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El señor BERTOLINO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Carlos Montes.
El señor MONTES.- Señor Presidente , el tema de las antenas celulares es uno de los que más ha desprestigiado al Parlamento y a la política.
Los ciudadanos no entienden por qué no resolvimos el problema antes. En los últimos once años, cuando tuvimos bien avanzada una propuesta o alternativa, no se logró una solución apropiada.
El proyecto que tratamos nos permite dar un paso adelante muy importante Su propuesta no es muy distinta de la de 2001, al menos conceptualmente.
Esta iniciativa representa un buen trabajo de la Cámara y del Senado, que recoge años de debate. En mi opinión, el proyecto ha experimentado un mejoramiento clarísimo.
La idea de llevar varios artículos a Comisión Mixta no significa otra cosa que el deseo de mejorar algunos aspectos, aunque en lo global creo que ya están recogidos.
El tema se ha tornado complejo, porque tenemos nuevas tecnologías, que producen menos problemas, los cuales debemos enfrentar oportunamente.
Nadie desconoce que los teléfonos celulares representan un gran avance para la humanidad y para el país. Hace veinte años era inimaginable contar con la actual tecnología. Pero es un hecho evidente que los adelantos presentan externalidades negativas que debemos evitar o mitigar. A eso se refiere el proyecto. No es verdad que esté contra el adelanto tecnológico.
Los problemas de la telefonía celular y de las fuentes electromagnéticas son claros: hay daño a la salud de las personas. Algunos estudios así lo señalan. Existe debate al respecto.
Las radiaciones serán mayores si la potencia de las antenas aumenta. Por eso se pone el énfasis en que las antenas tengan menor potencia y que sean más bajas. Estudios de la Organización Mundial de la Salud señalan que pueden producir leucemia, cáncer y tumores. Otros, indican que las consecuencias sólo se podrán medir luego de treinta años de exposición. Algunos estudios sostienen que es necesario estudiar más el tema, porque el efecto no sería sólo a largo, sino también a corto plazo. Recientes descubrimientos indican que la telefonía móvil y sus antenas causan cambios en la actividad cerebral y en los tiempos de reacción, y que también alterarían los patrones de sueño.
Mientras exista riesgo, este tema nos debe preocupar de un modo preventivo. No son las víctimas, sino los victimarios, los que deben demostrar si esto hace daño.
El proyecto reconoce el problema de salud y toma medidas para enfrentarlo, lo que es una cosa muy valiosa.
Otro problema, relacionado con el deterioro urbanístico y estético, lo conocemos en los barrios. También existe daño patrimonial.
La magnitud del problema aumenta a medida que se amplía el uso de celulares. En 1989, había menos de cinco mil celulares; en 1999, es decir, diez años después, había 2 millones 260 mil; hoy hay más celulares que población: tenemos más de 16 millones de celulares. Esto también corre para las antenas: en 1996 había 35 en todo el país; en 2002 -época en la que estábamos legislando en forma muy avanzada sobre la materia-, había 1.341; en 2006, la cantidad subió a 2.757, y en la actualidad hay 7.200.
¿Cómo llegamos a la situación actual? ¿Era necesario llegar a esto? Tal como dije, es cierto que las nuevas tecnologías generan nuevos problemas, pero éstos no son un mal necesario. En nuestro caso, la situación que vivimos pudo ser evitada con acciones más enérgicas, eficaces y oportunas. Sin embargo, estas no se adoptaron, y en eso hay mucha responsabilidad de los distintos gobiernos y del Congreso Nacional.
Dos fueron nuestras principales falencias.
En primer lugar, desregulación. Es un problema permanente en diversos aspectos. Existe un modelo económico y de organización de la sociedad que deja todo al arbitrio del mercado, con un aparato estatal y una normativa precaria para defender el bien común y los intereses de los ciudadanos. En este punto, el Congreso Nacional debe hacer un mea culpa. Hace más de diez años se presentó el primer proyecto sobre esta materia, el cual contaba con apoyo transversal, de parlamentarios de todos los sectores. Sin embargo, no fuimos capaces de legislar. A pesar de que se avanzó, hubo obstáculos y presiones, y la tramitación de la iniciativa se detuvo.
Cuando se mencionan ejemplos de normas cuya discusión demoró mucho tiempo en el Congreso Nacional, siempre se nombran la denominada ley de divorcio y la legislación que regula el uso del bosque nativo. Pero la materia que estamos tratando en esta iniciativa constituye otro ejemplo, con la agravante de que se trata de un problema sentido y vivido diariamente por millones de vecinos que se sienten invadidos y vulnerados debido a la instalación de torres soporte de antenas que son antiestéticas, que arruinan su barrio y que potencialmente pueden afectar su salud.
No obstante, cada vez que se pudo legislar al respecto, se postergó; hubo presiones, desidia y desinterés. Se prometió el mejoramiento de los proyectos, pero, a la larga, sólo se trató de un juego para ganar tiempo, hasta llegar a la situación actual.
En segundo término, se trató de ahorrar costos.
La realidad que observamos hoy no es un mal necesario, sino consecuencia de que hace veinte años se efectuó una evaluación y se señaló que la telefonía celular era un bien en sí, de manera que se debía contribuir a su masificación. ¡Nada mejor que dejarlo todo en manos del mercado! Sin embargo, exis-tían alternativas menos dañinas e invasivas, mediante la incorporación de otras tecnolo-gías y la combinación de antenas “paraguas”, grandes y pequeñas, de menor potencia. Desde el punto de vista estético, también, había diversas opciones para colocalizar o camuflar las antenas. Evidentemente, eso era más caro, pero soportable para los márgenes de comercialización y las rentabilidades que esa industria ha demostrado.
