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- rdf:value = " El señor AEDO (de pie).- Señor Presidente, hoy la Cámara de Diputados rinde un homenaje a un suceso histórico relevante; la Revolución Constituyente de 1859, y a una figura, una persona que encarnó ese suceso: don Pedro León Gallo Goyenechea .
Muchos historiadores, enceguecidos por la ambición de preservar la historia del Siglo XIX como idílica y sin grandes sobresaltos hasta 1891, han soslayado uno de los más significativos hitos de nuestra historia y han conferido una relevancia menor a una revolución que determinó el desarrollo político posterior de nuestro país, en forma sustancial. Me refiero a la Revolución Constituyente de 1859.
Tal vez, lo anterior se explica porque el centralismo asfixiante también se impone sobre nuestros intelectuales e investigadores que no valoran los fenómenos que se originan en las provincias y en las regiones.
Hoy, se rinde homenaje a los 150 años de la Revolución Constituyente y a su líder Pedro León Gallo , un hombre que se identifica con su provincia y hunde raíces en la ciudad de Copiapó, que hasta el día de hoy lo recuerda y lo venera.
Más allá de las alambicadas elucubraciones sobre las influencias y los postulados filosóficos que representó, la revisión de su trayectoria y de sus actos nos permite sostener que su causa fue la de la libertad, esa libertad con mayúsculas que va desde la individual, pasando por la libertad de conciencia, hasta aquella más compleja, pero no menos sublime, que es la libertad de los pueblos, de las ciudades, de las provincias y de las regiones para tener mayor autonomía en sus decisiones.
El movimiento, la insurrección impulsada por él, es un manifiesto contra el centralismo, contra la soberbia excluyente de la capital, unida a un profundo anhelo de mayor justicia para el hombre.
Es lo señalado lo que identifica a Atacama con su héroe; fue eso lo que inflamó el corazón de Copiapó, que lo siguió sin condiciones a los campos de batalla.
La historia familiar de Pedro León Gallo lo vincula en forma indeleble con el nortino. En la segunda mitad del Siglo XVIII, llegaba a La Serena el genovés José Antonio Gallo Bocalandro , y poco después se traslada a Copiapó. Su hijo, Miguel Gallo Vergara , junto a Juan y José Godoy , se presentaron, el 19 de mayo de 1832, ante el juez de minas de Copiapó para pedir una veta de metales de plata descubiertas en las sierras de Chañarcillo.
De su matrimonio con doña Candelaria Goyenechea nacieron ocho hijos; uno de ellos, el menor, Pedro León Gallo , nació el 12 de febrero de 1830.
Don Diego Barros Arana lo describe como un joven, rico, generoso, ilustrado, noble y valiente: “Gallo -dice el historiadorposeía todas las cualidades necesarias para dar un inmenso prestigio a la causa que el abrazaba. El pueblo se plegó a él, lo llamó su caudillo y se manifestó dispuesto a sacrificarse a su lado”.
Se ha presentado o intentado presentar, en forma inexacta, el movimiento liderado por Gallo como un aspecto marginal en función de lo decidido e impulsado en Santiago, en aristocráticos salones. ¡Totalmente falso! Está comprobado que las actividades de Gallo comenzaron en julio de 1858, con independencia del Comité Revolucionario de Santiago, que aún no estaba constituido.
La naturaleza de este homenaje nos obliga sólo a relatar en forma episódica los hechos de la verdadera gesta libertaria de Pedro León Gallo, conocida como la Revolución Constituyente.
A las 8 de la noche del 5 de enero de 1859, se toma Copiapó y, al día siguiente, era proclamado intendente y jefe del ejército destinado a enfrentarse al gobierno central.
Aunque dentro del plan revolucionario que surgía en varios lugares de Chile se le asignaba un rol subalterno y en cierto modo pasivo al alzamiento de Copiapó, Gallo lo realizó animado de propósitos más altos y trascendentes. Por ello, organiza un ejército eficiente y bien equipado, capaz de ganar las batallas que se avizoraban.
En 1853, Pedro León Gallo fue regidor por Copiapó, y presentó una moción de censura al intendente por castigo corporal a tres periodistas copiapinos que habían criticado el estado de las cosas en la región y en el país. En dicha oportunidad, la máxima autoridad regional se contacta con Santiago y, mediante decreto ministerial, censura a Gallo, siendo éste destituido de su cargo.
