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- rdf:value = " El señor NAVARRO.-
Señor Presidente , nosotros pensábamos que íbamos a tener un Ejecutivo proactivo. Y como no lo es, deben pagar el costo las bancadas de la Oposición.
Ese es el precio de ser Gobierno, Y hoy lo asumió el Senador Allamand.
Yo entiendo que las bancas oficialistas deben cumplir su rol. Pero todo tiene un límite.
Dicen que este proyecto perjudicará a los pobres; dañará a los pequeños empresarios, y, en definitiva, afectará los intereses del país.
El colega Longueira nos acusa de estar haciendo demagogia porque deseamos darles un día más de descanso a los trabajadores. ¡Un mísero día en 200 años (no en 20 años como dicen algunos Senadores)!
Cada vez que debatimos una materia económica, los que gustan de la globalización, del libremercadismo, nos señalan entre los países emprendedores y nos ponen a la par de naciones de Europa, de Oceanía. Pero sucede que allá se trabaja 35 horas semanales. Y quien visita alguna de ellas puede observar que los domingos todo el comercio se halla cerrado, pues ese día no se trabaja.
La señora MATTHEI .-
¿Y China...?
El señor NAVARRO.-
China es otro ejemplo.
Entonces, uno reflexiona. Porque felicitamos a los países de Europa por su desarrollo económico; por su economía social; porque en ellos hay una jornada de 35 horas semanales, los trabajadores se desarrollan con mayor igualdad y, por ende, las diferencias remuneracionales son menores y los derechos laborales se hallan protegidos. Pero cuando en Chile pretendemos mayor equidad, se nos señala que aquí se trabaja poco, en circunstancias de que está demostrado que somos uno de los países del mundo con más horas laborales semanales acumuladas.
Considero, pues, que este debate es un poco surrealista. Seguramente, en 20, 30 ó 50 años más -ojalá sean menos- se dirá: "¡Cómo el Senado pudo gastar dos días para discutir si se les otorgaba o no un día más de feriado a los trabajadores!".
Recuerdo que en esta misma Cámara, allá por 1920, cuando se debatía la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, algunos partidos señalaban que los campos iban a quedar desiertos si los pobres debían terminar el sexto básico. "¡No habrá quién los trabaje!", decían. Y se oponían a que se aprobara ese nivel de educación.
Son las visiones contemporáneas de gente con una mirada bastante limitada, señor Presidente.
Pues bien, espero que en el futuro se diga: "El Senado debatió y, después de la discusión, dio paso al entendimiento de que el trabajo no lo es todo y de que hay trabajar para vivir y no vivir para trabajar".
Entonces, planteado el debate, debemos hacernos cargo de la necesidad de innovar. Y si tal es el punto de partida para que el Gobierno actúe anticipadamente frente a estas materias y mantenga en el tiempo todo lo que ha ofrecido hoy a los efectos de consagrar mejoras para los trabajadores, bienvenido.
Yo, por cierto, voy a sostener mi rechazo a un solo día feriado. Estoy porque se otorguen el 19 y el 20, con la salvedad -y se lo he comentado a los Diputados- de las panaderías, cuyos representantes han manifestado inquietud al respecto.
Creo que los expendios pequeños podrán producir y vender pan. Me habría gustado presentar una indicación sobre el particular. Sin embargo, dicen que no hay tiempo. No quiero, pues, retrasar el despacho de la iniciativa pertinente, porque podríamos agotar un plazo parlamentario que es estrecho y con ello abrir la posibilidad de que la iniciativa se caiga.
Creo además, señor Presidente , que hay que hacerle modificaciones profundas a nuestra legislación laboral. Se requieren reformas de verdad revolucionarios, como lo han expresado el Ministro Lavín y el propio Presidente Piñera .
Algunos se asustan. Pero Chile -reitero- necesita cambios revolucionarios en materia laboral para ponernos al día, particularmente en una ecuación muy simple: cuando se trabaja más, se gana más.
Esa es la negociación colectiva, a la cual accede hoy solo el 6 por ciento de los trabajadores. Wal-Mart, Lider, las grandes cadenas aplastan a sus empleados: les crean sindicatos paralelos y, en definitiva, persiguen a los existentes para destruirlos.
Hoy día hay más sindicatos, pero de mucho menor peso, porque se ha diseñado una legislación para ello.
En mi caso, intentaron sacarme del Senado por marchar con los trabajadores en una protesta nacional contra el modelo económico. Fui al Tribunal Constitucional. Y Ségolène Royal , a la sazón candidata a la Presidencia de Francia , me decía: "¡No logro comprender cómo en Chile se pretende destituir a un Senador por marchar con los trabajadores!". En Europa, a los parlamentarios que no están con los trabajadores los saca de sus cargos la ciudadanía.
En tal sentido, señor Presidente, voto a favor de la irrenunciabilidad de los feriados del 19 y 20 de septiembre.
¡Patagonia sin represas!
"
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