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La señora PASCAL, doña Denise (Vicepresidenta).-
Tiene la palabra el diputado señor Javier Hernández.
El señor HERNÁNDEZ.-
Señora Presidenta, saludo la presencia de la ministra de Salud, del subsecretario de Salud Pública y de las demás autoridades del sector que nos acompañan en este debate.
Cabe preguntarse por qué aquí, en Chile, son tan caros los medicamentos. Pero, más aún, cabe preguntarse qué se debe regular o cómo debe intervenir la autoridad para evitar esos precios tan altos.
En mi opinión, sin llegar a una fijación de precios, el Estado tiene las herramientas para buscar la forma que permita que los costos de los medicamentos sean más accesibles para la población.
Por ejemplo, ¿han pensado quién paga los costosos seminarios a los cuales son invitados los médicos para conocer las ventajas de un producto, los que muchas veces se realizan en el Caribe e incluso en Asia? ¿Han pensado quién paga la serie de actividades que realizan los laboratorios para su promoción directa a los médicos dentro de nuestro país?
Por supuesto que lo pagamos todos, ya que esos gastos son cargados en el precio de los medicamentos, por lo que creo que debiera haber una regulación que vaya más allá de la recomendación ética a los profesionales médicos, en el sentido de que se terminen estos seminarios con pasajes y estadías financiados por los laboratorios internacionales.
Por otra parte, durante el gobierno del Presidente Sebastián Piñera comenzó a operar la Agencia Nacional de Medicamentos, dentro de la estructura del Instituto de Salud Pública. Este organismo, con características de agencia, se creó a base del modelo que existe en muchísimos países, pero, lamentablemente, durante el gobierno pasado no se logró que fuera un ente autónomo, de manera que su jefatura fuera nombrada de tal forma que la autoridad política de turno no la pudiera remover.
Actualmente ese cargo debe ser asumido mediante un concurso de alta dirección pública, y todos sabemos que los gobiernos no tienen problema para remover a quienes han accedido de esta forma a cargos directivos. De hecho, entiendo que solo una persona ha ejercido ese cargo por concurso público. Fue la primera jefa de esa agencia y fue removida por el ministro de la época.
Una agencia de estas características debe tener real autonomía, ya que el poder que tienen los laboratorios nacionales e internacionales es muy grande, y el cargo debe ejercerse sin presiones, para que este ente regulador pueda actuar en el proceso integral de los medicamentos.
Un buen ejemplo es la agencia de medicamentos de Brasil, que tiene gran autonomía. Entiendo que incluso el propio parlamento participa en el nombramiento de quien la dirige. Otra agencia famosa, que es referente mundial, es la FDA americana, que también goza de gran autonomía, tanto en sus nombramientos como en materia de administración de sus recursos.
Eso es precisamente lo que no ocurre en Chile, por lo que se limita absolutamente su accionar. En rigor, a esta agencia casi no se la llama agencia, se le llama departamento Anamed , porque depende del director de turno del ISP, y actualmente el Ministerio de Salud no tiene ningún interés en que ese departamento logre la autonomía necesaria para poder ejercer en plenitud la función que tanto necesitamos en nuestro país.
Otra agravante de la situación del precio de los medicamentos es que el gobierno actual prácticamente ha detenido el proceso de la bioequivalencia, es decir, el proceso obligatorio para que los laboratorios que no son los que desarrollan y producen un medicamento original deban probar científicamente que su medicamento es igual al original.
Esta es una forma absolutamente necesaria para bajar los costos, y voy a dar como ejemplo que en el mercado nacional podemos comprar el producto Atorvastatina de 20 miligramos en solo 2.490 pesos. El original, de nombre Lipitor , que varios colegas deben conocer muy bien, es producido por el laboratorio Pfizer y cuesta sobre 30.000 pesos. Pero hay otra curiosidad: el medicamento producido y comercializado por Pfizer en España tiene otro nombre y su precio no supera los 4.000 pesos, no obstante ser el original.
Es un tema para reflexionar.
El mercado de los medicamentos es asimétrico, pues no todas las partes conocen toda la información. Los pacientes reciben una receta y no tienen claro que en la farmacia el medicamento prescrito puede ser cambiado por uno bioequivalente, si existe esa alternativa, que genera el mismo efecto farmacológico, pero no el mismo efecto en su bolsillo, porque puede costar hasta diez veces menos.
Soy un convencido de que si la, por ahora, “pseudoagencia” chilena tuviera mayor presupuesto y autonomía, podría ejercer mayor control sobre las farmacias. Entiendo que el control que se le habría entregado al ISP durante el gobierno pasado ya fue devuelto a las correspondientes Seremis de Salud, pero que estas no están en condiciones de realizar una fiscalización rigurosa y permanente en este tema tan delicado.
Estimados colegas, reitero que creo que hay mucho que hacer en este ámbito, y el gobierno y este Parlamento no pueden estar ausentes. No basta con exigir un comportamiento ético a algunos gremios de la salud, como los laboratorios y las farmacias; está claro que así no se logra solucionar esta verdadera lacra para los chilenos, por lo que el Estado debe intervenir regulando mediante leyes y decretos, lo que debe ser apoyado por un correcto y adecuado sistema de fiscalización.
He dicho.
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