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El señor PÉREZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra la diputada señora María Angélica Cristi.
La señora CRISTI (doña María Angélica).-
Señor Presidente , me alegro de las modificaciones que se proponen, en especial a la ley N° 19.925, que produjo mucha polémica entre los comerciantes y consumidores de alcohol.
Durante su discusión, hubo rechazo al proyecto porque contenía una modalidad de fiscalización poco habitual en el país; pero, a la fecha, diputados de todas las bancadas han presentado indicaciones para introducirle modificaciones, lo que implica reconocer que existe consumo excesivo de alcohol, en especial por los jóvenes, lo que incide en accidentes de tránsito realmente dramáticos.
Los resultados del alcoholismo son conocidos por todos. Conducir en estado de ebriedad es la principal causa de accidentes de tránsito que provocan la muerte de jóvenes. Día a día aumenta el consumo de alcohol en los adolescentes, según se ha comprobado por el Conace y otras instituciones; su inicio en él es cada vez a menor edad; hay poca responsabilidad social de algunas empresas, que promocionan exageradamente las bebidas alcohólicas en procura de mayores ganancias, sin medir las consecuencias.
En otros países, se ha promovido la responsabilidad social en la venta de productos que inciden en la salud de las personas. En ese sentido se enmarca la ley que regula la venta y el consumo del tabaco, como una manera de contribuir a la prevención de sus efectos dañinos. Ha sido bastante acogida por la población. De alguna manera, directa o indirectamente, va a influir en el consumo de alcohol, en especial por los adolescentes, porque en esa normativa se dispone que los menores de 18 años no pueden ingresar a lugares públicos en los que se permita el consumo de tabaco. Eso significa que no podrán entrar a lugares a los que antes accedían y en los que también se vende alcohol, sin perjuicio de que su venta les está prohibida.
Básicamente, la ley N° 19.925 se preocupó de controlar la venta de alcohol a menores. Por desgracia, ha sido muy difícil fiscalizar el cumplimiento de sus normas y no sacamos nada con ampliar la legislación en esta materia si no se fiscaliza, en general, de manera adecuada.
Por ejemplo, esa ley califica de delito la venta de alcohol a menores, incluso si un mayor lo compra y se los entrega. Sin embargo, según antecedentes, sólo se han cursado 38 partes. ¿Cómo puede ser, si a vista y presencia de todo el mundo se vende alcohol a menores?
Es más, el comerciante le pide al menor que se lo compre un adulto. Es decir, igual lo induce a cometer un delito.
Según el Sename, sólo 83 niños llegaron a hogares del Servicio por haber sido detenidos en estado de ebriedad más de tres veces en el año. Esto demuestra que el control y la fiscalización son insuficientes.
El proyecto que se discute, que resume cuatro mociones, se centra en dos aspectos: uno, en el etiquetado y la publicidad, para prevenir el consumo excesivo de alcohol. Se le entrega al Ministerio de Salud la responsabilidad de determinar la leyenda que se utilizará.
Desde mi punto de vista, no es lo mismo etiquetar una botella de bebida alcohólica que una cajetilla de cigarrillos, por razones obvias. La persona tiene más posibilidades de leer lo impreso en una cajetilla de cigarrillos. Pero, en fin, esta modalidad se ha aplicado en varios países y, a estas alturas, es difícil rechazarla.
Los mensajes también irían en la publicidad en relación con el alcohol, lo que me parece bien.
Asimismo, se restringe la publicidad, pero, a mi juicio, hay un defecto en la redacción del artículo 2°, pues dispone que ella “sólo podrá realizarse entre las veintidós y las seis horas.” Es decir, se permitiría la publicidad durante el resto del día. En consecuencia, debe revisarse este artículo en la discusión particular.
Por otra parte, nosotros propusimos que se prohibiera cualquier forma de publicidad de bebidas alcohólicas en medios de transporte colectivos públicos o privados, en los cuales viaja la mayor parte de la población, incluidos los menores, y no puede ser que en ellos se promocionen bebidas alcohólicas.
Tampoco corresponde que los grandes buses del Transantiago las publiciten en la parte de atrás. Lo mismo respecto del resto de la locomoción colectiva.
Todo esto fue aprobado en la Comisión de Salud.
