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- rdf:value = " MODIFICACIÓN DE LEY SOBRE TRASPLANTE Y DONACIÓN DE ÓRGANOS
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo ( Presidente ).-
De conformidad con lo acordado por la Sala, corresponde ocuparse en el proyecto, iniciado en moción de los Senadores señor Girardi, señora Matthei y señores Kuschel, Ominami y Ruiz-Esquide, que modifica la ley N° 19.451, sobre trasplante y donación de órganos, con el fin de determinar quiénes pueden ser considerados donantes de órganos y la forma en que pueden manifestar su voluntad, con informe de la Comisión de Salud y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (4999-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley: (moción de los Senadores señora Matthei y señores Girardi, Kuschel, Ominami y Ruiz-Esquide).
En primer trámite, sesión 12ª, en 18 de abril de 2007.
Informe de Comisión:
Salud, sesión 1ª, en 11 de marzo de 2009.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
El objetivo principal de la iniciativa es modificar la Ley sobre Trasplante y Donación de Órganos consagrando el principio de donante universal, en el sentido de que toda persona mayor de 14 años será considerada, por el solo ministerio de la ley, donante de sus órganos una vez fallecida, a menos que en vida haya manifestado su intención o voluntad de no serlo mediante simple declaración escrita y firmada en cualquier instrumento susceptible de producir fe y por los medios establecidos por la ley.
La Comisión de Salud discutió este proyecto tanto en general cuanto en particular y propone a la Sala que adopte el mismo procedimiento.
La idea de legislar fue aprobada por la unanimidad de sus miembros presentes, Honorables señora Matthei y señores Girardi, Kuschel y Ruiz-Esquide.
En cuanto a la discusión en particular, analizó una indicación sustitutiva del Ejecutivo , que fue aceptada en forma unánime.
En consecuencia, la Comisión propone a la Sala la aprobación del proyecto de ley que se transcribe en su informe.
El numeral 8 del artículo único requiere para su aprobación del voto conforme de 21 señores Senadores.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo ( Presidente ).-
Para cumplir con lo que nos interesa en relación con esta iniciativa, la Mesa propone ponerla en votación.
El señor COLOMA.-
Pero solo en general, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo ( Presidente ).-
Así se hará, Su Señoría.
La señora MATTHEI.-
Que no se vote en particular.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).-
Estamos de acuerdo.
En votación general el proyecto.
--(Durante la votación).
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Senador señor Arancibia, Presidente de la Comisión de Salud .
El señor ARANCIBIA.-
Señor Presidente , en verdad, el proyecto nació en la Comisión de Salud, donde nos dimos cuenta de que el trasplante de órganos en nuestro país no estaba teniendo la efectividad y eficiencia que se perciben en otras latitudes con relación a este asunto de alto contenido social y de notable preocupación.
En lo propuesto se trabajó con el Ministerio de Salud, el cual sugirió una indicación sustitutiva que fue aprobada en forma unánime por los nuevos integrantes de la Comisión.
Como muchos tienen interés en este asunto -aunque más bien pareciera ser más formal que de fondo-, quiero precisar que se va producir un cambio profundo en el sistema.
En la actualidad la donación de órganos se basa en la voluntariedad de las personas que expresan en forma explícita estar disponibles para entregar sus órganos en caso de fallecer. Pero ahora estamos cambiando eso, pues por el solo imperio de la ley quien no haya manifestado no querer que le saquen los suyos se entiende como donante universal. Eso, desde los 14 años en adelante. Antes de esa edad son los padres los que deberán pronunciarse al respecto.
Hay un precepto muy complejo -lo señalo para quienes deseen leerlo- que contiene la clave del asunto que nos ocupa. Me refiero al artículo 8º. Ahí está la esencia del debate, el foco. Plantea una suerte de consulta especial dirigida a los familiares, en el orden de preferencia que se enumera, que se hallen acompañando a quien haya sufrido un accidente y fallezca. Ello para dejar claramente establecido si ha habido una señal distinta por parte del donante universal, en el sentido de renunciar a dicha condición, si es que así lo manifiesta algún pariente y en caso de se vaya a proceder con la operación correspondiente.