Ese hecho es visto por los atacameños como una injusticia y genera la simpatía popular. Entonces, el caudillo pasa a ser visto por sus pares y por la gente como un líder que defendía los intereses de sus coterráneos y de su tierra. Ello le significó quedar al frente del club constituyente, que proponía el impulso de reformas constitucionales mediante una asamblea popular. De esta forma iba tomando cuerpo el pensamiento de desmantelar el orden autoritario emanado de la Constitución de 1833. A la vez, se engendraba la idea de que los cambios debían provenir de una base social más amplia y heterogénea.
Como consecuencia de esas ideas, Pedro León Gallo , junto a su primo Manuel Antonio Matta , su hermano Tomás Gallo y otros copiapinos, comenzaron a ser llamados despectivamente como “los liberales”.
No habían sido pocos los desaciertos de las autoridades políticas de Atacama. Entre ellas, destaca el escarnio público y el asesinato de varios periodistas, lo que llevó a la rebelión de los copiapinos, quienes el 5 de enero de 1859, comandados por Pedro Zapata, asaltan el cuartel de policía, obligando a la huida del intendente José María Silva Chávez . Con posterioridad al asalto, Pedro León Gallo es proclamado intendente. Respecto de este hecho, cabe destacar que Pedro León Gallo ha sido el único intendente electo en Chile, lo que hoy se nos presenta como una alternativa dentro de un proceso de verdadera regionalización.
Debido a esta rebelión, el gobierno central declara en rebeldía a Copiapó y a los atacameños. Éstos preparan su propio ejército, El Constituyente, Los Zuavos de Atacama, para enfrentar a las tropas de Montt. Junto con la formación del ejército, se puso en funcionamiento una maestranza, con el fin de preparar cañones y armas que los revolucionarios necesitaban.
A esas alturas, Pedro León Gallo se había desentendido de los liberales santiaguinos y del resto de la sedición que se preparaba en otras partes del país. Los constituyentes comenzaron a pensar en un nuevo orden político institucional, en una nación federal, que se estimaba que era lo mejor para el desarrollo de la República en esa época. Se estableció como emblema constituyente la bandera azul con la estrella dorada.
El ejército atacameño debió avanzar al sur hasta Vallenar , ciudad que tomaron sin ninguna resistencia porque estaba de su parte, donde sumaron más contingente. Desde Vallenar se dirigieron a La Serena, donde los esperaban tropas regulares del gobierno de Montt. En las cercanías de esa ciudad se desarrolló la batalla de Los Loros, el 14 de marzo de 1859. Por un lado flameaba la bandera de Chile y, por el otro, la azul y dorada de los constituyentes libertarios. Los zuavos atacameños se lanzaron corvo en mano, poniendo en fuga al ejército. De esta manera las tropas de Gallo vencieron y entraron triunfantes en la ciudad.
Su liderazgo y condiciones de organizador y estratega militar quedaron en evidencia en la batalla de Los Loros. El impacto que provocó fue inmenso. Así lo describe el insigne historiador Francisco Antonio Encina : “El triunfo de la revolución iba a ser el triunfo de Gallo. La conciencia del peligro que entrañaba el joven e impetuoso caudillo, hasta ese momento, sólo se había representado con claridad a uno que otro cerebro despierto; y aún éstos no concedían importancia a su ejército. No había cruzado por la imaginación de ninguno de los opositores de Santiago la posibilidad de que Gallo pudiera batir a una división de 1.000 hombres de tropas de primera clase”.
Junto con la autonomía de las provincias, la libertad de culto, la separación de la Iglesia del Estado, el matrimonio y el registro civil, eran parte del ideario reformador de Pedro León Gallo y su revolución.
Tal como lo temía el gobierno central, la noticia del triunfo de Gallo en Los Loros reanimó el espíritu revolucionario de un extremo a otro del país. Mientras los aristócratas de Santiago fruncían el ceño, la figura romántica del joven caudillo, aureolada por el triunfo, despertaba la admiración y el entusiasmo en los partidarios de la revolución. Las mujeres se dislocaban y peleaban por procurarse un retrato del héroe para estrecharle contra su corazón.
A partir de Los Loros, Gallo personificó la revolución. En adelante, el Comité Revolucionario de Santiago sólo fue un mueble inservible arrumbado en el desván.
Fueron numerosas las batallas e innumerables las escaramuzas en las cuales el ejército copiapino mostró su valentía y heroísmo. Esos hechos provocaron un hondo impacto en el país. Los liberales capitalinos no sólo se habían desembarcado de la revuelta constituyente, sino que criticaban el accionar de Gallo y de sus hombres. De esta forma, la Revolución adquiere un sesgo solamente atacameño. Las tropas de León Gallo son detenidas en Cerro Grande, entre La Serena y Coquimbo . La traición y deslealtad de los liberales santiaguinos, el mayor poder de fuego del gobierno y el desgaste propio de la empresa revolucionaria, la traición de los fabricantes de municiones y la falta de convicción de los revolucionarios del sur, impidieron al ejército de Gallo la victoria militar definitiva.