Después viene una disposición bastante interesante. Se reemplaza el artículo 28 de la ley N° 19.925 y se dispone que si un menor de dieciocho años de edad fuere sorprendido realizando alguna de las conductas prohibidas, como medida de protección, será conducido por carabineros a un cuartel policial, en el que se adoptarán las medidas necesarias para informar a su familia o a las personas que él indique. Esta forma se utiliza, por ejemplo, en España, país en el cual el consumo de alcohol por los jóvenes ha llegado a tal punto, que se ha decidido que los padres y la familia, en general, deben asumir la responsabilidad de la conducta inapropiada de sus hijos adolescentes.
Se establece una penalidad menor, pero la intención es que los padres sepan que sus hijos consumen alcohol en la calle, muchas veces incluso hasta la embriaguez.
El diputado Lobos propuso que se terminara con la venta de bebidas alcohólicas en locales adyacentes a las estaciones de servicio. Esto se trató de incluir durante la discusión del proyecto que dio origen a la ley N° 19.925, pero fue imposible. Es claro que en esos verdaderos bares abiertos los conductores adquieren con mucha facilidad bebidas alcohólicas, lo que facilita su consumo por los menores. En consecuencia, su indicación fue aprobada por unanimidad.
El artículo transitorio establece que esta ley “entrará en vigencia a partir de un año contado desde la fecha de su publicación”. Nosotros proponemos que ese plazo sea para el etiquetado y la publicidad, por razones obvias. El Ministerio de Salud debe dictar un reglamento y los empresarios mandar a imprimir las etiquetas, por ejemplo.
Lo que va a causar mucha controversia es la prohibición de la publicidad de bebidas alcohólicas en los campos deportivos o lugares de recreación a los que asistan menores. Se prohíbe en todo tipo de espectáculo deportivo, lo que va a significar que tampoco se podrá hacer publicidad en las camisetas de fútbol. No puede ser que en las ligas menores, en las que participan niños chicos, se usen camisetas con avisos de una cerveza.
Esto se había planteado antes por varios diputados, incluso durante la discusión del proyecto que originó la ley N° 19.925. Es decir, luego de un año de la publicación de la futura ley, deberán desaparecer esos auspicios.
Con el diputado Lobos presentamos algunas indicaciones. Para empezar, al artículo transitorio, para que el plazo de un año que establece sea sólo para el etiquetado y la publicidad.
Presentamos otra indicación para que las personas que fiscalizan puedan solicitar el carnet de identidad. Eso no está claro en la ley vigente y muchos, como resquicio, para vender bebidas alcohólicas a menores de edad, no lo exigen.
Asimismo, presentamos otra indicación para que menores de edad no puedan ingresar a lugares nocturnos donde se venden bebidas alcohólicas.
Además, hay un proyecto que presentaron otros diputados y que apoyé. En la actualidad, la ley de casinos no considera las patentes de bebidas alcohólicas y hay propuestas de que puedan serles entregadas.
Sería pertinente agregar otras, como la idea del diputado Uriarte -incluida en un proyecto de ley-, relacionadas con las multas que se le pueden aplicar a dueños, regentes, administradores o arrendadores de locales que vendan bebidas alcohólicas a menores de edad. Hoy, la gran disculpa que tienen, cuando llega un fiscalizador a su local, es que arriendan, son administradores o regentes; pero no dueños. La idea es que se pueda responsabilizar a la persona que efectivamente vende el producto y no tenga disculpas para abstraerse del cumplimiento de la ley.
Por otra parte, formulamos indicación, a fin de que en el caso de denuncia por contravención a la ley, carabineros puedan entrar al local, porque hoy, muchas veces, lo cierran antes de que pueda cursarse el parte.
Las indicaciones que presentaremos al proyecto en análisis espero que, esta vez, los diputados las apoyen con más entusiasmo. El consumo excesivo de alcohol en el país, la venta indiscriminada de este producto, especialmente a jóvenes y adolescentes, está llegando a niveles dramáticos, traumáticos. Lo apreciamos todos los días. Somos testigos de ellos. No es nuestra imaginación ni se trata de un tema político, sino absolutamente transversal. Espero que todos ayudemos a buscar los caminos para reducir el consumo de alcohol que tan nefastos efectos acarrea.
Señor Presidente, a lo mejor, valdría la pena que este proyecto vuelva a Comisión para que se estudien las indicaciones.
He dicho.
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