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El señor ARAYA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Fidel Espinoza.
El señor ESPINOZA (don Fidel).- Señor Presidente, hoy discutimos un proyecto de ley que ha tenido diferentes visiones, tanto de parte del Oficialismo como de la Oposición.
Me quedo con la intervención que realizó la semana pasada el diputado Felipe Harboe , cuando iniciamos la discusión, porque los fundamentos allí esgrimidos fueron bastante categóricos para expresar, al menos, nuestra preocupación en materias tan importantes como la delincuencia y la seguridad ciudadana en nuestro país.
Asimismo, discrepo absolutamente de las palabras del diputado Calderón, a través de las cuales pide seriedad a los parlamentarios que tenemos una visión diferente del tema que nos ocupa.
Creo que la seriedad -así, por su intermedio, señor Presidente , le respondo en forma directa al diputado Calderón - no sólo debe darse respecto de materias como la que debatimos, cuando tratamos proyectos sobre seguridad ciudadana, que tienen relación con los derechos de las personas.
Muchas veces, el diputado Calderón , que en su intervención apeló a nuestra falta de seriedad por tener una visión distinta, ha violentado preceptos elementales sobre los derechos de las personas en el mismo Congreso Nacional.
Por lo tanto, creo que para hablar con el tono que él utilizó hay que mostrar un poco de ética. Él sabe perfectamente por qué lo planteo.
En cuanto al proyecto en cuestión, nadie puede discutir, independientemente de las posiciones, que el Gobierno ha fracasado en lo que fue su bastión de propaganda fundamental para llegar a conducir los destinos de este país: el tema de la delincuencia.
Hace un par de semanas, el propio Presidente de la República literalmente lo planteó así: la delincuencia no la puede eliminar un gobierno determinado. Pero el gobierno que él preside utilizó el tema de la delincuencia como el gran caballito de batalla para ganar las elecciones presidenciales hace dos años.
Y, claro, como lo he señalado en otras oportunidades en esta misma Sala, ello se hizo porque las encuestas en aquel entonces marcaban que los chilenos querían tener mayor seguridad y que los delitos cometidos contra la propiedad privada y contra las personas tuvieran mayores sanciones. Y en aquella oportunidad, el entonces candidato, ahora Presidente , utilizando su conocida y clásica estrategia e inteligencia empresarial, mandó a confeccionar miles y miles de letreros que inundaron las 341 comunas de Chile para señalar que aquí se acababa la fiesta de los delincuentes.
Muchos de los diputados de las bancadas de enfrente aparecieron en la foto con los brazos abiertos, al lado del candidato, con una leyenda que decía que la batalla contra la delincuencia sería el eje central de este gobierno.
Y esa promesa de campaña, gracias a la cual miles de chilenos votaron a favor del actual Presidente , ha fracasado. Y hoy las personas sienten que la puerta giratoria de la delincuencia no se ha trabado en lo absoluto, sino que se ha abierto, que continúan los problemas que denunciaba la coalición que entonces era Oposición y que ahora apoya al Gobierno.
Por lo tanto, la inseguridad ciudadana es uno de los temas más latentes en la actualidad, cuestión que se puede apreciar hasta en las comunas más pequeñas de nuestras regiones.
En otras oportunidades me he referido a lo que pasa, por ejemplo, en Puerto Varas, donde la gente sale a trabajar y los delincuentes aprovechan la ocasión para entrar a robar a sus casas. Esto sucede en Puyehue, en Purranque, comunas en las que antes era muy difícil encontrar delitos de este tipo o de alta connotación.
Entonces, quiero ratificar lo que han planteado algunos colegas.
La pregunta que nos debemos hacer no es la que señala el diputado Calderón , que decía que había que preguntarles a los chilenos si les agrada o no el robo de cajeros automáticos. Ésa no es la pregunta que corresponde. Los chilenos repudian cualquier tipo de robo o cualquier expresión de delincuencia. La pregunta que cabe es otra: ¿Qué prefieren los chilenos?
Tanto el diputado Cristián Monckeberg como el propio diputado Calderón manifestaron que el proyecto no sube las penas, pero -hay que decirlo- sí aumenta los pisos de las penas. Por ejemplo, en la actualidad, el robo de un cajero automático se penaliza con 541 días a cinco años. Mediante esta iniciativa, se aumenta el piso de la pena a tres años y un día, el cual es mucho más elevado que el existente. Desde nuestro punto de vista, eso puede ser más peligroso, puesto que un delincuente podría preferir, por ejemplo, cometer robo por sorpresa en lugar de robar cajeros automáticos. Incluso puede darse la paradoja -la idea también se ha planteado con fuerza- de que el delincuente, al constatar que otros delitos tienen una condena más baja, al final, en lugar de robar los cajeros automáticos, opte por robarle a la persona que retira dinero del cajero.
Por lo tanto, ésa es la pregunta que debemos plantearnos.
Encuentro realmente ridícula la aseveración del diputado en el sentido de que aquí hay diputados de la Oposición que están promocionando el robo de autos. La verdad es totalmente distinta.
Personas de clase media, incluso gente modesta, se endeuda por seis u ocho años para comprar un automóvil, pero de la noche a la mañana se ve enfrentada al robo de éste y, más encima, no puede contratar un seguro.
Entonces, es muy diferente vincular el robo de cajeros automáticos con el robo de un auto particular, que ha sido comprado con esfuerzo. No es cierto lo que el diputado señala en cuanto a que en Chile solamente se roban los autos de lujo; también se roban autos o camionetas compradas para trabajar. Entonces, estamos hablando de cosas totalmente diferentes, y no es posible vincular un proyecto con otro.
Hoy, lo que hace la iniciativa que debatimos -lo digo con todas sus letras- es proteger a los grandes bancos. Y lo único que pedimos nosotros es que sean esas mismas instituciones quienes deban adoptar medidas para autoprotegerse. ¿Cómo hacerlo? Utilizando los diversos mecanismos que emplean los bancos en el resto del mundo para evitar los robos de sus cajeros automáticos, entre ellos, el sistema de entintado de billetes. Algunos dicen que eso es caro. Bueno, los bancos tendrán que implementarlo. ¿O ustedes creen que cuando se roban un cajero el banco pierde algún peso? No pierde nada porque esos recursos están asegurados. Digamos las cosas por su nombre.
Voy a votar en contra del proyecto, porque tengo la convicción de que no es un aporte fundamental en relación con los temas por los cuales la ciudadanía le dio la confianza a este Gobierno, que era implementar leyes en beneficio de las personas y no de la banca privada, como ocurre en este caso.
He dicho.
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