Pedro León Gallo es derrotado en Cerro Grande, y desde allí sale al exilio a Argentina, Estados Unidos y Europa, regresando a Chile en 1863.
Como consecuencia directa de la Revolución Constituyente, el delfín y ministro Antonio Varas renuncia a su candidatura, por lo que, en la práctica, la República conservadora llega a su fin. Entonces, debía llegar un Presidente de transición que diera garantías a todos los grupos en pugna.
Las ideas y la acción de los constituyentes atacameños fueron el detonante de estos cambios; con ellos cambiaría el curso de la historia chilena. La Revolución del 59 fue el hito fundacional de la nueva etapa de la historia, la etapa liberal. Posteriormente, Gallo regresa a Chile y representa a Copiapó, siendo elegido diputado y senador por Atacama . El caudillo muere el 16 de diciembre de 1877.
Pedro León Gallo , era de cuna burguesa. Vino al mundo el 12 de febrero de 1830. Era el hijo menor de la familia Gallo Goyenechea .
Su padre, José Miguel Gallo Vergara , era un rico empresario minero, cuya fortuna llegó a límites insospechados con el descubrimiento de Chañarcillo. Su madre fue la afamada mujer progresista Candelaria Goyenechea y la Sierra.
Desde los inicios del Siglo XIX y aún antes, la provincia de Atacama, hoy Región de Atacama, experimentó un gran desarrollo minero, destacando la producción de oro, plata y cobre. Pero será el descubrimiento de Chañarcillo el que producirá el despegue económico de Copiapó, siendo tan espectacular que pasa a convertirse en el centro del desarrollo económico nacional.
Es así como surge una nueva mirada desde la provincia y de cómo ésta concibe que debe ser el nuevo trato entre la capital y las provincias, que realizan el aporte mayoritario para la subsistencia de la capital y del país.
Con el descubrimiento de Chañarcillo, el 16 de mayo de 1832, por parte del arriero Juan Godoy , comienza el verdadero sueño de la plata. Es así como en la explotación del mineral surge la figura del entonces empresario Miguel Gallo , padre de nuestro caudillo.
Con la expansión económica surge el Colegio de Minería en 1857, que posteriormente se convertiría en la Escuela de Minas y, más tarde, en la Universidad de Atacama. Junto a ello, se puede mencionar el surgimiento de las fortunas más importantes de los Edwards, Subercaseaux , Cousiño , Ossa Varas, etcétera, que hasta el presente se cuentan entre las más importantes de Chile y que aún se mantienen.
Junto a ellos, se encontraban, entre los más adinerados, las familias de los Gallo y los Matta, oriundos de la zona y que se convierten en agentes dinamizadores del pensamiento disidente, en relación con el centro político. La situación económica de Copiapó se convierte entonces, en el gran motor para la reflexión y el surgimiento de nuevas ideas y de un pensamiento, costumbrista, crítico liberal, progresista y, sobre todo, regionalista.
Pedro León Gallo realizó sus primeros estudios en el Colegio de la Merced de Copiapó, para luego trasladarse a Santiago al Instituto Nacional. Fue articulista del diario La Tribuna, entre 1850 y 1851. Permanece en Santiago y vuelve a Copiapó en 1852.
En su ciudad se percata de lo retrógrado que es el centralismo y se convierte en un liberal y en un apasionado regionalista, plasmando sus artículos y su ideario en el periódico El Copiapino.
En 1859, organiza y lidera la Revolución Constituyente en Copiapó. Después de derrotar a las tropas de Manuel Montt en la batalla de Los Loros, sus tropas sufren la derrota definitiva en Cerro Grande, tras lo cual se fue al exilio.
Regresó al país en 1863 y fue diputado suplente por Copiapó y Caldera en 1864, obteniendo el cargo en propiedad en 1867. En 1877 fue elegido senador. Murió el 16 de diciembre de ese mismo año.
Pero su esfuerzo y el de Copiapó no fueron en vano. La Revolución encabezada por Pedro León Gallo cambió para bien los destinos de nuestro país que, a partir de su rebelión, comprendió la necesidad de ir progresando y entregando mayores espacios de libertad a los chilenos.
Con sincero y profundo orgullo copiapino y atacameño recuerdo hoy, en esta Sala, la figura imborrable de Pedro León Gallo y su Revolución.
He dicho.
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