-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/641547/seccion/akn641547-po1-ds14-ds30
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2035
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/276
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2056
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2581
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2605
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2600
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2035
- rdf:value = "
La señora MUÑOZ (Vicepresidenta).-
No puedo, Su Señoría, porque estamos en votación.
Tiene la palabra el Senador señor Zaldívar .
Insisto en que debe respetarse a todos los oradores. Si no, ordenaré desalojar las tribunas.
Es lo que manda el Reglamento.
Se lo he solicitado toda la tarde.
Si no hay respeto y no se escucha en silencio, compártase o no lo dicho, sencillamente ordenaré desalojar las tribunas.
Es la última advertencia.
Tiene la palabra el Senador señor Zaldívar .
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
Yo también le pido a la gente apostada en las tribunas que escuche en silencio y evite los actos pasionales. Muchas veces uno los entiende, pero es bueno respetarse.
Ahora, el Senado debe imponer su Reglamento. Y estoy convencido de que las personas que nos acompañan van a entenderlo y, por ende, nos permitirán desarrollar normalmente esta sesión.
Señora Presidenta, a mí no me extraña esta situación de tensión que se produce cuando se discute un proyecto como este, relacionado con las reformas laborales encaminadas a potenciar las organizaciones sindicales, el derecho a huelga, en fin.
Mientras escuchaba el debate, yo hacía recuerdos de mi época.
Me acordaba, por ejemplo, de los tiempos de universidad, cuando se debatían los temas laborales.
En ese entonces me inspiró mucho un hombre que hoy es santo: el padre Alberto Hurtado , quien nos convocaba a actuar junto con los trabajadores y a fortalecer las organizaciones sindicales.
A la sazón se formó lo que el padre Hurtado llamaba " ASICH ", organización de trabajadores y dirigentes de pensamiento cristiano.
Recuerdo lo que nos decía: "Es muy difícil para los trabajadores discutir sus condiciones laborales si deben actuar en forma individual para entenderse con quien les da su ocupación: el patrón o su representante". Luego agregaba: "Para que exista menor desigualdad, los trabajadores necesitan presentar colectivamente sus peticiones". Y nos llamaba a organizar los sindicatos, a robustecerlos y a apoyarlos, para que trabajadores y empresarios tuvieran igualdad durante la discusión de los respectivos planteamientos.
Asimismo, me acuerdo de toda la discusión que hubo en el Gobierno de Eduardo Frei Montalva cuando tratamos de imponer -y en definitiva se aprobó- la sindicalización campesina. Fue un debate duro. Y a quienes querían impedirla les escuché muchos de los argumentos que se han dado esta tarde. En último término, nuestro país tuvo sabiduría para avanzar y permitir la sindicalización del mundo campesino.
En las décadas de los 50 y los 60 Chile se distinguió por ser una nación que potenciaba sus organizaciones sindicales. Los dirigentes de ellas eran muy respetados. Estaban, entre otros, Clotario Blest , Tucapel Jiménez , Baudilio Casanova , a quienes -insisto- se respetaba. Había capacidad de negociación entre el mundo sindical y el mundo empresarial. Y el país no se hundió.
Cuando llegó la dictadura hubo un proceso de retroceso. Y se llevaron todos los avances conseguidos por el mundo sindical desde el año 24, cuando hubo que hacer un Código del Trabajo con militares en las tribunas. Ahí el Parlamento aprobó las famosas reformas laborales que planteaba el Presidente Arturo Alessandri .
Durante la dictadura, por supuesto, fue muy fácil destruir gran parte de los avances logrados.
Y cuando regresamos a la democracia nos comprometimos a efectuar estas reformas laborales.
Muchos nos dicen "¿Y por qué no las hicieron?".
No olvidemos que durante un tiempo muy largo no tuvimos mayoría en el Parlamento. Aquí, atrás, estaban sentados nueve Senadores designados,...
El señor LETELIER.-
Así fue.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
... quienes no nos daban mayoría, pues no obedecían a un partido político, sino a una persona que los mandaba.
Entonces, en esta materia estamos en deuda. Y debemos avanzar sin temor.
En mi concepto -se lo digo con todo cariño y sin el propósito de ofenderlos-, quienes votan en contra de la idea de legislar cometen un gran error, se contradicen con lo que expresan.
Dentro del régimen democrático, hacer planteamientos, intercambiar ideas en el Parlamento, donde hay mayorías y minorías, es abrir espacios para escucharse.
Varias veces se ha sostenido aquí que hicimos una mala reforma tributaria.
¡Pero no olvidemos que la hicimos en conjunto!
La señora PÉREZ (doña Lily).-
¡No todos...!
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
Bueno: en general.
El señor ALLAMAND.-
¡Y costó arreglarla!
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
En general, la hicimos en conjunto.
El señor MONTES.-
¡Pero no todos tuvimos la culpa...!
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
Más aún -confesémoslo-: la propuesta de ustedes sobre el doble sistema fue lo que aceptó el Ministro de Hacienda de ese momento.
El señor ALLAMAND.-
¡Voy a contar la verdad algún día...!
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).-
Pero asumamos la responsabilidad en conjunto, no por separado.
Ahora discutimos el proyecto que moderniza el sistema de relaciones laborales. Y lo que debemos hacer acá -por eso creo que Sus Señorías están cometiendo un error- es aprobarlo en general. Porque si le hiciéramos caso a la Oposición y lo votáramos en contra porque nos convencieron, no podríamos legislar sino hasta un año más.
Entonces, ¿qué les pido? Que se abran a discutir esta materia.
Establezcamos un proceso para elaborar una ley que reconozca el derecho de los trabajadores a la negociación colectiva sin que sea una amenaza.
La legislación que vamos a dictar no es para destruir las empresas.
Los trabajadores serían insensatos si trataran de obtener una normativa que destruyera su propia fuente de empleo.
Entonces, hagamos las cosas en serio. Realicemos una discusión constructiva. Escuchémonos. Por supuesto, como estamos en democracia, va a mandar la mayoría, que se hará responsable de lo que aprobemos.
Yo estoy seguro de que lo único que vamos a lograr con la ley en proyecto será modernizar nuestras relaciones laborales, poniéndolas a tono con las existentes en el resto del mundo.
¡Si no vamos a inventar nada!
Legislaciones laborales con derecho a huelga efectiva, con remplazo de los trabajadores, con servicios mínimos, etcétera, rigen en todos los países democráticos del planeta. Se aplican en Europa, en Estados Unidos, en fin.
Yo los invito a que discutamos de verdad un proyecto que finalmente nos permita pagar una deuda que tenemos con el mundo laboral: establecer una legislación moderna, en la que existan relaciones equilibradas entre el mundo del trabajo y el de la empresa.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/641547
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/641547/seccion/akn641547-po1-ds14