El articulado propuesto por el Ministerio de Salud fue aprobado unánimemente en la Comisión. Su contenido me lleva a plantear la necesidad de votar la idea de legislar -ojalá se apruebe- y darnos un plazo breve para formular indicaciones, porque la materia en sí es trascendente y socialmente compleja.
En la tratativa primera que uno hace en los pasillos del Senado, se da cuenta de que sobre el particular hay distintas posturas. Sería bueno rescatarlas e implementarlas con indicaciones en el corto plazo para no dilatar el despacho de un proyecto de un alto contenido social, que es esperado en forma muy potente y fuerte por nuestra sociedad, y que va a significar un cambio cultural de ella.
En mi calidad de Presidente de la Comisión de Salud, pido que se fije un plazo breve, a fin de recibir las inquietudes que ya algunos señores Senadores me han expresado antes del inicio de esta sesión.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Girardi.
El señor GIRARDI.-
Señor Presidente , creo que este proyecto, lamentablemente, no genera el mismo entusiasmo que la elección de Presidente del Senado , pero considero que es más importante para el país.
Tenemos una situación dramática en materia de donación de órganos. Miles de chilenas, chilenos y niños están a la espera de un órgano. Son personas condenadas a morir si no tienen esa posibilidad.
En este preciso instante hay un niño, Felipe Cruzat , que vive una situación de agonía. En los últimos días han fallecido personas por la falta de donación de hígados, de corazones.
Chile tiene el desafío de transformarse en una nación que promueva la solidaridad y el altruismo.
Estamos entre los países con tasas de donación más bajas: cerca de 11 donantes por cada millón de habitantes, muy lejos de los desarrollados que han puesto en marcha políticas eficaces. Por ejemplo, en España la cifra de donantes es cercana a los 40 donantes por cada millón de habitantes. Es decir, casi cuatro veces más que nosotros.
Evidentemente, en nuestro medio la nueva ley no solo va beneficiar a las personas que podrían tener una vida normal si acceden a la donación de órganos. Hoy día la medicina ha generado tecnologías tremendamente avanzadas. Hay terapias medicamentosas para que las personas eviten los rechazos, uno de los problemas del pasado en el implante de órganos. Y resulta evidente que un trasplante transforma a quienes se encuentran absolutamente discapacitados en personas que pueden ser papás, mamás, hijos, nietos y tener una vida laboral normal.
Para el país resulta menos oneroso recuperar a las miles de personas sometidas a diálisis renal durante años si se les pone el órgano que requieren para evitarles estar conectadas tres veces a la semana a un sistema de intercambio de sangre. Así vivirían en forma totalmente normal.
En el caso de Felipe Cruzat , quien lleva más de cincuenta días en la UCI, sería mucho más económico ponerle un corazón para que viviera normalmente, fuera feliz, hiciera deporte y tuviera un proyecto de vida con optimismo y alegría. Hoy día su situación es radicalmente distinta.
¿Qué pasa en Chile? Tenemos una legislación arcaica, pues no está a la altura de los desafíos. Nuestro país no se ha jugado una opción para que todos los chilenos sean donantes. Muchas personas fallecen sin que actualmente se puedan aprovechar sus órganos.
Hoy día, para ser donante, la persona debe ratificar o establecer su voluntad, lo que es tremendamente engorroso. Y muchas veces, pese a haberse establecido que en el Registro Civil o al momento de obtener la licencia de conducir una persona podría dejar expresa constancia de ello, no ocurre así, porque no hay interés.
Entonces, hay que dar una señal clara a la sociedad, en el sentido de que Chile quiere ser un país solidario, que quiere la vida y que es donante.
Lo que estamos planteando no es una cuestión que se nos ocurrió a algunos. Este proyecto lo presenté en la Cámara de Diputados. En ella no logramos avanzar y lo presentamos en el Senado.
La idea del donante universal ha sido tomada por varios países, particularmente por España, que tiene, tal vez, uno de los mejores sistemas de donación de órganos, lo que significa que, por el solo ministerio de la ley, las personas al nacer son donantes. Y después de los 14 años, en cualquier momento de su vida, pueden renunciar a esa condición. Eso lo pueden hacer. Eso se podría hacer si se hace obligatorio que las encuesten al momento de obtener la licencia de conducir o de sacar la cédula de identidad. Mediante cualquier otro mecanismo, se podría renunciar a ser donante.
