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El señor VARGAS (Presidente en ejercicio).- Tiene la palabra el diputado señor Pablo Lorenzini.
El señor LORENZINI.- Señor Presidente , en esta sesión se pretende caminar en términos políticos, pero también en términos técnicos, lo que es bastante complicado, porque a veces metemos todo en el mismo saco, pero la verdad es que hay que desmenuzar un poco la situación para arribar a los efectos reales que produce el tipo de cambio y las medidas que debemos adoptar.
Al observar un cuadro que contiene el tipo de cambio nominal en los últimos diez años, podremos comprobar que el precio del dólar en junio de 1999 era de 500 pesos y que ahora fluctúa entre 542 y 543 pesos; que en 2002 y 2003 se produjeron alzas que llevaron el precio del dólar hasta 750 pesos, y el peak del año pasado fue 560 pesos. O sea, en general, uno podría decir que el tipo de cambio nominal no ha tenido una gran variación en diez años.
Si analizamos las cifras relacionadas con el tipo de cambio real y también consideramos el yen, el euro y a otras monedas que tienen importancia para nuestro comercio, concluiremos que tampoco se advierte una gran variación en diez años. Incluso, mis datos indican que el tipo de cambio real es mayor hoy que antes de la crisis, es decir, del año pasado.
Por otra parte, las cifras relacionadas con el tipo de cambio promedio histórico son muy parecidos a los que hemos tenido en los últimos diez años.
Por lo tanto, desde un punto de vista formal, los tres tipos de cambio, real, nominal y promedio histórico, muestran cifras más o menos parecidas, con sólo algunas variaciones intermedias.
Por lo tanto, ¿de dónde viene el problema? De la inestabilidad de este tipo de cambio, de la variación interanual, no del promedio, no del largo plazo, sino que de las variaciones coyunturales, que, evidentemente, tienen un efecto negativo en algunos sectores económicos de nuestro país.
Por lo tanto, esto mismo me lleva a pensar que no tiene mucho sentido hablar de cifras globales de las diferentes áreas económicas en relación con el tipo de cambio, sea real, nominal o promedio histórico. Lo que debemos hacer es comparar tipos de cambio con sectores afectados. Entonces, uno comenzará a preguntarse si se ven sectores afectados por el tipo de cambio. La respuesta es que no se ven en la minería ni en la celulosa-forestal; pero sí en algunos de la agricultura, por ejemplo, en la fruticultura y otras producciones.
Alguien me dijo en una conversación que sostuve ayer que si disminuyen las inversiones en el sistema subsectorial metalmecánico, éste no podrá producir; pero ello se debe más bien al efecto que produce de la baja en la producción.
Entonces, si uno sigue analizando la situación de esa manera, se empieza a enredar, ya que no se puede decir que el precio del dólar impacta en todo el sector económico. Es efectivo que el tipo de cambio, más que el dólar, tiene efectos globales, ya que coincide en todos los sistemas; pero no podemos aplicar medidas generales, porque también causa efectos positivos, pues un tipo de cambio, ya sea con un peso alto o débil, favorece a algunos sectores y perjudica a otros. En consecuencia, me parece que no corresponde hablar de que el tipo de cambio produce efectos globales.
Al respecto, debemos hacer un ejercicio mucho más técnico. El Gobierno, a través de su ministro de Hacienda , nos podría ilustrar el efecto del tipo de cambio por sectores y subsectores. Incluso más, no sé si tenemos las cifras, pero me gustaría ver ese impacto por regiones, ya que por el tipo de cambio que estamos utilizando, algunas sufren más consecuencias que otras. Además, habría que considerar las exportaciones tradicionales y las no tradicionales, que también sufren efectos diferentes, según el tipo de cambio aplicado.
Reitero, es bastante complejo hablar en términos generales. Comparto lo dicho por el diputado Correa de que debemos tener una visualización futura de la política de tipo de cambio que tenemos que adoptar, tal como lo hicimos con el superávit estructural, el cual se estableció en 1 por ciento, después de un estudio, bajó por ley en medio punto y alguien podría pensar que la ley de Presupuestos para el próximo año lo llevaremos a cero, lo que impacta en las actividades que se están desarrollando en los ministerios y lleva a preguntarse sobre el Presupuesto que tendremos para 2010. Unos dicen que debemos tener un presupuesto equilibrado, un poco más relajado que el de 2009. Esto, obviamente, contempla la tasa de tipo de cambio respecto de esas proyecciones. Además, el presupuesto en dólares es bastante potente también, ya que tenemos todo lo relacionado con la minería.
En ese sentido, sería bueno tener una visión del Gobierno, el que, aun cuando está terminando, al menos dejaría esas políticas para el próximo año, porque estas situaciones van más allá de un gobierno; son temas estructurales que tienen que ver con nuestra empresa o actividad nacional. Debemos tener la visualización del gobierno sobre las políticas del tipo de cambio hacia el futuro y saber si está dispuesto a adoptar alguna acción. Pero eso escapa a las medidas de Hacienda.
