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- rdf:value = " Tiene la palabra la diputada señora Claudia Nogueira.
La señora NOGUEIRA (doña Claudia).-
Señor Presidente , hoy vamos a discutir, en tercer trámite constitucional, el proyecto de ley que extiende a los padres trabajadores el derecho a alimentar a sus hijos y perfecciona normas sobre protección de la maternidad.
El proyecto aborda el derecho del padre a participar activamente en la crianza y a fomentar el apego con sus hijos, al permitirle proveer directamente la alimentación en sus dos primeros años.
El artículo 206 del Código del Trabajo establece: “Las trabajadoras tendrán derecho a disponer, a lo menos, de una hora al día, para dar alimento a sus hijos menores de dos años.”.
El presente proyecto cambia la tutela que de dicho derecho disponía la madre trabajadora, e instaura que tanto el padre como la madre podrán hacer goce de tan importante derecho laboral, que ha sido estipulado en beneficio directo del niño menor de dos años, en vista de su interés superior. Esta futura ley permitirá a los progenitores optar, de común acuerdo -en el caso de que el padre y la madre sean trabajadores-, por que sea el padre quien ejerza el derecho de alimentación.
No puedo dejar de valorar esta iniciativa por el positivo avance que implica en materia de corresponsabilidad parental, pues centra la discusión en el interés superior del niño y en la necesidad de fomentar el apego respecto de ambos padres, no solo de la madre. Asimismo, se hace cargo del efecto discriminador que han tenido hacia las mujeres muchas de las garantías que, en su génesis, precisamente tenían como objeto protegerla dado su rol de madre, pero que, en definitiva, se han convertido en trabas difíciles de soslayar. Por lo mismo, resulta tan importante la modificación que hoy discutimos en el hemiciclo.
Aún queda mucho por avanzar para lograr que exista un mercado laboral más inclusivo hacia las mujeres. También resulta fundamental avanzar en perfeccionar el artículo 203 del Código del Trabajo, que obliga a las empresas que tienen veinte o más trabajadoras a disponer de un establecimiento propio para el cuidado infantil, o a costear uno externo, lo que supone una barrera de entrada al mercado laboral de muchas chilenas, que, con bajos niveles educacionales y de calificación laboral, se ven discriminadas a la hora de buscar trabajo. En la práctica, ningún empleador quiere llegar a ese número de trabajadoras, puesto que ello le hace incurrir en un gasto extra que no está dispuesto a solventar. Ello convierte una protección legal pensada en beneficio de las mujeres en un arma de doble filo, que le hace un flaco favor a la infructuosa lucha que hemos dado para incorporar a algunas, en especial a las de escasos recursos, al mercado laboral.
El efecto práctico del artículo 203 del Código del Trabajo ha sido que las mujeres vean limitadas sus opciones de trabajo. Además, si son contratadas y el número de trabajadoras alcanza a veinte o más en la empresa, sus remuneraciones serán 10 por ciento menores que las de los hombres. Cabe tener en cuenta que de por sí la remuneración femenina es menor que la masculina, a pesar de que realicen las mismas tareas. De esta manera, las trabajadoras terminan por pagar, con esa merma de su salario, la sala cuna que el empresario debería costear. Es tan irrebatible la realidad de esta situación que, según la última encuesta laboral de la Dirección del Trabajo, de 2011, el 88,2 por ciento de las empresas del país tiene menos de veinte trabajadoras.
En este sentido, en agosto de 2013 el gobierno del Presidente Piñera presentó un proyecto que establecía el derecho universal de acceso a sala cuna y nivel medio menor para todas las trabajadoras del país con contrato y de casa particular, independientemente del tipo de labor que realizaran y del número que ellas representaran en una determinada empresa. Dicha iniciativa cubría una mensualidad para sala cuna de hasta 160.000 pesos por niño menor de dos años y de hasta 130.000 pesos por cada niño mayor de dos años y menor de tres años que asistiere al nivel medio menor de jardín infantil, además del pago de la matrícula. Esta medida sería financiada con el 1 por ciento imponible de todos los trabajadores, que provendría de la cotización del 3 por ciento del seguro de cesantía, que para estos efectos habría quedado en 2 por ciento, lo que no habría significado ninguna disminución en las prestaciones. En ese contexto, el proyecto iba precisamente en la dirección de eliminar las trabas para la incorporación de la mujer al mundo del trabajo.
