreso deriva del rechazo de esta iniciativa, en el segundo trámite constitucional, en la Cámara de Diputados al no alcanzarse el quórum requerido para aprobar en particular el texto previamente despachado por el Senado.
Nuestra Corporación, en el primer trámite constitucional, aprobó un proyecto que introducía dos modificaciones a la Constitución:
1) Sustituía el inciso primero del artículo 47 por el siguiente:
"La Cámara de Diputados está integrada por miembros elegidos en votación directa por distritos electorales. La ley orgánica constitucional respectiva determinará el número de diputados, los distritos electorales y la forma de su elección.".
2) Reemplazaba los incisos segundo y tercero de la disposición decimotercera transitoria por el siguiente texto:
"Las modificaciones a la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios que digan relación con el número de senadores y diputados, las circunscripciones y distritos existentes, y el sistema electoral vigente, requerirán del voto conforme de las tres quintas partes de los diputados y senadores en ejercicio.".
Por su parte, la Cámara Baja, en el segundo trámite constitucional, aprobó la idea de legislar, pero en la discusión en particular rechazó el proyecto por no reunir el quórum constitucional requerido.
La Comisión Mixta, como forma de resolver la divergencia entre ambas Cámaras, sugiere aprobar el texto acordado por el Senado en el primer trámite constitucional.
Dicha proposición se acordó por mayoría de sus integrantes: votaron a favor los Senadores señora Alvear y señores Espina, Carlos Larraín y Patricio Walker y los Diputados señores Burgos, Cristián Monckeberg y Tuma; se pronunciaron en contra los Diputados señores Barros y Squella, y se abstuvo el Senador señor Hernán Larraín.
Cabe hacer presente que las normas contenidas en la iniciativa de reforma constitucional requieren, para su aprobación, quórum de tres quintas partes de los Senadores en ejercicio, esto es, 23 votos favorables.
En el boletín comparado que Sus Señorías tienen a disposición se consigna el texto que se propone aprobar.
El señor PIZARRO (Presidente).-
En discusión el informe de la Comisión Mixta.
Tiene la palabra el Senador señor Patricio Walker.
El señor WALKER (don Patricio).-
Señor Presidente , la Comisión Mixta aprobó el texto despachado por el Senado en el primer trámite constitucional, el mismo que fue acogido en general en la Cámara de Diputados durante el segundo trámite. Desgraciadamente, en la votación en particular no se alcanzó el quórum necesario: 61 votos a favor, en vez de 62.
El señor CHAHUÁN .-
Faltó gente de la Concertación.
El señor WALKER (don Patricio).-
Así es. En realidad, de todos los partidos, incluidos los de la Alianza.
Quiero señalar que en enero de 2013 se rechazó una insistencia del ex Presidente Ricardo Lagos sobre un proyecto de reforma constitucional que, entre otras materias, buscaba eliminar el guarismo 120 del artículo 47 de la Carta. Al día siguiente, el Senador Chahuán presentó una moción para modificar el sistema electoral. En ese minuto, el Senador Escalona -lo señaló en la Sala también el Honorable señor Tuma - propuso que se mandatara a la Comisión de Constitución para traer una propuesta al Senado.
Dicho órgano técnico se reunió en 16 ocasiones. Escuchamos a cientistas políticos, a abogados, a expertos electorales de todos los partidos; se hicieron simulaciones; analizamos los problemas del sistema binominal, en fin.
Más adelante, se llegó a un acuerdo entre Renovación Nacional y la Nueva Mayoría. Subrayo "la Nueva Mayoría" porque lo firmaron los jefes de bancada del Partido Socialista, Fulvio Rossi , y del PPD, Eugenio Tuma , más la Senadora Alvear y quien habla. Por RN lo suscribieron los Honorables señores Francisco Chahuán , Carlos Larraín y Alberto Espina .
Tuvimos que ir a Comisión Mixta, debido a la situación que se produjo en la Cámara Baja respecto del quórum. En dicho órgano, por siete votos a favor, dos en contra y una abstención, se aprobó el texto sometido a discusión esta tarde, el cual es muy simple.
En primer término, cabe señalar que el inciso primero del artículo 47 de la Constitución prescribe: "La Cámara de Diputados está integrada por 120 miembros elegidos en votación directa por los distritos electorales que establezca la ley orgánica constitucional respectiva.".
Se propone remplazarlo por el siguiente: "La Cámara de Diputados está integrada por miembros elegidos en votación directa por distritos electorales. La ley orgánica constitucional respectiva determinará el número de diputados, los distritos electorales y la forma de su elección.".
Lo relevante de esta norma es que se elimina el guarismo "120", lo que da mayor flexibilidad al proyecto que modifica la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios para determinar el número de parlamentarios, de distritos, de circunscripciones, etcétera.
En segundo lugar, esta reforma plantea que los cambios que digan relación con el número de miembros de ambas Cámaras, entre otras materias, "requerirán del voto conforme de las tres quintas partes de los diputados y senadores en ejercicio".
Señor Presidente , ahora tenemos una oportunidad histórica. Después de 23 años, podremos eliminar el sistema binominal, que es poco competitivo, poco representativo, y que tiende al empate político. La gente, cuando va a votar, muchas veces siente que da lo mismo ser mayoría o minoría. Este sistema electoral en el pasado ha generado distorsiones en un sector político. Algunos dirán que hoy día las ha creado en otro. Eso no es lo relevante. ¡Debemos legislar no con la calculadora en la mano, sino pensando en Chile!
En tal sentido, debemos desempatar esta democracia; contar con un sistema más competitivo, más representativo, y bajar los umbrales de ingreso al Congreso Nacional.
En la actualidad, un candidato perteneciente a un conglomerado o a un partido necesita el 34 por ciento de los votos para asegurarse un escaño en el Parlamento. Una vez que aprobemos -esperamos que así sea- el proyecto que modifica la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios, naturalmente que los umbrales de acceso van a bajar, por ejemplo, a 20 o 15 por ciento, en promedio, en los distritos de cuatro y seis cupos, respectivamente. Y si hay más listas, más candidatos, aquellos bajarán aún más.
¿Qué significa eso? Que caen las barreras de ingreso.
Y ello no afecta la gobernabilidad, como algunos han afirmado, porque se podrán formar pactos electorales.
En consecuencia, este proyecto es un primer paso para el segundo que queremos dar: modificar las leyes orgánicas, en las cuales todos podrán hacer sus alegatos.
A las regiones extremas, por ejemplo, les gustaría contar con tres diputados, en vez de dos. Será factible defender ese planteamiento en su minuto. Pero hoy día estamos analizando una reforma constitucional muy simple, que consiste en eliminar el guarismo "120".
Si se llega a aprobar el proyecto que hemos acordado con Renovación Nacional, no se logrará todo lo que queremos. Hay que aclararlo. Porque a nosotros nos gustaría decirle "chao" cien por ciento al binominal; eliminarlo totalmente. Pero, para eso, debemos llegar a acuerdo, pues se requiere el voto de los tres quintos de los parlamentarios para avanzar en ese sentido.
Y lo perfecto es enemigo de lo bueno.
¿Qué hubiese pasado el 2005 si al Presidente Lagos le hubiéramos dicho: "No queremos suprimir los Senadores designados y tampoco terminar con la inamovilidad de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, si no se elimina el binominal"? Probablemente, todavía habría parlamentarios designados y aún serían inamovibles dichas autoridades militares.
Reitero: lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Por eso digo que no se logra todo lo que queremos. No obstante, sí conseguimos -si se aprueba el segundo proyecto; este es un primer paso- que el 75 por ciento de los ciudadanos elija senadores sin binominal y que el 95 por ciento de los ciudadanos elija diputados sin binominal.
Ese es un paso relevante. ¡Muy relevante!
Además, nosotros hemos señalado otros temas: límite a la reelección -ello es materia de otra iniciativa, no de la que nos ocupa-; llevar más candidatos por cargo a elegir -eso aumenta la oferta electoral y termina con la sensación de que los parlamentarios son dueños de los escaños-, y también -lo digo sin temor, pese a estar en semana de elecciones- financiamiento a los partidos políticos.
Estos no pueden ser rehenes de intereses económicos. Y sabemos que muchas veces se recurre a las empresas para obtener recursos. Eso no es bueno para la democracia. Queremos terminar con la relación incestuosa entre política y dinero. Por eso hemos planteado lo relativo al financiamiento de los partidos políticos.
Acabamos de aprobar el proyecto que regula el ejercicio del sufragio de los chilenos en el extranjero -algo muy importante-, tras un trabajo serio que efectuó la Comisión de Constitución. Aprovecho de agradecer a sus integrantes y, por supuesto, a todos los Senadores que, con su voto, permitirán que los compatriotas que están en el exterior ejerzan su derecho a voto. De ese modo, se terminará con la discriminación entre chilenos de primera y de segunda categoría.
Reitero, señor Presidente: el proyecto es muy simple -en lo grueso, propone eliminar el guarismo "120"- y, para aprobarlo, se requiere quórum de tres quintos de los Senadores en ejercicio, esto es, el voto conforme de 23 señores Senadores.
Algunos se preguntan por qué legislamos ahora si viene un nuevo Gobierno y habrá otras mayorías. Porque esto no es un punto final. Nosotros vamos a insistir en terminar con las supramayorías. Yo y varios colegas de las bancadas de la Nueva Mayoría no somos partidarios de aquellas, por cuanto establecen de alguna manera el veto de una minoría para avanzar en áreas tan importantes como educación. En todo caso, tal asunto será objeto de otro proyecto, y no sabemos si vamos a contar con los votos necesarios el día de mañana para aprobarlo.
Sin embargo, no renunciaremos a nuestro derecho a tratar de modificar, por ejemplo, los quórums de las leyes orgánicas, que son una anomalía constitucional en el Derecho Comparado, no así los tres quintos o los dos tercios que se requieren para reformar la Constitución. Estos últimos están bien, porque las cartas fundamentales necesitan cierta estabilidad. Pero -repito- el quórum de cuatro séptimos para cambiar las leyes orgánicas es demasiado.
El Senador señor Lagos, junto a otros colegas, hizo una propuesta en relación con un proyecto que se halla en la Comisión de Constitución y que vamos a analizar en el futuro. Nos interesa verlo, sin perjuicio de honrar y cumplir, obviamente, el acuerdo que Renovación Nacional suscribió con la Nueva Mayoría. Porque la palabra vale. Eso es importante.
Y hay otros temas y proyectos, como lo relativo a la comisión bicameral que planteó el Senador Andrés Zaldívar , en fin.
Todo ello será materia de una discusión posterior.
En consecuencia, señor Presidente, invito respetuosamente a mis colegas a aprobar esta reforma constitucional, que representa un primer paso hacia la eliminación del sistema electoral binominal.
