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La señora MUÑOZ (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra el Senador señor Horvath .
El señor HORVATH.-
Señora Presidenta, en términos generales, esta reforma, como se señala en su presentación, moderniza las relaciones laborales. Sabemos que estas juegan un rol clave en las buenas relaciones entre empleadores y trabajadores tanto del sector público como del privado.
Nombro al primero porque el Estado también es un muy mal empleador. Lo he hecho presente respecto de los trabajadores municipales y de los funcionarios del sector público en distintas regiones de Chile.
Ahora, la inequidad -hay una injusticia fuerte en nuestro país- tiene sus raíces: somos una nación muy centralista y, además, muy concentrada en lo económico.
Esa combinación resulta del todo explosiva y genera un malestar social evidente en cualquier parte de nuestro territorio, y también afuera de este.
Por ejemplo, si apreciamos el Plan Especial de Desarrollo de Zonas Extremas del Ministerio de Obras Públicas -por mencionar una sola Secretaría de Estado-, más del 90 por ciento de las obras son llevadas a cabo por empresas contratistas del nivel central o extranjeras.
¿Qué hacen? Subcontratan a las empresas regionales, obviamente, a precios mucho más bajos y con trabajadores en condiciones más precarias. En cuanto al dinero -de origen público en este caso-, ni siquiera queda en la región, sino que se va al centro o fuera de nuestro país.
El sector privado hace prácticamente lo mismo: 37,8 por ciento de las empresas subcontrata con otras. Por eso, se debe tener cuidado con esta reforma, para que esta tendencia no siga en aumento.
Uno se pregunta cómo son los sueldos en Chile. Pero por favor no hablemos de "promedio". A ello se refieren las personas que se dedican a la estadística, pero ya constituye un refrán: si dos familias, en promedio, consumen un pollo al día, significa que una puede comer dos y la otra ninguno.
El promedio es mentiroso. Por consiguiente, hay que tener particular cuidado.
Basta llegar al Congreso un día miércoles por la Avenida Argentina para ver, prácticamente desde el terminal de los trolebuses, gente vendiendo ropa o cosas usadas y arreglándoselas por la vida con los subsidios y los distintos apoyos que de alguna manera les hace llegar el Estado.
¿Por qué sucede ese fenómeno, que vemos en todas las regiones en distintos días de la semana? Porque los sueldos son muy precarios. Por tanto, las personas prefieren trabajar de esa forma a hacerlo por una remuneración, entre comillas, con cierta estabilidad.
Si uno analiza los antecedentes de los países de la OCDE, observa que el nuestro tiene una cobertura de negociación colectiva bajísima: muy por debajo del 10 por ciento, respecto del resto de los socios. Pero también cabe reconocer que cercanos a ese porcentaje están México , Corea y Estados Unidos. La mayoría de los miembros de la OCDE está sobre el 50 por ciento. Irlanda y Francia superan el 90 por ciento.
Por otro lado, si uno revisa la última Encuesta Laboral de la Dirección del Trabajo (ENCLA 2011), aprecia las tremendas inequidades laborales al interior de nuestro país.
Por ejemplo, la obstaculización a la negociación colectiva en Arica es de 16 por ciento, mientras que en Aisén alcanza al 50 por ciento. Las condiciones alejadas son mucho más precarias.
La verdad es que hay muchos temas que plantearemos durante la discusión en particular, en especial lo relacionado con las pymes y las microempresas y los aspectos y condiciones regionales. Porque, obviamente, lo que se negocia en Arica o Santiago no tiene por qué ser equivalente a lo que pasa en Aisén.
Después, hay temas respecto a los transitorios y en cuanto a los árbitros. Estos no tienen por qué ser solo de Santiago. Debemos regionalizarlos.
En cuanto a los servicios mínimos, resulta obvio que no es lo mismo que paralice una planta de cultivos en una isla de la Patagonia o una que se encuentra en las cercanías de Santiago o de la ruta Panamericana.
En esa materia hay que introducir mejoras.
Señor Presidente, me parece que podremos lograr un avance significativo para equilibrar el mundo de los trabajadores con el de los emprendedores y hacer entender que no existe espacio para la soberbia de ninguno de los lados. Hay que entender que los dos van en un mismo barco y esta normativa se puede sacar adelante, especialmente durante la votación en particular.
Voto a favor.
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