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La señora VON BAER.-
Señor Presidente, el texto de este proyecto de ley quizás puede parecer corto y, por lo tanto, de poca discusión. Pero pienso que es tremendamente relevante, y así lo estimamos en la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización.
Es relevante, primero, porque hace una modificación que uno puede considerar increíble que todavía no se haya efectuado. ¡Pero es así! Se rebaja de 21 a 18 la edad para optar a la nacionalidad chilena.
Eso deriva de una incongruencia de nuestro ordenamiento institucional vigente: no se modificó expresamente el decreto que consagra las disposiciones sobre nacionalización de extranjeros en el momento en que se determinó la mayoría de edad a los 18 años. De modo que se puede optar a la nacionalidad chilena a los 21 años cuando en Chile la mayoría de edad se alcanza a los 18.
Ahora se pone en concordancia que se pueda elegir la nacionalidad chilena a la misma edad en la que hoy las personas son mayores para el resto de los derechos.
Por otra parte, en la letra c) del artículo único del proyecto se señala algo que también me parece muy importante: "Los menores de 18 años, cuyo padre o madre tenga la calidad de refugiados reconocidos por Chile, podrán nacionalizarse chilenos desde el momento en que, al menos, uno de sus padres haya obtenido la carta de nacionalización".
Eso resulta primordial en momentos en que el tema de los refugiados es importante a nivel internacional, pero también cada vez más fuerte a nivel nacional. Porque estamos recibiendo familias de refugiados y es posible que sus hijos no tengan nacionalidad -o sea, que sean apátridas- y que no puedan ser chilenos sino hasta los 18 años. Es decir, seguirían siendo apátridas, a pesar de que sus padres ya hubieran accedido a la nacionalización.
En tal sentido, me parece que este proyecto de ley apunta en la dirección correcta para que esos niños puedan optar a la nacionalidad chilena. Y, con ello, se soluciona esta problemática en el caso de los refugiados.
Opino que con estos puntos se cubren dos realidades importantes, en especial cuando pensamos que nuestro país recibe cada vez más inmigrantes, y debemos hacernos cargo de esa situación.
Comparto lo manifestado por Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra en cuanto a que Chile todavía no tiene una política de inmigración a la altura que corresponde. Porque la realidad de la inmigración, en particular en el norte del territorio -y el Senador Prokurica la conoce mejor-, es sumamente compleja.
Por ejemplo, los campamentos nortinos -esto lo sabe también la Ministra de Vivienda , pues lo conversamos en su momento en la Comisión Especial Mixta de Presupuestos- están integrados mayoritariamente por personas provenientes de otros países. Esto obedece a que Chile atrae cada día a más personas de otras naciones, y debemos hacer frente a esa realidad.
El tercer punto -según el orden del proyecto es el segundo- es el que a mí por lo menos me generó más dudas en la Comisión, y también lo señaló el Senador Coloma .
Se trata de que también podrán solicitar carta de nacionalización los hijos de extranjeros que hayan cumplido 14 años de edad y tengan más de cinco años de residencia en el territorio.
Es decir, no son menores que hayan accedido a la nacionalidad chilena, sino que mantienen la de sus padres. Esto significa que un niño de 14 años, cuyo padre y madre son extranjeros puede pedir cambiar su nacionalidad por la chilena.
Me parece complejo que esa decisión, que es muy importante, la tome un niño. Y quiero hacer un punto sobre esto, pues a los 14 años podrían no sopesarse bien las consecuencias de aquello.
En consecuencia, considero muy relevante lo que aquí se determina, en el sentido de que tal solicitud debe hacerse con la autorización de quienes están a cargo del cuidado personal del menor. O sea, que realmente no sea una decisión que tome el niño solo, sino también con las personas jurídicamente a cargo de él.
A mí me complicaba -ya se aclaró- que se pudiera perder algún derecho de la nacionalidad anterior...
El señor WALKER, don Patricio ( Presidente ).-
Concluyó su tiempo, Senadora señora Von Baer.
¿Habría acuerdo para darle un minuto más?
Acordado.
Puede continuar, Su Señoría.
La señora VON BAER.-
Gracias, señor Presidente.
Decía que podría haber un problema si a los 18 años ese joven se arrepintiera de la decisión que tomó a los 14. Entonces, ¿perdería algún derecho?
Creo que hay que hacerse esa pregunta. Y, por las conversaciones que hemos sostenido, entiendo que no es así, porque, en general, en los ordenamientos de otras naciones también a los 18 se debe optar por qué nacionalidad se quiere tener.
Entiendo que esta modificación se realiza por los niños que participan en deportes de alto rendimiento. Pero igual debe tomarse en consideración que quienes deben tomar esta decisión son menores.
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