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    • rdf:value = " El señor NAVARRO.- Señor Presidente , yo me pregunto si esta necesidad existía durante los últimos veinte años y por qué se pone en evidencia ahora. Soy un convencido de que debemos fortalecer la salud pública. Hemos planteado reparos a la concesión de hospitales, porque la salud no debe ser un negocio: es un derecho, sobre el cual el Estado ha de manifestar una preocupación primordial. Pero la verdad es que todo camina a consolidar un sistema que tiene su esencia en el sector privado. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué se pide que los subdirectores puedan ejercer también en el ámbito privado y no de manera exclusiva en el público? Yo presenté un proyecto de ley para que los señores Senadores y Diputados tengan incompatibilidad y ejerzan cien por ciento la tarea parlamentaria, y no, por ejemplo, la abogacía -ello sigue ocurriendo-, por los eventuales conflictos de interés. El señor LONGUEIRA .- ¿Y qué pasa con los médicos? El señor NAVARRO.- Me gustaría saber si el problema que plantean los facultativos es como el del Seremi de Salud de la Región del Biobío, quien dice que atiende en la Clínica Alemana en sus horas de colación. Sobre el particular, presentamos un recurso a la Contraloría, no para perseguir o fastidiar a ese profesional, que es muy bueno y reconocido, sino por la necesidad de aclarar cuál es la condición que van a tener los servidores públicos en el ámbito de la salud. Porque, si estarán con un pie en el servicio público y el otro en el privado, digámoslo francamente. De lo contrario, va a haber conflictos de interés. Ahora, si el problema son las remuneraciones, estamos enfocando mal la solución. Si ganan poco y reclaman -por cierto, legítimamente; porque los médicos en mi país están mal pagados, particularmente en la atención primaria, pero también en los hospitales-, lo que se tiene que hacer para mantener la dedicación exclusiva a fin de que atiendan bien a los pobres y no deban ir a atender a la clase media y a los ricos en sus clínicas privadas es aumentar sus remuneraciones de tal manera que puedan cumplir fielmente su función de servidores públicos. --(Aplausos en tribunas). Si van a estar en los servicios de salud, deberán asumir que son servidores públicos, porque tienen vocación política o porque están cumpliendo un mandato. Porque, efectivamente, la Alta Dirección Pública ahora va a elegir a los mejores, pero del lado del Gobierno, como lo hizo durante los mandatos de la Concertación: elegía a los buenos, pero del lado del Ejecutivo. Por eso yo no he objetado los cambios, pues a cada Gobierno le asiste derecho a ejecutar su programa. Sin embargo, creo que tenemos un mal enfoque: nos olvidamos del sentido de la dedicación exclusiva. ¿Por qué, si los pobres requieren realmente mucha atención y dedicación, no puede haber un director de hospital o de servicio de salud de dedicación exclusiva? Porque quien desempeña un cargo de esa índole se va a su clínica privada. Ahora, con el auge automático -deberemos evaluar el proyecto pertinente, cuya intencionalidad es positiva-, muchos médicos, después de ciertos días de espera, derivarán prestaciones al sector privado. Aquí está ad portas un conflicto de intereses, señor Presidente . Porque si el director de un servicio de salud trabaja en una clínica particular -allí no podrá ejercer cargos directivos; lo contrario sería un exceso-, quiero ver cómo procederá cuando opere el auge automático y haya que derivar pacientes y comprar prestaciones al sector privado. ¿Por qué no perfeccionar y determinar, por ejemplo, que los pabellones funcionen durante la tarde, momento del día en que se hallan vacíos en muchos hospitales? Porque, en el hecho, los médicos trabajan por la tarde en sus clínicas y concentran toda su atención en los hospitales durante la mañana. Entonces, seguimos construyendo pabellones médicos para que todos funcionen en la mañana; pero durante la tarde existe amplia disponibilidad de ellos. Y, como existe amplia disponibilidad, yo esperaría que pudieran ser objeto de la compra de prestaciones por otros servicios, por otros establecimientos. Señor Presidente , siento que el problema existe; que es justa la demanda por mayores remuneraciones para contar con profesionales de la salud calificados, y que en el ámbito público debiéramos tener a los mejores. Pero para tener a los mejores debemos pagar sueldos de niveles de mercado del sector privado. Y aquí estamos diciendo: "Este Estado es incapaz de pagarte un sueldo decente. Anda a hacerte lo que te falta al sector privado". Antes operaban los sobres. Ahora operan las horas extras. Lo sabemos en la Región del Biobío: ¡14 millones de pesos por ese concepto para una sola funcionaria! Y seguimos ajustando el sistema de manera indebida. Por consiguiente, me voy a abstener, pues creo que el problema existe, pero se le está dando una solución absolutamente inadecuada. ¡Patagonia sin represas! "
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