Por eso, resulta absolutamente cuestionable que la actual Administración retirara de la discusión parlamentaria un proyecto como el mencionado, y que en su lugar haya propuesto, con fecha 25 de abril, y solo a través de titulares en los medios de comunicación, otra iniciativa, lo que implica comenzar toda la discusión desde cero. A este respecto, es importante preguntar al Gobierno si la incorporación de la mujer al mundo del trabajo es o no realmente prioritaria. La misma pregunta cabría hacer al Sernam, que pareciera estar más preocupado de los derechos reproductivos de las mujeres, al tratar de que se legalice el aborto, que de propiciar y asegurar las condiciones necesarias para emparejar la cancha en algo tan elemental como el acceso al trabajo, y en algo mucho más difícil aún, como es conciliar la vida familiar con la laboral. Ambos aspectos constituyen una sinergia muy necesaria para la obtención de una vida plena y feliz. En esta materia, el gobierno del Presidente Piñera dejó la vara muy alta, con iniciativas concretas e indicadores que pusieron a Chile a la vanguardia mundial.
No puedo dejar de mencionar que el gobierno anterior tuvo logros inobjetables. Es así como la extensión del posnatal, el Programa “4 a 7: Mujer Trabaja Tranquila”, el subsidio al empleo femenino, el acceso universal y garantizado a la educación preescolar, el establecimiento de la obligatoriedad del kínder, el proyecto de sala cuna universal, que fue retirado por este gobierno, pero que beneficiaba a 1.6 millones de mujeres; el proyecto sobre estatuto laboral agrícola, la norma de igualdad de género y conciliación de la vida laboral, familiar y personal -Sello Iguala Conciliación vida laboral, familiar y personal-; la iniciativa que perfecciona la legislación laboral de las trabajadoras de casas particulares o el bono por formalización laboral, nos hablan de una ruta de cambios y reformas en pro de mejorar la vida laboral y familiar de las mujeres del país. Todos esos cambios fueron un tremendo aporte y un avance en la lucha por la tan postergada igualdad de género, que el actual Gobierno pareciera constreñir solo a materias sexuales.
Creemos que el Sernam, institución creada para velar por los intereses y derechos de las mujeres, en esta materia se ha mantenido al margen, con una pasividad absolutamente preocupante, y ha abocado todos sus esfuerzos a una agenda cuya principal materia son los derechos reproductivos y sexuales y la creación del Ministerio de la Mujer. Sin duda, esto último es muy importante; pero deberíamos ser capaces de construir una agenda ambiciosa, con el fin de promover y otorgar mayores oportunidades a las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.
Por lo tanto, debemos centrarnos decididamente en las preocupaciones de las mujeres más vulnerables del país, que sufren la doble discriminación de no conseguir un empleo tanto por ser mujeres como por sus escasos niveles de calificación. Sobre este punto, la rígida estructura laboral chilena no solo coarta la participación femenina en el mercado del trabajo, sino que también le resta dinamismo y mayores niveles de crecimiento al conjunto de la economía nacional. Ello dificulta aún más la condición laboral de la mujer chilena y precariza su ya malograda situación en comparación con la de los hombres.
Por lo expuesto, celebro la iniciativa modificada por el Senado, que votaremos favorablemente al término de la sesión, pues -reitero- nivelará la cancha entre hombres y mujeres, velará siempre por el interés superior del niño y la corresponsabilidad parental y, en definitiva, permitirá una mayor inclusión de la mujer en el mundo laboral.
He dicho.
"
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