He dicho.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Me pidieron abrir la votación, pero el Comité de la UDI no ha dado su asentimiento, de manera que vamos a seguir con la discusión hasta que alguien solicite la clausura del debate.
Tiene la palabra la Senadora señora Allende.
La señora ALLENDE.-
Señor Presidente , iba a solicitar precisamente que se abriera la votación. Veo que la UDI no está de acuerdo, pero, bueno, al menos podremos debatir por qué es importante aprobar hoy día esta reforma constitucional.
Nuestro colega Patricio Walker habló no solo de la iniciativa que nos ocupa, sino también de un acuerdo político que se gestó después de muchas conversaciones, el cual busca modificar la ley orgánica respectiva a fin de concretar el cambio del sistema binominal.
Desde hace largo tiempo muchos de nosotros hemos estado insistiendo en la necesidad de terminar, en lo posible, con dicho sistema.
Contrario a lo que aquí se ha indicado en numerosas oportunidades (que este mecanismo da estabilidad, que propicia la formación de grandes coaliciones, que impide la proliferación de partidos pequeños), creemos que el actual sistema electoral ha distorsionado la voluntad popular; ha generado una camisa de fuerza para los partidos políticos, los que no pueden llevar más candidatos -tal situación significa una renuncia a lo más elemental de la democracia-, y ha hecho equivalentes las minorías con las mayorías.
Todas esas distorsiones han provocado la falta de representatividad que hoy se observa en el Parlamento y la ausencia de motivación y estímulo para votar. De hecho, se piensa que el resultado electoral está prácticamente predefinido. Todos sabemos que es de una alta probabilidad que en los distritos y las circunscripciones salga elegido un representante de cada una de las dos principales coaliciones.
¡Ni hablar de los desafíos que deben enfrentar los candidatos independientes!
Es cierto que en la última elección el sistema favoreció más al bloque de la Nueva Mayoría. Y antes benefició a otro grupo político. Pero ese no es el tema. El punto es si estamos dispuestos a seguir con el cerrojo que implica el sistema binominal, al que nunca, hasta ahora, habíamos logrado enfrentar con la suficiente fuerza política, debido a la tenaz oposición de quienes han sido renuentes a alcanzar un acuerdo. De hecho, si Renovación Nacional no se hubiera abierto a él, una vez más no contaríamos con los votos necesarios para llevar a cabo esta reforma.
Cabe recordar que hemos efectuado más de veinte intentos para terminar con el sistema binominal. ¡Nunca lo habíamos logrado, hasta ahora! Este va a ser un primer paso.
En todo caso, no me quiero adelantar a las materias específicas que aborda el eventual acuerdo político. Discutiremos esos temas cuando corresponda analizar la iniciativa que modifica la ley orgánica respectiva.
Sí quiero hacer presente que, para enmendar esa normativa, se requerirá, si no me equivoco, un quórum de dos tercios de los parlamentarios, lo que no es menor, porque implica una cantidad de votos bastante importante.
Hay otros asuntos que, si bien no son objeto de la reforma que vamos a aprobar, no podemos dejar de mencionar: tenemos que seguir perfeccionando nuestro sistema político; tenemos que darle a la ciudadanía mucha más transparencia; tenemos que buscar un financiamiento permanente para los partidos políticos; tenemos que llevar más candidaturas; tenemos que bajar el umbral de ingreso al Senado.
Producto del binominal, por años hubo fuerzas políticas excluidas del Congreso. Por suerte, hoy se hallan representadas, gracias a que hicimos un pacto por omisión en algunos distritos. Es el caso del Partido Comunista.
Creo que la situación ya no da para más.
La ciudadanía lo demostraba permanentemente, hasta que se cambió el método de inscripción a una modalidad automática. Entonces la gente, de modo creciente, rehusaba inscribirse, en particular los jóvenes. Se sabía de antemano el resultado de las elecciones; estaba prácticamente prefigurado.
Y quiero decir otra cosa.
Siempre he creído en la necesidad de efectuar una discriminación positiva para que haya más oportunidades de llevar candidaturas de mujeres al Parlamento. Todavía seguimos tremendamente subrepresentadas. El sistema binominal dificulta muchísimo más nuestra participación. La experiencia internacional ha demostrado, una y otra vez, que, cuando se han aplicado políticas de discriminación positiva, los porcentajes de presencia de mujeres han aumentado claramente. Constituyendo más del 51 por ciento de la población, se deben vencer los obstáculos de este sistema que impiden llevar más candidaturas. Por lo tanto, es una doble barrera de entrada para las mujeres: primero están sus propios partidos, y después, el sistema electoral.
Por eso, para mí es importante que demos este paso, el cual voy a aprobar. Pero es preciso ver con mucho detalle lo que sigue; la forma en que se discutirá el redistritaje.
Asimismo, debemos observar qué ocurre con el Senado. Porque, prácticamente, este no se hace cargo y seguimos con el sistema binominal. Hay otros temas que analizar y que, a mi juicio, son muy relevantes. Estimo que este es un paso que deberá seguir con una modificación a la ley, para que podamos completarlo. Tiene que ir acompañado de otras materias, algunas son motivo de diversas normativas, pero que hacen el conjunto respecto a cómo estamos haciendo la política.
Por otra parte, me interesa el financiamiento de los partidos políticos. La política es cada día más elitista; cada día caemos más en el absurdo de campañas electorales muy costosas, y cada día ese elitismo significa que quienes carecen de redes o de un financiamiento aceptable que les entregue su partido, prácticamente no pueden llevar con éxito la candidatura. Considero que eso nos hace un tremendo daño.
Mientras tengamos un sistema binominal, en lo personal, no comparto la reelección indefinida. La puedo compartir cuando se trata de la voluntad de la soberanía popular. Si la ciudadanía está conforme con un parlamentario y lo quiere reelegir en esa misma circunscripción o en otra, significa que goza de adhesión popular. Entonces, está bien. Pero como rige un sistema binominal, la ventaja comparativa de un parlamentario en ejercicio, obviamente, provoca que otros postulantes que no lo son tengan más dificultades.
Por eso, estoy de acuerdo en ponerle límite a la reelección si seguimos manteniendo, como hasta ahora, el sistema binominal.
Señor Presidente , muchas veces hemos escuchado y vamos a seguir escuchando, particularmente a la UDI, la forma como se ha defendido el sistema binominal. Y creo que ha llegado la hora de abrirnos a una ciudadanía que no se siente bien representada, que siente mucha insatisfacción, que siente que prácticamente todo se resuelve a nivel de cúpulas de partidos.
A mi juicio, constituyó un avance el hecho de aprobar la realización de primarias, aunque sean voluntarias. Me gustaría que su organización y ejecución pudiese ser reglada por el Servicio Electoral, a fin de tener plenas garantías. Pero, por lo menos, ya dimos un paso importante.
Como Nueva Mayoría hicimos un gran esfuerzo al respecto, especialmente en la última elección de alcaldes, en que realizamos gran cantidad de primarias, que es un método más democrático.
Estoy de acuerdo en terminar con el guarismo "120" en la Cámara de Diputados, como un primer paso. No obstante, reitero, no se trata de un tema de cálculo político. La política no la podemos seguir haciendo con regla de cálculo.
Acabamos de aprobar el proyecto sobre el derecho a voto de los chilenos en el exterior. Muchas veces escuché, sobre todo a la UDI, oponerse a ello, esgrimiendo distintas razones, que pueden ser legítimas. Dicha colectividad política siempre ha tenido prejuicios al respecto al estimar que la votación de los chilenos en el exterior no le sería favorable. Por eso digo que no debemos hacer la política con regla de cálculo.
En ese sentido, debemos tener convicciones como las que hemos tenido quienes sustentamos el derecho a voto, diciendo que la democracia hay que ampliarla, hacerla más participativa, más cercana a la gente para fortalecerla mucho más.
Hoy día enfrentamos el desafío de fortalecer la democracia y el Parlamento, que son instituciones bastante mal evaluadas. Y es doloroso comprobar que eso ocurre muchas veces por desconocimiento de la gente. Porque, además, lamentablemente en nuestro país no hay educación cívica, por lo que la ciudadanía no siempre entiende bien el rol de los legisladores, cuáles son sus responsabilidades, sus limitaciones, sus límites en las atribuciones. Por lo tanto, aquella nos hace mucha falta.
Así que, dentro del contexto global, a lo menos estamos avanzando. Tenemos, aunque sean voluntarias, primarias; elecciones directas de consejeros regionales y, hoy día, acabamos de aprobar el derecho a voto de los chilenos en el exterior. Y el siguiente paso debe ser, entonces, terminar con el guarismo "120".
Por eso, voto favorablemente.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Coloma.
El señor COLOMA.-
Señor Presidente , efectivamente, no tengo ningún trauma cuando hacen referencia a la UDI o, como en este caso en particular, a que yo me opongo a muchas de las reformas. Y creo tener la convicción y la coherencia para pensar que ellas no le hacen bien a Chile.
No me importa que haya mayorías arrasantes o una especie de borrachera de cambios, donde cualquier cosa que se modifica parece ser mejor. Yo trato de actuar conforme a mis convicciones y decidir lo que es mejor para el país.
Permítame, señor Presidente, darme una pequeña licencia -dentro del Reglamento- y referirme a lo que han sido las reformas a las que he visto que han aludido con mucho entusiasmo algunos de los presentes, como si la historia no existiera.
Aquí hay una especie de "Un, dos, tres, momia", desde hace dos o cuatro años, y parece que el tiempo no hubiera transcurrido.
En el Parlamento se han aprobado reformas con el mismo entusiasmo, las mismas ganas y los mismos parabienes respecto a lo que iba a ocurrir, como si fuesen la gran salvación.
Con mucho entusiasmo -también del señor Ministro aquí presente- se aprobó el cambio del sistema electoral, estableciendo la inscripción automática y el voto voluntario. Y los argumentos que se dieron -los invito a revisar las versiones oficiales- fueron que ello permitiría el fortalecimiento de la democracia y que, por lo mismo, iba a votar un mayor número de chilenos.
Yo me opuse en la primera instancia de esa reforma constitucional. Después el Ministro me pidió que no hiciera lo mismo en la ley orgánica. Y fui leal a su solicitud. Lo hice porque había asumido un compromiso. Pero tengo la libertad moral de haber votado en contra o de no haberla aprobado en su momento.
¿Qué ha ocurrido, señor Presidente? Parece que somos sordos o ciegos, porque votó un millón de personas menos en la elección municipal. Lo mismo sucedió en la elección presidencial de hace tres semanas. Estábamos acostumbrados a que sufragaran siete millones y medio de personas. En las elecciones del Presidente Frei , aquí presente, y del padre del Senador Lagos, hubo esa cantidad de sufragios. Sin embargo, en los últimos comicios se ha bajado en un millón de votos. Y yo no sé -a menos que ustedes tengan una bola de cristal- si van a votar más personas el próximo domingo.
