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- rdf:value = " El señor ROBLES (de pie).- Señor Presidente, señoras diputadas, señores diputados, señoras y señores:
Hoy, tenemos la oportunidad de conmemorar la vida y obra de una de las personas más gravitantes en la historia de la política chilena y, en particular, en la historia de Copiapó y de Atacama; un ser humano de renombre y trayectoria inigualables, de férreos principios humanos y de una vida de consecuencia.
Me refiero a don Pedro León Gallo Goyenechea . Nació en Copiapó, el 12 de febrero de 1830, en pleno siglo XIX. Su padre fue el millonario minero de la plata, Miguel Gallo Vergara , y su madre, la connotada copiapina Candelaria Goyenechea y Sierra . Fue el hermano menor de tres varones. Estudió en Copiapó su enseñanza básica y luego se trasladó a Santiago, donde ingresó al Instituto Nacional.
En 1850, Pedro León Gallo vuelve a Copiapó. Su principal objetivo fue dedicarse a la industria minera y a los negocios de la familia. Sin embargo, sus inquietudes y su forma de educación lo llevan a postular a regidor por Copiapó, cargo para el cual fue elegido en 1853. En 1858, aún en dicho cargo, Pedro León Gallo presentó una moción de censura al intendente de la época por infligir castigo corporal a tres periodistas copiapinos. El intendente, actuando de manera clandestina, se contacta con Santiago y, mediante decreto ministerial, censura a Gallo, quien es destituido de su cargo. Este hecho, que a la vista de la población fue de evidente injusticia, le granjeó la simpatía popular y comenzó a ser visto por sus pares y por la gente como un líder que defendía los intereses de la gente y de la ciudad.
Se puso al frente del Club Constituyente, que proponía impulsar reformas constitucionales mediante una asamblea popular. De esta forma, iba tomando cuerpo el pensamiento de cambiar el orden autoritario, emanado de la Constitución de 1833, a la vez que se engendraba la idea de que los cambios debían provenir de una base social más amplia y heterogénea.
Para fines de 1858, Gallo comenzaba a pensar como un provinciano, según dijera Jotabeche , por lo que comienza a plantear seriamente la reforma a la Constitución conservadora portaliana de 1833. Además, producto de sus estudios y de las ideas liberales de la época, había llegado a la convicción de que la educación debía laicizarse y de que debería existir mayor libertad electoral. Esta sumatoria de antecedentes lo pone de frente a las aspiraciones del Presidente Montt . Así comienza la lucha entre el sempiterno y nefasto centralismo chileno y la idea liberal y federalista de León Gallo.
En 1859, organizó una junta política para enfrentar al Gobierno, agrupando a ciudadanos descontentos. De esa forma, nace en Chile la Revolución Constituyente, que el 5 de enero de 1859, comandados por Pedro Zapata, algunos copiapinos asaltan el cuartel de policía, obligando a la huida del intendente José María Silva Chávez . Con posterioridad al asalto, Pedro León Gallo será proclamado intendente. Cabe destacar que León Gallo es el único intendente electo en Chile, acto que hoy se nos presenta más que necesaria dentro de un proceso de verdadera regionalización.
Los hechos se sucedieron en forma rápida. Pedro León Gallo logró organizar un mediano ejército y avanzar hacia el Sur. Esas fuerzas revolucionarias enfrentaron a las tropas de Gobierno en tres batallas, siendo derrotadas, finalmente, al sur de La Serena. Tras la derrota, debió exiliarse, permaneciendo en Argentina, Estados Unidos y Europa. Gracias a la ley de amnistía que dictó el presidente don José Joaquín Pérez , pudo volver al país en 1865.
En Copiapó, fundó la primera Asamblea Radical, que dio nacimiento al partido político más antiguo y, a la vez, más progresista de Chile, el Partido Radical, en el cual milito. Asimismo, fundó el periódico El Constituyente, desde cuyas páginas propició una reforma de fondo a la Constitución de 1833.
Participó en la vida política del país: fue elegido diputado por Copiapó y Caldera , por 4 períodos, desde 1864 a 1876, y senador por Atacama , por el periodo 1876-1882, que no alcanzó a cumplir, porque falleció repentinamente en Santiago, el 16 diciembre de 1877.
Como consecuencia directa de la Revolución Constituyente, la república conservadora llegó a su fin. Vino después José Joaquín Pérez , un presidente de transición que dio garantías a todos los grupos en pugna. Sería él quien modificaría la Constitución de 1833. La idea y acción de los constituyentes atacameños fue el detonante para estos cambios. Con ellos, se alteró el curso de la historia chilena. Con la Revolución del 59 se produce el hito fundacional de la nueva etapa de la historia chilena: la etapa liberal.