Nosotros respetamos el derecho a renunciar a la condición de ser donante universal y hacemos de ello un valor fundamental. No es una obligación, pero es una señal de la sociedad. Y estamos seguros de que esto, junto con las medidas que se adopten para promover la donación, da una señal clara en cuanto a que lo deseable, lo que este país espera es que haya generosidad y compromiso con la calidad de donante universal.
Este proyecto se presentó en el Senado, donde había otras iniciativas. En la Comisión de Salud tomamos la decisión de elaborar una nueva, la que, además de quien habla, fue firmada por la Senadora señora Matthei y por los Honorables señores Ominami , Ruiz-Esquide y Kuschel . Ella ha seguido su tramitación por un largo tiempo, y el Ejecutivo presentó indicaciones que la mejoran.
Quiero valorar la presidencia de la Comisión del Senador señor Arancibia , quien ha constituido un tremendo aporte y, de verdad, ayudó a que pudiéramos avanzar.
En mi opinión, Chile necesita la ley en proyecto. Si no se aprueba, veremos truncadas las esperanzas, los sueños y las posibilidades de muchos chilenos y chilenas de tener una mejor vida y salud, y de que el país pueda ahorrar cuantiosos recursos.
Por lo tanto, solo me queda pedir al Senado que respalde y apoye esta iniciativa, que resulta fundamental para todos nosotros.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).-
Tiene la palabra la Senadora señora Matthei.
La señora MATTHEI.-
Señor Presidente, la ley vigente no es arcaica, sino una excelente normativa.
Algunos países consideran que nadie es donante a menos que lo declare. Otros, estiman que todos son donantes siempre que no señalen lo contrario. En Chile fuimos mucho más capaces que eso y dispusimos que se preguntara a cada adulto si sería donante. ¡Cómo esto no va a ser razonable! Eso determina la disposición actual. ¿Por qué podemos contar con ella hoy? Porque en nuestro medio rige el carné de identidad. En otros, no. Así, la ley dispone que, cada vez que una persona obtiene o renueva la cédula de identidad o la licencia de conductor, se le consulte si quiere ser donante.
¿Cuál es el problema? Que eso no se cumple. El Gobierno y el Registro Civil se han negado una y otra vez a que en el carné de identidad se indique si uno es donante o no. Muchas veces no se pregunta. Pero, aunque así suceda, da lo mismo, porque el dato no aparece en ningún lado; solo hay una pequeñísima advertencia en la licencia de conductor, pero no en el carné de identidad.
Hemos pedido en repetidas ocasiones al Gobierno que se abra un registro nacional. No cuesta nada agregar un campo donde se precise la calidad de donante. Así, si una persona sufre muerte cerebral, desde el lugar donde fallece podrían llamar al Registro Civil y saberse inmediatamente si es donante. Pero no se da.
La ley fue aprobada hace doce años y el Gobierno no ha implementado el sistema, como tampoco nunca ha dispuesto que en cada hospital haya una enfermera dedicada a hablar con los parientes de una persona con muerte cerebral.
En Chile no hay donantes, debido a que el Gobierno no se ha preocupado de ello. Esa es la verdad. Contamos con una ley moderna, pero nunca se ha querido implementar.
¿Y qué pasa, entonces? Como nadie sabe si una persona es donante o si se lo preguntaron en el Registro Civil no hay constancia alguna de ello, para resguardarse los médicos consultan a los familiares. Y ahí empiezan los líos. Porque la gente es mucho más generosa con la donación propia que con la de un pariente joven que ha fallecido en un accidente, cuyos órganos son los que generalmente más sirven para trasplantes. Imaginen el trauma de una familia cuando muere uno de sus integrantes de 18 años y tiene que decidir inmediatamente sobre la donación. Por eso, cada persona debe manifestar su voluntad. Pero para ello el Ejecutivo tiene que preocuparse de que la pregunta se haga efectivamente y de que la respuesta aparezca en el carné y en un registro nacional. Tan sencillo como eso.