Entonces, reflexionemos sobre lo que estamos diciendo. Aquí se hablaba con entusiasmo, con voluptuosidad, como que hubo un antes y un después en materia política. Pero, desde mi perspectiva, dicha reforma ha resultado un desastre. Porque si el fundamento del cambio electoral era que iban a sufragar más personas -ese fue el argumento de todos los presentes-, les tengo una mala noticia: se equivocaron todos, porque votaron menos personas.
Y si se trata de legitimidad electoral, hoy día hay menos legitimidad, consecuentemente.
Se habló, posteriormente, de otra gran solución. Yo no tengo una objeción natural por el tema de las primarias, y aquí se ha señalado que ojalá estas fueran obligatorias. Se dijo que las primarias iban a ser extraordinarias para el fortalecimiento de la democracia del país.
Yo pregunto, ¿fueron ellas extraordinarias para la democracia del país?
Mis amigos de Renovación Nacional dicen que sí. Sin embargo, hicieron diez primarias y ganaron dos elecciones. O sea, perdieron en ocho de las diez candidaturas. El resultado fue que los elegidos por primarias, al final, no fueron votados por la ciudadanía local; como ocurrió, por ejemplo, en Punta Arenas.
Ahora nos están diciendo lo mismo: que la solución, la panacea universal para solucionar la falta de participación política es aumentar el número de parlamentarios.
Entonces, señor Presidente , permítame señalar -aunque sea una opinión minoritaria y seamos unos pocos a los que nos miren como defensores de no sé qué- que considero esto como un nuevo y profundo error en línea, porque está en línea con los errores consecutivos cometidos respecto a las elecciones anteriores.
Yo debo ser honesto. Si en vez de seis millones y medio de personas hubieran votado diez millones -como se pronosticaba en este Hemiciclo-, habría tenido que guardar un riguroso silencio. Pero como hubo un millón menos de votantes, les pediría que ustedes fuesen un poquito más cuidadosos, a lo menos, en sus expresiones y reconozcan que, desde un punto de vista conceptual, este -voy a usar nuevamente la misma expresión- jolgorio del cambio en esa materia no ha resultado para nada.
En cuanto al tema de las primarias sucede lo mismo, y pueden seguir haciéndolas como fortalecimiento extraordinario de la democracia. Y dicho sea de paso, no las hizo la Concertación, no las hizo nadie, porque esto era bien especial. Solo las realizó Renovación Nacional y se equivocó, porque de los diez candidatos elegidos mediante dicho sistema resultaron electos dos.
Entonces, ¿por qué ahora me dicen que este es el resultado de los temas políticos pendientes? No sé si al ciudadano común y corriente ustedes le puedan decir: "¿Sabe qué? Un conjunto de notables Senadores descubrieron que la clave es que haya más Diputados".
¡Porque eso es lo que dice esta norma! Termina con el guarismo "120". Y yo no soy -concédanme esto- tan desinformado, tan inepto para creer que la idea sea bajarlo. ¿O sí?
El señor LAGOS.-
¡Sí!
El señor COLOMA.-
El Senador Lagos dice que sí. Vamos a cobrarle la palabra.
¿Bajarlo? ¡No! Es para subir el número de Diputados; para tener más parlamentarios. ¡Como si el problema de Chile fuera la poca cantidad de parlamentarios!
Yo me di la lata -porque es latoso- de ver las estadísticas. Dije: "En una de esas tienen razón y hay pocos parlamentarios, porcentualmente, en Chile". Revisé las estadísticas de la Unión Interparlamentaria Mundial -están disponibles- y resulta que Chile es uno de los países cuya representación está sobre la media.
O sea, ¡en nuestro modesto país tenemos un parlamentario por una cantidad menor de personas que el resto del promedio mundial!
Entonces, no es verdad la explicación de que en Chile faltan parlamentarios.
No sé si el problema del Congreso -yo he sido Diputado, al igual que varios de los Senadores- sea que haya pocos Diputados. No creo que vaya por ese lado el problema de fondo. Este lo constituyen los temas pendientes; las maneras de tomar resoluciones; la forma como enfocar los asuntos que afectan a la ciudadanía. Pero no me parece -¡para nada!- que el que aborda este proyecto de reforma constitucional sea un problema adicional.
Además, advierto que aquí hay un peligro, particularmente en la perspectiva regional. Porque -como dije, no soy tan inepto- he visto algunos programas, algunos proyectos acerca de cómo se generaría el Congreso. Y tienen un común denominador: más parlamentarios y mayor representación central.
Si alguien de regiones cree que esto va a mantener los equilibrios que la tan vilipendiada Constitución del 80 establecía respecto de la actual representación, le quiero decir que está profundamente equivocado. Porque el cuadro que existe hoy en materia parlamentaria tiene coherencia y además le da mayor representatividad a las regiones, para tratar de diversificar, de descentralizar la toma de decisiones. Y todos los proyectos que he visto tienen un común denominador: generar más representatividad en la Región Metropolitana, lo que, como es obvio, provoca una disminución relativa del poder, de la influencia regional dentro del país.
Señor Presidente , ya no estoy para "comulgar con más ruedas de carreta". Creo que todo tiene un límite. Este Honorable Parlamento se equivocó respecto de la naturaleza del voto. Ahora veo que viene como todo de vuelta: que hay que restablecer el voto obligatorio. Es decir, que cuanto discutimos acá valía poco, para no decir otra palabra más gráfica, y que llegó el momento de repensarlo.
Probablemente con relación a las primarias va a pasar algo similar. Y no quiero que suceda lo mismo con el guarismo "120", sobre el número de Diputados.
Esto último no tiene que ver, necesariamente, con el sistema electoral mismo para elegir a los miembros de la Cámara Baja. ¡Si aquí se puede, con 120 Diputados, optar por un sistema uninominal! ¿Y quién lo impide?
El sistema uninominal es una alternativa perfectamente posible dentro de esos términos. O se podría optar por algún sistema que, manteniendo la estabilidad del país -creo que hay que apuntar a que los sistemas electorales sean estables-, conserve la representación regional que hoy día existe.
Pero eso es imposible con un aumento de parlamentarios como el que aquí se está planteando con tanto entusiasmo, con tanta algarabía, como si el país dependiera de estos cambios geniales que estamos realizando.
Entonces, señor Presidente , pienso que es el momento oportuno para hacer una reflexión a fondo acerca de adónde ha ido este conjunto de cambios. Lo digo con humildad, porque nadie sabía lo que podía pasar. Y, por supuesto, todos podemos equivocarnos: los del frente, los de acá. Nadie es perfecto. Pero admitamos una cosa: los efectos que las reformas han tenido hasta hoy, a cinco días de una elección presidencial -reitero que si votan 10 millones de ciudadanos vuelvo a pedir disculpas, porque querrá decir que me equivoqué-, apuntan a que no ha habido más participación; no ha habido fortalecimiento de la democracia; no ha habido mayor entusiasmo por el tema público, que eran todos los grandes incentivos o cebos que se planteaban en esos cambios.
Y ahora, la perla, lo que faltaba, el gran descubrimiento que se ha hecho -y que deberá generarse adicionalmente- es que el problema radica en que en Chile hay pocos Diputados.
En lo personal, no concuerdo con esa visión. Y no comparto para nada lo que se ha propuesto sobre la materia.
Por eso, con convicción, con coherencia, voto que no.
El señor TUMA.-
Abramos la votación, señor Presidente .
La señora ALLENDE.-
Sí, que se abra la votación.
El señor CHAHUÁN.-
No, continuemos con la discusión.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Informo a la Sala que los Senadores que estaban inscritos han manifestado a la Mesa que no intervendrán en el debate a fin de que se abra la votación y entonces fundamentar su voto.
Así que procederé a abrir la votación.
El señor CHAHUÁN.-
Pero conservando el tiempo de los discursos.
El señor BIANCHI.-
Sí, manteniendo el mismo tiempo.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
No. Si abro la votación tengo que aplicar el Reglamento, salvo que la Sala acuerde fijar unos diez minutos para fundamentar el voto.
La señora RINCÓN.-
Doy la unanimidad, pero con igual tiempo.
El señor BIANCHI.-
Señor Presidente , si me da el tiempo que corresponde, no hay problema.
El señor WALKER (don Patricio).-
Habría acuerdo pero conservando el tiempo de las intervenciones, señor Presidente .
El señor LAGOS.-
Señor Presidente, podría concederle la palabra al colega Bianchi y después abrir la votación.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Bianchi.
El señor BIANCHI.-
Señor Presidente , creo que cada una de las señoras Senadoras y de los señores Senadores van a entender por qué no puedo limitar mi tiempo: porque la historia que tengo que contar es bastante reciente, de menos de un mes.
Me tocó la posibilidad de intentar ser reelegido y me encontré con la realidad, por segunda vez, de tener que enfrentar posiciones que no le desearía absolutamente a nadie. Y fue -ni más ni menos- que, por un lado, la Concertación indicaba que en virtud del sistema binominal sus candidatos podían doblar (esa era la idea y muchos de ustedes visitaron la Región de Magallanes para tratar de conseguirlo), y por otro, la Alianza sostenía que con la suma de los votos de sus dos candidatos podían eliminar al candidato independiente, quien al final de los finales logró que Magallanes entendiera que se podía romper el sistema binominal.
Eso fue lo que ocurrió. Y, afortunadamente, creo que hoy nadie puede cuestionar mi calidad de Senador independiente .
Por lo tanto, lo que voy a expresar no tiene un sentido ni para un lado ni para el otro.
El señor NAVARRO .-
¡Todo lo contrario!
El señor BIANCHI.-
Todo lo contrario, efectivamente.
Tampoco soy la suma de la votación que pudiera haber llevado adelante un sector político determinado.
El proyecto en análisis, que se ha anunciado públicamente como el que pone fin al sistema binominal, y que en caso de aprobarse será -no tengo duda alguna- utilizado por los distintos bloques políticos para decirle al país que finalmente se terminó con el sistema binominal, no contiene ninguna modificación sustancial a las reglas establecidas en la ley N° 18.700, sobre Votaciones Populares y Escrutinios, que consagra dicho sistema eleccionario.
¿Cuáles son dichas normas?
1.- El artículo 3° bis, que establece: "En las elecciones de Parlamentarios dos o más partidos políticos podrán acordar un pacto electoral".
2.- El artículo 4°, que expresa: "Las declaraciones de candidaturas a Senadores o Diputados que presenten los partidos políticos o los pactos electorales, podrán incluir hasta dos candidatos por circunscripción senatorial o distrito, según corresponda".
