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- rdf:value = " El señor LEAL (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Juan Lobos.
El señor LOBOS.-
Señor Presidente , creo que no hay que demonizar el alcohol. Este proyecto no busca catalogar el alcohol como algo nocivo, sino ver la forma de evitar aquellas conductas del que ha sido llamado “el bebedor problema”.
En ese sentido, es fácil hacer mofa y aportar, por la vía de la hipérbole, llegando al ridículo. Pero usando la hipérbole en sentido contrario, podría decir que el alcohol es una droga. Por tanto, su venta sólo podría hacerse en las farmacias, puesto que tiene una patología propia, síntomas y signos de intoxicación, produce dependencia física y sicológica y también síndrome de abstinencia. Pero, obviamente, no es necesario ir a esos extremos.
Estoy plenamente de acuerdo en que hay algunos artículos que deben ser nuevamente analizados, pero el proyecto lo que busca es separar lo que nosotros consideramos un estilo de vida saludable del uso del alcohol en forma excesiva.
Por otra parte, se trata de quitarle el glamour al uso y abuso del alcohol, esa sensación, transmitida a través de la publicidad, que tiene nuestra población, principalmente los más jóvenes, de que la felicidad se consigue nublando la conciencia con los vapores etílicos.
En ese sentido, es importante separar de ciertas actividades este problema que pone en riesgo la vida de las personas; hay que separar del beber la conducción, el transporte colectivo y también, por cierto, el expendio de combustibles. Lo máximo para nuestros jóvenes -lo podemos ver quienes nos desplazamos durante la noche- es concurrir a los lugares en los cuales se expende, además de la bencina, el copete, como ellos lo llaman. Me refiero a la famosa “promo” -que ofrecen esos pequeños supermercados, adosados a las empresas de expendio de combustibles, por cierto, de las mejores marcas-, que significa llenar los dos estanques: el del auto con bencina y el de cuatro o cinco jóvenes, que “se mandan” una botella de pisco con dos Coca-Colas.
El país tiene un enorme capital, pero no hay que confundir; no me refiero al cobre. El mayor capital de un país son sus seres humanos, las personas que habitan en él, principalmente, los jóvenes. En este sentido, llamo a los colegas a que seamos responsables y cuidemos ese capital, a que no seamos extremistas en nuestros discursos, a que actuemos con juicio y tino y corrijamos aquello que puede ser perfeccionado. Por favor, no echemos en saco roto la serie de advertencias emanadas de las intervenciones de colegas como, por ejemplo, la del honorable diputado Núñez , que nos ha ilustrado refiriéndose a la serie de peligros que entraña para la vida de nuestros jóvenes el uso y abuso del alcohol.
Por eso, pido a los colegas que demos una señal clara, en cuanto a que, obviamente, se debe legislar sobre este asunto. Tal vez, el proyecto sea perfectible, pero lo que se busca aquí no es, en ningún caso, demonizar el consumo del alcohol, ni menos aun afectar una actividad del todo loable, como es la vitivinicultura.
He dicho.
"
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