He hablado en numerosas ocasiones con los médicos especializados en trasplantes. Y como todos me han expresado que, por querer avanzar demasiado y plantear que todos somos donantes, bastaría un escándalo a nivel nacional porque a una persona se le extrajeron sus órganos sin que hubiera expresado su voluntad anteriormente, para que todo el programa se viniera abajo. Eso es lo que sostienen los doctores.
Además, según el artículo 3º bis -no alcanzo a leerlo, porque se acaba el tiempo-, nadie podría en Chile enterarse de que Felipe Cruzat está a punto de morir por falta de un donante. Y, si alguien fallece, tampoco se sabría que alguien le ha donado un órgano, porque la norma prohíbe cualquier publicidad, ya sea de receptores o de donantes.
Señor Presidente , si el Gobierno quisiera que la ley actual funcione, a cada persona adulta debería consultársele si quiere ser donante y su respuesta tendría que figurar en el carné de identidad y constancia de ella en un registro nacional. Eso sería lo más democrático, porque cada uno decidiría sobre sus propios órganos.
Por lo tanto, a mí no me gusta el presente proyecto. Lo suscribí para que el asunto se discutiera una vez más. Pero, si en Chile tenemos una baja tasa de donaciones, es por culpa del Gobierno.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Ominami.
El señor OMINAMI.-
Señor Presidente , a mi juicio, no está en discusión el hecho de que hay una responsabilidad del Gobierno en la puesta en práctica de un sistema para permitir que las donaciones de órganos funcionen de manera eficaz en el país. No es la ley la que resolverá enteramente el problema. De eso tenemos total conciencia. Y en la Comisión de Salud hemos insistido mucho para que, paralelamente con la tramitación de este proyecto, el Ejecutivo tome las medidas para que se instalen los equipos para una extracción rápida de órganos y se posibilite la transferencia de ellos con la urgencia que todas estas intervenciones requieren. Eso está fuera de discusión.
Lo que plantea la Honorable señora Matthei amerita un debate. Pienso que hay que resolver entre dos enfoques: si la donación de órganos es un asunto de responsabilidad estrictamente individual o si la definición será de la sociedad. Ese es el dilema. La señora Senadora plantea que sea una definición personal.
¿Qué ocurre? Frente a una decisión individual -más allá de las cuestiones prácticas que Su Señoría mencionaba- muchas razones hacen que la gente tenga ciertas aprensiones frente al aceleramiento del proceso. Hay problemas de información, de prejuicios. Y, si terminamos en consultas a los deudos de un fallecido como aquí se indicaba, y los integrantes de su familia acaban negándose, un conjunto de vidas que podrían salvarse con sus órganos no lo podrán hacer.
Entonces, apelo al carácter social de la definición. El país debe tomar una decisión. No se trata -es muy importante destacar esto- de imponer a una persona la convicción que la sociedad mayoritariamente quiere establecer. Hay dos resguardos. Por una parte, cada cual puede manifestar que no es donante. Por otro lado, no obstante la condición de donante universal de determinada persona, es posible que los familiares indiquen que en algún momento cambió su decisión. Esa posibilidad también existe.
Por tanto, en mi opinión, hay un buen equilibrio entre una señal social que permita que las donaciones de órganos se hagan -cuestión que hoy no está ocurriendo en nuestro país- y el debido resguardo de la garantía individual. Pero no a la inversa. Pienso que no hay que poner por delante el derecho de cada uno, sino la señal social, la definición colectiva de que todos somos donantes universales.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
Señor Presidente, quisiera traer un poco de tranquilidad al debate, porque no corresponde que lo efectuemos en una forma tan acre de repente.
En primer lugar, debo reconocer aquí la autoría de la Senadora señora Matthei en esta materia, porque yo mismo la apoyé con todas mis fuerzas cuando ella presentó su primera idea: la del donante universal. Sin embargo, hoy sostiene exactamente lo contrario.