En palabras simples, dichos preceptos consagran las conocidas "listas", que solo pueden constituir los partidos políticos y que se conforman por dos candidatos que suman entre sí los votos.
Y, en definitiva, ¿cuál es el resultado de esa competencia entre las listas? El que señala el artículo 109 de la misma ley, que dispone: "En el caso de elecciones de Parlamentarios, el Tribunal proclamará elegidos Senadores o Diputados a los dos candidatos de una misma lista, cuando ésta alcanzare el mayor número de sufragios y tuviere un total de votos que excediere el doble de los que alcanzare la lista o nómina que le siguiere en número de sufragios".
Entonces, ¿cómo funciona el sistema, según ese artículo? ¿Quién gana? Bueno, en primer lugar, si una lista conformada por dos candidatos "dobla" en votos a la otra lista, elige a sus dos candidatos, y si no alcanza a doblar, cada lista elige a su candidato más votado.
¿Y qué pasa con los independientes? Según la ley vigente, no puede conformar una lista, de modo que para salir elegido tiene que sacar más votos que al menos una de las listas y, al mismo tiempo, evitar que la otra lista lo doble en cantidad de votos. O sea, esta es una situación de absoluta desventaja y desigualdad, puesto que debe ganarle a la suma de dos candidatos, lo cual -créanme- es extremadamente difícil.
Lo anterior lo acabo de vivir -repito- en la Región de Magallanes. Y ya señalé cómo la Concertación pretendía el doblaje, y la Alianza, que se eligiera a uno de sus candidatos.
¡Señores, este es el cáncer que afecta a nuestra democracia: hoy en día, para ser parlamentario se necesita estar cercano a las directivas de ambos lados, que manejan el sistema, el cual les sirve para evitar la competencia y asegurar su control del poder!
Por eso me rebela que hoy se diga que estamos cambiando el binominal y no se discuta la modificación de las normas a que he hecho referencia.
Creo que debiéramos transparentar absolutamente la situación: si queremos de verdad profundizar el asunto y discutirlo, hay que cambiar el artículo 109 bis de la ley N° 18.700.
¡Ese es el punto!
Ahora estamos eliminando el guarismo "120". En ninguna parte de este proyecto se cambia el sistema binominal. Se está modificando la integración de la Cámara Baja.
Pregunta: ¿Para tener menos Diputados? ¡No: para aumentar su número!
¡Eso atenta contra las regiones!
Por ello, me llama la atención que los Senadores regionales, a quienes les tengo un profundo respeto, no señalen el efecto negativo que eso genera en las Regiones menos pobladas, pues va a haber una distribución de acuerdo a la cantidad de habitantes y no en función del territorio.
Ello es inaceptable, por lo menos para la Región que represento, que me reeligió para los próximos años.
¡No puedo llegar a Magallanes y decirles a los habitantes que voy a contrariar su voluntad aceptando que tengan menos representación!
Este proyecto de reforma constitucional chutea la pelota, esperando que pase el tiempo, pero dando un dulce para que la gente no se aburra en la espera.
¿Por qué señalo lo anterior, señor Presidente ? Porque no entiendo esta iniciativa, que proclama una gran reforma, según el acuerdo de los sectores políticos, en el sentido de avanzar. ¿Y cómo avanza? Sacando el candado de la Carta Fundamental y pasando la responsabilidad a la futura, misteriosa y anhelada ley orgánica constitucional para que cambie efectivamente el sistema binominal.
¡Esa es la cuestión!
Se sostiene que este proyecto es un primer paso. ¿Para qué? Para introducir las modificaciones pertinentes en una ley orgánica constitucional que desconocemos y de la cual nada se sabe.
Señor Presidente, como forma de probar la teoría que acabo de mencionar, propongo el siguiente análisis.
El artículo 66, inciso segundo, de la Constitución dispone lo siguiente: "Las normas legales a las cuales la Constitución confiere el carácter de ley orgánica constitucional requerirán, para su aprobación, modificación o derogación, de las cuatro séptimas partes de los diputados y senadores en ejercicio.".
A su vez, la disposición decimotercera transitoria de la Carta establece en su inciso segundo: "Las modificaciones a la referida Ley Orgánica sobre Votaciones Populares y Escrutinios que digan relación con el número de senadores, las circunscripciones existentes y el sistema electoral vigente, requerirán del voto conforme de las tres quintas partes de los diputados y senadores en ejercicio.".
Y este proyecto de reforma constitucional, que se dice que abre el camino para el cambio del sistema binominal, es de artículo único y expresa en su numeral Dos):
"Reemplázanse los incisos segundo y tercero de la disposición decimotercera transitoria, por el siguiente:
""Las modificaciones a la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios que digan relación con el número de senadores y diputados, las circunscripciones y distritos existentes, y el sistema electoral vigente, requerirán del voto conforme de las tres quintas partes de los diputados y senadores en ejercicio.".".
O sea, el día de mañana será bastante complejo cambiar todo este proceso.
Señor Presidente, he señalado insistentemente que nadie más que yo ha tenido el honor, la gracia o la suerte de que la vida le haya permitido romper dos veces el sistema binominal.
Excúsenme, pues, porque alguna propiedad tengo para manifestar aquello.
En Magallanes he roto en dos ocasiones el binominal, situación que no se ha dado en otro lugar.
Entonces, quién más que yo puede desear el cambio de dicho sistema, que es brutalmente perverso, que les ha servido a los dos más importantes sectores políticos, y no para mal, pues ha permitido mantener un equilibrio de fuerzas. No ha sido tan negativo. Pero debemos cambiarlo, y en serio.
Hoy se está pidiendo el voto para eliminar el guarismo "120", no para otra cosa. Se dice que con ello se podrá avanzar en un futuro proyecto. Pero nadie conoce ese proyecto. No sé si alguno de mis colegas lo ha visto. Yo, por lo menos, no lo conozco. Ignoro de qué se trata.
Sí tengo el antecedente de que esta reforma procura aumentar la cantidad de Diputados y rebajar la representación de las regiones.
Señor Presidente , para no sumarme a una posición u otra, haré lo que la vez pasada: me voy a abstener. No votaré en contra de este informe, pues creo realmente en la necesidad de cambiar, y en serio, el binominal.
Me abstengo, en consecuencia.
Valoro que se quiera modificar el referido sistema. Pero, en mi concepto, el debate debiera darse en una dimensión distinta, no con este proyecto, que solo elimina la cantidad de 120 Diputados que figura en la Carta Fundamental.
He dicho.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Se abrirá la votación y daré la palabra en el orden de inscripción.
Antes, deseo saludar a los alumnos de la Escuela Básica El Lucero, de Lampa, que se encuentran en las tribunas.
Muchas gracias por su visita.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor PIZARRO (Presidente).-
En votación el informe de la Comisión Mixta.
--(Durante la votación).
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Ignacio Walker para fundamentar su voto.
El señor WALKER (don Ignacio).-
Señor Presidente , sin duda alguna, esta es la mañana de un día lleno de sentido cívico, de contenido ciudadano.
Acabamos de aprobar el proyecto sobre voto de chilenos en el exterior, que ahora pasa a la Cámara de Diputados, y espero que lo mismo ocurra con esta reforma, para eliminar el sistema electoral binominal, dando un primer paso en esa dirección, por la vía de suprimir el guarismo "120" que aparece en la Constitución Política.
¿Por qué aquello reviste importancia? Por numerosas razones.
En primer lugar, porque mucha gente le teme a la calle; mucha gente le teme a la movilización; mucha gente le teme a la asamblea constituyente.
Entonces, ¡demostremos que el Parlamento, Senado y Cámara de Diputados, pueden hacer la pega!
Una candidata presidencial ahora dice: "Sí se puede". Bueno, este es el momento para demostrar que sí se puede hacer en sede institucional; que sí podemos hacerlo aquí, en el Senado. Porque, de lo contrario, cuando se cierran las posibilidades de un cambio institucional se abre el escenario de la calle.
Yo no tengo ningún problema con la calle, en el sentido de expresión de ideas, de movilización de la gente en forma pacífica, por supuesto de acuerdo a la Constitución y la ley. Pero prefiero que se legisle y se solucione el problema en sede institucional.
Por eso, el Senado tiene que dar hoy día una señal muy relevante, para demostrarle al país que estas materias deben resolverse, no en la calle, sino en sede institucional: democracia de instituciones.
Esa es mi convicción.
Segundo: los sistemas electorales no tienen por qué estar en la Constitución. En el Derecho comparado se encuentran en la ley. Entonces, parece lógico -ya dimos un paso en 2005- sacar el guarismo "120" de la Carta Fundamental y discutir el punto a nivel legal.
Tercero: aquí está en juego la proporcionalidad, que va de la mano de la representatividad.
Chile tiene históricamente, desde 1870, un sistema electoral que fue muy tempranamente representativo -aunque muy tardíamente participativo, porque recién con la reforma constitucional de 1970 uno podía hablar de participación universal-, ya que las fuerzas políticas de Derecha, de Centro y de Izquierda estuvieron representadas. Los politólogos dicen que hacia la década de 1870-1880 ya había un sistema de partidos completo, o sea, con Derecha, Centro e Izquierda.
Hoy día se halla en juego el remplazo del sistema electoral binominal por uno de representación proporcional, moderado, corregido, razonable. Y el primer paso en esa dirección es aprobar este proyecto.
Cuarto.
Quiero reconocer el apoyo de Senadores de Renovación Nacional.
Asimismo, debo reconocer que el acuerdo que la Democracia Cristiana y Renovación Nacional suscribieron en enero de 2012 fue muy importante: Un nuevo régimen político para Chile. Y uno de sus aspectos es el remplazo del sistema binominal por uno de representación proporcional moderado o corregido.
Lamento la cerrazón de la UDI, pero reconozco la disposición de Renovación Nacional y los votos de este Partido, que nos son necesarios para aprobar este proyecto.
Quinto: yo tengo muchas dudas.
En la ley orgánica se discutirá la fórmula que estamos proponiendo: 44 Senadores y 134 Diputados.
Yo quisiera una Cámara con 150 Diputados y un Senado con 50 miembros, como ocurrió hasta 1973.
Pero esta reforma constituye un avance, apunta en la dirección correcta: 134 Diputados y 44 Senadores.
¿Qué significa eso? Más proporcionalidad, mejor representación.
Y, por último, hacemos también una concesión muy significativa, en aras del acuerdo: estamos diciendo que las modificaciones respectivas a la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios deben aprobarse por tres quintos de los Senadores y Diputados en ejercicio, esto es, por 60 por ciento del Congreso Nacional.
Ya las leyes orgánicas son una anomalía...
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Excúseme, señor Senador, pero terminó su tiempo.
Su Señoría dispone de un minuto adicional para concluir.
