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El señor SANDOVAL .- Señor Presidente , pareciera ser que los temores del fin del mundo están afectando el raciocinio, el pensamiento y los temperamentos. En ese sentido, lamento las expresiones virulentas del diputado Schilling , porque no sé quien llenará las cajas al Partido Socialista. Tampoco sé cómo, de repente, estamos a favor del tabaco y a favor del aborto, y hablamos de la salud y de la protección de la vida. ¡Qué curiosidad! ¡Qué contrasentido conceptual!
A pesar de todo, estoy a favor de la idea de aprobar este proyecto y comparto absolutamente sus disposiciones y planteamientos. Quiero felicitar a nuestro Gobierno, a mi gobierno, y al ministro de Salud , presente en la Sala, por esta iniciativa que nos va a llevar por un camino que es absolutamente necesario.
De repente uno piensa si debería legislarse acerca de estas materias. En realidad, no deberíamos hacerlo. Sin embargo, cuando las cosas quedan al libre albedrío de la gente, realiza cosas que sin querer propician el daño personal, incluso, a terceros.
Por eso, nos obligamos a decir por ley lo que la gente, culturalmente, no asimila como una realidad objetiva. Ahí están los problemas con el sedentarismo, con la obesidad o con la ingesta de alimentos inocuos para nuestra salud.
A veces debemos legislar sobre iniciativas relativas a diferentes áreas, como la de la actividad física, en circunstancias de que todos sabemos que esta es importante para la salud, para evitar las consecuencias del sedentarismo, la obesidad, etcétera. Basta recordar que actualmente existe libertad para que los establecimientos educacionales aumenten de dos a cuatro horas de actividad física; sin embargo, son contados con los dedos de las manos los que han optado por ese camino.
Necesaria y obligatoriamente debemos dictar normas que, aunque nos cueste entender y aceptar, a veces son el único camino para lograr determinadas conductas como respuesta de la gente.
Por ejemplo, sabemos que conducir en estado de ebriedad es malo, porque expone al conductor y a terceros. Sin embargo, se tuvo que dictar una ley para consagrar ciertos mecanismos de prohibición, lo cual ha permitido, a Dios gracias, reducir significativamente el número de muertos en accidentes.
Desde nuestro propio nivel de percepción, deberíamos entender culturalmente las cosas buenas o malas, pero estamos obligados a legislar, aunque no lo queramos, porque sabemos que es la única vía para lograr acciones concretas.
En Chile, según cifras muy bien presentadas por el Ministerio de Salud, 46 personas mueren por causas relacionadas con el tabaquismo.
A lo mejor no nos gusta legislar sobre esta materia porque se limita la libertad, pero se valoriza un bien común mucho más general.
Lamentablemente, cosas que deberían nacer de la autoconciencia, para lograrlas debemos intervenir, como ya lo expresé. Al parecer, nuestras comunidades necesitan esta forma de fijar ciertas conductas absolutamente viables, a fin de resguardar la seguridad y la salud propias y del entorno.
Estoy en contra de las imputaciones que se han formulado en esta Sala, porque en nuestro sector pensamos que es tan válido legislar a favor del tabaco como en contra del aborto.
Anuncio que voy a votar a favor de las modificaciones del Senado.
He dicho.
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