Yo estoy de acuerdo con la vieja frase que dice que solo los leales y los obtusos no cambian. En medicina y en legislación, uno puede modificar su opinión, y ello es respetable. Pero, cuando ese cambio de parecer viene seguido de una intervención -lamento que Su Señoría no esté presente; por eso, seré lo menos personal posible- en la que se llega a la conclusión de que no hay donantes en Chile por culpa del Gobierno, creo que estamos ante un fenómeno realmente maravilloso en el desarrollo de la intelectualidad del país. ¡Lo único que faltaría decir es que cuando llueve la culpa también la tiene el Gobierno!
En segundo término, considero que la señora Senadora está equivocada. Además, leyó mal. El artículo 3° bis fue modificado en la Comisión.
En tercer lugar, ¿cuál es la razón de dicho cambio? La razón está, como indicaba uno de mis Honorables colegas, en que la donación es un acto individual, pero que también tiene un carácter solidario, gregario.
La pregunta que cabe formularse es por qué hay tan poca tendencia a donar. Si bien no existe una respuesta única, creo que una de los motivos por los cuales no se dona está -y excusen Sus Señorías lo que voy a decir- en que el modelo de cultura que se está desarrollando en Chile es, precisamente, la "no solidaridad". En la cultura universal del mundo actual permanentemente estamos hablando -y no le imputo esto a nadie- del "no dar". Y, como no se da, toda la gente dice: "Yo tampoco doy", lo cual es lamentable.
Y vuelvo a lo mismo. Todo lo que la señora Senadora sostiene que debemos hacer ya lo estamos haciendo, en la medida de lo posible, en un país con las limitaciones que tiene.
Por último, quiero hacer presente, para especial ilustración de quienes asisten a esta sesión, que el proyecto presenta la siguiente diferencia.
Como aquí ya se ha expresado, existen tres planteamientos sobre la materia.
El inicial es el que corresponde a mi pensamiento. Lo digo con franqueza. Por eso respaldé el primer proyecto de la Senadora señora Matthei , contrario -que quede claro para los efectos de la Versión Taquigráfica- a la argumentación que Su Señoría defiende hoy con tanta fuerza.
Insisto: se puede cambiar de criterio, pero no tan tonantemente.
La primera tesis sostiene que todos somos donantes por el solo hecho de haber nacido. Y no hay ninguna otra circunstancia que pueda limitar esa obligatoriedad.
En el extremo opuesto, está el postulado según el cual nadie es donante, salvo que lo exprese mediante un acto positivo.
Y la tercera posición es aquella en virtud de la cual la conveniencia de la donación debe ser discutida y conversada con los médicos en cada caso. No obstante, estas son opiniones personales que no tienen por qué erigirse en un elemento esencial de criterio para impedir que el Senado opte por otro camino.
Por eso, soy partidario de aprobar esta iniciativa dando un plazo breve para la presentación de indicaciones -las modificaciones que se deben efectuar son pequeñas-, salvo que se desee terminar con la Ley de Donante Universal, porque, claro, ahí entonces estaríamos rompiendo la naturaleza y el principio esencial del proyecto.
¡La paz es mejor que la guerra cuando se habla de estos temas, señor Presidente...!
Muchas gracias.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
¿Cómo vota, Su Señoría?
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
Que sí.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Orpis.
El señor ORPIS.-
Señor Presidente , desde mi punto de vista, la Honorable señora Matthei ha planteado un tema de bastante fondo.
En verdad, si uno se pregunta por qué no se han obtenido buenos resultados en esta materia, llega a la conclusión de que las donaciones no han sido suficientes, no por una deficiencia de la ley, sino, simplemente, por un problema en su implementación, el cual, independiente de la normativa que se aplique, se puede presentar también respecto de los donantes universales, lo cual, en mi opinión, sería mucho más delicado. Y en el articulado de la iniciativa no se divisan disposiciones que garanticen una adecuada implementación a través de las autoridades competentes.
La ley en vigor fue publicada hace doce años y en todo este tiempo no se ha realizado una consulta individual expresa -ello hubiera permitido donaciones más masivas- en algún carné o certificado.