El señor WALKER (don Ignacio).-
Señor Presidente , decía que ya las leyes orgánicas son una anomalía: aprobación por cuatro séptimos de los parlamentarios en ejercicio.
Estamos aceptando que las enmiendas pertinentes a la ley N° 18.700 se aprueben por tres quintas partes de los Senadores y Diputados en ejercicio. Una aprobación sui géneris: 60 por ciento del Congreso Nacional.
Sin embargo, ello tiene un lado positivo: impulsar un acuerdo más amplio que una mayoría ocasional. Y eso siempre es bueno: para la patria; para la república; para la profundización democrática; para avanzar hacia una Constitución que podamos sentir como nuestra, y -lo más relevante- para demostrar que esta materia se puede resolver en sede institucional.
Felicitaciones a todos quienes hicieron factible este acuerdo. Y ojalá hoy día salgamos con una doble victoria: voto chileno en el exterior y fin del sistema binominal.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.
El señor CHAHUÁN.-
Señor Presidente , Honorable Sala, hoy día estamos cumpliendo la palabra empeñada.
Cuando en 2011 comenzaron nuestras conversaciones con la Democracia Cristiana, las que culminaron en enero de 2012 con un documento denominado Un nuevo régimen político para Chile, se incluyó dentro de las modificaciones que debíamos efectuar a nuestro sistema político la eliminación del sistema electoral binominal para establecer uno proporcional corregido.
En tal sentido, esta mañana estamos cumpliendo el referido acuerdo.
Por eso, quiero agradecer también una serie de hechos que derivaron en que este proyecto de reforma de la Carta fuera discutido en las diversas etapas legislativas, hasta llegar a esta instancia, en que estamos ratificando la proposición de la Comisión Mixta.
Le expreso mi gratitud al entonces Presidente del Senado , Honorable señor Escalona , quien consideró viable una iniciativa que formulamos. En la sesión respectiva, luego de una solicitud del colega Tuma , se le fijó plazo a la Comisión de Constitución para informar sobre los proyectos modificatorios del sistema electoral vigente.
Agradezco también el liderazgo del Presidente de la Comisión de Constitución , Senador Patricio Walker, quien, a sabiendas de que se abría una oportunidad histórica, congregó a todos los actores y a los especialistas; puso encima de la mesa los proyectos sobre la materia presentados al Parlamento desde hacía dos décadas, y posibilitó los caminos para lograr un entendimiento.
Felicito asimismo a la Democracia Cristiana, colectividad con la que pudimos construir un acuerdo relacionado no solo con esta materia, sino también con otras que se hallan pendientes y que esperamos igualmente despachar: por ejemplo, el proyecto que limita la reelección de diputados, senadores, alcaldes, concejales y cores -se encuentra en segundo trámite constitucional; ya fue aprobado por la Cámara de Diputados, y deseamos que lo mismo ocurra en el Senado- e iniciativas vinculadas con la democracia de las instituciones.
En nuestro concepto, el desarrollo de la política debe dejar la calle y volver a las instituciones. Pero para ello es necesario recobrar la legitimidad, recuperar la confianza ciudadana en los organismos de toma de decisión.
Por eso es tan importante el paso que se ha dado.
En nombre de Renovación Nacional, quiero señalar que hemos concretado un itinerario.
Partimos el 2006, cuando le entregamos a la Presidenta Michelle Bachelet nuestros primeros ajustes, reformas sustantivas al sistema político. No obtuvimos respuesta.
Finalmente, llegamos a un acuerdo con la Democracia Cristiana (con un partido serio), el cual nos permitió llevar adelante estas reformas.
Agradezco además al resto de la Oposición: al Partido Por la Democracia, al Partido Socialista, al Partido Radical, que se sumaron a la necesidad de modificar el sistema electoral binominal.
Por ello, hoy estamos dando el primer paso, que implica aprobar la reforma que elimina el guarismo "120" consignado en el artículo 47 de la Carta, para luego materializar el acuerdo pertinente, que ya se encuentra bastante avanzado en la propia Comisión de Constitución.
En tal sentido, agradezco la fuerza y el entusiasmo que pusieron todos los miembros de dicho órgano técnico, Senadores Hernán Larraín , Carlos Larraín , Alberto Espina , Soledad Alvear y Patricio Walker , su Presidente .
Agradezco asimismo al Senador Baldo Prokurica, quien encabezó la Comisión de RN de 2006 y 2010 y fue la base de la presentación de mi proyecto de ley.
¡Así se construyen los acuerdos que el país necesita!
¡Así se construye la democracia vigorosa y fortalecida que queremos para el futuro!
¡Así se recobra la legitimidad democrática!
¡Así se recupera la confianza ciudadana en el Parlamento!
Señor Presidente, me siento profundamente orgulloso de que la moción que presentamos posibilitara finalmente la apertura de un espacio institucional para el acuerdo.
Hoy día estamos ante el inicio del fin del sistema electoral binominal. Creemos que es el momento de abrir el Parlamento a todas las representaciones políticas para generar en él los acuerdos que Chile requiere.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Gómez para fundamentar su voto.
El señor GÓMEZ.-
Señor Presidente , como estamos en la hora de los agradecimientos, quiero darle las gracias al Senador Coloma por su convicción.
Y lo digo de verdad.
Pero yo hablaré desde la otra vereda.
Porque aquí se hace mención de un acuerdo que habría firmado la Nueva Mayoría.
Debo aclarar que nosotros, los radicales, no hemos suscrito ningún acuerdo con relación a lo señalado por los Senadores Chahuán e Ignacio Walker a propósito del cambio del sistema binominal de la manera como ellos lo plantean.
Yo voy a aprobar la eliminación del guarismo "120", que es lo único que se está votando en esta oportunidad.
Digámosle a la gente las cosas como son: no nos estamos pronunciando sobre el cambio del sistema binominal, sino acerca de la eliminación del número "120" que se consigna en el artículo 47 de la Constitución.
Y estamos haciendo algo complejo.
Se decía acá que las normas orgánicas constitucionales y las de reforma constitucional tienen quórums de aprobación excesivos.
Para modificar la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios, en el Senado se requieren 22 votos afirmativos, y para aprobar la reforma que estamos analizando hoy, 23. Pero ahora, con esta enmienda constitucional, subimos a 23 votos el quórum para aprobar determinadas enmiendas a la referida Ley.
Entonces, ¡no entiendo nada!
Señor Presidente: ¡la calle habló!
Aquí le temen mucho a la calle. Por tanto, quieren hacer las cosas institucionalmente.
Bueno, la calle habló: decidió que acá haya 21 Senadores de Oposición, y en pocos días más determinará quién nos gobernará.
O sea, si mantuviéramos el quórum especial correspondiente (el de ley orgánica constitucional), en el Senado faltaría un voto para reunir los 22 que permiten cambiar el sistema binominal. Sin embargo, de aprobarse esta reforma, se requerirían 23; entonces, faltarían dos votos.
Cuando la calle habla; cuando la ciudadanía vota y a quien va a gobernar le entrega un mandato para que realice cambios constitucionales, no me parece que acuerdos previos adoptados en un escenario distinto sean la manera de avanzar.
Yo no estoy por pasar la máquina. No creo que sea la fórmula. Sí, estoy por debatir, por colocar los temas sobre la mesa.
En innumerables oportunidades le he pedido al Presidente de la Comisión de Constitución poner en votación el proyecto concerniente a la cuarta urna, que significa la realización de un plebiscito para que los chilenos y las chilenas se pronuncien acerca de cómo quieren una nueva Carta Fundamental.
Esa es la forma más democrática: que los ciudadanos determinen de qué manera se reforma la Constitución.
¡Eso sí que es democrático!
Empero, no se ha puesto en votación ni sobre la mesa. Porque ahí discutiríamos de verdad si en esta Corporación existe o no voluntad política para que el ciudadano decida. ¡En este escenario es donde nos ponemos de acuerdo, pues! ¡Si lo que se precisa es cambiar el binominal, pero de raíz, en profundidad!
Ahora se debate acerca de si han de ser más Senadores y Diputados, en circunstancias de que se requiere una enmienda profunda para que el Congreso refleje mayorías y minorías.
Nosotros, los radicales, vamos a quedar sin representación en esta rama del Congreso. ¿Por qué? Porque el sistema binominal impide la proporcionalidad. Contamos con un porcentaje de votos a nivel nacional, pero no basta para tener presencia acá, en virtud de ese mecanismo.
Entonces, cuando se hace referencia a un cambio, ello no puede verificarse en función de un arreglo. Tiene que tratarse de una modificación significativa, de acuerdo con lo que la ciudadanía está pidiendo. Se necesita una institucionalidad distinta, en la cual los quórums no sean de la magnitud actual y el Presidente de la República no disponga de la capacidad de definir lo que se hace en el Congreso.
¡Ello lo hemos vivido! ¡Nos han puesto seis urgencias! O sea, en pocos días deberíamos resolver otros tantos proyectos, los cuales exigen un estudio intenso.
Ahora, digamos las cosas como son.
Primero, la iniciativa en debate elimina el guarismo "120" del artículo 47 de la Carta Fundamental, lo que votaré a favor.
Segundo, los radicales no hemos compartido el acuerdo firmado por los Senadores señores Patricio Walker , en representación de la Democracia Cristiana, y Chahuán , imagino que por Renovación Nacional.
En lo que sí coincidimos es en el cambio del sistema binominal y en la conveniencia de debatir los asuntos. Por eso, si el 8 por ciento de los chilenos marcó "AC" en el voto -espero que en la segunda vuelta sean más-, significa que una gran cantidad de personas quiere una modificación importante en materia constitucional. La Asamblea Constituyente no es expresión de un sistema antidemocrático, sino la formalización de la opinión de la ciudadanía, de los estamentos de profesores, estudiantes, trabajadores, empresarios y de todos aquellos que desean enmiendas de esa naturaleza. Ello es preciso institucionalizarlo. En cuanto a la manera de hacerlo, hemos planteado un plebiscito. Y eso aquí no lo hemos discutido.
Vuelvo a pedirle al Presidente de la Comisión de Constitución que ponga el asunto en tabla, para tener la oportunidad de analizarlo y votarlo antes de dejar esta Corporación el 10 de marzo del próximo año. Porque ese sí que es el debate de fondo, democrático, que el país...
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Concluyó su tiempo, Su Señoría.
Tiene un minuto para terminar.
El señor GÓMEZ.-
Gracias, señor Presidente.
Decía que eso es lo que el país necesita para que realmente sea posible considerar que en el texto constitucional que nos rija hemos participado de verdad. Creo que ese es el camino.
Respecto de la eliminación del guarismo "120", reitero que votaré a favor.