En 2010, Movistar obtuvo, por concepto de telefonía móvil, utilidades que ascendieron a 426 millones de dólares, las que se incrementaron en 34,8 por ciento respecto de las del año anterior. Por su parte, Claro afirma que tras la fusión de operaciones con Telmex, todavía no pone énfasis en las utilidades, pero factura 1.000 millones de dólares anuales. Ese mismo año, Entel registró ingresos por concepto de telefonía móvil por 1.714 millones de dólares, 13 por ciento más que en 2009, y utilidades netas de 353 millones de dólares.
La cobertura y penetración, como también los resultados que ha tenido la telefonía móvil en el país, están fundados, en buena medida, en esos ahorros y costos, los que se agudizan en los sectores de menores recursos. En el barrio alto no se observa ese ahorro o es menor, porque allí se ha colocalizado más, hay más camuflaje y más respeto por el equipamiento urbano.
Quiero plantear algunos criterios que deben ser considerados en la Comisión Mixta.
En la Comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones existió acuerdo sobre varios puntos, criterio que comparto. Participé en la discusión que se llevó a cabo y creo que es muy importante que esos aspectos sean analizados en una Comisión Mixta, no porque todos digan relación con grandes problemas. No voy a entrar en mayores detalles al respecto.
Lo más importante es que la tramitación de la Comisión Mixta sea eficiente, que no exista dilación. No queremos que el trabajo de esa comisión se prolongue; debe actuar rápido, en un plazo razonable, de manera que ojalá en octubre el proyecto sea aprobado por ambas cámaras. Eso, en relación con el aspecto formal.
En cuanto al aspecto de fondo, la Comisión Mixta deberá analizar los siguientes puntos clave.
El primero dice relación con el rol de las municipalidades en la planificación urbana para la instalación de antenas. Se deben establecer áreas preferentes; los municipios deben efectuar la planificación respectiva y generar los estímulos para su emplazamiento en determinados sectores. Esa idea estaba contenida en el proyecto aprobado por la Cámara, pero el Senado la rechazó. Por lo tanto, a nuestro juicio es necesario reincorporarla.
La participación de la comunidad también es importante. Esa materia está contemplada en el artículo 116 bis F, pero hay que fortalecerla. ¿Qué pasa con los vecinos del entorno? Tal como quedó redactada la norma, los operadores deben optar entre mimetizar la instalación de torres soporte de antenas o compensar a los respectivos copropietarios. Sin embargo, se requiere elevar la capacidad de negociación, puesto que no basta con esas opciones.
Otro aspecto muy importante que debe quedar establecido en la futura ley dice relación con el incentivo al uso de espacios públicos, de antenas de menor tamaño y de la colocalización. No se puede continuar con la forma discrecional de actuar que existe en este momento. No es sostenible que cada cual instale su antena donde quiera. Necesitamos planificación. En ese sentido, lo que habíamos acordado era un sistema que favoreciera, junto con la disminución de los trámites, al operador que utilizara los espacios definidos por el municipio, al que se allanara a la colocalización o que instalara soportes de antenas de menor tamaño, de menor potencia y de menor radiación. Eso tiene que permanecer en la futura ley, porque es fundamental, sin perjuicio de que hay algunas cosas que mejorar.
Otro asunto que se debe materializar a la brevedad es la eliminación de antenas en colegios, jardines infantiles y otras áreas sensibles. En el proyecto se norma la distancia a la que pueden ser ubicadas respecto de esos establecimientos, debido al potencial riesgo que eso puede significar para la salud de las personas.
También es muy importante el problema de las zonas saturadas asociado a la instalación de esas estructuras. El texto aprobado por el Senado contiene una doble definición muy adecuada, pues se refiere a saturación estética y saturación de ondas electromagnéticas. En ambos casos hay una forma de enfrentarlo.
Otro aspecto muy importante para nosotros dice relación con el fondo concursable que se crea para el desarrollo de investigaciones. Es fundamental que Conicyt haga un seguimiento de las investigaciones que se llevan a cabo a nivel mundial sobre la materia y que efectúe investigación para determinar qué ocurre. Con ese objetivo se crea ese fondo, el cual permitirá tener una opinión mucho más fundada, de manera de entregar información a los vecinos sobre la incidencia de este tipo de antenas en la salud humana.
Asimismo, observamos que existe un vacío en relación con el cobro por sobretasa de contribución y por patente, lo cual está dentro de los puntos que deberán ser analizados en Comisión Mixta.
La discusión que estamos llevando a cabo en estos momentos fue postergada durante once años o más, retraso que ha causado enormes perjuicios a mucha gente. El Congreso Nacional debió legislar antes; el Ejecutivo debió jugarse por esto antes. Hoy estamos ad portas de que eso se produzca. La cuestión es que hagamos que la Comisión Mixta tramite el proyecto en un plazo razonable. Se debe compatibilizar el progreso tecnológico con la calidad de vida, las utilidades de la industria con las inversiones que se deben efectuar para la adquisición de equipamiento de calidad y moderno. En definitiva, hay que compatibilizar el interés privado con el bien común de millones de chilenos, a fin de evitar la pérdida de patrimonio, que se produzca daño estético al entorno urbano y problemas de salud.
Por último, quiero señalar que la propuesta de la Comisión de Obras Públicas es muy sensata, por lo cual hay que apoyarla. Espero que la Comisión Mixta trabaje con mucha fluidez.
He dicho.
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