Atendido tal precedente, lo lógico sería consagrar normas rigurosas para la implementación del sistema de donaciones, porque, si esto no se hace, advierto que pueden producirse problemas extremadamente delicados. El día de mañana se presentarían demandas cuando una persona, por ejemplo, haya manifestado no ser donante universal y no estén los registros respectivos a tiempo. Vamos a tener prácticamente la misma situación que se observa hoy.
Por lo tanto, señor Presidente, aquí no se ha planteado un tema menor.
Considero indispensable que la normativa establezca con mucha rigurosidad las responsabilidades correspondientes y la implementación de la ley, para evitar los problemas que enfrentamos en la actualidad.
Voto a favor
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente , en el informe se lee que el Honorable señor Girardi "señaló que la moción propone un cambio radical a las políticas sobre transplantes y donaciones de órganos, ya que establece que una persona es donante toda la vida," -¡toda la vida!- "salvo que en algún momento de ella exprese lo contrario, lo que podrá hacer de propia iniciativa o en respuesta a la consulta que le será formulada al momento de sacar cédula de identidad o licencia de conducir, en cuanto a si quiere ser donante, o no. Respecto de estos dos casos," -sostiene- "es tan importante que se le pregunte a la persona respecto de su calidad de donante, que si así no ocurre el documento no va a ser válido.".
Además, un Honorable colega formuló una pregunta bastante interesante, que deseo aclarar antes de tomar una decisión. Durante la discusión en la Comisión, el Senador señor Kuschel consultó sobre la edad indicada para ser donante. Y la doctora señora Alvarado explicó "que pueden ser donantes todos aquellos individuos en muerte encefálica o en quienes su corazón se detiene y cuyos órganos están en buenas condiciones funcionales, y que no hay límite de edad al respecto". Y agregó que "Sin perjuicio de lo anterior, el historial clínico demuestra que, en general, los órganos de donantes jóvenes responden mejor.".
¿Qué pasaría, entonces, con un niño de tres, cuatro, cinco o seis años cuando fuera a obtener su cédula de identidad? ¿A quién se le consultaría: al mismo niño, a sus padres?
El señor LARRAÍN.-
A sus padres.
El señor MUÑOZ BARRA.-
De acuerdo, pero, de todas maneras, creo que igualmente queda una especie de brecha con respecto a lo que determine por sí misma una persona que puede morir a los cinco o seis años sin tener la posibilidad, en un momento dado de su existencia, de decidir si desea ser donante o no.
En el informe se da a conocer la realidad de España. Y se señala que "a pesar de haber abrazado el principio de donante universal, los médicos siempre consultan con la familia, entre otros motivos por razones sanitarias, porque es muy importante tener la mayor cantidad de información relativa al paciente y de una fuente cercana". Y se agrega: "Hay que recordar que cualquier persona es un potencial donante, pero que también existen contraindicaciones, como ser portador de VIH o Hepatitis B, tener infecciones graves no controladas y cánceres con metástasis. En este aspecto, la información que pueda proporcionar la familia es fundamental para el éxito de la donación.".
Evidentemente, este es un tema bastante delicado, vinculado a las concepciones éticas o religiosas que cada uno de nosotros tiene sobre el particular.
Por eso, frente a las inquietudes que emergen de la lectura del informe, no sé si existe alguna posibilidad de que la señora Ministra haga, si lo estima pertinente, alguna aclaración.
Muchas gracias.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Longueira.
El señor LONGUEIRA.-
Señor Presidente , se ha generado aquí una discusión bastante interesante.
Yo soy donante y, personalmente, me inclino por una donación universal. Sin embargo, durante el debate se han planteado asuntos bastante complejos.
Ciertamente, resulta muy discutible afirmar que una persona es donante por el solo hecho de haber nacido, porque eso significa disponer del cuerpo de todos los individuos. Por lo tanto, no me parece que esa sea una definición fácil y simple. Hay involucrados ahí conceptos éticos, morales y valóricos.
Luego de escuchar a la Senadora señora Matthei , quien dio a conocer las razones por las cuales el país no dispone de una buena base de datos de donantes, pienso que deberíamos reflexionar para buscar la manera de perfeccionar la legislación actual.