En cuanto al acuerdo que el Senador señor Patricio Walker expuso que Nueva Mayoría había firmado, puntualizo, como Presidente del Partido Radical Socialdemócrata , que ello no lo he hecho. Por lo tanto, ese debate deberá tener lugar en el futuro.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Puede intervenir la Honorable señora Alvear.
La señora ALVEAR.-
Señor Presidente , creo que el día de hoy es, en realidad, de sorpresas relevantes para nuestro país. Hemos aprobado lo relativo al ejercicio del voto de los chilenos en el exterior y espero que también acojamos en el Senado la modificación constitucional que va a viabilizar el cambio del binominal.
Todos hemos observado con preocupación, en la última elección presidencial y parlamentaria, el alto nivel de abstención que los chilenos han manifestado. Sabemos muy bien que una causa importante, pero no la única, es el mecanismo vigente y el que no permitamos, fruto de su aplicación, una mayor oferta de candidatos, para que la ciudadanía cuente con la posibilidad de elegir. Y eso es grave, porque en definitiva se va deslegitimando un sistema institucional.
Por ende, si se quiere escuchar realmente a la ciudadanía y actuar en forma acorde con los desafíos, lo que lleva a asumir diagnósticos adecuados, nuestra obligación, como mandatarios, es ser capaces de tomar las definiciones correctas a fin de poder entregar, dentro de dicho sistema, las respuestas necesarias.
El binominal -lo hemos dicho desde que recuperamos la democracia- pone una camisa de fuerza. Podrá favorecer a unos u otros. No importa. No representa, cualquiera que sea el beneficiario, las aspiraciones de los votantes. Y no es posible que la votación se circunscriba a elegir a un candidato de un sector y a otro de uno distinto.
A mí me parece que, con una mayor oferta electoral, las personas manifestarían muchísimo más interés. En la actualidad eso es inviable.
Me interesan muchas más mujeres, muchos más jóvenes, mucha más pluralidad en el Senado y en la Cámara de Diputados, a fin de que los votantes sean representados en forma adecuada.
Creo que ahora se da un gran paso. No es el único.
La Senadora que habla ha presentado proyectos -espera que se acojan- para evitar la reelección indefinida de los parlamentarios.
Ojalá se apruebe una ley de financiamiento de los partidos políticos que permita llevar a cabo al interior de estos las modificaciones necesarias tanto para su democratización como para la capacitación y la expresión en mejor forma, frente a la ciudadanía, de las propuestas e ideas que cada uno de ellos representa.
Mas también quiero, señor Presidente, que pueda ser controlado el gasto electoral. No basta solo con que exista financiamiento, sino que este debe ser igual para todos. Y eso debe estar sujeto a un control adecuado, sobre la base de que, en caso de excederse el gasto autorizado legalmente, se contemplen para los candidatos sanciones que lleguen incluso a la inhabilitación en cuanto a asumir tal responsabilidad.
Esa será la única manera de que cualquier chileno, independientemente de su situación socioeconómica, del lugar de su nacimiento, pueda postular, en igualdad de condiciones, a las diferentes responsabilidades públicas que dicen relación con cargos que elige la ciudadanía.
Espero que en el Senado podamos dar hoy una señal de responsabilidad aprobando la modificación constitucional de que se trata, única manera de hacer posible el cambio, tan relevante, del sistema binominal.
Voto a favor.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Lagos.
El señor LAGOS.-
Señor Presidente, esta es la segunda oportunidad en que podemos referirnos al proyecto.
Voy a partir por el lado positivo: ¡qué bueno discutir la presente reforma -ojalá que sea acogida-, la cual va a permitir eliminar el guarismo "120" en la Constitución y despejar el camino para pensar en otra!
Dicho eso, bienvenidos -y se agradecen nuevamente- los votos de aquellos que la harán posible, porque Nueva Mayoría no contaría hoy con los necesarios si no fuera por el apoyo de algunos colegas de las bancadas de enfrente. Y eso hay que reconocerlo.
Existe un diagnóstico semicompartido -no sé si en todos sus ámbitos, pero sí en lo grueso- en el sentido de que el mecanismo actual no sirve, no sirve lo suficiente o no es tan bueno. Puede ser calificado como se quiera, pero es necesario modificarlo. De lo contrario, no veo por qué estamos aprobando la enmienda de la Carta.
Lo segundo es un diagnóstico compartido: se requiere un sistema electoral distinto. Lo que creo que nos diferencia es por qué otro queremos reemplazarlo y cuáles son las razones del diagnóstico de que no da para más.
El Senador que habla es de los que creen que no da para más por registrarse un empate permanente.
Se ha instalado el asunto de la abstención. ¿Por qué la gente no va a votar? Connotados analistas de la plaza responden: "Porque está todo bien. Da lo mismo quien gobierne. No hay que cambiar nada".
Soy de los que piensan distinto. Algunos chilenos no van a votar porque creen que si lo hacen nada va a cambiar. "Si voto por fulano o por zutana, no va a pasar nada, porque el empate es permanente".
A ello hizo referencia la Senadora señora Alvear .
Cuando el hecho no se registra, es noticia nacional: "Hubo doblaje". O sea, una mayoría clara en votos se traduce en una mayoría en el Congreso. Porque las mayorías existen a la hora de contar los sufragios, pero estos no se traducen en parlamentarios.
Este es el diagnóstico positivo. Es lo que veo que viene.
Sí quiero hacer presente, con mucha fuerza, mis profundos reparos acerca del acuerdo nuevamente expresado acá por los Senadores señores Patricio Walker y Chahuán . Comprendo el esfuerzo que han realizado, pero no puedo compartirlo.
En lo medular, no hay espacio en ese proyecto, primero, para una debida representación de las mujeres. No existe.
En seguida, tampoco ello se contempla para nuestros pueblos originarios. No hay ni una palabra al respecto. Es simplemente un cálculo de cómo debe ser una representación distinta.
Tercero -y más grave-, el empate se mantiene. Cambiar de un 66 y un 33 por ciento a un 60 y un 39 por ciento es pasar de algo pésimo a algo malo, no de algo bueno a algo mejor. No se resuelve el problema del empate permanente.
Y aquí me hago cargo de la propuesta de la candidata Michelle Bachelet. Ella es bien clara en dos frases: "Fin al binominal" -no mejoramiento ni enchulamiento- y "No al veto de la minoría sobre las mayorías". De eso se trata.
Porque eso es lo que hace que la gente no vaya a votar, salvo en algunas comunas. ¿En cuáles vota el 75 por ciento? En Las Condes , Vitacura, Lo Barnechea , Ñuñoa , Providencia, La Reina. ¿Y por qué se registra esa proporción, a diferencia del 40 a 45 por ciento que lo hace en las más vulnerables? Porque sus habitantes, que tienen más acceso a educación, poseen conciencia de clase y saben que el voto hace la diferencia.
Lo que queremos hacer con un sistema electoral es ensanchar la democracia y profundizarla. Lo estamos realizando con el voto de los chilenos en el extranjero. La idea es que el mecanismo permita al final del día que una mayoría gobierne. Y eso es lo que no se está logrando con una iniciativa que estimo posible mejorar.
Hemos presentado, junto al Honorable señor Letelier y otros colegas, un proyecto alternativo, el cual establece una mayor proporcionalidad, que es lo que se requiere.
Solo quiero recordar algo. Hoy se sientan acá 38 Senadores y somos casi 17 millones de habitantes. En 1950 éramos 6 millones y había más Senadores y Diputados, y la democracia funcionaba.
Al Senador señor Coloma , quien expresó que había recurrido a la historia comparada, le diría que no buscara el número de Diputados o Senadores per cápita, sino el mejor sistema electoral. Si Su Señoría u otros colegas se encuentran disponibles, olvidemos el binominal y pasemos a un mecanismo mayoritario, y que quien saque un voto más se lleve el escaño, sin que se dé el empate permanente. De esa forma, gobierna la mayoría, como en los sistemas inglés y estadounidense. Entre paréntesis, en este último se eligen dos Senadores por Estado, aunque en forma intercalada.
Por último, la propuesta de acuerdo perjudica a los ciudadanos de Viña del Mar y de Valparaíso, porque su voto vale menos que el de Aysén y Coyhaique. Y eso es lo que hay que modificar, porque me parece injusto que mis votantes valgan menos que los del sur.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Quintana.
El señor QUINTANA.-
Señor Presidente , el Senador señor Lagos acaba de hacer referencia a varias citas de la Presidenta Bachelet con las cuales, por cierto, coincido. Una de ellas es: "Fin al binominal". Por mi parte, agregaría otra que formuló antes de los comicios recientes: "Esta es la última elección parlamentaria que vamos a tener con el actual sistema binominal". Para que eso sea posible tenemos que avanzar, y rápido. Y el proyecto de reforma constitucional que nos ocupa es el inicio del fin del binominal, no otra cosa.
En lo personal, también me sumo al coro que ha afirmado que hoy es un día bueno para la democracia. Es una buena noticia que se haya aprobado el proyecto sobre el ejercicio del voto por chilenos en el exterior, a quienes se les reconoce su derecho, y, desde luego, que se vaya a acoger la eliminación del número "120" de la Carta, lo que hace posible adelantar en una ley orgánica constitucional que ponga fin al binominal.
Sin embargo, en la iniciativa no estamos haciendo esto último ni tampoco hemos establecido derechos en plenitud para nuestros compatriotas que viven en el exterior. Porque, lamentablemente, en esta democracia, que quedó con resguardos, con protección, tutelada -como queramos llamarla-, y en la que sin lugar a dudas se han eliminado enclaves, todavía persisten instituciones determinantes de que el sistema ocasione descontento en la población y de que se celebren elecciones con una alta abstención.
Ello, más allá del voto voluntario, porque lo que genera que con tal mecanismo eventualmente se registren menos votos es la inscripción automática y un padrón que todavía no es perfecto.
En fin, creo que el proyecto es necesario.
Se ha hecho mucha referencia a un acuerdo político. Me parece que este no dice relación con el texto que nos ocupa, sino con la ley orgánica constitucional, y que si bien presenta virtudes, también tendrá defectos. Y, por supuesto, es perfectible.
Junto con los Honorables señores Lagos y Letelier también suscribimos un proyecto de ley.
Originalmente, el acuerdo al que llegaron distintos Senadores no recogía prácticamente ninguno de los aspectos que nosotros habíamos planteado. Sin embargo, en la propuesta en discusión hoy día se observa una mayor proporcionalidad.
¿Dónde radica mi preocupación, señor Presidente? En que habrá personas que, por dogma, o probablemente por convicción, o algunas por conveniencia, siempre van a defender el binominal. Y me inquieta que la reticencia de algunos por eliminar el sistema se pueda confundir con la actitud -incluso no descartaría la de integrantes de las bancas de Nueva Mayoría en la Cámara de Diputados y en el Senado- de algunos que se encuentran con la calculadora en la mano. Por eso, considero positivo sincerar estas cosas.
