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El señor BERTOLINO ( Vicepresidente ).- Tiene la palabra el diputado señor Pepe Auth.
El señor AUTH.- Señor Presidente , en la última década la telefonía celular se ha desarrollado de manera muy significativa. Claro que en nuestro país lo ha logrado en un espacio normativo casi inexistente. Evidentemente esa desregulación del desarrollo de este mercado ha generado externalidades extremadamente negativas para la población.
No es un misterio y nadie podría discutir que, parafraseando a un dictador, “para hacer tortillas hay que quebrar huevos”. Sin duda, para que sea efectivo, el desarrollo de la telefonía celular exige la instalación de antenas a lo largo del territorio nacional. El punto es que por más de una década se instalaron por todo el país sin la más mínima regulación. Bastaba el contrato de una empresa telefónica con un privado, ante una municipalidad completamente inerme, sin respaldo y razón para impedir su instalación.
Es cierto que el Parlamento ha discutido el proyecto desde hace varios años, algunos dicen que casi un década; pero cuando los empresarios advierten la proximidad de la aprobación y despacho de la iniciativa, pusieron el pie en el acelerador, en los últimos dos años, hasta provocar una explosión completamente desenfrenada y desregulada de instalación de antenas para telefonía celular, lo que ha generado un verdadero clima de conmoción social.
Sin embargo, a pesar de esa explosión desenfrenada de los últimos dos años, cuando uno conversa con cualquier ejecutivo o dueño de este tipo de empresa, resulta evidente que es sideral el número de antenas que resta por instalar.
Lo anterior, ha hecho que la aprobación del proyecto en discusión sea algo realmente esperado y absolutamente necesario.
Como dice el mensaje, hay dos razones para regular la instalación de estas antenas.
La primera, todavía no completamente resuelta, son los posibles daños a la salud que generan no sólo las antenas, porque los estudios que existen demuestran que emiten más radiación los celulares que las antenas. La Organización Mundial de la Salud acaba de emitir una recomendación general para que los niños y adolescentes no usen teléfonos celulares. No sacamos nada con disparar a las antenas, en circunstancias de que los celulares emiten más radiación muy cerca del cerebro.
La segunda, la proliferación de antenas rompe la armonía urbana y es evidente que también dañan el valor de las propiedades vecinas al terreno donde se instalan.
Aunque podría estimarse que la regulación del proyecto está atrasada respecto de la situación que se está viviendo, es absolutamente imprescindible votarlo rápidamente, por varias razones.
En primer lugar, porque se pasa de una situación en que los vecinos no tienen derecho a decir ni una sola palabra respecto de la decisión de un propietario de arrendar su terreno a una empresa para colocar una antena, a otra que exige el acuerdo de una proporción importante de los vecinos de la propiedad en que se va a instalar ese aparato; se debe consultar a las organizaciones vecinales y, además, entrega una incidencia a la municipalidad a fin de definir zonas privilegiadas para su instalación, para demorarla y, eventualmente, impedirla en un territorio específico.
En segundo lugar, porque no obstante ser cierto que no hay evidencia científica absoluta que nos diga que las emisiones de radiación de las antenas para telefonía móvil son dañinas para la salud, existen presunciones suficientes para que la mayoría de los países haya establecido normas bastante más estrictas que las que tiene Chile en la actualidad. En consecuencia, es muy bueno que el proyecto fije límites de emisión que equivalen al promedio de los cinco países más exigentes de la OCDE, lo que es un parámetro importante, porque son de las más altas del planeta.
En tercer lugar, porque favorece la integración armónica. En la Comisión Mixta habrá que hacer los perfeccionamientos necesarios para que la mimetización se redefina como integración armónica al entorno; no se trata de que la antena quede oculta, sino que se integre adecuada y estéticamente al entorno urbanístico. Mi colega diputado Patricio Hales , quien integrará la Comisión Mixta, deberá realizar su invaluable aporte al respecto.
Por último, porque impide la proliferación y favorece la relocalización de varias antenas, al establecer zonas saturadas cuando hay dos antenas, impide que se instale una tercera.
En la Comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones aprobamos buena parte de las modificaciones del Senado al proyecto de ley. Sin embargo, votamos consensuadamente en contra varios artículos propuestos por el Senado, para asegurar en la Comisión Mixta, en primer lugar, la retroactividad de las principales medidas, porque el problema de la proliferación de antenas y de la mala integración al desarrollo urbano no es sólo respecto del futuro, sino que fundamentalmente del presente; en segundo lugar, la relocalización de las antenas para el futuro y pasado, y, por último, las normas para antenas de menos de doce metros, porque la actual redacción del proyecto invita a una proliferación absolutamente desordenada y masiva de pequeñas antenas.
A mi entender, los diputados de la UDI, de Renovación Nacional y de los demás partidos que integrarán la Comisión Mixta, van con el compromiso de avanzar en materia de retroactividad, relocalización y normas para antenas de menos de doce metros.
Anuncio que aprobaremos buena parte de las modificaciones del Senado y rechazaremos las disposiciones que convinimos en la Comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones, para discutirlas en la Comisión Mixta.
He dicho.
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