La ley, una vez publicada, se presume conocida por todos. Sin embargo, resulta evidente que la inmensa mayoría de los chilenos, o muchos de ellos -no sabría decir cuántos, pero no tengo duda de que son una gran cantidad-, nunca sabrá que en virtud de una ley se constituyeron en donantes por el solo hecho de haber nacido.
Al igual que mi Honorable colega, me parece que habrá muchos más problemas, complejidades y escándalos por parte de personas que jamás se enterarán de que por un cambio en la normativa ahora ya no se requiere su consentimiento, porque, por el solo ministerio de la ley, todos nos convertimos en donantes.
Habrá quienes en vida manifiesten a sus familiares su decisión de no ser donantes, pero, por no conocer la ley o por no tomar la iniciativa, no irán a señalarlo expresamente ante quien corresponda. Y situaciones como esta harán que en el futuro conozcamos muchos escándalos.
No sé si hay encuestas sobre el punto, pero no tengo ninguna duda de que si existiera un sistema eficiente, la inmensa mayoría de los chilenos expresaría su voluntad de ser donante. Puedo estar muy equivocado; no obstante, tiendo a pensar de ese modo. Me topo con mucha más gente que está en esa idea que con personas que no donarían sus órganos.
Por lo tanto, me parece que deberíamos convertir en una obligación que el carné de identidad y la licencia de conducir indiquen, dentro de los datos que contienen, como una información sustancial, la decisión de si el requirente es o no donante. Así como el primero de dichos documentos menciona una serie de antecedentes que son ineludibles y esenciales -por cierto, los apellidos; el RUN, y creo que incluso hasta la ciudad de nacimiento-, igualmente debería señalar si un individuo ha manifestado su decisión de donar o no sus órganos.
No me cabe ninguna duda de que si ello fuese obligatorio y existiera un conocimiento público adecuado, miles de chilenos expresarían su deseo de convertirse en donantes. Así, el carné, si está vigente, explicitaría la intención que la persona manifestó en vida.
Si convirtiéramos eso en un antecedente que no podría faltar ni en el carné de chofer ni en la cédula de identidad, creo que avanzaríamos enormemente.
Reconozco que en principio, luego de escuchar los argumentos aquí enunciados -soy partidario de que exista la mayor cantidad de donantes-, estaba más inclinado por la tesis de la donación universal, que significa que todos somos donantes por el solo hecho de haber nacido. Pero lo cierto es que me violenta el hecho de que, por esa sola circunstancia, se pueda disponer del cuerpo de una persona muerta sin saberse realmente cuál era su voluntad antes de fallecer.
Señor Presidente , yo confío en la solidaridad de los chilenos. Que alguien contribuya a dar vida después de que ha terminado la suya me parece de una generosidad enorme. Por lo tanto, lo que debemos hacer todos es colaborar para que esa manifestación de solidaridad -que, no tengo ninguna duda, es inmensamente mayoritaria en Chile- se plasme en una ley que funcione bien.
Por ello, considero que el paso que se debe dar respecto de lo que hoy día tenemos como ley vigente consiste en incorporar aquella información de manera obligatoria en la cédula de identidad y en el carné de chofer.
Voto que sí.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Arancibia.
El señor ARANCIBIA.-
Señor Presidente , voy a salir al paso de algunas observaciones que se han formulado, pues estamos frente a un tema altamente sensible y no está siendo fácil la aprobación general del proyecto, que es lo que solicité como Presidente de la Comisión de Salud .
En primer lugar, se dijo aquí, en la Sala, que el caso del niño Felipe Cruzat , quien en este momento se encuentra en estado crítico, no se habría podido conocer por los medios de comunicación. Pero la verdad es que se leyó mal el artículo. Cuando analizamos el punto en la Comisión, se dijo expresamente que quien requiere el trasplante de un órgano tiene todo el derecho del mundo a emplear los medios de prensa para hacer presente su dramática situación. Lo que pretende la ley es que el donante no tenga una suerte de conexión con el receptor, para evitar lo que todos somos capaces de suponer.
En consecuencia, la inquietud de que la familia Cruzat no habría podido emitir las expresiones públicas necesarias ha sido mal planteada.