Algunos plantean que ciertas regiones van a quedar menos representadas que otras. ¡Por favor! ¡Cómo va a ser bueno el modelo actual, conforme al cual regiones pequeñas, como las más australes, tienen la misma representación en el Senado que la Región Metropolitana! Si el problema es la Quinta Región, digámoslo claramente; pero no volvamos a poner la calculadora sobre la mesa.
Juzgo que para hacer posibles las citas de Michelle Bachelet mencionadas por el Honorable señor Lagos tenemos que avanzar pronto. Si alguien cree que la discusión podemos dejarla para 2015, digámoslo claramente también. Aquí habrá gente que se va a acomodar al sistema binominal. A lo mejor podrán hacerlo parlamentarios electos nuevos.
Por eso, creo que en esto hay que actuar sin ninguna convicción. Nosotros tenemos hoy día 70 Diputados y 21 Senadores. Eso efectivamente nos permitiría materializar bastantes cambios. Para las reformas importantes se requerirán acuerdos, sin lugar a dudas. Siempre existirán. Ello es consustancial con la política. Pero también habrá que usar la mayoría. Y es bueno que construyamos convicción, mayoría y fuerza para avanzar en las modificaciones.
De verdad valoro el esfuerzo realizado.
Sé que algunos Senadores han criticado el acuerdo. Si bien creo que no es lo óptimo, se trata de la primera propuesta formal, seria, estudiada, para cambiar el binominal. Hago referencia a lo que se va a discutir posteriormente.
Me preocupa que algunos colegas que cuestionan el documento no planteen una propuesta para enmendarlo. Entonces, pienso que algunos intentarán arrastrar los pies, y probablemente pasarán cuatro años más.
Y si llegamos a la elección parlamentaria de 2017 sin cambiar el binominal, en las mismas circunstancias actuales, no nos quejemos después si el camino que toma la ciudadanía es mucho más agresivo y duro que el de 2011.
Las modificaciones consideradas en los debates entre las candidatas presidenciales, con más énfasis, por cierto, en una o en otra, tienen que ver con cuestiones que ha planteado la calle, no la clase política, los partidos.
Me parece que el remedio se encuentra en que estos últimos entiendan, de una vez por todas,¿
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Ha concluido su tiempo, Su Señoría.
Tiene un minuto adicional.
El señor QUINTANA.-
Gracias, señor Presidente.
Señalaba que lo que se requiere es que de una vez por todas los partidos atendamos lo que el país nos está pidiendo. Y ello dice relación con cambios profundos, a los que, muchas veces, hemos respondido con minimalismo, y finalmente se han registrado renuncias a nuestras convicciones.
La Concertación siempre fue partidaria de terminar con el binominal. Y por eso me preocupan algunas voces que hoy intentan relativizar esa posibilidad. Si se mezclan con los defensores dogmáticos, rígidos, de la Constitución de Pinochet, creo que podemos estar en el peor de los mundos.
Con todo, pienso que esta es una muy buena noticia. Considero que es una mañana ampliamente satisfactoria para la democracia. Los dos proyectos que hoy estamos aprobando significan una tremenda profundización en ese sentido. Y se trata de una contribución modesta, sin duda, del Senado para ojalá ir terminando con el distanciamiento ciudadano hacia la política y con la abstención, la cual, muchas veces, se transforma en una preocupación transversal.
Voto a favor.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Puede intervenir el Honorable señor Escalona.
El señor ESCALONA.-
Señor Presidente , he querido intervenir para reiterar mi pleno acuerdo con esta modificación constitucional, que remueve un obstáculo poderoso, importante, en el camino hacia la instalación en nuestro país de un sistema electoral de representación proporcional.
Por su intermedio, señor Presidente , quiero manifestar que he escuchado el impecable razonamiento del Senador Coloma . Su raciocinio tiene, por cierto, la característica de ser compacto y hermético; no resiste la flexibilidad; no posee ductilidad; carece de cualquier elemento de plasticidad. Y, en consecuencia, presenta el defecto de todos los conceptos rígidos, estáticos: es una especie de estatua que no se halla en condiciones de resistir el curso de los tiempos; la evolución de las ideas y de las posiciones políticas.
Deseo manifestarle al Senador Coloma -por su intermedio, señor Presidente - que así no obraba Jaime Guzmán , líder y fundador de la Unión Demócrata Independiente.
Recuerdo el verano del año 90 cuando se reinstaló el Parlamento. La hasta entonces Oposición que asumía el Gobierno entabló conversaciones políticas con el Senador Jaime Guzmán . Y alcanzamos un acuerdo para conformar las Mesas del Congreso Nacional, del cual el propio Senador Coloma resultó beneficiado, al ser incorporado a la Vicepresidencia de la Cámara de Diputados. En ese texto se consagraba que nuestra Corporación sería presidida por don Gabriel Valdés , quien había sido cabeza de la lucha contra la dictadura.
¿Y cuál era el sentido del razonamiento de Jaime Guzmán? En aquellas conversaciones señaló que él no quería que la institución de los Senadores designados se viera inmediatamente agotada, al ser obligada a votar junto a los parlamentarios que venían del bloque dictatorial para instalar un Presidente de la Cámara Alta de Derecha .
Por ese motivo, la UDI votó por don Gabriel Valdés y no por don Sergio Romero , quien era el candidato de Renovación Nacional.
Y Jaime Guzmán no tuvo duda alguna: su argumentación apuntaba a salvar la legitimidad de los Senadores designados.
Yo le quiero decir ahora al Senador Coloma, quien ha liderado la posición de la UDI, que ha sido Presidente de ese Partido en reiteradas oportunidades y del cual ahora es vocero aquí, en esta Corporación, que el sistema electoral no tiene legitimidad.
O sea, le pido al Senador Coloma que recoja el razonamiento de Jaime Guzmán. Él entendió que no podía poner en riesgo, en la primera votación de la Cámara Alta instalada después de la dictadura, la legitimidad de los Senadores designados. Y estuvo dispuesto a alcanzar un acuerdo con quienes estábamos en la Oposición y habíamos luchado fieramente por el regreso de la democracia.
Por el bien mayor de Chile, nosotros estuvimos conformes con ello. A mí me costó votar por el entonces Diputado Coloma (como se lo conté, de manera coloquial). Porque fue miembro del Consejo de Estado de Pinochet, estuvo en Chacarillas y en otras instancias de la dictadura en momentos muy difíciles para nosotros: cuando éramos perseguidos, cuando los detenidos desaparecidos eran nuestros amigos. E igual voté por él para que se pudieran establecer Mesas del Congreso Nacional que reflejaran la mayoría.
El punto aquí es, en el fondo, el mismo. El sistema electoral ahora no tiene legitimidad. Se lo digo al Senador Coloma por su intermedio, señor Presidente . No se encuentra en condiciones de otorgarles a los ciudadanos y las ciudadanas la confianza que precisan tener en él. Esa es la cuestión medular. No quién saque un voto más o uno menos. El problema es la legitimidad de un pilar del régimen democrático: el sistema electoral. Y eso hace necesario modificarlo o cambiarlo. Y no quedarse como una estatua.
No vaya a ocurrir lo que pasó con la estatua de Saddam Hussein en Iraq: la derrumbaron cuando ya no sirvió.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra la Senadora señora Lily Pérez.
La señora PÉREZ (doña Lily).-
Señor Presidente , lo que estamos votando hoy es una reforma constitucional y no el proyecto mencionado en la Sala -quiero ser bien clara en esto- por mi buen amigo el Senador Chahuán .
Y también deseo corregir con cariño al Senador Chahuán -por su intermedio, señor Presidente - en lo siguiente. La iniciativa en comento no representa a todo el Partido de Renovación Nacional. Al acuerdo pertinente concurrió un sector, encabezado por su directiva, pero hay Senadores de RN -me incluyo- que no nos sentimos interpretados ni por ese proyecto ni por ese acuerdo.
Nos gusta mucho más el texto legal del Gobierno.
Con todo, voy a votar que sí a la presente reforma constitucional, porque considero importante enviar una señal con respecto a abrir el sistema electoral binominal.
Pero soy de aquellas personas que quieren hacer una reforma de verdad.
¿Y por qué aludí al proyecto mencionado en la Sala, producto de un acuerdo de la Concertación-Nueva Mayoría y un sector de Renovación Nacional? Para manifestar que invisibiliza a las regiones, particularmente a la que represento en la Corporación, que es Valparaíso Cordillera. Y una de nuestras misiones como representantes populares es procurar que nuestras regiones alcancen visibilidad y no que queden subsumidas en otras.
Por esa razón, estimo que el proyecto debe recibir muchas modificaciones si pretende tener éxito.
En tal virtud, espero que aquí, al interior del Senado, podamos revisar más proyectos alternativos al que ahora se ha comentado. Porque quiero un cambio de verdad al sistema electoral binominal, y no uno a medias.
Chile no requiere, sustantivamente, más parlamentarios. Lo que en realidad necesita es que estos sean representativos de los votantes y de las mayorías que se expresan en las urnas.
Por ese motivo, también creo muy importante sumar en estas iniciativas la no reelección indefinida. Porque es muy letal en democracia que existan parlamentarios que lleven tantos años en sus cargos.
De ahí que considero relevante apoyar una mayor participación de mujeres en esos cargos, limitar las reelecciones de los legisladores y de todos los representantes elegidos popularmente y no aumentar significativamente el número de parlamentarios. Porque Chile no requiere una mayor cantidad de ellos para resolver sus problemas, sino legisladores más representativos, que se la jueguen por sus regiones y por el país.
Dicho lo anterior, voto a favor de la reforma constitucional que nos ocupa, pues la entiendo como una luz verde para entrar posteriormente a la discusión de fondo. Sin embargo, consigno que el acuerdo aquí invocado entre Renovación Nacional y sectores de la Concertación no interpreta a la totalidad de RN, pues algunos de sus integrantes somos partidarios de reformar el sistema binominal, pero no nos gusta el proyecto concordado entre ambos conglomerados.
He dicho.
El señor LARROULET ( Ministro Secretario General de la Presidencia ).-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Le concederé la palabra una vez proclamada la votación, señor Ministro .
Puede intervenir el Senador señor Coloma, para fundamentar el voto.
El señor COLOMA.-
Señor Presidente , en primer lugar, agradezco las reflexiones formuladas por el Senador Escalona para valorar el rol de Jaime Guzmán en la historia política chilena, en esa dosis de flexibilidad a que hacía referencia para darle mayor legitimidad a nuestro proceso político.
Y quiero expresarle que esos son exactamente los principios en los cuales siempre he creído.
