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El señor ROSSI.-
Señor Presidente , me parece que todos estamos de acuerdo en cuanto al fondo del proyecto, en el sentido de que se aumente la subvención escolar preferencial, la subvención por concentración de alumnos prioritarios, porque apuntan a colocar más recursos donde hay más dificultades.
Entendemos que un niño con un capital sociocultural bajo necesita un esfuerzo mayor, incluyendo uno financiero. De hecho, muchos estudios demuestran que los dos factores más determinantes en la calidad de la educación de un niño son, por un lado, la interacción emocional de este con el profesor dentro del aula, y, por otro, el nivel de escolaridad materno. Y cuando hablo de este último, me refiero al entorno, a ese capital sociocultural que el niño trae desde su hogar y que es muy difícil de modificar.
Ahora bien, no deja de llamarme la atención -y este es el punto en que, sin duda, tenemos una diferencia muy profunda con el Gobierno y con la Derecha- que el Senador Carlos Larraín (a quien escuché muy atentamente) se haya referido a la diversidad diciendo que esta es muy importante en la oferta educativa. Por eso -sostuvo- , es relevante que exista una oferta privada, porque la gratuidad es sinónimo de educación estatal. Eso desprendo de sus palabras.
Sin embargo, es contradictorio su discurso. En efecto, cuando se habla de diversidad, ha de señalarse que es lo que menos hay en el sistema educativo actual. Porque no la entiendo como aquella en que hay diversos colegios para distintos niños; para tipos de niños iguales, los mismos colegios. A mi juicio, la diversidad se debe transformar en un factor de enriquecimiento del proceso educativo. Tiene que ver con que un estudiante de un capital sociocultural A se mezcle, conozca y nutra de la experiencia de otro perteneciente a un capital sociocultural B, C, D o X.
Actualmente, de acuerdo al dinero que tienen los padres, los niños se educan en colegios para estudiantes de la misma condición. O sea, si la familia dispone de 10 mil pesos para el financiamiento compartido, el hijo asiste a un establecimiento con estudiantes cuyos padres pueden pagar igual cantidad. Lo mismo ocurre con aquellos que cuentan con 50 mil o 80 mil pesos para tal efecto. No hay ninguna mezcla. Hoy día existe una completa segregación e inequidad.
Por ese motivo, en el debate de la reforma tributaria nos opusimos a una rebaja a las familias que tengan a sus hijos en la educación particular, porque eso profundiza la inequidad y, más aún, la brecha existente.
Eso hicimos en 1994. Fue un profundo error de la Concertación. En esa ocasión, con el argumento de que era necesario un aporte económico familiar para aumentar la cobertura, creamos el financiamiento compartido: el principio del fin de la educación pública. En ese tiempo la educación particular representaba solo el 6 por ciento.
No estoy en contra de la oferta privada; pero que no se segregue con platas del Estado. Que aquella exista para los padres que tienen recursos para pagar un colegio particular. Sin embargo, no estoy de acuerdo en que se discrimine y se segregue a los estudiantes mediante dineros fiscales.
Lo más valioso del proceso educativo tiene que ver con el intercambio de experiencias, con la mezcla sociocultural de niños que tienen historias, familias y situaciones distintas. Eso es lo relevante.
Yo estudié en un colegio salesiano donde asistían niños cuyos padres tenían más plata que los míos, y también había otros con menos recursos. Eso permitió, justamente, que tuviese un aprendizaje enriquecedor. Hoy día, ciertos niños nunca van a conocer otra realidad. Ese es el problema del financiamiento compartido; no se trata de una cuestión de dogma o doctrinal. Por eso reclamamos respecto a esta situación.
Ese era el aporte que quería hacer a la discusión.
Evidentemente, tenemos una diferencia importantísima.
El señor COLOMA.-
Así es.
El señor ROSSI.-
Se trata, entonces, de un aporte relevante.
Sé que tenemos discrepancias sobre el particular. Así que me parece muy bien que se haya puesto un tope, para frenar en algo la segregación existente hoy día.
El señor ORPIS .-
Actualmente existe un tope.
El señor ROSSI.-
Pero es reajustable. Nosotros queremos eliminar la reajustabilidad y rectificar el error cometido en 1994.
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