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-En conformidad con el artículo 85 del Reglamento, se incluye la siguiente intervención no pronunciada en la Sala y que cumple con lo dispuesto en el artículo 10 del mismo cuerpo reglamentario:
El señor SOTO .-
Señor Presidente, qué duda cabe que la música popular chilena y folclórica son expresiones de la diversidad y la democracia de la sociedad chilena, ya que canta y relata nuestras historias, las luchas de nuestro pueblo y promueve nuestros valores compartidos, tales como el amor, la identidad nacional, el respeto por la vida, la libertad, la perseverancia, la tolerancia y demás actitudes que fortalecen la justicia social, la paz entre las naciones y los vínculos de integración y solidaridad latinoamericana.
Lamentablemente, la difusión de nuestra música popular, para llegar a los chilenos, se enfrenta a una barrera estructural, a una barrera de acceso casi insuperable, cual es la concentración de los medios radiales y prácticas monopólicas y excluyentes de radioemisoras chilenas, que se rigen por una lógica de mercado y prefieren privilegiar la abierta colonización económica de las compañías discográficas transnacionales, que terminan por desplazar a nuestros artistas.
Hoy en Chile hay cadenas de radioemisoras que definen la línea editorial y musical de las principales estaciones que se administran desde países europeos, como sucede en el Grupo Prisa o radios que fijan sus parrillas musicales diarias, según los intereses comerciales de sellos discográficos transnacionales desde Estados Unidos.
Como poder legislativo, a mi juicio, es fundamental hacernos cargo de esta realidad y hacer prevalecer, con fuerza, el derecho de las audiencias, de todos los chilenos, a tener una diversidad en la oferta musical radial, en la música que escuchamos, en la que los criterios que prevalezcan sean los valores de la difusión de nuestra cultura chilena y no solo los criterios económicos o de mercado.
Por tanto, es urgente y necesario proteger a nuestros músicos nacionales, los que, a pesar de su reconocida calidad, están huérfanos de una normativa legal que les permita competir con equidad en las brutales condiciones en que funciona este “mercado discográfico”.
Si no intervenimos ahora para proteger lo nuestro, estaremos siendo cómplices pasivos de la lenta, pero persistente agonía y muerte de nuestros talentos artísticos y, hacerlo mañana será tarde.
En consecuencia, este proyecto, ante todo, es un acto de resistencia cultural, de reafirmación de nuestra identidad cultural, que intenta romper con el paradigma de “el que pone la plata pone la música” y busca que las radios emisoras que utilizan y comparten el espacio radio eléctrico chileno, se sumen a la protección de nuestros valores compartidos y emitan un porcentaje mínimo de música chilena y de raíz folclórica nacional.
La norma propuesta, además de lo ya dicho precedentemente, no hace más que responder a una sentida demanda del pueblo chileno.
En efecto, la encuesta “Música Chilena Hoy”, realizada por la Sociedad Chilena del Derecho de Autor, junto a Adimark, arrojó interesantes resultados que debieran entregar, valga la paradoja, mucha luz en este debate.
-Un 61,2 por ciento de las personas dice escuchar poco o nada de música nacional, -El 90,5 por ciento aseguró que le gustaría que tocaran más música chilena en las radios, que es el medio por el que más se conectan con este arte.
-Finalmente, ante la pregunta cuán de acuerdo está con el proyecto de ley que busca que las radios toquen un 20 por ciento mínimo de música chilena, el 81,1 por ciento de los encuestados señaló estar de acuerdo con la medida.
En consecuencia, llamo a esta Cámara, a escuchar la voz de nuestro pueblo.
Las cifras son elocuentes y es por eso, además, que asombra que durante el debate en el Senado, hayan aprobado una indicación que, si bien mantiene la obligación de emitir al menos una quinta parte de sus emisiones fonográficas con música nacional para las radioemisoras, introduce una particular alternativa para su cumplimiento: “Esta obligación (…) podrá darse por realizada mediante el cumplimiento alternativo de los mecanismos que establezca para estos efectos el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.”.
Anuncio, en consecuencia, mi rechazo a este artículo, que permite mecanismos de cumplimientos alternativos de la norma, texto que -permítaseme la ironía más bien parece extraído de un Código Penal que establece cumplimientos alternativos a una pena, que de una ley que tiene por vocación fomentar y promover nuestra música chilena. Vamos a resolver esto en comisión mixta.
Finalmente, me permito celebrar, particularmente, la instauración del el “Día de la Música y de los Músicos Chilenos”, escogiendo para tal efecto, el día del natalicio de nuestra gran Violeta Parra , cuyo talento, perseverancia y vocación artística fue capaz de derrotar la adversidad, falta de apoyo y el abandono tradicional que reciben nuestros artistas, llegando a un nivel, estatura y reconocimiento mundial y cuyo legado de vida y artístico, reconocemos.
Ella, con su vida y talento fue trazando un camino excepcional y único que aún anima los sueños y el talento creativo de miles de artistas chilenos que componen e interpretan nuestra música en nuestro país.
En consecuencia, como diputado de San Bernardo, reconocida como la capital nacional del folclor, llamo a esta Cámara a aprobar, con entusiasmo, este proyecto de ley que entrega justicia y reconocimiento al trabajo y talento de todos los músicos y folcloristas chilenos.
He dicho.
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