El segundo aspecto que me parece importante destacar cuando uno se halla sometido a una aprobación en general -la cual no nos da el tiempo necesario para conocer bien el tema- se relaciona con el inciso segundo del artículo 8°, que dice: "En todos los casos en que el causante haya manifestado expresamente su voluntad respecto de su condición de donante, ésta no podrá ser modificada por los familiares". Esta es la norma fundamental del mencionado precepto.
Y el siguiente inciso agrega: "En caso de duda fundada sobre la renuncia de su condición de donante". Esto, porque se trata de un proceso de transición. Habrá momentos en los cuales no existirá certeza acerca de si el donante se ha pronunciado con respecto a su condición de tal. Y, por lo tanto, en ese tiempo de transición, la duda fundada deberá ser respondida por sus familiares en el orden de prelación que establece el artículo.
Además, hay un detalle que quiero resaltar con motivo de una inquietud que se viene repitiendo permanentemente.
El inciso segundo del artículo 9° señala: "Con dicho fin al momento de obtener o renovar la cédula de identidad, toda persona será consultada por el funcionario del Servicio de Registro Civil e Identificación encargado de dicho trámite," -o sea, será una obligación de este hacer la consulta correspondiente- "en el sentido de si mantiene su condición de donante o declara su intención de no serlo, dejándose constancia de su decisión afirmativa o negativa en dicha cédula o de su falta de declaración al respecto.".
Hay tres opciones. La persona puede decir: "Quiero ser donante"; "No quiero ser donante", o "No me voy a pronunciar en este momento". Así lo establece la normativa.
Ahora, poner en duda el que la ley se vaya a cumplir o no porque, al parecer, no se aplica la normativa vigente en cuanto a dejar registrado en el carné si la persona es o no donante, constituye un problema de otra naturaleza.
En esta Sala debemos partir de la base de que si estamos disponiendo normas con claridad y transparencia es para que la legislación se cumpla. Y el funcionario del Registro Civil tendrá que cumplir con los preceptos que aquí se establezcan.
Por otro lado, cuando esa situación no esté clara durante el período de transición, mantenemos la opción razonable.
¡En realidad, la tribuna está bastante participativa del debate, señor Presidente!
La opción razonable...
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).-
Ruego a quienes se hallan en las tribunas guardar silencio, con el objeto de permitirnos terminar con el análisis de los proyectos en tabla y pasar en seguida a elegir la nueva Mesa del Senado.
Puede continuar con el uso de la palabra, Su Señoría.
El señor ARANCIBIA.-
Señor Presidente, espero que estas modestas aclaraciones despejen las dudas existentes sobre la materia.
Es preciso dejar en claro que quien lo necesite puede difundir su caso a través de los medios de comunicación; que el funcionario del Servicio de Registro Civil tiene la obligación de hacer la consulta correspondiente, respecto de la cual existe la posibilidad de decir: "Quiero ser donante", "no quiero ser donante", o "no me voy a pronunciar en este momento"; que, en caso de haber dudas justificadas, fundadas, deberá requerirse a los parientes, en el orden de prelación que se indica y siempre que estén presentes en el momento de tomar la decisión, para que den testimonio sobre la última voluntad del causante.
Me parece que con ello estamos cubriendo los espacios razonables para una aprobación en general. Después veremos en detalle si les gusta o no la edad, el ancho, el alto, el color o la forma.
Por lo tanto, reitero a los señores Senadores mi petición en orden a respaldar el proyecto en debate.
El señor HOFFMANN ( Secretario General ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo ( Presidente ).-
Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (33 votos afirmativos y una abstención) y se fija como plazo para presentar indicaciones el 30 de marzo.
Votaron por la afirmativa la señora Matthei y los señores Allamand, Arancibia, Ávila, Bianchi, Cantero, Chadwick, Coloma, Escalona, Espina, Gazmuri, Girardi, Gómez, Horvath, Kuschel, Larraín, Letelier, Longueira, Muñoz Aburto, Muñoz Barra, Naranjo, Novoa, Núñez, Ominami, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Romero, Ruiz-Esquide, Sabag, Vásquez y Zaldívar.
Se abstuvo el señor García.
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