Tengo aquí el último reporte del Banco Central, del 9 de julio, que dice que “las perspectivas de crecimiento global para este año se han estabilizado”, que “los indicadores financieros dan cuenta de una mayor incertidumbre” y que, por lo tanto, va a fijar algunas políticas; el nivel más bajo de la tasa de interés, la TPM, de medio punto, que no se conocía en la historia. El reporte agrega que, además, hacia futuro, la entidad va a establecer “una facilidad de liquidez a Plazo” para la banca, va a ajustar “el plan de emisiones de Pagarés Descontables del Banco Central” y, lo que para mí es más importante, va a suspender por el resto del año 2009, “la emisión de títulos de deuda a plazo iguales o superiores a un año,”. Incluso, uno podría proyectar hasta dos años. O sea, el Banco Central da un piso y establece reglas a mediano y largo plazo.
Creo que en eso le estamos fallando a las pymes, que no tienen las características de las multinacionales, que pueden contratar un seguro de cambio o tener analistas y asesores de alto nivel. Quizás, un ex parlamentario o un futuro parlamentario estén asesorando. Evidentemente, no es el know how que tiene la pequeña empresa exportadora, la pyme agrícola.
Una política y una visualización a largo plazo, ¿va a permitir a las pequeñas empresas, si bien no acceder a esos seguros, porque no tienen financiamiento, buscar paliativos? Aquí es donde el Gobierno puede adoptar otro tipo de medidas. ¿Qué va a pasar con las pymes? Las que no exportan compiten con las importadoras, lo que implica valores que significan menos productividad, menos venta y menos empleo. Se complican. Y si no conocen las técnicas proyectivas ni tienen una visión genérica que las conduzca, no pueden hacer evaluaciones a futuro. Entonces, se van manejando día a día, mes a mes; por último, trimestre a trimestre, con el riesgo de que el precio del dólar suba o baje. Ése es el impacto que provocó el anuncio de la venta de dólares, con lo que el pequeño empresario se asusta, porque no tiene los parámetros ni los asesores que poseen otras empresas. Se ve al descubierto y se provoca una pequeña corrida, como ha pasado en la historia del país con esos anuncios, ya que el dólar tiende a bajar fuertemente.
En la práctica, corregido aquello, y si el Gobierno tiene las facilidades para explicar lo que está haciendo, clarificar sus políticas de mediano y largo plazo en lenguaje común, evidentemente, el dólar va a recuperar su tendencia normal.
¿Dónde estamos fallando? Tal vez, en las políticas que tienen que ver con el tipo de cambio. En parte, el Banco Central ha hecho su trabajo. Pero ¿cómo estamos con el acceso al crédito? Por más que el Banco Central baje sus tasas, la banca no lo hace; la banca sigue prestando a aquellos que no presentan riesgo, pero con las pymes no arriesga ni siquiera el Banco del Estado. Ante tal situación, uno dice que tal vez el tipo de cambio complica, salvo a algunos sectores específicos. Pero podemos entrar y lo hacemos en términos genéricos. El Banco Central coopera.
Habría que citar a la banca a una sesión especial para que nos informe cuál es el monto de sus utilidades en los últimos seis meses, cómo están subiendo en la bolsa por efecto de que esos créditos baratos, con una tasa asegurada a dos años -la más baja de la historia del país-, lo que no va a impactar a la pequeña y mediana empresa. No está el crédito. Al respecto, hay que tomar medidas adicionales.
¿Qué pasa con el acceso a mercados? Hay que ayudar a la pequeña empresa agrícola para superar las diferencias coyunturales del tipo de cambio. Por supuesto, en Latinoamérica hay países bastante proteccionistas y muy cercanos.
Una buena pregunta es dónde está el tipo de cambio de equilibrio. Si se autoriza al Ejecutivo a emitir 2.500 millones de dólares, entiendo que afuera, luego, ¿qué vamos a hacer aquí adentro?
A veces, ser demasiado pragmático en las acciones, tal vez con razón desde el punto de vista técnico-teórico, impacta en ciertos mundos, básicamente en algunos sectores agrícolas, lo que hace que se produzcan movimientos, porque la economía -no sólo las finanzas- no es sólo la suma y resta de uno más y uno menos; en economía y en finanzas lo que ocurre son los efectos de demostración, lo que la gente percibe, así sucede con el pequeño que no tiene conocimiento.
Cuando uno conversa con gente de la Asexma, o con el mismo señor Bown , se da cuenta de que hay visiones distintas; desde afuera, una visión clara de futuro, que es lo que nos gustaría pedir, pero, más que nada, medidas adicionales en créditos, en financiamiento, en know how, en acceso a mercados, en precaver competitividad externa o proteccionismo de otros países. Eso podría ayudar a tener una salida, y ojalá el próximo año se corrijan los valores y entremos a un mayor desarrollo, espero que sobre 3 por ciento.
He dicho.
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