Recuerdo que Jaime Guzmán ; el actual Ministro del Interior , Andrés Chadwick ; el ex Ministro de Economía Pablo Longueira , y quien habla fuimos los que impulsamos ese acuerdo institucional. Y obviamente, el señor Presidente del Senado -perdón; lo digo aunque estemos en un momento de distancia- también fue muy relevante en ello.
A mi entender, eso generó que se acertara en el diagnóstico de las dificultades. Porque, claramente, después de la vuelta a la democracia existía un problema de legitimidad en las instituciones, y había que comprender que la lógica de las mayorías debía reflejarse en ellas, particularmente en la conducción del Senado.
Y fue algo difícil, duro, que iba contra la corriente. Porque es cierto lo que dice el Senador Escalona: iba contra la corriente. Nuestro sector no siempre concurrió; más bien minoritariamente comprendía esta lógica. Lo mismo que pasaba en sectores distintos. Pero lo hicimos, pues entendimos que esa era la naturaleza del problema, y, por lo tanto, había que ser valiente en la solución.
Creo que en tal naturaleza se encuentra el eje de la discusión. Y, en ese sentido, aquí se ha producido una equivocación profunda: en aras de mejorar la política, modernizar las instituciones, darle legitimidad a la democracia, se ha entrado en un conjunto de modificaciones que, bajo el ánimo renovador de que todo cambio es para mejor, han ido minando -y, desde mi perspectiva, destruyendo- esas mismas bases institucionales, tan importantes de cuidar.
Por eso, señor Presidente , cuando acá se planteaba con entusiasmo que el voto voluntario iba a generar "manadas" de votantes acudiendo a las urnas y récores mundiales, ahora se observa que el resultado ha sido objetivamente un desastre, desde el punto de vista de la legitimidad democrática.
¿Y de quién es la culpa? Del diagnóstico que en su momento se hizo. Porque aquí se pensó que el problema radicaba en ir a votar, en la facilidad dada o no para ello. Pero el asunto no tenía nada que ver con eso -como lo planteamos en su oportunidad-, sino con lo que se buscaba.
Lo mismo ocurrió con las elecciones primarias, de las cuales aquí se hizo entusiasta defensa, pero que en definitiva fueron mínimamente utilizadas, y los que las emplearon se equivocaron en el resultado final.
Entonces, señor Presidente, lo mismo acontece en este caso.
Me asiste la convicción de haber tenido toda la flexibilidad necesaria para llegar a acuerdos importantes en nuestro país. Y ello no solo con Jaime Guzmán , porque en otra oportunidad concurrí, junto con Pablo Longueira -yo era Secretario General de la Unión Demócrata Independiente en ese entonces-, al gran acuerdo de modernización del Estado que se alcanzó cuando el ex Presidente Lagos atravesaba por una dificultad severa.
Además, como timonel de la UDI, me tocó llegar a un acuerdo con la ex Presidenta Bachelet con motivo de la crisis internacional que azotaba al país, cuando se requerían los votos de la Oposición para llevar a cabo un plan de recuperación.
Jamás fallé -¡jamás!- a una convocatoria donde se precisara con generosidad el aporte de cada miembro de la UDI, en la medida que el diagnóstico del problema fuera compartido. Y en esta ocasión ocurre exactamente a la inversa. Nos dicen desde las bancadas de enfrente y de algunas del lado que el problema estriba en que en Chile faltan más parlamentarios.
Eso es, estimado Senador -por su intermedio, señor Presidente -, lo que estamos votando acá. Que los chilenos lo sepan. Aquí se dice: "Dejemos de limitar el número de Diputados". ¡Y ello, obviamente, persigue tener más parlamentarios, para darle a cada uno un espacio, para volver, quizás, a la época del 73!
Un Senador que intervino argumentaba que antes había más legisladores. Mi respuesta es: ¿funcionaba mejor en esa época el Congreso? ¿No fue ello lo que produjo la crisis institucional más potente que recuerde el país?
Algunos señalan: "No, este es un espacio para buscar que más mujeres participen". Y yo les digo que mi pobre y humilde Partido, la UDI, sacó el 50 por ciento de las mujeres Senadoras que estarán en el próximo período, sin ninguna ley de cuotas, sino por capacidad. Y obtuvo 12 parlamentarios de menos de 38 años, resultado que ninguna otra colectividad política puede exhibir.
Y aquello es por entender bien la naturaleza de los problemas.
A uno le puede ir bien o mal en una elección -eso no depende de nosotros-, pero lo peor que puede hacer es equivocar el problema.
Por ello, siendo fiel a la referencia que hice de Jaime Guzmán -estoy seguro de que él habría actuado en esta ocasión-, y porque defiendo las instituciones y no me quiero equivocar en el problema, debo manifestar que esta reforma constitucional es muy mala para Chile.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Terminada la votación.
--Se aprueba el informe de la Comisión Mixta (24 votos contra 7 y 3 abstenciones).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Alvear, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Chahuán, Escalona, Espina, Frei (don Eduardo), García, Girardi, Gómez, Horvath, Lagos, Letelier, Muñoz Aburto, Pizarro, Prokurica, Quintana, Ruiz-Esquide, Sabag, Tuma, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Votaron por la negativa los señores Cantero, Coloma, García- Huidobro, Kuschel, Novoa, Orpis y Uriarte.
Se abstuvieron los señores Bianchi, Larraín (don Hernán) y Navarro.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor PIZARRO (Presidente).-
En consecuencia, queda despachado el proyecto de reforma constitucional en materia de integración de la Cámara de Diputados.
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor LARROULET ( Ministro Secretario General de la Presidencia ).-
Gracias, Presidente .
Solo haré algunas reflexiones muy breves.
Primero, con respecto a este tema, debo expresar que nosotros, como Poder Ejecutivo , presentamos una iniciativa para modificar el sistema electoral, lo cual no requiere la enmienda constitucional que acaba de aprobarse.
Sin embargo, nos parece bien esta reforma. Porque fue lograda producto de un acuerdo conforme al cual se elimina el guarismo "120", pero además, porque eleva el quórum respecto de elementos centrales que estarán presentes en el debate sobre el sistema electoral futuro. Vale decir, el quórum de cuatro séptimos se aumenta a tres quintos.
Eso, por lo tanto, llevará a los consensos que requiere una materia tan relevante como el nuevo sistema electoral.
En segundo lugar, nuestra propuesta de ley orgánica, que vamos a acelerar una vez que esta reforma sea ratificada en la Cámara de Diputados, tiene dos características muy importantes.
Primero, mantiene el número de 120 Diputados; no hay incremento en tal sentido; y segundo, amplía el horizonte del ciudadano. ¿Por qué? Porque, en lugar de realizarse hoy día una elección entre dos personas, habrá comicios entre cuatro o seis candidatos, dependiendo de cuáles sean los distritos.
O sea, el 90 por ciento del electorado en el país va a tener más opciones de las que se observan hoy día. Creemos que eso es positivo, porque habrá mayor competencia. Y, además, esa iniciativa contiene un elemento favorable: seguirá existiendo un sistema proporcional, pero mayoritario, que ayudará a los consensos.
Con acuerdos el país ha ido avanzando, y debería continuar haciéndolo en el futuro.
Quiero formular otro comentario, señor Presidente .
No puedo dejar de mencionar algo en que tenemos una diferencia bien profunda con el Senador Coloma, que se ha expresado en otras oportunidades. Estamos convencidos de que nuestra agenda de reformas políticas significa un cambio importante para recuperar y mejorar la confianza en las instituciones políticas del país.
Esa agenda dice relación con un sistema de elecciones primarias, con el voto voluntario, con la elección directa de los consejeros regionales, en fin. No voy a enumerar todos los puntos que contiene, sino solo a decir que hoy día están en marcha y que el ciudadano lo aprecia.
Jamás hemos dicho aquí -¡jamás!-, ni yo en lo personal, que una avalancha de personas concurriría a votar, contrariamente a lo que sucedía antes. Y por una razón muy simple: las conductas de los ciudadanos no cambian en años ni en meses, sino cuando se perfeccionan las instituciones. Así, el voto voluntario y las primarias obligan al actor político a estar más cerca del ciudadano, lo cual significa mejorar la calidad de la política.
Por último, señor Presidente, deseo aclarar lo siguiente.
He sido aludido en estos días a propósito del tema de las urgencias del Ejecutivo. A este respecto, debo aclarar que estas solo apuntan en la dirección de aprobar proyectos de ley positivos para Chile y a que existan debates serios, como el de hoy.
Para terminar -y en esta materia hay que ser riguroso-, solo quiero precisar que, entre la primera y la segunda vuelta, el Gobierno anterior puso 55 urgencias en el Senado.
He dicho.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
El Honorable señor Chahuán está solicitando intervenir. Pero debo decirle a Su Señoría que, en verdad, la Mesa no considera que haya sido interpelado por la referencia de la Senadora señora Lily Pérez. Se trató de un juicio político más bien de carácter interno de su Partido.
El señor CHAHUÁN.-
Le solicito solo 30 segundos, señor Presidente .
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Tiene un minuto.
El señor CHAHUÁN.-
Gracias, señor Presidente .
Simplemente deseo aclarar, para efectos de la Versión Oficial, que el acuerdo entre Renovación Nacional y la Democracia Cristiana fue suscrito por la directiva del Partido, y, aparte de la modificación al sistema electoral binominal, incorporaba otros aspectos que ya se han reseñado, como el de poner límite a la reelección indefinida de Diputados, Senadores, alcaldes, concejales y cores, y el poder mutar de un régimen político presidencialista a uno semipresidencial.
También quiero manifestar claramente que nuestro primer objetivo, nuestro primer camino, fue el iniciado por el Senador Baldo Prokurica con la Comisión que lleva su nombre, que en el año 2006 entregó sus propuestas a la ex Presidenta Bachelet , respecto de las cuales nunca tuvimos respuesta. Y fue justamente la Comisión Prokurica 2.0 la que, en definitiva, complementó todas y cada una de las propuestas de Renovación Nacional que posibilitaron el acuerdo con la DC.
Por eso, hoy día sentimos que nuestro Partido ha cumplido la palabra empeñada con Chile y, también, con la Democracia Cristiana.
He dicho.
El señor PIZARRO ( Presidente ).-
Solamente diré como referencia para el señor Ministro que el Gobierno del Presidente Piñera, desde el 5 de noviembre hasta hoy, 11 de diciembre, ha presentado 179 proyectos con urgencias: 132 en carácter de "suma", 31 en el de "discusión inmediata" y 16 en el de "simple".
Lo digo solo para que quede constancia de ello.
Habiéndose cumplido su objetivo, se levanta la sesión.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635892
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635892/seccion/akn635892-po1
- bcnres:tieneProyectoDeLey = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/proyecto-de-ley/9078-07