Don Pedro León Gallo siempre se caracterizó por ser una persona que en cada una de sus actuaciones demostró gran espíritu de servicio público y, a la vez, un ferviente amor por la política y por el desarrollo de Chile, de la provincia y de Atacama.
Trabajaba a conciencia, en silencio; pero siempre ocupado en el enfoque de las personas. Su personalidad, inteligencia, humor, agudeza y reciedumbre de su carácter, así como su gran empatía y profundo amor por la vida, lo hicieron acreedor al cariño de toda una comunidad que hoy, por éstas y otras innumerables cualidades, conmemora su recuerdo y enaltece su legado.
Todo aquel que opta por dedicar su vida al servicio público goza de una inquietud distinta en su espíritu. La forma en que han iluminado nuestro camino personas como Pedro León Gallo ha quedado por siempre plasmada en el corazón de miles de chilenos, a quienes inspiró e, incluso, ayudó a formar a través de sus acciones y obras políticas, que trascendieron su época y que en estos tiempos constituyen pilares fundamentales en la historia constitucional de Chile. Quizás, el más gravitante de ellos sea la fundación del Partido Radical, que tanto ha hecho por nuestro país.
Fue tal el grado y profundidad de sus convicciones, que sus actuaciones no se limitaron sólo a cumplir con intereses locales, sino que, junto con proyectar en cada día de su vida el mayor esfuerzo posible a su actividad de servicio público, priorizó su energía y generosidad hacia la sociedad chilena toda antes de pensar en sí mismo, ya que con la fortuna que poseía pudo haberse dedicado a disfrutar de ella, sin ocuparse de otras materias, como lo hicieron varios millonarios de la época.
Este ejemplo de vida es el que hoy homenajeamos, y en estos días en que los ideales sucumben a intereses individuales es absolutamente perentorio resaltar vidas como la de Pedro León Gallo.
Aprender de nuestros próceres siempre será garantía de éxito al formar la vocación de servicio en las futuras generaciones e influir en el desarrollo de los pueblos. En ese sentido, la obra de don Pedro León Gallo permanecerá a perpetuidad, guiando el accionar de todos quienes quieran seguir, hoy y en el futuro, su ejemplo.
En esa misma línea, parece absolutamente indicado dedicar algunas palabras al sentido profundo regionalista que Pedro León Gallo plasmó en su accionar.
Chile, desgraciadamente, ostenta una centralización endémica, a pesar de la organización regional que exhibe. Es más, nunca ha sido más evidente la postergación que han sufrido las regiones en los últimos 40 años. Con malestar, los habitantes de regiones vemos como aún se destina, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos de la Concertación por dar mayor protagonismo a las regiones, más del 85 por ciento de los recursos recaudados por concepto de impuestos a la Región Metropolitana. Ideas como tributación diferenciada o entrega de un porcentaje del PIB por región siguen siendo meras utopías.
Es evidente que acciones como la perpetrada por Pedro León Gallo en 1859, cuando organizó una junta política para enfrentar al Gobierno central, agrupando a ciudadanos descontentos y logrando organizar un mediano ejército con el cual se apoderó de la ciudad de Copiapó, no son posibles de imitar en estos tiempos. Sin embargo, el aludido acontecimiento nos permite plantear que los actos de un personaje como don Pedro León Gallo son más que simbólicos; son una invitación a replantear el rol de las regiones en el desarrollo de nuestro país. Es evidente que las realidades de las regiones son distintas; no obstante, todas ostentan una característica común: la postergación sufrida a manos del centralismo político y económico imperante en Chile.
Pedro León Gallo no sólo demostró que con ideales firmes y voluntad inquebrantables es posible lograr cambios profundos en la política de una nación; además, es vivo ejemplo de que es posible lograr un desarrollo más equitativo y ecuánime entre las distintas zonas geográficas de Chile, prorrateando sus recursos y sin desmedro del poder central.
Las regiones viven días difíciles, circunstancia que requiere medidas serias y pensadas para el bienestar de su gente. Los problemas acaecidos a nivel global producen efectos adversos en las pequeñas empresas pesqueras, mineras y agrícolas, que requieren soluciones urgentes.
Por tanto, al alero de la conmemoración de la Revolución Constituyente y del homenaje que realizamos a la vida y obra de don Pedro León Gallo , quiero expresar que es posible, como dijo un historiador, “pensar globalmente y actuar localmente”. Subsidiar el trigo, el cobre o la pesca es una alternativa posible para descentralizar las medidas económicas que se adoptan.
Para terminar, sólo puedo agregar que don Pedro León Gallo trascenderá el tiempo y el olvido, así como su obra traspasó los límites de la Región de Atacama, convirtiéndolo en uno de los políticos y servidores públicos más visionarios que la historia de nuestra República haya exhibido en sus años de existencia.
He dicho.
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